El acoso escolar en España, conocido popularmente por el término inglés bullying, es una forma de violencia escolar que genera una profunda preocupación social. No se trata de conflictos entre alumnos puntuales o “cosas de niños”; es un patrón de abuso sistemático que puede tener consecuencias devastadoras para la seguridad emocional y el desarrollo académico de los estudiantes.
La visibilidad del problema ha crecido exponencialmente, impulsada por los medios de comunicación y la omnipresencia de las redes sociales, que han dado lugar a su versión digital: el ciberacoso. Ante esta realidad, el sistema educativo en España ha dejado de tratarlo como un problema disciplinario menor para abordarlo como lo que es: una grave vulneración de los derechos del niño.
Para ello, se ha desarrollado un andamiaje legal y procedimental. Hoy, todos los centros educativos del país están obligados a tener un Plan de Convivencia y a activar un protocolo oficial ante la sospecha de un caso. Este artículo es una guía completa para entender qué es exactamente el acoso escolar, cómo son esos protocolos, qué medidas de prevención son efectivas y cómo deben actuar docentes y familias.
Qué vas a encontrar en este artículo
Qué se entiende por acoso escolar en España
Para que un centro educativo active el protocolo oficial, primero debe determinar si los hechos denunciados constituyen acoso escolar. La definición técnica es clara y se basa en tres criterios acumulativos que lo diferencian de un conflicto ordinario:
Intencionalidad: Existe una voluntad consciente de hacer daño. No es un accidente.
Repetición: La agresión no es un hecho aislado. Se mantiene de forma sistemática y prolongada en el tiempo.
Desequilibrio de poder: La víctima se encuentra en una situación de indefensión frente al agresor o grupo de agresores. Este desequilibrio puede ser físico (más fuerte), social (más popular) o psicológico.
Si falta alguno de estos tres pilares (por ejemplo, es un conflicto puntual entre iguales sin desequilibrio), se tratará como un problema de convivencia, pero no se activará el protocolo específico de acoso.
Tipos de acoso
El acoso no es solo físico. De hecho, las formas más sutiles suelen ser más dañinas y difíciles de detectar.
Acoso Físico: Golpes, empujones, patadas, robo o rotura de pertenencias.
Acoso Verbal: Insultos, motes, amenazas, burlas (sobre el aspecto físico, origen, orientación sexual, etc.).
Acoso Social o Relacional: Es el más común y difícil de probar. Busca aislar a la víctima del grupo. Incluye hacer el vacío, difundir rumores, excluir de actividades o juegos, o manipular a otros para que dejen de ser amigos de la víctima.
Acoso Psicológico: Busca minar la autoestima y la seguridad de la víctima. Incluye intimidación, chantaje o persecución.
Acoso Sexual: Comentarios o acciones de naturaleza sexual no deseados, tocamientos o insinuaciones.
Ciberacoso (Cyberbullying): Se produce a través de medios digitales (WhatsApp, redes sociales, foros de juegos). Se tratará en detalle más adelante.
Los roles del acoso
El bullying no es cosa de dos. Es un fenómeno grupal que involucra tres roles:
Víctima: Quien sufre el acoso.
Agresor (o agresores): Quien inicia y perpetra el acoso.
Observadores: El resto del grupo. Son la pieza clave. Su silencio y pasividad legitiman al agresor y refuerzan la indefensión de la víctima. La prevención se centra en convertir a los observadores pasivos en “defensores activos”.
Las consecuencias para la víctima son profundas. Van desde detectar señales de estrés o ansiedad hasta la depresión, el fracaso escolar y, en casos extremos, la ideación suicida. El acoso afecta directamente al aprendizaje, ya que un cerebro en estado de alerta permanente no puede centrarse en tareas académicas.
Marco legal y normativo
El acoso escolar en España se enmarca legalmente dentro del derecho fundamental a la educación y a la integridad física y moral (Artículo 15 de la Constitución Española). La legislación educativa ha reforzado progresivamente este enfoque.
La ley educativa vigente, la LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de la LOE), establece la convivencia como un pilar del sistema. Mandata a los centros a desarrollar un Plan de Convivencia y nombrar a un Coordinador de Bienestar y Protección del alumnado. Este coordinador es una figura nueva, clave en la prevención y detección de la violencia.
