El abandono escolar temprano en España no es una estadística más; es uno de los problemas estructurales más graves y persistentes de su sistema educativo. Durante décadas, España ha liderado esta métrica negativa en la Unión Europea, reflejando una profunda fractura social y económica. Que un porcentaje tan alto de jóvenes deje de estudiar tras la educación obligatoria (o sin ni siquiera completarla) tiene implicaciones directas en su empleabilidad, en la productividad del país y en la equidad educativa.
Este fenómeno se convirtió en una prioridad política con la entrada en la UE, que establece objetivos comunes para todos los estados miembros. Aunque España ha realizado progresos notables, reduciendo su tasa de abandono a casi la mitad en las últimas dos décadas, sigue duplicando la media europea. Entender por qué ocurre esto es fundamental.
Este artículo analiza en profundidad qué es el abandono escolar temprano, cuáles son sus verdaderas causas —más allá de los tópicos—, qué dicen las cifras más recientes y qué estrategias se están implementando, especialmente con la nueva ley educativa (LOMLOE) y el impulso de la Formación Profesional, para atajar esta sangría de talento.
Qué vas a encontrar en este artículo
Definición y medición del abandono escolar temprano
Para analizar el problema, primero hay que definirlo con precisión, ya que a menudo se confunde con otros términos.
Concepto oficial (Unión Europea)
La definición utilizada a nivel europeo, y por tanto en España, es la establecida por Eurostat (la oficina de estadística de la UE). El indicador de Abandono Escolar Temprano (AET) mide el porcentaje de población de 18 a 24 años que cumple dos condiciones:
Su nivel máximo de estudios alcanzado es la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o inferior.
No está cursando ningún tipo de estudio o formación (ya sea reglado o no reglado) en el momento de la encuesta.
Es crucial entender esto: el indicador no mide cuánta gente “suspende” a los 16 años. Mide cuántos jóvenes, ya en edad de estar en la universidad, en Formación Profesional (FP) o en Bachillerato, simplemente han parado de formarse teniendo solo la titulación básica.
Diferencia clave: Abandono Escolar vs. Fracaso Escolar
Aquí radica la principal confusión. No son sinónimos:
Fracaso Escolar (o “fracaso en la ESO”): Se refiere a los alumnos que no logran obtener el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) al finalizar la etapa, generalmente a los 16 años. En España, esta tasa también es alta.
Abandono Escolar Temprano (AET): Es un concepto más amplio. Incluye a los que “fracasaron” (no tienen la ESO) pero también a aquellos que sí obtuvieron el título de la ESO pero, tras conseguirlo, decidieron no continuar estudiando (ni Bachillerato ni FP) y se incorporaron (o intentaron incorporar) al mercado laboral.
El fracaso escolar en España es una de las principales causas del abandono temprano, pero no la única. Un joven puede tener su título de ESO y aun así “abandonar” el sistema formativo.
¿Cómo se calcula la tasa?
La tasa de AET se obtiene a través de la Encuesta de Población Activa (EPA), una encuesta trimestral que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) en miles de hogares. Es un cálculo estadístico sobre una muestra representativa de la población de 18 a 24 años. Por eso, la cifra fluctúa ligeramente cada trimestre y es importante ver las medias anuales.
Esta métrica es vital dentro del sistema educativo en España, ya que condiciona la educación obligatoria en España
(que finaliza a los 16) y su conexión con la postobligatoria.

Datos y cifras actuales del abandono escolar
Las cifras del abandono escolar temprano en España son una historia de mejora lenta pero constante, aunque insuficiente.
Evolución histórica: del “boom” a la crisis
Para entender la magnitud, hay que mirar atrás.
Año 2000-2008 (El “boom” inmobiliario): La tasa de abandono era dramáticamente alta. Llegó a superar el 31%. El mercado laboral, basado en la construcción y el turismo, ofrecía empleos de baja cualificación pero con salarios aparentemente altos para jóvenes sin título ESO. El sistema educativo no podía competir con la “llamada del andamio”.
Año 2008-2014 (La crisis financiera): Con el estallido de la burbuja, el empleo fácil desapareció. El paro juvenil se disparó por encima del 50%. En este contexto, la formación se convirtió en un “valor refugio”. Los jóvenes, al no encontrar trabajo, permanecían más tiempo en el sistema educativo. La tasa de abandono comenzó a bajar de forma significativa, no solo por las políticas, sino por la pura necesidad.
