En la década de los 70, una época de efervescencia cultural y cuestionamiento de las grandes estructuras de poder, un pensador polifacético y provocador llamado Ivan Illich lanzó una de las críticas más demoledoras jamás formuladas contra la educación moderna. Desde su experiencia como sacerdote y observador social en América Latina, Illich no proponía una simple reforma; exigía una revolución. Su idea central, la desescolarización de Illich, no buscaba mejorar las escuelas, sino abolirlas. Sostenía que la escuela, como institución, se había convertido en un obstáculo para el verdadero aprendizaje, una herramienta que certificaba el conocimiento en lugar de fomentarlo y que perpetuaba la desigualdad bajo una falsa promesa de oportunidades.
Este artículo explora en profundidad el pensamiento de Ivan Illich. No solo revisaremos su biografía para entender el origen de sus ideas, sino que desglosaremos su crítica fundamental a la escolarización obligatoria y el currículum oculto que impone. Analizaremos su visión de una sociedad del aprendizaje, fundamentada en redes informales y la autonomía personal, y examinaremos cómo sus propuestas han influido en diversas corrientes pedagógicas alternativas. Finalmente, evaluaremos la vigencia de su legado, sus limitaciones y cómo sus provocaciones siguen siendo un espejo incómodo pero necesario para repensar el futuro de la educación en Hispanoamérica y el mundo.
Qué vas a encontrar en este artículo
Contexto Histórico y Biografía de Ivan Illich
Para comprender la radicalidad de la propuesta de Illich, es fundamental situarlo en su contexto biográfico e intelectual. Su vida fue un mosaico de culturas, idiomas y disciplinas que moldearon una perspectiva única y crítica sobre las instituciones modernas.
Orígenes y Formación Inicial: Un Ciudadano del Mundo
Ivan Illich nació en Viena en 1926, en el seno de una familia con raíces judías, dálmatas y católicas. Esta herencia multicultural le permitió dominar varios idiomas desde joven y le confirió una perspectiva cosmopolita que marcaría toda su obra. Creció en un período de convulsión política en Europa, lo que sin duda agudizó su sensibilidad hacia las estructuras de poder y control social.
Su formación académica fue igualmente diversa. Estudió teología y filosofía en Roma y obtuvo un doctorado en historia en la Universidad de Salzburgo. En 1951 fue ordenado sacerdote católico, un rol que inicialmente lo llevó a Nueva York para trabajar en una parroquia de mayoría puertorriqueña. Fue allí, en el contacto directo con las comunidades migrantes, donde comenzó a desarrollar su escepticismo hacia las instituciones que, bajo un discurso de ayuda, a menudo generaban nuevas formas de dependencia. Su experiencia en el sistema educativo de Puerto Rico fue clave para observar de primera mano cómo la escolarización importada de modelos estadounidenses no siempre respondía a las necesidades locales, creando en su lugar una brecha cultural y una dependencia de las credenciales externas.
Evolución Profesional y el Nacimiento de una Crítica Radical
El punto de inflexión en su carrera llegó en 1961, cuando fundó el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) en Cuernavaca, México. Concebido inicialmente para formar a misioneros norteamericanos que trabajaban en América Latina, el CIDOC se transformó rápidamente en un espacio de debate intelectual radical. Allí, junto a pensadores como Paulo Freire y Everett Reimer, Illich y sus colegas analizaron críticamente las instituciones de la modernidad: la salud, el transporte, la energía y, sobre todo, la educación.
Fue en este fértil ambiente intelectual donde gestó su obra más influyente, “La sociedad desescolarizada” (1971). Este libro no fue un hecho aislado; formaba parte de una crítica más amplia a la sociedad industrial y su tendencia a convertir necesidades humanas básicas en bienes de consumo gestionados por burocracias. Para Illich, la escuela era el paradigma de estas “instituciones contraproducentes”: prometía educación, pero entregaba escolarización; prometía igualdad de oportunidades, pero se convertía en el principal mecanismo para legitimar la desigualdad social. Su análisis sobre la escuela como institución social revelaba cómo esta no solo transmitía conocimientos, sino que fundamentalmente enseñaba un conjunto de valores y jerarquías que sostenían el statu quo.

