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Literatura Vanguardista: La Estética de la Transgresión

Las vanguardias son los primeros movimientos literarios del siglo XX, vigencia se extiende básicamente en el periodo de entreguerras, aproximadamente desde 1918 hasta 1930, si bien algunos críticos señalan como fecha de fin de las vanguardias el año 1945.

El término vanguardia (del francés avant garde) proviene del mundo militar y designa la línea de avanzada, la primera línea en una batalla. El término fue usado con un sentido diferente en Francia por los socialistas utópicos, hasta que adquirió en las teorías de Marx y Engels el sentido de minoría esclarecida encargada de llevar a cabo la revolución.

En el plano artístico, las vanguardias designan a todos los movimientos surgidos en esa época y que tenían como ideal común romper con todas las tradiciones anteriores e instalar un nuevo concepto artístico. En este sentido, el arte vanguardista corresponde a un arte de minorías esclarecidas que toman la primera línea, la avanzada en las ideas estéticas.

En este artículo, exploraremos la estética transgresora y la innovación audaz de la literatura vanguardista, la cual nos invita a cuestionar lo establecido, a romper las barreras de lo convencional y a experimentar con nuevas formas de expresión. A través de técnicas innovadoras, como la fragmentación, la yuxtaposición y la mezcla de géneros, los escritores vanguardistas han logrado trascender las estructuras tradicionales y explorar los rincones más profundos de la mente humana.

Desde el dadaísmo hasta el futurismo literario, pasando por el surrealismo, el cubismo, el expresionismo y el creacionismo, cada corriente vanguardista ha desafiado las convenciones literarias establecidas y ha redefinido los límites del arte escrito.

Desde poemas que desafían la gramática y la sintaxis hasta novelas que se sumergen en los laberintos del subconsciente, la literatura vanguardista nos empuja a mirar más allá de lo evidente y a explorar las múltiples dimensiones de la realidad. Esta es una invitación para los amantes de la creatividad y los buscadores de nuevas formas de expresión literaria.

Contenidos

Características generales de las primeras décadas del siglo XX

Para poder comprender de forma profunda el movimiento vanguardista, debemos conocer el trasfondo político, social, cultural, científico y económico de la época en la que se desarrolló.

A finales del siglo XIX, el auge de las potencias europeas parecía garantizado por el triunfo del capitalismo. Sin embargo, el paso del siglo XIX al XX marcó el clímax del discurso de la modernidad, que enfatizaba la eficiencia económica y el progreso científico y tecnológico como promesa de bienestar futuro para la humanidad.

La ilusión de la modernidad se desmoronó con la Primera Guerra Mundial (1914-1918), un conflicto que se cobró millones de vidas y reveló el lado oscuro del progreso: su capacidad destructiva. Esto generó críticas y cuestionamientos hacia los modelos establecidos.

En 1917, la revolución rusa surgió como un movimiento inspirado en las ideas filosóficas de Karl Marx y Friedrich Engels, proponiendo una transformación profunda en las estructuras económicas, políticas y sociales. Para muchos, el triunfo de la revolución rusa representó la esperanza de cambiar las condiciones de opresión y pobreza en las que vivían grandes sectores de la población, y de construir una sociedad más justa.

Otro evento de gran relevancia en este período fue el colapso económico de la Bolsa de Nueva York en 1929, que puso al descubierto la fragilidad de las bases económicas y materiales del capitalismo.

La década de 1930 se caracterizó por ser un período de crítica social, realismo y compromiso político. Las posturas ideológicas se radicalizaron entre el fascismo y el comunismo.

Las nuevas teorías científicas y filosóficas de esta época contribuyeron a consolidar una visión del mundo en la que ya no existen certezas absolutas, sino diferentes “puntos de vista” que configuran una realidad en constante cambio. La teoría de la relatividad de Albert Einstein, la concepción del tiempo en la filosofía de Henri Bergson y la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud fueron ejemplos destacados.

La llegada del cine introdujo un nuevo concepto de tiempo: la simultaneidad. En el cine, el tiempo pierde su continuidad lineal y su dirección irreversible, pudiendo detenerse, invertirse, repetirse o proyectarse hacia el futuro. Acontecimientos paralelos y simultáneos pueden presentarse de manera sucesiva o mostrar eventos distantes en el tiempo de manera simultánea.

