¿Alguna vez te paraste a observar el ir y venir de una calle transitada? Es como un enorme organismo vivo: autos que se deslizan, colectivos que marcan su ritmo, motos que zigzaguean con apuro y, entre todo ese movimiento, nosotros, los peatones, intentando encontrar nuestro espacio, y los ciclistas, buscando su carril. Cada uno de esos trayectos, por corto que sea, implica una serie de decisiones, de cuidados, de normas que, idealmente, deberían fluir como una coreografía perfecta. Pero sabemos que no siempre es así. Por eso, cada 10 de junio, el día de la seguridad vial en argentina nos invita a poner una pausa, a reflexionar y, sobre todo, a actuar.
Esta fecha no es un simple recordatorio en el almanaque; es un llamado a la conciencia colectiva sobre la importancia de construir, entre todos, un tránsito más seguro y respetuoso. Y en esa construcción, vos, como docente, tenés un papel fundamental. Porque la educación vial no empieza cuando sacamos el registro de conducir, sino mucho antes, en esos primeros años donde se forman los hábitos, se internalizan las normas y se aprende el valor del cuidado propio y ajeno. Este artículo busca ser una caja de herramientas, una fuente de ideas y reflexiones para que puedas llevar la seguridad vial a tu aula, formando no solo futuros conductores, sino, y quizás más importante aún, peatones atentos y ciclistas responsables.
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¿Por qué el 10 de junio? Un cambio de mano que nos cambió la forma de movernos
La elección del 10 de junio para celebrar el día de la seguridad vial en argentina tiene una explicación bien concreta y un tanto peculiar, anclada en nuestra historia. Hasta 1945, en nuestro país, se manejaba por la izquierda, al estilo inglés. Sí, como lo ves en las películas británicas o como si hoy viajaras a Australia. El volante de los autos, por ende, solía estar a la derecha para que el conductor tuviera mejor visibilidad del centro de la calzada.
Pero el mundo automotor estaba cambiando. La mayoría de los países, incluyendo a nuestros vecinos y a Estados Unidos –principal proveedor de vehículos en esa época–, ya circulaban por la derecha. Esta diferencia generaba no pocas complicaciones, especialmente con los autos importados que llegaban con el volante a la izquierda, lo que dificultaba la visión del conductor al tener que manejar “del lado de la vereda” en un sistema de circulación por la izquierda.
Así fue que, tras un análisis de conveniencia y seguridad, se decidió unificar el sentido de circulación con el de la mayoría de la región y del mundo. El 10 de junio de 1945 fue el “Día D” para el tránsito argentino: a partir de esa fecha, se implementó el cambio de mano, y todos los vehículos comenzaron a circular por la derecha. Imaginate el revuelo, la necesidad de reeducar a toda una población de conductores y peatones, cambiar señalizaciones. Fue una verdadera proeza de adaptación colectiva.
Por eso, este día no solo conmemora ese cambio histórico, sino que se resignificó para promover la educación vial y la toma de conciencia sobre la importancia de las normas y conductas seguras en el tránsito. Es un recordatorio de que la seguridad vial es una construcción social, dinámica y que requiere un compromiso constante de todos.
La calle es de todos: una responsabilidad que se comparte, no se esquiva
Es muy común que, al hablar de seguridad vial, el foco se ponga casi exclusivamente en quienes conducen un auto, una moto o un colectivo. Y si bien es cierto que tienen una enorme responsabilidad por el potencial riesgo que implica manejar un vehículo, la realidad es que la vía pública es un espacio de convivencia donde todos somos actores y, por lo tanto, todos somos responsables de la seguridad.
- Peatones: Somos el eslabón más vulnerable. Nuestras decisiones al cruzar, por dónde caminamos, si estamos atentos o distraídos, tienen un impacto directo en nuestra seguridad y en la fluidez del tránsito. Un peatón consciente es un peatón seguro.
- Ciclistas: La bicicleta gana terreno como medio de transporte saludable y ecológico. Pero ser ciclista implica conocer las normas, usar elementos de protección y ser visibles para los demás. La bici es libertad, pero también responsabilidad.
- Pasajeros: Ya sea en un auto particular, en el micro escolar o en el transporte público, también tenemos un rol. Abrocharnos el cinturón, no distraer al conductor, subir y bajar por el lado correcto son acciones que suman seguridad.