Fundamentos Teóricos de la Desescolarización
La propuesta de Illich no es un simple ataque a la mala calidad de la enseñanza. Es un cuestionamiento profundo de la lógica misma de la escolarización obligatoria. Su teoría se asienta sobre dos pilares: una crítica implacable a la escuela institucional y una visión alternativa de cómo podría organizarse el aprendizaje en una sociedad libre.
Crítica a la Escuela Institucional: La Fábrica de Desigualdad
Illich argumentaba que la escuela moderna cumple cuatro funciones sociales clave que van más allá de su propósito educativo declarado, y que en realidad son perjudiciales para el aprendizaje y la sociedad.
Custodia y Control Social: La escuela funciona como una guardería a gran escala, manteniendo a niños y jóvenes ocupados y fuera del mercado laboral o del espacio público. Esta función de custodia, aunque práctica para la organización social, enseña una primera lección de dependencia: la necesidad de ser supervisado y gestionado por una institución.
Distribución de Roles Sociales: A través de un sistema de calificaciones y diplomas, la escuela clasifica y jerarquiza a los individuos. Asigna a cada persona un lugar en la pirámide social, legitimando la desigualdad. Quienes tienen éxito en el sistema escolar obtienen acceso a mejores oportunidades, no necesariamente porque sepan más, sino porque han demostrado su conformidad con las reglas del juego institucional. Este proceso, advertía, tiene poco que ver con la competencia real y mucho con la capacidad de adaptarse a la cultura escolar.
Inculcación de Valores Dominantes: La escuela, según Illich, es la principal “iglesia” de la sociedad industrial. A través del currículum oculto, enseña que el aprendizaje es un producto que se recibe pasivamente, que el conocimiento valioso es el que viene empaquetado en asignaturas y certificado por una autoridad, y que el progreso en la vida depende de acumular credenciales. Se aprende a valorar el consumo por encima de la creatividad y la obediencia por encima del pensamiento crítico.
Mercantilización del Conocimiento: Al definir un currículum escolar obligatorio, la escuela crea un monopolio sobre lo que se considera “conocimiento legítimo”. El aprendizaje se convierte en una mercancía que solo puede ser adquirida a través de la institución escolar, y el diploma, en su envase. Esto devalúa todo el aprendizaje que ocurre fuera de sus muros, como el que se da en la familia, en el trabajo o en la comunidad. Las diferencias entre educación y escolarización se vuelven aquí evidentes: la primera es un proceso vital y continuo, mientras que la segunda es un ritual institucional con costos crecientes.
Visión de una Sociedad Desescolarizada: El Aprendizaje como Acto de Libertad
Frente a este panorama, Illich no proponía simplemente abandonar a los estudiantes a su suerte. Su visión era la de una sociedad que deliberadamente diseñara estructuras para facilitar el aprendizaje autodirigido y voluntario. En lugar de concentrar los recursos educativos en una única institución burocrática, proponía descentralizarlos y ponerlos a disposición de todos.
El concepto clave aquí es el de “trama” o “red” de aprendizaje. Illich imaginaba una sociedad donde cualquier persona, sin importar su edad o formación previa, pudiera acceder a los recursos necesarios para aprender lo que le interesara, cuando le interesara. Esta sociedad desescolarizada se basaría en la autonomía y la convivialidad, un término que usaba para describir la interdependencia creativa y libre entre las personas, en contraste con la dependencia pasiva de las instituciones. El aprendizaje informal, lejos de ser un complemento, se convertiría en el eje central de la educación.
Principios Educativos y Alternativas sin Instituciones
Para hacer tangible su visión, Illich propuso un sistema alternativo basado en lo que llamó “redes de aprendizaje” o “tramas educativas”. Su objetivo era simple: conectar a las personas que quieren aprender con los recursos para hacerlo, de la manera más directa y menos burocrática posible.
Redes de Aprendizaje y Tecnología: El “Internet” antes de Internet
Décadas antes de la masificación de internet, Illich describió un sistema que hoy nos resulta sorprendentemente familiar. Propuso cuatro tipos de redes que podrían facilitar el aprendizaje a lo largo de toda la vida:
Servicios de Referencia sobre Objetos Educativos: Un directorio público que permitiera acceder a lugares y objetos de interés para el aprendizaje. Museos, bibliotecas, laboratorios, talleres, granjas o fábricas que estarían abiertos al público en ciertos horarios para que cualquiera pudiera ir a aprender de forma práctica. Hoy, esto resuena con el movimiento maker y los laboratorios de fabricación digital (Fab Labs).