Año 2014-Actualidad: La tendencia a la baja se ha consolidado. España ha pasado de ese 31.7% en 2008 a un 13.6% (media de 2023). Es el mayor descenso de toda la UE.
Comparación con la Unión Europea
Pese a la notable mejora, el problema persiste. El objetivo estratégico de la UE para 2030 es que la tasa de abandono escolar se sitúe, de media, por debajo del 9%.
Media UE-27 (2023): 9.4%
España (2023): 13.6%
España sigue estando muy por encima de la media europea. Países de nuestro entorno como Portugal (que hizo una reforma profunda) tienen tasas mucho más bajas (6.5%), al igual que Francia (7.6%) o Alemania (12.2%, aunque su sistema de FP dual es diferente). España ya no es el peor (Rumanía tiene una tasa más alta), pero sigue en el “furgón de cola”.
Las brechas internas: género, CCAA y origen
El abandono escolar temprano en España no afecta a todos por igual.
Brecha de Género: Es una de las más acusadas. La tasa de abandono en hombres (15.8% en 2023) es significativamente mayor que en mujeres (11.2%). Esto se vincula a factores culturales y a la mayor atracción de los empleos físicos (industria, construcción, hostelería) para los varones.
Brecha Territorial (CC.AA.): Existen “varias Españas” educativas. Hay diferencias educativas en España abismales. Mientras comunidades como País Vasco (5.6%), Navarra (8.5%) o Cantabria (8.9%) ya cumplen o rozan el objetivo europeo de 2030, otras tienen tasas alarmantes, como Murcia (18.1%), Baleares (17.5%) o Andalucía (16.6%). Estas diferencias se correlacionan fuertemente con la estructura económica de cada región (más industria vs. más turismo o agricultura intensiva).
Brecha Socioeconómica: Es la brecha más importante y la madre de todas las demás. El riesgo de abandono escolar se multiplica por cuatro en los hogares con bajo nivel de estudios y baja renta.
Causas principales del abandono escolar
Las causas del abandono escolar son complejas y multifactoriales. No hay una sola razón, sino una tormenta perfecta de factores que empujan al estudiante fuera del sistema.
Factores escolares e institucionales
A menudo se culpa al alumno (“no quiere estudiar”), pero el sistema educativo español tiene una gran responsabilidad.
La repetición de curso: Es el principal predictor del abandono escolar. España tiene una de las tasas de repetición más altas de la OCDE. Un alumno que repite una vez multiplica su riesgo de abandono. Si repite dos veces, el riesgo es altísimo. La repetición genera desmotivación, estigma, desfase de edad con los compañeros y una sensación de fracaso que invita a tirar la toalla en cuanto se cumple la edad legal (16 años).
Rigidez del sistema: El currículo de la ESO ha sido tradicionalmente muy académico y poco flexible. Hay una “talla única” que deja fuera a muchos estudiantes con diferentes tipos de inteligencia o intereses. Las metodologías activas o el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) han tardado en implementarse.
Orientación deficiente: La orientación vocacional y elecciones de carrera ha sido la “hermana pobre” del sistema. Muchos alumnos llegan al final de la ESO sin conocer las opciones de FP, que se siguen percibiendo (erróneamente) como un camino de segunda.
Clima escolar: Un mal clima escolar, problemas de convivencia o la falta de apoyo docente pueden motivar a estudiantes desinteresados a desconectar.
Factores personales y familiares
El entorno del alumno es determinante.
Nivel socioeconómico y cultural: Es el factor más correlacionado. En familias con bajo nivel de estudios, la valoración de la formación postobligatoria es, a veces, menor. El “capital cultural” (libros en casa, visitas a museos, debates), como definió Pierre Bourdieu, influye directamente en el rendimiento.
Expectativas familiares: La falta de apoyo o de expectativas de los padres sobre el futuro académico de sus hijos es un factor de riesgo.
Dificultades de aprendizaje: Alumnos con trastornos del aprendizaje no diagnosticados o mal atendidos (TDAH, dislexia) acumulan fracasos que minan su autoestima y les llevan a abandonar.
Origen migrante: Aunque la brecha se ha reducido, los alumnos de origen extranjero, especialmente los de primera generación que se incorporan tarde al sistema, enfrentan barreras idiomáticas y de atención a la diversidad cultural que aumentan su riesgo de abandono.