- Conductores: Indudablemente, quienes están al volante tienen una obligación primordial de conocer y respetar las normas, conducir con prudencia, mantener su vehículo en condiciones y, fundamentalmente, ser extremadamente cuidadosos con los usuarios más frágiles (peatones y ciclistas).
El concepto clave es el de convivencia vial. Las calles no son pistas de carrera ni propiedad exclusiva de nadie. Son espacios compartidos donde el respeto por las normas y por el otro es la base de una circulación armónica y segura. La educación vial es la herramienta fundamental para construir esa cultura de la convivencia.

Educación vial en la escuela: sembrando hoy los conductores y ciudadanos del mañana
La educación vial es mucho más que aprenderse de memoria las señales de tránsito. Es un proceso integral que busca desarrollar conocimientos, habilidades, actitudes y valores para que los chicos y chicas puedan moverse de forma segura y responsable por su entorno, hoy como peatones o ciclistas, y mañana, quizás, como conductores.
¿Por qué es tan crucial empezar en la primaria?
- Son usuarios cotidianos de la vía pública: Van y vienen de la escuela, juegan en la vereda, cruzan calles, andan en bici. Necesitan saber cómo hacerlo de forma segura desde ya.
- Se forjan hábitos para toda la vida: La infancia es una etapa privilegiada para la internalización de conductas. Lo que se aprende y se practica de manera significativa y lúdica en estos años tiende a fijarse profundamente.
- Se cultivan valores esenciales: La educación vial es una excelente plataforma para trabajar el respeto (a las normas, a los demás), la solidaridad (ayudar a quien lo necesita), la prudencia (pensar antes de actuar), la responsabilidad y el cuidado de la vida propia y ajena.
- Efecto multiplicador: Los niños son grandes transmisores de lo que aprenden. Llevan a sus casas los mensajes, las preguntas, las nuevas ideas, y pueden influir positivamente en las conductas viales de sus familias.
- Desarrollo de la autonomía responsable: Conocer las normas y los riesgos les permite ganar autonomía para moverse en su entorno de manera más segura y confiada.
Como docente, tu rol es protagónico. Sos quien puede transformar la seguridad vial de un tema curricular más, en una experiencia de aprendizaje vital y atractiva.
Peatones estrella: los primeros pasos hacia la autonomía segura
Caminar es nuestra forma más elemental de transitar. Formar peatones atentos, prudentes y conocedores de sus derechos y responsabilidades es una tarea prioritaria de la educación vial en la escuela.
Puntos clave a trabajar:
- La vereda, mi refugio: Siempre caminar por la vereda, lo más alejado posible del cordón. Si excepcionalmente no hay vereda (algo frecuente en algunas zonas), caminar por la banquina en sentido contrario al tránsito (para ver venir los vehículos) y lo más alejado posible de la calzada.
- El arte de cruzar la calle:
- Por las esquinas, siempre: Es el lugar indicado. Si hay senda peatonal (las “cebras”), ¡mucho mejor! Explicar que los conductores esperan que los peatones crucen por ahí.
- El ritual clave: parar, mirar, escuchar y cruzar. Antes de poner un pie en la calzada: 1. Me detengo en el borde de la vereda. 2. Miro hacia la izquierda (por donde vienen los autos más cercanos en calles de doble mano o mano única desde la izquierda). 3. Miro hacia la derecha. 4. Vuelvo a mirar hacia la izquierda. ¡Y también agudizo el oído! A veces el sonido de un motor nos alerta.
- Cruzar caminando, a buen paso, nunca corriendo ni jugando. Y, muy importante, sin distracciones (celulares, jueguitos, auriculares que aíslen del sonido ambiente).
- Intentar el contacto visual: Si es posible, tratar de hacer contacto visual con el conductor para asegurarse de que nos ha visto y nos cede el paso.
- El semáforo peatonal, mi guía luminoso:
- Muñequito rojo fijo: ¡Alto! No cruzar. Esperar pacientemente en la vereda.
- Muñequito verde (caminando, fijo o intermitente): ¡Ahora sí! Cruzar con atención, porque algunos vehículos pueden estar doblando.
- Muñequito rojo intermitente o cuenta regresiva: Si ya empecé a cruzar, apuro el paso (sin correr) para terminar. Si no empecé, espero la próxima luz verde.
- ¡Ojo con los garajes!: Estar siempre atentos a las entradas y salidas de vehículos de los garajes.