Bolsas de Habilidades: Una plataforma donde las personas pudieran listar las habilidades que poseen y están dispuestas a enseñar. Si quieres aprender carpintería, programación o un idioma, podrías buscar a alguien en tu comunidad dispuesto a enseñarte, quizás a cambio de que tú le enseñes algo que sabes. Es la esencia del aprendizaje cooperativo a escala social, un precursor de las plataformas de intercambio de habilidades y la economía colaborativa.
Servicios de Búsqueda de Compañeros: Un sistema para que las personas que comparten un mismo interés de aprendizaje puedan encontrarse y formar grupos de estudio. Si estás interesado en la filosofía de Sócrates o en la astrofísica, podrías encontrar a otros para discutir, investigar y aprender juntos. Es la idea fundamental detrás de los foros en línea, los grupos de Meetup y las comunidades de aprendizaje virtuales.
Directorios de Educadores Independientes: Un listado de profesionales, artesanos o sabios de la comunidad que ofrecieran sus servicios como guías o mentores. A diferencia de los maestros certificados por el Estado, su reputación se basaría en la satisfacción de sus estudiantes y en su experiencia demostrada.
Lo visionario de esta propuesta es que se basa en la descentralización y la confianza en la capacidad de las personas para organizar su propio aprendizaje. El rol del docente cambia drásticamente, pasando de ser un transmisor de contenidos a un facilitador, un mentor o un par en el proceso de descubrimiento.
Aprendizaje Informal y Convivialidad: La Vida como Escuela
El segundo pilar de su alternativa es la revalorización del aprendizaje que ocurre en la vida cotidiana. Illich defendía que la mayor parte de lo que aprendemos y es verdaderamente útil —hablar nuestro idioma, caminar, relacionarnos socialmente, adquirir un oficio— lo aprendemos de manera informal, a través de la observación, la práctica y la interacción. La escuela, al encerrar el aprendizaje en un espacio y tiempo determinados, devalúa estas formas orgánicas de conocimiento.
El concepto de convivialidad es central aquí. Illich lo oponía a la producción industrial. Una herramienta convivial es aquella que puede ser usada por cualquiera para sus propios fines, como una bicicleta o un martillo. Una herramienta industrial, como un sistema de transporte masivo o una central nuclear, requiere de expertos y burocracias para funcionar, creando dependencia. Para Illich, la escuela es una herramienta industrial. Una sociedad desescolarizada fomentaría “herramientas conviviales” para el aprendizaje: bibliotecas abiertas, acceso a la tecnología, espacios comunitarios y, sobre todo, una cultura que valore el diálogo y el intercambio de saberes.

Aplicaciones Prácticas en Entornos Educativos
Aunque la idea de abolir las escuelas pueda parecer una utopía, los principios de Illich han tenido un impacto tangible y han inspirado movimientos y prácticas educativas en todo el mundo, especialmente en contextos donde la educación formal tradicional muestra sus límites.
Implementación Histórica: El CIDOC y los Movimientos de los 70
El propio CIDOC en Cuernavaca fue un laboratorio para las ideas de Illich. Funcionaba sin un currículum fijo, sin exámenes y sin diplomas. Los participantes, provenientes de diversas partes del mundo, diseñaban sus propios programas de estudio en diálogo con los académicos y pensadores que allí se reunían. El centro era un ejemplo vivo de una comunidad de aprendizaje basada en el interés mutuo y la investigación colaborativa.
Inspirados por Illich y otros críticos como John Holt, en la década de 1970 surgieron numerosos movimientos de educación alternativa. En Estados Unidos, el movimiento del unschooling y el homeschooling ganaron tracción, defendiendo el derecho de las familias a educar a sus hijos fuera del sistema institucional. Aunque a menudo se asocian con motivaciones religiosas o conservadoras, sus raíces también se encuentran en esta crítica radical a la escolarización obligatoria y en la búsqueda de un aprendizaje más personalizado y autónomo.
Adaptaciones en Hispanoamérica y Contextos Modernos
Las ideas de Illich han encontrado un eco particular en Hispanoamérica, una región marcada por profundas desigualdades y donde la escuela a menudo no logra cumplir su promesa de movilidad social.