La descentralización de los protocolos
El sistema educativo en España es descentralizado. Esto significa que, aunque el marco general es estatal, cada Comunidad Autónoma (CCAA) desarrolla y publica su propio protocolo oficial de actuación.
Aunque el nombre exacto varía (Protocolo de actuación en supuestos de acoso escolar, Instrucciones sobre convivencia, etc.), la estructura básica es muy similar en todas las regiones (Madrid, Cataluña, Andalucía, País Vasco, etc.).
Puntos comunes a todos los protocolos autonómicos:
Son de obligado cumplimiento para todos los centros educativos (públicos, concertados y privados).
Se basan en los principios de interés superior del menor y tolerancia cero ante el acoso.
Establecen un procedimiento detallado y por fases.
Priorizan la protección de la víctima sobre cualquier otra consideración.
Exigen la comunicación inmediata a la Inspección Educativa cuando se confirma un caso.
El Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, dependiente del Ministerio, es el órgano que analiza la situación a nivel nacional y propone líneas de actuación comunes.
Protocolos oficiales de actuación ante el acoso escolar
Cuando un docente, familia o alumno alerta sobre una posible situación de acoso, el centro educativo debe activar su protocolo. No es opcional. Aunque las fases pueden tener nombres distintos según la CCAA, el procedimiento estándar es el siguiente.
Fase 1: Detección y Comunicación
Cualquier miembro de la comunidad educativa (profesor, tutor, personal no docente, familia, alumno) que tenga conocimiento o sospecha de un caso tiene la obligación de comunicarlo.
El canal habitual es el Tutor o el Equipo Directivo (Director, Jefe de Estudios).
Muchos centros disponen de canales confidenciales (buzones de convivencia, correos electrónicos específicos) para facilitar que los observadores rompan la ley del silencio.
El director del centro recibe la comunicación y designa a una persona (generalmente el Jefe de Estudios o el Orientador) para que inicie la investigación.
Fase 2: Investigación y Valoración
Esta es la fase más delicada. El objetivo es recopilar información para confirmar o descartar si existe acoso (verificando los 3 criterios: repetición, intencionalidad, desequilibrio).
Discreción: La investigación debe ser rápida y extremadamente discreta para no estigmatizar a los implicados ni alertar al agresor.
Entrevistas: Se entrevista por separado a la presunta víctima, al presunto agresor, y a un grupo de observadores (tanto amigos de la víctima como del agresor, y neutrales). Se usan cuestionarios estandarizados (como el test Sociométrico o el test AVE – Acoso y Violencia Escolar).
Recopilación de pruebas: Se revisan mensajes (si es ciberacoso), se habla con otros profesores, se vigilan los espacios “calientes” (patios, baños, pasillos).
Informe: El responsable (orientador) elabora un informe motivado que concluye si existe o no acoso. Este informe se presenta al Director.
Fase 3: Medidas de Protección Inmediatas
Si durante la investigación se aprecian indicios claros, no se espera al informe final. La prioridad absoluta es proteger a la víctima. Se aplican medidas cautelares inmediatas:
Informar a las familias de víctima y agresor (por separado).
Establecer vigilancia específica sobre el agresor y de protección sobre la víctima (ej. asegurar que nunca esté sola, que un adulto supervise entradas, salidas y recreos).
Establecer la prohibición total de contacto entre las partes.
En casos graves, se puede decidir la separación física (cambio de clase temporal del agresor) o incluso la expulsión temporal del agresor mientras se cierra el caso.
Fase 4: Aplicación del Plan de Actuación
Una vez confirmado el caso de acoso escolar en España, el Director comunica la resolución a la Inspección Educativa y activa un plan de intervención integral que trabaja en tres niveles:
1. Intervención con la Víctima:
Restitución de la seguridad y la autoestima.
Apoyo psicológico y emocional desde el departamento de orientación.
Enseñar herramientas de asertividad y habilidades sociales.
Reforzar su círculo de amistades dentro del aula.
2. Intervención con el Agresor (o Agresores):
Medidas Correctoras (Sanciones): El acoso está tipificado como “conducta gravemente perjudicial para la convivencia”. Las sanciones van desde la expulsión temporal del centro (días o semanas) hasta, en casos extremos, el cambio de centro.
Medidas Reeducativas: El castigo por sí solo no funciona. Es fundamental que el agresor entienda la gravedad de sus actos. Se implementan programas para trabajar la empatía, el control de la ira y las habilidades sociales. A menudo se le asignan tareas de reparación del daño (ej. charlas, trabajos para la comunidad escolar).