- La calle no es para jugar: No correr detrás de una pelota hacia la calzada ni usarla como espacio de juego.
- Subir y bajar seguro: Al bajar del auto, colectivo o transporte escolar, hacerlo siempre por el lado de la vereda.
Ciclistas con casco y conciencia: pedaleando seguro
Andar en bicicleta es una fuente de alegría, ejercicio y autonomía para los chicos. Pero también implica aprender a hacerlo de forma segura y responsable.
Aspectos fundamentales para pequeños ciclistas:
- El casco, ¡un amigo inseparable!: No es un accesorio, es un elemento de seguridad vital. Debe ser del talle correcto, estar bien ajustado (ni flojo ni apretado) y siempre abrochado. Explicarles que la cabeza es muy importante y el casco la protege en caso de caídas. ¡Que se acostumbren a usarlo siempre!
- Hacerme ver es protegerme: La visibilidad es clave para evitar accidentes.
- Ropa clara o de colores vivos: Facilita que los conductores nos vean, especialmente con poca luz.
- Elementos reflectantes: Ojos de gato (delanteros blancos, traseros rojos, en los rayos de las ruedas), cintas reflectantes en la bici, en la ropa o en la mochila.
- Luces: Obligatorias si se circula de noche o con baja visibilidad. Luz delantera blanca y luz trasera roja.
- Mi bici, mi compañera a punto:
- Frenos: Que funcionen correctamente, tanto el delantero como el trasero.
- Cubiertas: Con la presión de aire adecuada.
- Cadena: Limpia y lubricada.
- Asiento y manubrio: Ajustados a la altura del niño para un manejo cómodo y seguro.
- ¿Por dónde circulo con mi bici?:
- Ciclovías o bicisendas: ¡Son el lugar ideal y más seguro! Si están disponibles, hay que usarlas.
- Por la calzada (la calle): Siempre por el carril derecho, en el mismo sentido que los vehículos motorizados, y lo más cerca posible del cordón o borde derecho.
- En fila india: Si se circula en grupo, uno detrás del otro, nunca de a pares o en pelotón ocupando todo el carril.
- Veredas NO (con matices): Las veredas son para los peatones. La normativa general prohíbe circular en bicicleta por la vereda. Sin embargo, algunas normativas locales pueden permitirlo para niños muy pequeños, siempre que no haya ciclovía disponible y se haga con extremo cuidado, a muy baja velocidad y dando prioridad absoluta al peatón. Es importante conocer la normativa local y enseñarles a los chicos a ser muy respetuosos si excepcionalmente deben usar un tramo de vereda.
- Señales manuales: mi forma de “hablar” en el tránsito:
- Para doblar a la izquierda: Extender el brazo izquierdo horizontalmente.
- Para doblar a la derecha: Extender el brazo derecho horizontalmente, o flexionar el brazo izquierdo hacia arriba en ángulo de 90°.
- Para frenar o detenerse: Extender el brazo izquierdo hacia abajo, con la palma de la mano hacia atrás.
- Respetar TODAS las señales de tránsito: Los semáforos, las señales de PARE, CEDA EL PASO, las indicaciones de los agentes de tránsito, son para todos los que circulan, ¡incluidos los ciclistas!
- Atención y anticipación: Mirar siempre adelante, a los costados, escuchar los sonidos del tránsito. Intentar anticipar las maniobras de los vehículos (apertura de puertas de autos estacionados, giros inesperados).

El aula: un laboratorio de seguridad vial
El día de la seguridad vial en argentina nos da el envión perfecto para desplegar nuestra creatividad pedagógica y hacer de la educación vial una experiencia memorable y transformadora.
Algunas ideas previas para la planificación:
- Diagnóstico: ¿Qué saben mis alumnos sobre el tema? ¿Cómo vienen a la escuela? ¿Qué observan en sus trayectos? ¿Cuáles son sus principales dudas o temores?
- Materiales: Recopilar imágenes, videos cortos (hay muchos y muy buenos en sitios oficiales y de ONGs), canciones, cuentos, señales de tránsito de juguete o para armar, elementos para crear maquetas o circuitos.
- Participación: Diseñar actividades donde los chicos sean protagonistas: que investiguen, debatan, creen, jueguen, propongan.
- Transversalidad: La educación vial se puede (¡y debe!) integrar con otras áreas del currículum:
- Lengua: Lectura y escritura de normas, cuentos, noticias, creación de folletos, slogans.