Educación Comunitaria: En países como Bolivia y México, han surgido modelos de educación comunitaria que buscan integrar los saberes locales y las tradiciones culturales en el proceso de aprendizaje, en clara oposición al currículum estandarizado. Estas escuelas, a menudo gestionadas por las propias comunidades, priorizan un aprendizaje relevante para la vida de los estudiantes y fomentan un fuerte vínculo con su entorno. Se inspiran en la idea de Illich de que el aprendizaje debe estar anclado en la realidad local.
Movimientos de Educación Popular: La pedagogía crítica de Paulo Freire, aunque con un enfoque más centrado en la concientización política, comparte con Illich la crítica a una educación “bancaria” que deposita conocimientos en la mente de los alumnos. En toda la región, los movimientos de educación popular han adoptado principios de aprendizaje dialógico, horizontal y basado en la experiencia, que resuenan con la visión desescolarizadora.
El Impacto de la Tecnología Post-COVID: La pandemia de COVID-19 forzó una desescolarización masiva y no planificada. Aunque la educación remota de emergencia replicó en gran medida las estructuras y vicios de la escuela presencial, también abrió un debate sobre sus límites. Puso de manifiesto la importancia de las competencias digitales y la capacidad de auto-organización de los estudiantes. La visión de Illich sobre redes de aprendizaje cobra una nueva relevancia en un mundo donde la IA en la educación y las plataformas en línea pueden, si se diseñan de forma convivial, conectar a millones de aprendices con recursos y mentores de todo el mundo.
Influencia y Legado en la Pedagogía Contemporánea
A más de cincuenta años de la publicación de “La sociedad desescolarizada”, el pensamiento de Ivan Illich sigue siendo una referencia ineludible en los debates sobre el futuro de la educación. Su influencia se percibe tanto en el trabajo de otros pensadores como en las corrientes pedagógicas que desafían el modelo tradicional.
Impacto en Pensadores Posteriores y Corrientes Alternativas
La crítica de Illich a las instituciones no se limitó a la educación, pero fue en este campo donde sus ideas calaron más hondo. Su trabajo dialoga y se cruza con el de otros grandes críticos de la educación del siglo XX.
Comparación con Paulo Freire: Aunque a menudo se les menciona juntos, sus enfoques son distintos. Freire buscaba transformar la escuela en un espacio de liberación y concientización política. No era un abolicionista de la escuela, sino un reformador radical de su propósito y su método. Illich, por otro lado, veía la institución escolar como intrínsecamente opresiva e irreparable. Para él, la estructura misma de la escuela, con su currículum obligatorio y su poder de certificación, era el problema. Sin embargo, ambos compartían una profunda desconfianza en la educación como mera transmisión de información y una fe inquebrantable en la capacidad de las personas para ser protagonistas de su propio aprendizaje.
Diálogo con Pierre Bourdieu: El sociólogo francés Pierre Bourdieu desarrolló conceptos como “capital cultural” y “violencia simbólica” para explicar cómo la escuela reproduce las desigualdades sociales. Su análisis, aunque más académico y menos propositivo que el de Illich, llega a una conclusión similar: la escuela no es un terreno neutral, sino un campo de lucha donde se impone la cultura de las clases dominantes como la única legítima. Illich toma esta crítica sociológica y la lleva a su conclusión lógica: si la escuela es un mecanismo de reproducción, la solución no es ajustarla, sino desmantelarla.
Influencia en el Unschooling y el Aprendizaje Autónomo: Pensadores como John Holt, quien acuñó el término unschooling, encontraron en Illich un respaldo teórico fundamental. La idea de que los niños son aprendices naturales y que su curiosidad es ahogada por la estructura rígida de la escuela es central en esta corriente. Hoy, el movimiento por el aprendizaje autodirigido, que aboga por dar a los estudiantes un mayor control sobre qué, cómo, cuándo y dónde aprenden, es un heredero directo de la visión de Illich. Las estrategias para fomentar la autonomía en los estudiantes beben directamente de esta fuente.
Relevancia Actual en los Desafíos Globales
Las ideas de Illich no son una reliquia de los años 70. Su crítica a la “sociedad del diploma” y a la mercantilización del saber es más pertinente que nunca en un mundo donde la inflación de credenciales es una realidad y el costo de la educación superior se ha vuelto prohibitivo para muchos.