Factores económicos y laborales
La “llamada del mercado”: Como se vio en el “boom”, la existencia de empleos que no requieren cualificación (hostelería, agricultura, construcción) actúa como un “efecto llamada” (pull). El joven prefiere la gratificación inmediata de un salario (aunque sea bajo y precario) frente al esfuerzo a medio plazo de seguir estudiando.
Necesidad económica: En familias vulnerables, el joven puede verse obligado a dejar los estudios para aportar ingresos al hogar.

Consecuencias del abandono escolar
Las implicaciones de tener una tasa de abandono escolar temprano en España tan alta son graves a todos los niveles.
Impacto en el empleo y la inserción laboral
Es la consecuencia más visible. Los jóvenes con baja cualificación (solo la ESO o menos) enfrentan:
Mayores tasas de paro: En momentos de crisis, son los primeros en ser despedidos.
Precariedad laboral: Acceden a trabajos temporales, a tiempo parcial y con salarios más bajos.
Desempleo de larga duración: Tienen más dificultades para reengancharse al mercado laboral.
Desajuste de competencias: El mercado laboral actual demanda competencias digitales y técnicas que estos jóvenes no poseen.
Desigualdad social y pobreza
El abandono escolar es un mecanismo de transmisión intergeneracional de la pobreza. Los hijos de familias con baja cualificación tienen más probabilidades de abandonar sus estudios, lo que les condena a repetir el ciclo de precariedad de sus padres. Esto cronifica la desigualdad y fractura la sociedad.
Consecuencias emocionales y cívicas
Dejar los estudios prematuramente suele acarrear una sensación de fracaso personal que impacta en la autoestima y en el proyecto vital del joven. A nivel social, una población con menor nivel formativo tiende a tener una menor participación cívica y democrática.
Coste económico para el Estado
El abandono escolar tiene un coste monetario directo. Un joven que no se forma es un adulto que, probablemente, pagará menos impuestos (menores ingresos), recibirá más subsidios (mayor desempleo) y será menos productivo. El coste de “no invertir” en educación es mucho más alto que el de invertir.
Políticas y estrategias para reducir el abandono escolar
Reducir el abandono escolar temprano en España es el objetivo número uno de las políticas educativas abandono escolar. Las estrategias se mueven en varios ejes.
Marco Europeo: de 2020 a 2030
La Unión Europea ha sido el principal motor del cambio, fijando objetivos vinculantes.
Estrategia Europa 2020: Fijó el objetivo para España en reducir la tasa al 15%. (Se cumplió, aunque partía de un 31%).
Marco Estratégico UE 2030: El nuevo objetivo es mucho más ambicioso: bajar del 9% de media en la UE.
Reformas curriculares: el papel de la LOMLOE
La actual ley educativa, la LOMLOE, introduce cambios diseñados específicamente para combatir el abandono:
Reducción de la repetición: La repetición de curso deja de ser la medida ordinaria y pasa a ser excepcional. Se fomenta la promoción con planes de refuerzo.
Evaluación continua: Se pone más énfasis en una evaluación en el sistema educativo español que sea formativa y continua, en lugar de basarse solo en exámenes finales.
Diversificación en la ESO: Se crean diferentes itinerarios en 4º de la ESO, unos más orientados al Bachillerato y otros más prácticos, orientados a la FP, para que más alumnos encuentren su camino.
Impulso a la FP: Se considera la Formación Profesional como un pilar clave del sistema.
Programas de refuerzo y orientación
Desde hace años, existen programas de financiación estatal para ayudar a los centros con más dificultades. El más conocido fue el Programa PROA (Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo), que ofrecía clases de refuerzo por las tardes. Estos programas se han ido transformando (ahora se enmarcan en los Programas de Cooperación Territorial) pero mantienen el objetivo de dar más recursos a quien más lo necesita.
La tutoría y la orientación se reconocen como claves, aunque su implementación real y con recursos suficientes sigue siendo una debilidad en muchos centros.
Prevención desde la Educación Infantil
Los expertos coinciden: el abandono escolar se empieza a prevenir en la educación infantil en España. Una escolarización temprana (0-3 años) de calidad, especialmente en entornos vulnerables, compensa desigualdades de origen y mejora las competencias básicas que evitarán el fracaso en primaria y secundaria.