Características de la literatura de vanguardia

En los albores del siglo XX, surgieron formas de arte que buscaban cuestionar y confrontar, dando lugar al Vanguardismo. Este movimiento se caracterizaba por su espíritu innovador y experimental, rompiendo con los moldes estéticos del pasado y abriendo paso a la libertad absoluta en la creación artística. Su objetivo principal era agitar las conciencias y generar una crítica combativa y polémica.

En el ámbito literario, las vanguardias se enfocaron principalmente en la poesía, experimentando especialmente con los aspectos formales. Surgieron dos vertientes principales en este movimiento: la intelectual y la intuitiva. Mientras el Futurismo literario y el Cubismo adoptaron posturas intelectualistas para readaptar al hombre a la realidad, el Dadaísmo y el Surrealismo intentaron penetrar en el inconsciente, los instintos y los sueños.

La novedad y la originalidad se convirtieron en los máximos valores estéticos de la literatura de vanguardia. Este período entre las dos guerras mundiales (1918-1939) fue una época fértil en innovaciones literarias y experimentaciones estéticas, marcando una completa ruptura con todo lo anterior.

Las corrientes de la literatura vanguardista reflejaron una necesidad de renovación propia del hombre del siglo XX, distanciándose de las imposiciones culturales del pasado. El artista buscaba la independencia de la realidad, creando un universo propio donde la naturaleza se deformaba hasta lo absurdo. Se perseguía una abstracción idealizada y la belleza absoluta se manifestaba a través de un lenguaje simbólico autónomo.

A pesar de las discrepancias entre los distintos ismos vanguardistas, compartían la búsqueda de internacionalización, la libertad expresiva, un nuevo concepto estético, el rechazo a la tradición establecida y el anhelo de originalidad significativa.

Esta literatura de vanguardia rechazaba los formalismos retóricos y desafiaba las normas establecidas en la poesía y la gramática tradicional. A través de manifiestos provocativos, sacudió a la sociedad con sus críticas a las convicciones morales y sociales. Como el romanticismo antes que ellos, los vanguardistas buscaban trastocar los cimientos sociales y desafiar tanto a una burguesía basada en el desarrollo industrial como a una colectividad arraigada en el poder económico.

literatura de vanguardia

Corrientes de la literatura vanguardista

Dentro del amplio espectro de la literatura de vanguardia, podemos encontrar una diversidad de movimientos como el Futurismo, el Expresionismo, el Cubismo, el Dadaísmo, el Existencialismo, el Concretismo, el Neorrealismo, el Objetivismo, el Surrealismo, entre otros. Sin embargo, muchos de estos movimientos tuvieron una existencia efímera y sus postulados presentaban cierta afinidad.

Por esta razón, nos centraremos en este espacio en aquellos movimientos de la literatura de vanguardia que consideramos más relevantes para el desarrollo de la poesía: el Futurismo literario, el Cubismo, el Dadaísmo, el Surrealismo y el Expresionismo.

El Futurismo literario

El Futurismo literario surge como el primer movimiento en el escenario cultural europeo del siglo XX, liderado por el poeta italiano Filippo Tomasso Marinetti, quien se rebela contra la tradición del pasado al proclamar las maravillas de una revolución estética basada en un fervor tecnológico y en la mecanización de la vida moderna.

Entre todos los movimientos del siglo XX, el Futurismo destaca como el más enérgico, combativo y destructivo en términos de desafiar los modelos tradicionales. Su primer manifiesto se publica el 20 de febrero de 1909, y sus principios llegan a proponer la quema de bibliotecas y museos como una forma de rechazar los cimientos culturales establecidos.

Entre los principios más destacados propuestos por este movimiento innovador se encuentran los siguientes: la repulsión hacia el pasado, el rechazo a la permanencia, el gusto por la violencia, la audacia y la revolución como elementos de una nueva lírica; la exaltación de lo deportivo en contraposición a la contemplación y el ensueño, la belleza del movimiento y la velocidad; y la necesidad de provocar el escándalo. Según Marinetti, un automóvil de carreras era más hermoso que la célebre Victoria de Samotracia, espléndida escultura griega que se encuentra en el Museo de Louvre en París.