Crítica a la Educación Virtual Estandarizada: La rápida expansión de las plataformas de educación en línea (MOOCs, etc.) a menudo reproduce la lógica industrial que Illich criticaba: cursos masivos, estandarizados y centrados en la certificación. Su pensamiento nos invita a preguntarnos si estamos usando la tecnología para crear verdaderas redes de aprendizaje conviviales o simplemente para construir escuelas virtuales más grandes y eficientes.
Aprendizaje a lo Largo de la Vida: En una economía del conocimiento donde las habilidades se vuelven obsoletas rápidamente, la idea de que la educación termina con un título universitario es insostenible. El concepto de aprendizaje a lo largo de la vida es hoy un consenso. La visión de Illich ofrece un modelo de cómo podría estructurarse este aprendizaje continuo: no a través de una escolarización perpetua, sino mediante redes flexibles y accesibles que respondan a las necesidades cambiantes de las personas.
Equidad Educativa: La promesa de la escuela como gran igualadora de oportunidades se ha visto cuestionada por la evidencia de que las brechas educativas persisten y, en algunos casos, se amplían. Illich nos obliga a considerar si la solución es “más escuela” o si, por el contrario, la inversión masiva en un único modelo institucional está desviando recursos que podrían usarse para crear un ecosistema de aprendizaje mucho más diverso, inclusivo y equitativo. La búsqueda de la equidad educativa requiere pensar fuera de los muros de la escuela.
Críticas y Limitaciones de su Enfoque
A pesar de su poder inspirador, la propuesta de la desescolarización de Illich no ha estado exenta de críticas. Su visión ha sido calificada de utópica, idealista y, en ciertos aspectos, peligrosa, especialmente si se aplicara sin matices en sociedades profundamente desiguales.
Análisis de Debilidades Históricas
Las principales críticas al modelo de Illich se pueden agrupar en varios puntos:
Utopismo y Falta de Pragmatismo: La objeción más común es que su visión es simplemente irrealizable. ¿Cómo funcionaría una sociedad compleja sin un sistema estandarizado para verificar competencias, especialmente en campos críticos como la medicina o la ingeniería? Los críticos argumentan que, aunque la escuela es imperfecta, cumple funciones de socialización y certificación que son indispensables para la cohesión social y la seguridad pública.
El Riesgo de Aumentar la Desigualdad: En una sociedad desescolarizada, ¿quién tendría realmente acceso a las redes de aprendizaje? Los críticos temen que serían las familias con mayor capital cultural y económico las que mejor sabrían navegar este sistema abierto, mientras que los más desfavorecidos quedarían atrás. La escuela, con todos sus defectos, al menos proporciona un espacio físico y unos recursos mínimos para aquellos que no los tienen en casa. Sin ella, la brecha entre ricos y pobres podría ensancharse aún más.
Idealización del Aprendizaje Autónomo: Illich parece asumir que todos los individuos son aprendices motivados y autodirigidos por naturaleza. Sin embargo, muchos niños y adultos necesitan estructura, guía y un empujón externo para aprender. La teoría socioconstructivista de Vygotsky, por ejemplo, destaca el papel crucial del “otro más experto” (maestro, tutor, par) en el aprendizaje, un rol que las redes informales de Illich no garantizan de manera sistemática.
Olvido del Rol Protector de la Escuela: Para muchos niños que viven en entornos de pobreza, violencia o negligencia, la escuela es un refugio. Es un lugar donde reciben alimentación, protección y acceso a servicios de salud. Una abolición total de la institución escolar, sin una red de seguridad social mucho más robusta, podría tener consecuencias devastadoras para los más vulnerables.
Sugerencias para Adaptaciones Contemporáneas
Reconocer estas limitaciones no implica desechar por completo el pensamiento de Illich. Su valor actual reside menos en la aplicación literal de su propuesta y más en su poder como herramienta de crítica y fuente de inspiración. ¿Cómo podemos adaptar sus ideas al siglo XXI?
Hacia un Ecosistema de Aprendizaje Híbrido: En lugar de una dicotomía entre “escuela” o “no escuela”, podemos pensar en un ecosistema educativo más rico y diverso. La escuela podría seguir existiendo, pero perdiendo su monopolio. Podría convertirse en un “nodo” más dentro de una red que incluye bibliotecas, centros comunitarios, plataformas en línea, talleres de artesanos, etc. El objetivo sería crear currículos más flexibles y permeables que reconozcan y validen el aprendizaje ocurrido en estos otros espacios.