Programas específicos de prevención e intervención
Más allá de la escuela ordinaria, existen “redes de seguridad” para los jóvenes que ya han salido del sistema o están en riesgo inminente de hacerlo.
Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O)
Son una de las iniciativas más exitosas. La Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O) agrupa a centros que trabajan con jóvenes de 15 a 29 años que abandonaron el sistema. Su modelo es diferente:
Itinerarios personalizados: Se adaptan al joven, no el joven al sistema.
Acompañamiento integral: Ofrecen apoyo académico, pero también orientación vocacional y emocional.
Vínculo con empresas: La formación está muy conectada con la realidad laboral (prácticas).
Estas escuelas logran tasas de inserción laboral o de retorno a estudios reglados muy altas.
La Formación Profesional Básica (FPB)
Creada en la ley anterior (LOMCE) y mantenida por la LOMLOE, la FP Básica es la principal vía “dentro” del sistema para alumnos de 15 a 17 años que no han finalizado la ESO. Son programas de dos años que les permiten obtener una cualificación profesional básica (Nivel 1) y, muy importante, obtener el título de la ESO si superan el ciclo. Es una estrategia para reducir el abandono educativo
clave.
Educación de Adultos (CEPA)
Para los mayores de 18 años que abandonaron sin el título, la educación para adultos en España (Centros de Educación de Personas Adultas) ofrece la posibilidad de sacarse la ESO de forma flexible, presencial o a distancia, compatibilizándolo con el trabajo.
El papel de la formación profesional como alternativa
Durante décadas, la FP fue vista como “el camino para los que no valen para estudiar”. Esta percepción ha sido una de las causas del abandono escolar
más profundas. Los alumnos que sí obtenían la ESO, pero no se veían capaces de hacer Bachillerato, abandonaban porque la FP no era una opción atractiva.
Esto ha cambiado radicalmente. La Formación Profesional en España es hoy la gran apuesta política para reducir el AET.
Retiene a los graduados en ESO: Una oferta de FP de Grado Medio atractiva, moderna y con buena empleabilidad (como informática, sanidad, energías renovables) es la mejor herramienta para que los jóvenes de 16 años que no quieren hacer Bachillerato sigan formándose.
Impulso de la FP Dual: El nuevo modelo (LOMLOE) generaliza la FP Dual, donde una parte importante de la formación se realiza dentro de la empresa con un contrato o beca. Esto motiva enormemente al alumnado que busca un enfoque práctico.
Prestigio social: La alta empleabilidad de la FP (superior en muchas ramas a la universitaria) está mejorando su prestigio social, convirtiéndola en una opción de primera, no en un descarte.
Fortalecer la FP es la palanca más potente para que los jóvenes de 18 a 24 años sigan “en formación” y, por tanto, dejen de contar como abandono.
El impacto de la pandemia y los nuevos desafíos
El COVID-19 trajo nuevos retos. Durante los confinamientos, la brecha digital se hizo evidente: los alumnos de hogares vulnerables, sin dispositivos o conexión, se “desengancharon” del sistema.
Paradójicamente, las cifras oficiales de abandono mejoraron en 2020 y 2021. ¿Por qué? Porque las medidas de promoción y titulación se flexibilizaron. Se permitió “pasar de curso” y titular en la ESO con más facilidad para compensar las dificultades de la pandemia. Esto fue un alivio administrativo a corto plazo, pero enmascaró problemas de aprendizaje y desmotivación que pueden aflorar más tarde. La pandemia también generó un impacto notable en la salud mental de los docentes y estudiantes, un factor que influye en el clima de aprendizaje.
Perspectivas y líneas de mejora
España ha mejorado, pero para alcanzar el objetivo del 9% en 2030, necesita ir más allá de los programas de refuerzo. Requiere un cambio sistémico.
Educación más inclusiva y personalizada: El sistema debe abandonar el modelo de “talla única”. Esto implica implementar una educación inclusiva en España real, que atienda las necesidades específicas de cada alumno, desde las altas capacidades hasta las dificultades de aprendizaje.
Formación docente: Los profesores necesitan más y mejor formación en metodologías activas, gestión de aula en entornos diversos y detección de problemas emocionales o de aprendizaje. Reforzar las competencias docentes es clave.