El Futurismo literario busca transformar la literatura, el arte en general, la política, la forma de percibir la vida, las costumbres, la sintaxis y la concepción tipográfica. De esta manera, el verbo se emplearía siempre en infinitivo, la puntuación sería reemplazada por símbolos matemáticos, las páginas se imprimirían en distintos colores y los signos tipográficos se utilizarían según los estados de ánimo presentes en el texto: cursivas para las sensaciones, negritas para las onomatopeyas y versalitas para las pasiones.

El estallido del Manifiesto de Marinetti sacudió violentamente toda Europa, generando polémicas fenomenales en la prensa y en los discursos públicos. Acompañado por sus fieles y agresivos seguidores, como Lucini, Mazza, Palazzeschi, Russolo, Carrá, Cavacchioli y Boccioni, Marinetti recorrió las ciudades de Italia desafiando con sus palabras, gestos y escritos las enérgicas reacciones de los conservadores.

Es importante señalar que Marinetti no pretendía realizar solo una revolución literaria, sino que aspiraba a que el nuevo movimiento abarcara todas las artes: pintura, música, escultura, poesía, teatro y cine.

Precisamente, fueron sus discípulos pintores, como Carrá, Russolo, Severini, Balla y Boccioni, quienes firmaron el manifiesto del 11 de abril de 1910, cuyos principales postulados fueron los siguientes:

  • Negación de todas las formas de imitación y exaltación de la originalidad.
  • Rebelión contra la tiranía de las fórmulas establecidas y el buen gusto.
  • Consideración de la inutilidad de la crítica de arte.
  • Rechazo de los estilos ya utilizados, que debían ser reemplazados por los impulsos únicos de la vida moderna: la fuerza, la violencia, la velocidad, el acero y la mecánica.
  • Desacreditación del tradicionalismo.
  • Aceptación de los calificativos de locura y destructores.
  • Práctica del completarismo total.
  • Producción pictórica basada en la sensación mecánica del dinamismo universal.
  • Declaración de la sinceridad y la virginidad como cualidades indispensables de la creación.
  • Afirmación de que la luz y el movimiento destruyen la materialidad de los cuerpos.

Cubismo literario

El Cubismo surge en Francia durante el primer tercio del siglo como resultado del movimiento cubista en la pintura. Su característica más destacada es la liberación de la perspectiva geométrica, es decir, se busca representar el objeto desde múltiples perspectivas simultáneamente.

El Cubismo literario, que buscaba lograr una “explicación lírica pura”, es un movimiento completamente irracionalista dentro de la literatura vanguardista. El Cubismo poético rechaza al sujeto exterior del poema y se limita a una explicación subjetiva de las cosas a través de las imágenes interiores creadas por el poeta. Se da prioridad a la realidad intelectual sobre la realidad sensorial, con el objetivo de que la obra sea un equivalente poético de la forma en que el espíritu percibe los hechos y las formas del mundo exterior. Entre sus características se encuentran la falta de argumento, la ausencia de lógica y orden en las anotaciones, y una tendencia hacia el automatismo.

El poeta Guillaume Apollinaire fue el teórico del Cubismo literario, en el que también participaron Revérdy, Cendrars, Cocteau y Max Jacob. Estos poetas, asimismo, inventaron y participaron en otros movimientos subversivos.

Dadaísmo literario

El dadaísmo emerge en 1916 bajo la figura del escritor Tristán Tzara, quien lanzó su grito de protesta en el café Voltaire de Zurich, Alemania. El término “dadaísmo” se deriva de la palabra “dadá”, que pretendía identificar los primeros sonidos emitidos por un recién nacido. Dadá fue el nombre de una revista en la que se publicaban los textos de nuevos escritores como Guillaume Apollinaire, Blaise Cendrars, Marcel Janco, Pablo Picasso, Hans Arp, Hugo Ball, Richard Huelsenbeck, Vassily Kandinsky, Filippo Tomasso Marinetti y, por supuesto, Tristán Tzara. Este nombre también se utilizó para promocionar conferencias y exposiciones artísticas que respaldaban las nuevas ideas estéticas, lo cual provocó sorpresa e indignación en el público de Zurich, que protestaba contra el movimiento.