3. Intervención con el Grupo (Observadores):
Es la intervención más importante a largo plazo. Se trabaja con el grupo-clase.
El objetivo es romper el pacto de silencio y promover una cultura de “tolerancia cero”.
Se usan dinámicas de aprendizaje cooperativo para cohesionar al grupo, sesiones de tutoría sobre el respeto y la empatía, y se promueve la participación democrática en el aula.
Fase 5: Coordinación Externa
El centro no está solo. Si el acoso reviste gravedad extrema o puede ser constitutivo de delito (lesiones graves, amenazas contra la vida, agresión sexual), el Director tiene la obligación de ponerlo en conocimiento de:
Fiscalía de Menores (si los agresores son mayores de 14 años).
Policía Nacional o Guardia Civil (a través del “Agente Tutor” o Plan Director para la Convivencia).
Servicios Sociales (si se detecta desamparo o negligencia en la familia del agresor o de la víctima).
Servicios de Salud Mental (si la víctima requiere intervención clínica).
Fase 6: Seguimiento y Evaluación
El protocolo no se cierra al aplicar las medidas. El equipo directivo y el tutor deben realizar un seguimiento periódico (semanal, quincenal, mensual) para asegurar que el acoso ha cesado por completo y que el clima escolar y la convivencia se han restablecido. El caso solo se cierra cuando se constata la total normalización de la situación.

Prevención del acoso escolar: estrategias educativas
El mejor protocolo es el que nunca llega a activarse. La verdadera batalla contra el acoso escolar en España se libra en la prevención. Las estrategias preventivas deben ser proactivas, no reactivas.
1. El Plan de Convivencia
Es el documento marco obligatorio para todos los centros. Debe ser más que un papel guardado en un cajón. Es la “constitución” del centro, donde se definen las normas de convivencia, los valores del centro y las estrategias para promover un buen clima escolar. Debe incluir:
Un diagnóstico del clima del centro.
Objetivos claros de mejora (ej. “Reducir los conflictos en el patio”).
Programas preventivos que se van a implementar.
2. Programas de Educación Emocional
Un alumno que entiende sus emociones y las de los demás (empatía) es menos propenso a ser agresor y más propenso a ser defensor. La educación emocional es la vacuna contra el bullying.
Debe ser transversal (integrada en todas las asignaturas) y sistemática (con espacios de tutoría dedicados a ella).
Programas de educación emocional efectivos trabajan el autoconocimiento, la autorregulación, la inteligencia emocional y la empatía.
Dinámicas como el círculo de la palabra son herramientas excelentes para crear espacios de confianza donde verbalizar conflictos.
3. Programas estructurados de convivencia
Muchos centros en España implementan programas específicos de gran éxito:
Programa TEI (Tutoría Entre Iguales): Es uno de los más extendidos y efectivos. Alumnos mayores (ej. 3º de ESO) se convierten en tutores emocionales de alumnos que recién llegan (1º de ESO). El tutor-compañero es un referente cercano que previene el aislamiento y detecta problemas mucho antes que los adultos.
Alumnos Ayudantes / Mediadores Escolares: Se forma a un grupo de alumnos en resolución de conflictos. Actúan como mediadores en disputas de bajo nivel (antes de que escalen a acoso) y son antenas de detección de problemas en el patio y el aula.
4. Formación docente
Los docentes necesitan herramientas. La formación del profesorado en España en detección de acoso y gestión de la convivencia es fundamental. Un profesor formado sabe diferenciar un conflicto de un caso de acoso y conoce los indicadores de riesgo.
5. Prevención de la xenofobia y la LGTBIfobia
El acoso a menudo se ceba con la diferencia. El alumnado de origen migrante o el alumnado LGTBI son víctimas frecuentes. Por ello, los programas de prevención del bullying deben incluir de forma explícita la educación en la diversidad cultural en la escuela española y el respeto a la diversidad afectivo-sexual.
Ciberacoso: una extensión del problema
El cyberbullying es la versión digital del acoso escolar en España y presenta retos únicos:
Invasión 24/7: El acoso no termina al salir del colegio. La víctima es acosada en su móvil, en su casa, a cualquier hora.
Público masivo: Una humillación (foto, vídeo, rumor) se difunde a cientos de personas en minutos.