Refuerzo de la orientación: La figura del orientador debe potenciarse en los centros, con más horas y menos burocracia, para realizar un acompañamiento real a los alumnos en riesgo.
Coordinación: Debe existir una mejor coordinación entre los centros educativos, los servicios sociales de los ayuntamientos y las familias para detectar el riesgo de abandono antes de que ocurra.
El abandono escolar temprano en España es la fiebre que revela una enfermedad más profunda: la desigualdad. Aunque la mejora en las últimas dos décadas es innegable y un éxito como país, pasar del 31% al 13.6% demuestra que el cambio es posible. Sin embargo, el estancamiento en esta cifra y la enorme distancia con la media de la UE indican que las estrategias para reducir el abandono educativo actuales no son suficientes.
El camino no pasa solo por crear programas de rescate para quienes ya han caído, sino por reformar la escuela desde dentro: hacerla más flexible, más motivadora y más conectada con la realidad del siglo XXI. La apuesta por una Formación Profesional de calidad y la reducción drástica de la repetición de curso son, probablemente, las dos palancas más poderosas. Reducir el abandono no es solo un objetivo estadístico europeo; es la mejor herramienta de un país para garantizar la cohesión social y un futuro próspero para todos sus ciudadanos.
Glosario
Abandono Escolar Temprano (AET): Indicador de Eurostat. Mide el porcentaje de jóvenes (18-24 años) que tienen como máximo el título de ESO y que no están estudiando ni formándose.
ESO (Educación Secundaria Obligatoria): Etapa educativa obligatoria en España, generalmente cursada entre los 12 y 16 años. Su superación otorga el título de Graduado en ESO, imprescindible para continuar a Bachillerato o FP de Grado Medio.
Eurostat: Oficina de estadística de la Unión Europea, encargada de definir y medir indicadores comparables entre países, como el AET.
Fracaso Escolar: Término no oficial que suele referirse al alumnado que no logra obtener el título de Graduado en ESO al finalizar la etapa (16 años).
FP Básica (Formación Profesional Básica): Programas de dos años (Nivel 1) dirigidos a jóvenes de 15 a 17 años que no han finalizado la ESO. Permite obtener una cualificación profesional y también el título de la ESO.
LOMLOE: Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación. Ley educativa vigente en España desde 2020.
Tasa de Repetición: Porcentaje de alumnos que vuelven a cursar el mismo año académico por no haber superado los objetivos. En España es uno de los principales predictores del abandono.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Cuál es la diferencia exacta entre abandono escolar y fracaso escolar? El fracaso escolar es no obtener el título de la ESO a los 16 años. El abandono escolar temprano es un indicador más amplio: es el porcentaje de jóvenes (de 18 a 24 años) que, tengan o no el título de la ESO, su máximo nivel es ese y, además, ya no están estudiando nada.
2. ¿Por qué España tiene una tasa de abandono tan alta comparada con Europa? Es una combinación de factores: 1) Un mercado laboral (basado en turismo y servicios) que tienta a los jóvenes con empleos de baja cualificación. 2) Un sistema educativo históricamente rígido y con altas tasas de repetición. 3. Una percepción social de la Formación Profesional que, hasta hace poco, era muy negativa.
3. ¿Por qué abandonan más los chicos que las chicas? La brecha de género (15.8% hombres vs 11.2% mujeres) se explica en gran parte por factores socio-culturales y el mercado laboral. Los empleos de baja cualificación más “atractivos” para un abandono temprano (construcción, industria ligera, reparto) están tradicionalmente más masculinizados. Las chicas, estadísticamente, tienen un mejor rendimiento académico en la ESO y optan más por continuar estudios.
4. ¿Qué está haciendo la ley LOMLOE para frenar el abandono? La LOMLOE ataca las que se consideran las principales causas: limita la repetición de curso (pasa a ser excepcional), fomenta una evaluación más continua, diversifica los caminos en 4º de la ESO (para adaptarse a más tipos de alumnos) y potencia la Formación Profesional.
5. ¿Se puede volver a estudiar después de haber abandonado? Sí. Existen múltiples vías de “segunda oportunidad”. Las principales son la Educación para Adultos (para sacar el título de la ESO), las Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O) y las pruebas de acceso a Grado Medio para quienes no tienen la ESO pero quieren cursar una FP.
Bibliografía
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