Esta corriente de la literatura vanguardista se manifiesta más como un rechazo a lo establecido que como una declaración creativa clara. Sus principios sostenían que no debía existir una relación entre la idea y la palabra, que la significación racional carecía de valor, que el realismo y la imaginación debían ser rechazados, y que la opinión pública no representaba un factor importante para el desarrollo del dadaísmo. Dadá fue escándalo, triunfo, sorpresa y consternación, aunque más tarde cayó en el olvido. Sin embargo, los surrealistas tuvieron mucho que agradecer a sus predecesores, ya que la liberación de restricciones que estos buscaban les allanó el camino.

Surrealismo literario

El Surrealismo, como movimiento artístico dentro de la literatura de vanguardia, surge de manera lógica a partir del Dadaísmo, lo que implica que existen notables similitudes entre las teorías estéticas de Tzara y las presentadas por André Breton en su Manifiesto Surrealista.

El surgimiento del Surrealismo tuvo lugar durante los primeros años de la década de 1920, cuando los estragos de la crisis social y moral provocada por la Primera Guerra Mundial comenzaban a disiparse. No obstante, los artistas de este incipiente movimiento buscaban expresar la profunda fractura que afectaba la vida y la conciencia del hombre contemporáneo, inmerso en un mundo complejo y caótico.

Los surrealistas mostraron un gran interés en la teoría psicoanalítica de Freud, pues les permitía explorar las profundidades de la naturaleza humana y devolverle a la imaginación su pleno derecho.

El objetivo del Surrealismo era expresar todos los contenidos de la mente humana, incluyendo las zonas oscuras del inconsciente, de forma espontánea y total. Por ello, su método de creación se basaba en la escritura automática, es decir, en la libre asociación de ideas desarrolladas a partir de una frase inicial. Lo que antes era destrucción en manos de los dadaístas, se transformó en una absoluta libertad creativa para los surrealistas. Además, la protesta sin propósito de los dadaístas se convirtió en una lucha por cambiar la sociedad burguesa en busca de una mayor libertad para el ser humano.

En 1930, el Surrealismo se alió con la revolución comunista, considerando que la emancipación del espíritu requería previamente la liberación social del individuo. Sin embargo, los regímenes comunistas limitaban las posibilidades del arte al “Realismo socialista”, lo cual iba en contra de la absoluta libertad proclamada por el Surrealismo. Esta discrepancia provocó una división dentro del grupo, con Louis Aragón adhiriéndose por completo a las consignas soviéticas, mientras que Breton fue rechazado por los comunistas.

El Surrealismo se interesaba por lo irracional, lo inconsciente, los fenómenos del sueño y el automatismo, buscando el hecho psíquico más elemental que pudiera revelar nuestra verdadera naturaleza. En este sentido, se rechazaba la actividad racional y premeditada de la mente.

Por su parte, Jean-Paul Sartre afirmaba la inexistencia de Dios y declaraba que el Existencialismo no era más que una preocupación por la existencia. Según él, los artistas (poetas, músicos, novelistas, etc.) debían enfocarse únicamente en el presente y crear para el momento. Para Sartre, lo ideal era que cada época tuviera su propia filosofía, literatura y arte, los cuales perderían valor y relevancia en épocas posteriores. El Existencialismo se basaba en un gran vitalismo, es decir, en ese impulso que hace que el ser humano sea humano, así como en la aceptación de la libertad como un absoluto. El hombre es libre, pero en su capacidad de elección también tiene una gran responsabilidad sobre cómo vive esa libertad.

Expresionismo literario

El expresionismo literario se desarrolla alrededor de 1910 y aparece en el panorama cultural alemán antes que, en el ámbito artístico, coincidiendo con los años de la Primera Guerra Mundial. Entre todos los movimientos de la literatura de vanguardia, el expresionismo es el único que ha logrado un éxito completo en diversas formas del arte contemporáneo, y aún perdura en nuestros días, especialmente en Alemania.