Anonimato (falso): El agresor se siente protegido por el aparente anonimato de las redes, lo que le desinhibe.
Los protocolos de acoso escolar en España incluyen apartados específicos para el ciberacoso. Existe un debate legal sobre la responsabilidad del centro si el ciberacoso ocurre fuera del horario y de los dispositivos escolares (ej. un fin de semana en un grupo de WhatsApp). Sin embargo, la jurisprudencia y las instrucciones autonómicas son claras: si el ciberacoso afecta a la convivencia en el centro (y siempre lo hace), el centro debe actuar y activar el protocolo.
Las medidas preventivas aquí son clave, e implican mucho a las familias. La ciudadanía digital debe ser una asignatura más, enseñando a los alumnos sobre huella digital, privacidad y las consecuencias legales y emocionales de sus actos online.
Qué hacer si sospechas de un caso de acoso escolar
Esta es la guía práctica para los miembros de la comunidad educativa.
Si eres una familia:
Observa las señales: Tu hijo/a muestra cambios de humor bruscos, ansiedad por el rendimiento, somatiza (dolores de cabeza, estómago), pone excusas para no ir al colegio, pierde material escolar frecuentemente o vuelve con golpes inexplicables.
Habla con tu hijo/a: Escucha activamente, sin juzgar y sin minimizarlo (“ignóralos”). Dale total credibilidad.
Contacta al Centro: Pide una reunión urgente con el Tutor/a. Explica los hechos de forma calmada y objetiva. Aporta todas las pruebas que tengas (capturas de pantalla si es ciberacoso).
No contactes al agresor: Nunca intentes “solucionar” el problema hablando directamente con el agresor o su familia. Esto casi siempre empeora la situación y desautoriza al centro.
Exige el protocolo: En la reunión, solicita formalmente que se inicie el protocolo de acoso escolar.
Si el centro no responde: Si has informado al tutor y al director y no ves acciones, debes escalar. Presenta un escrito formal en la secretaría del centro, dirigido al Director, exponiendo los hechos y solicitando la activación del protocolo. Quédate con una copia sellada.
Siguiente instancia: Si el centro sigue sin actuar, el siguiente paso es contactar con el Servicio de Inspección Educativa de tu Comunidad Autónoma. El inspector obligará al centro a investigar y actuar.
Última instancia: En casos de inacción flagrante o de gravedad extrema, se puede acudir al Defensor del Menor (autonómico) o interponer una denuncia ante la Policía Nacional, la Guardia Civil o el Juzgado de Guardia (si hay lesiones o amenazas graves).
Si eres docente:
Tolerancia Cero: No permitas ningún insulto o vejación en tu aula, aunque parezca “de broma”.
No minimices: Nunca digas “son cosas de niños” o “déjalo, solo quiere llamar la atención”.
Comunica Inmediatamente: Informa de tus sospechas al tutor del alumno, al orientador o al Jefe de Estudios. La detección temprana es la clave.
Actúa, no solo observes: Si ves una agresión, intervén en el acto. Separa a las partes y comunica.
Trabaja la prevención: Dedica tiempo en tus tutorías (o incluso en tus asignaturas) a trabajar la empatía, el respeto y la cohesión grupal.
Resultados, retos y debates actuales
¿Funcionan los protocolos de acoso escolar en España? La respuesta es sí, pero con matices. Su existencia ha sido un avance inmenso: han dado visibilidad al problema, han obligado a los centros a actuar y han unificado los criterios.
Sin embargo, quedan retos enormes:
La Detección Temprana: Sigue siendo el punto más débil. Muchos casos (especialmente el acoso social) pasan meses bajo el radar.
Los Recursos: Los orientadores escolares, figuras clave en el protocolo, están saturados en la mayoría de los centros, con ratios que hacen imposible una intervención profunda.
El Acoso Relacional: El acoso entre chicas, más basado en la exclusión social y el rumor, es muy difícil de probar y de intervenir.
Violencia escolar hacia docentes: El acoso de alumnos (e incluso de familias) al profesorado es un tabú que está empezando a emerger y que requiere sus propios protocolos de protección.
La implicación familiar: A veces es difícil conseguir la colaboración de la familia del agresor, que adopta una postura negacionista o defensiva.
El debate actual se centra en cómo pasar de un modelo reactivo (activar el protocolo después del acoso) a un modelo verdaderamente preventivo, donde la educación inclusiva en España y la educación emocional sean tan importantes como las matemáticas o la lengua.