Tecnología Convivial para la Equidad: La tecnología puede ser una herramienta para materializar la visión de Illich de una manera más equitativa. Proyectos de conectividad universal, repositorios de recursos educativos abiertos y plataformas que conecten a mentores con estudiantes de bajos recursos pueden ayudar a mitigar el riesgo de que la desescolarización beneficie solo a los privilegiados. La clave es diseñar la tecnología con un enfoque en la equidad y la convivialidad, no en el lucro.
Fomentar la “Mentalidad Desescolarizadora” dentro de la Escuela: Quizás la aplicación más práctica de Illich hoy en día es para los propios docentes. Adoptar una “mentalidad desescolarizadora” significa cuestionar constantemente el currículum oculto, dar más agencia y autonomía a los estudiantes, evaluar sin calificar siempre que sea posible, y conectar el aprendizaje del aula con el mundo real. Se trata de aplicar el espíritu de la desescolarización para hacer la escuela, paradójicamente, menos “escolar” y más educativa.
Ivan Illich fue mucho más que un simple crítico de la educación. Fue un pensador radical que nos obligó a mirar de frente las contradicciones de la modernidad. Su propuesta de desescolarización, lejos de ser una simple excentricidad de los años 70, representa un desafío fundamental a la idea de que el aprendizaje genuino puede ser planificado, empaquetado y distribuido en masa por una institución. Su análisis sobre cómo la escuela reproduce la desigualdad, fomenta la dependencia y mercantiliza el saber sigue siendo de una actualidad punzante.
Si bien la abolición total de las escuelas se antoja una utopía con riesgos considerables, el valor del legado de Illich no reside en la literalidad de su propuesta, sino en la potencia de su crítica. Sus ideas son una invitación permanente a la reflexión para todo educador. Nos impulsan a cuestionar nuestras prácticas, a identificar el currículum oculto en nuestras aulas y a buscar formas de devolver el protagonismo y la autonomía a quienes aprenden.
En Hispanoamérica, una región que lucha por construir sistemas educativos más justos y pertinentes, la voz de Illich resuena con especial fuerza. Nos recuerda que la solución a nuestros desafíos educativos quizás no esté en construir más de lo mismo, sino en tener la valentía de imaginar algo radicalmente diferente: una sociedad que no confunda la educación con la escolarización y que confíe en la infinita capacidad de las personas para aprender en libertad.
Recursos para el Docente
El pensamiento de Ivan Illich puede parecer abstracto, pero es una fuente increíble de inspiración para transformar nuestra práctica diaria. Aquí tienes algunas ideas para llevar su espíritu crítico y liberador a tu entorno profesional.
Preguntas para la Reflexión y el Debate (Individual o en Equipo):
Sobre el Currículum Oculto: ¿Qué mensajes no explícitos sobre el éxito, la autoridad y el conocimiento transmite mi escuela o mi aula? ¿Cómo puedo hacerlos visibles y discutirlos con mis estudiantes?
Sobre el Monopolio del Saber: ¿De qué maneras mi planificación didáctica puede reconocer y validar los saberes y experiencias que los estudiantes traen de fuera de la escuela?
Sobre la Dependencia: ¿Mis métodos de evaluación fomentan la autonomía y la autoevaluación, o refuerzan la dependencia de la calificación externa?
Sobre las Redes de Aprendizaje: ¿Cómo puedo conectar a mis estudiantes con recursos y personas de la comunidad local (artesanos, profesionales, ancianos) para enriquecer su aprendizaje?
Actividades Prácticas para Docentes:
Mapeo de tu Red de Aprendizaje Personal: Dibuja un mapa mental. En el centro, colócate a ti. Alrededor, identifica todas las personas, lugares, recursos en línea, libros, experiencias y comunidades de las que aprendes de manera informal. Reflexiona sobre cuán diverso y rico es tu aprendizaje fuera de los cursos formales.
“Cacería del Tesoro” de Recursos Comunitarios: Dedica una tarde a explorar tu barrio o ciudad con los ojos de un “desescolarizador”. Identifica al menos 10 “objetos educativos” (un taller mecánico, un mercado, un parque con biodiversidad, un edificio histórico) y piensa en una actividad de aprendizaje que podría realizarse allí.