El objetivo del expresionismo es transmitir las sensaciones internas del ser humano a través de signos identificables y alejarse de los motivos externos de la realidad que el realismo literario y el impresionismo pictórico habían enfatizado. Va más allá de una mera visión imitativa de la vida y busca una comprensión más profunda de los problemas del hombre contemporáneo. Su visión del mundo se orienta hacia lo universal, dejando de lado los asuntos cotidianos. Mientras que el impresionismo en las artes plásticas se basaba en la simple observación de la naturaleza, el expresionismo cambia su enfoque artístico y proyecta la obra de creación a partir de la espiritualidad del ser humano.

Esta corriente busca la formación de un “hombre nuevo” a través de la renovación del arte y la sociedad. Pretende estilizar el discurso literario mediante contrastes agresivos y expresivos. No sigue cánones estrictos ni tiene un líder específico, como ocurre en otros movimientos vanguardistas mencionados anteriormente; más bien, puede definirse como una posición subjetiva en su enfoque artístico.

La literatura expresionista adquiere un tono ético debido a la protesta que realiza contra el entorno social; su visión del mundo es pesimista, amarga, apocalíptica y nihilista, y esta visión se presenta de manera deformada y grotesca. Se busca crear una realidad nueva e imaginaria en contraposición a la realidad concreta. El expresionismo también se manifiesta en el cine, la música y el teatro.

Entre sus principales precursores se encuentran Rainer María Rilke y Georg Trakl, y entre sus cultivadores más importantes se pueden mencionar a Ernst Stadler, Johannes R. Becher, Georg Heym, Ludwig Rubiner, Franz Werfel, Albert Ehrenstein, Alfred Wolfenstein, August Stramm, James Joyce, Franz Kafka, Otto Weininger y Aldous Huxley.

Representantes principales de la literatura vanguardista

FUTURISMO LITERARIO

ITALIA: Filippo Tomasso Marinetti (1876-1944); Raúl Mazza (1888-1948); Luigi Russolo (1885-1947); Carlo Carrá (1881-1966); Umberto Boccioni (1882-1916); Enrico Cavacchioli (1884-1954); Aldo Palazzeschi (1885-1974); Gian Lucini (1867-1914).

DADAISMO

ALEMANIA-FRANCIA: Tristán Tzara (1896-1964); Guillaume Apollinaire (1880-1918); Blaise Cendrars (1887-1961); Hans Arp (1887-1966); Hugo Ball (1886-1927); Marcel Janco (1895-1984): Roger Vitrac (1899-1952); Georges Ribemont-Dessaignes (1884-).

EXPRESIONISMO

ALEMANIA: Rainer María Rilke (1875-1926); Georg Trake (1887-1914); Franz Werfel (1890-1945); Ludwig Rubiner (1881-1920); Aldous Huxley (1864-1963); Franz Kafka (1883-1924); Johnes R. Becher (1891-1958); Ernst Stadler (1883-1914); Geor Heym (1887-1914).

SURREALISMO

FRANCIA: André Breton (1896-1966); Philippe Soupault (1897-1990); Luis Aragón (1897-1982); Paul Eluard (1895-1952); Marcel Duchamp (1887-1968); Antonin Artaud (1896-1948); Pierre Reverdy (1889-1960); Benjamin Peret (1899-1959).

CUBISMO

FRANCIA: Guillaume Apollinaire (1880-1918).

Conclusiones

La literatura de vanguardia se caracteriza por su autonomía y ejerce una influencia estética positiva debido al espíritu de libertad que promueve. Aunque los movimientos revolucionarios de vanguardia eventualmente disminuyen y desaparecen, esto solo es aparente, ya que la emancipación que impulsaron perdura de diversas formas en la estética del siglo XX.

La mayor importancia de la literatura vanguardista radica en su audacia expresiva, que de manera contundente modifica la trayectoria artística y la proyecta hacia el futuro. Después de las vanguardias, se dejan atrás las normas convencionales y los creadores se orientan naturalmente hacia atmósferas más prometedoras en las que cualquier forma de experimentación es permitida.

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