El acoso escolar en España es una lacra que el sistema educativo ha decidido combatir de frente. Los protocolos oficiales son una herramienta imprescindible que dota a los centros de una hoja de ruta clara, garantizando la protección de las víctimas y la intervención sobre los agresores.
Sin embargo, ningún protocolo puede sustituir la prevención. La lucha contra el acoso no la gana un documento, sino una comunidad educativa comprometida. La solución pasa por la acción conjunta: docentes formados que observan y actúan, familias que educan en el respeto y en el uso responsable de la tecnología, y una administración que dote a los centros de los recursos necesarios.
Construir un entorno escolar seguro, donde cada alumno se sienta aceptado y protegido, es la tarea más urgente de la educación. Porque un niño que tiene miedo, no puede aprender.
Recursos para el Docente
Planes de Convivencia Autonómicos: Cada Consejería de Educación autonómica tiene publicado en su web el protocolo oficial de acoso y guías de convivencia. Es el primer documento que un docente debe conocer.
Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar: Publica informes, estudios y guías sobre el estado del acoso escolar en España.
INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado): Ofrece guías y cursos de formación (MOOCs) sobre convivencia, ciberacoso y mediación escolar.
Plataformas de Programas Preventivos: Webs como la del Programa TEI (Tutoría Entre Iguales) ofrecen materiales y guías de implementación.
Policía Nacional y Guardia Civil: Ambos cuerpos tienen planes (como el Plan Director) con recursos y charlas para centros sobre los riesgos de internet y el ciberacoso.
Glosario
Acoso Escolar (Bullying): Patrón de violencia (física, verbal, social o psicológica) intencional, repetida en el tiempo y basada en un desequilibrio de poder.
Ciberacoso (Cyberbullying): Acoso que se produce a través de medios digitales (redes sociales, mensajería, juegos online).
Protocolo de Actuación: Documento oficial de obligado cumplimiento en los centros educativos españoles que detalla los pasos a seguir ante la detección de un caso de acoso.
Plan de Convivencia: Documento marco de cada centro educativo que recoge las normas y las estrategias proactivas para fomentar un buen clima escolar y prevenir la violencia.
Inspección Educativa: Cuerpo de funcionarios de la administración educativa que supervisa y garantiza el cumplimiento de la ley en los centros. Es la autoridad superior a la que pueden recurrir las familias si el centro no actúa.
Mediación Escolar: Estrategia de prevención en la que alumnos formados (mediadores) ayudan a otros compañeros a resolver conflictos de forma pacífica, antes de que escalen a acoso.
Coordinador de Bienestar y Protección: Nueva figura docente obligatoria (LOMLOE) en los centros, encargada de velar por la protección del alumnado y coordinar las acciones de convivencia.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Cuál es la diferencia entre acoso escolar y una pelea normal? Una pelea es un conflicto puntual entre dos personas que están en igualdad de condiciones (desequilibrio de poder). El acoso escolar requiere tres condiciones: intencionalidad de hacer daño, repetición a lo largo del tiempo y un desequilibrio de poder claro (la víctima no puede defenderse).
2. ¿Cuál es el primer paso si mi hijo/a sufre acoso? El primer paso es comunicar la situación de forma calmada y con pruebas (si las tienes) al tutor/a de tu hijo/a. Pide una reunión presencial. Es el canal oficial y el más efectivo.
3. ¿Puede el colegio expulsar definitivamente al agresor? El acoso es una falta muy grave. Los protocolos contemplan sanciones que pueden incluir la expulsión temporal (días o semanas) o, en casos de extrema gravedad y reincidencia, el cambio de centro del agresor (tramitado por la Inspección Educativa), pero la expulsión definitiva del sistema educativo no es una medida habitual.
4. ¿Qué pasa si el acoso es por WhatsApp o Instagram fuera del horario escolar? Aunque ocurra fuera del centro, si tiene un impacto directo en la convivencia escolar y en la seguridad de la víctima dentro del colegio (que siempre lo tiene), el centro debe activar el protocolo de acoso y ciberacoso.
5. ¿Qué es la “Inspección Educativa” y cuándo debo recurrir a ella? Es el órgano de la administración que supervisa a los colegios. Debes recurrir a la Inspección solo si el centro (Director) no actúa o no responde después de que hayas comunicado el caso formalmente (preferiblemente por escrito).
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