Fomentar Proyectos de Aprendizaje Autodirigido: En lugar de un examen final tradicional, propone a tus estudiantes un proyecto donde ellos elijan el tema (dentro de un marco amplio) y definan sus propios objetivos de aprendizaje. Tu rol será el de un mentor que guía y provee recursos, no el de un instructor que dicta el camino. Esto se alinea con metodologías como el aprendizaje basado en proyectos (ABP).
Glosario
Desescolarización: Propuesta de abolir la escolarización obligatoria y el monopolio de la escuela sobre la educación, para reemplazarla por redes de aprendizaje voluntarias y descentralizadas.
Convivialidad: Cualidad de las herramientas, instituciones y relaciones sociales que son controlables y manejables por las personas para sus propios fines, fomentando la autonomía y la interdependencia creativa en lugar de la dependencia y la pasividad.
Redes de Aprendizaje (o Tramas Educativas): Sistema de cuatro redes (objetos, habilidades, pares y educadores) propuesto por Illich para conectar de forma libre y voluntaria a los aprendices con los recursos educativos en una sociedad desescolarizada.
Herramientas Conviviales: Instrumentos que potencian la creatividad y la autonomía del usuario, como una bicicleta o una pala. Se oponen a las herramientas industriales (como un sistema de autopistas) que generan dependencia de expertos y burocracias.
Currículum Oculto: Conjunto de normas, valores y creencias no explícitas que se transmiten en la escuela y que enseñan a los estudiantes a aceptar las jerarquías sociales, la competencia y el consumo como valores fundamentales de la sociedad industrial.
CIDOC (Centro Intercultural de Documentación): Centro fundado por Illich en Cuernavaca (México) que funcionó como un espacio de debate radical y un laboratorio para sus ideas sobre la desinstitucionalización.
Monopolio del Saber: Crítica a cómo la escuela se apropia del derecho a definir qué es conocimiento válido y a certificar quién lo posee, devaluando todas las formas de aprendizaje y saber que ocurren fuera de su control.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Desescolarizar significa eliminar las escuelas por completo? En su formulación más radical, sí. Illich abogaba por la abolición de la escolarización obligatoria como sistema. Sin embargo, su crítica puede interpretarse hoy como un llamado a diversificar radicalmente las oportunidades de aprendizaje y a romper el monopolio de la escuela, permitiendo que coexista con otras muchas formas de aprender.
2. ¿Es lo mismo desescolarización que homeschooling o unschooling? No exactamente. El homeschooling a menudo implica replicar el currículum y la estructura escolar en casa. El unschooling está más cerca del ideal de Illich, ya que se basa en el aprendizaje autodirigido y guiado por los intereses del niño. Sin embargo, la desescolarización de Illich es un proyecto social y político a gran escala, no una elección individual o familiar. Busca crear una infraestructura social (las redes de aprendizaje) que haga el aprendizaje autónomo accesible para todos, no solo para quienes tienen los recursos para hacerlo en casa.
3. ¿Cómo se garantizaría la equidad en una sociedad desescolarizada? Esta es una de las críticas más fuertes a su modelo. Illich creía que al liberar los recursos educativos del control burocrático, estos estarían más disponibles para todos. Su visión dependía de un fuerte compromiso comunitario y de políticas públicas que garantizaran el acceso universal a las “redes de aprendizaje”. Los críticos argumentan que, sin una institución que vele activamente por la equidad, las desigualdades existentes podrían agravarse.
4. ¿Son las ideas de Illich aplicables en el sistema educativo actual? Aplicar la desescolarización de forma literal es políticamente inviable en la mayoría de los contextos. Sin embargo, su espíritu es muy aplicable. Los docentes pueden trabajar para reducir el currículum oculto, fomentar la autonomía, utilizar metodologías activas y conectar sus aulas con la comunidad. Los sistemas educativos pueden crear programas más flexibles, certificar competencias adquiridas fuera de la escuela y promover un ecosistema de aprendizaje más diverso.
5. ¿Qué papel juega la tecnología en la visión de Illich? Illich escribió antes de la era de internet, pero su concepto de “redes de aprendizaje” es profético. La tecnología actual tiene el potencial de hacer realidad su visión a una escala global. Sin embargo, Illich nos advertiría que debemos ser críticos: ¿estamos usando la tecnología de manera “convivial”, para empoderar a los individuos y crear comunidades, o la estamos usando para construir sistemas de control y vigilancia más eficientes que refuercen la lógica “escolar”?
Bibliografía
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