- Matemática: Conteo de vehículos, medición de distancias, interpretación de gráficos sobre siniestralidad (adaptados), cálculo de tiempos.
- Ciencias Sociales: Estudio del entorno, medios de transporte, historia de las normas viales, roles ciudadanos.
- Ciencias Naturales: El cuerpo humano y la importancia de protegerlo (uso del casco, cinturón).
- Plástica: Dibujo de señales, creación de maquetas, diseño de afiches.
- Música: Invención de canciones con mensajes de seguridad vial.
- Educación Física: Creación de circuitos viales en el patio, juegos de roles.
Actividades para el aula (¡y más allá!)
Primer Ciclo (1°, 2° y 3° grado): Descubriendo el mundo vial con los sentidos y el juego
“Mi barrio seguro, mi camino a la escuela”:
- Cómo hacerlo: Pedirles que dibujen o construyan con bloques el camino que hacen de casa a la escuela. Identificar puntos clave: su casa, la escuela, semáforos, sendas peatonales, kioscos, plazas. Conversar sobre los cuidados que tienen en ese trayecto. Se puede armar un gran mural colectivo.
- Qué se busca: Reconocimiento del entorno cercano, identificación de elementos viales básicos y de conductas seguras.
“El semáforo que habla”:
- Cómo hacerlo: Construir un semáforo grande de cartón con círculos de colores intercambiables (rojo, amarillo, verde para vehículos; rojo y verde para peatones con las siluetas). Jugar a que el docente o un alumno “maneja” el semáforo y los demás son peatones o vehículos que deben actuar según la luz. Incorporar sonidos o canciones para cada color.
- Qué se busca: Comprensión lúdica del funcionamiento del semáforo y su significado.
“Cuentos y títeres en la calle”:
- Cómo hacerlo: Seleccionar o crear cuentos donde los personajes vivan situaciones relacionadas con la seguridad vial (cruzar correctamente, la importancia del casco para el personaje ciclista, etc.). Representarlos con títeres.
- Qué se busca: Transmitir mensajes de forma entretenida y cercana, fomentando la empatía.
“Inspectores de veredas”:
- Cómo hacerlo: Dar una vuelta (simulada en el aula con dibujos o real por la manzana de la escuela si es seguro y posible) para observar el estado de las veredas. ¿Están en buen estado? ¿Hay obstáculos? ¿Están bien los accesos para cochecitos o sillas de ruedas? Dibujar o anotar lo observado.
- Qué se busca: Desarrollar la observación crítica del entorno y la conciencia sobre el espacio peatonal.
Segundo Ciclo (4°, 5°, 6° y 7° grado): Analizando, proponiendo y actuando
“Diseñadores de calles seguras”:
- Cómo hacerlo: En grupos, analizar un cruce de calles cercano a la escuela (puede ser a través de observación directa, fotos o Google Street View). Identificar problemas de seguridad vial. Luego, proponer soluciones: dibujar cómo sería ese cruce más seguro (con más señales, sendas mejor marcadas, reductores de velocidad, rampas, etc.). Pueden hacer maquetas.
- Qué se busca: Fomentar el análisis crítico, la resolución de problemas y la creatividad para proponer mejoras.
“Reporteros viales por un día”:
- Cómo hacerlo: Proponerles que investiguen sobre el día de la seguridad vial en argentina. Pueden buscar información, entrevistar a adultos (docentes, familiares, un agente de tránsito si es posible) sobre sus hábitos y opiniones. Con el material, armar una pequeña nota periodística, un video corto o un podcast para compartir con la escuela.
- Qué se busca: Desarrollar habilidades de investigación, comunicación y trabajo en equipo.
“Debate: Derechos y responsabilidades en el tránsito”:
- Cómo hacerlo: Plantear temas para debatir: “¿Es solo responsabilidad del conductor evitar accidentes?”, “¿Por qué algunos ciclistas no usan casco?”, “¿Qué podemos hacer nosotros para mejorar la seguridad vial en nuestro barrio?”. Fomentar la argumentación basada en información y el respeto por las opiniones diversas.
- Qué se busca: Promover el pensamiento crítico, la argumentación y la toma de conciencia ciudadana.
“Campaña de concientización escolar”:
- Cómo hacerlo: Después de investigar y aprender, proponerles que diseñen y ejecuten una campaña de concientización sobre un aspecto de la seguridad vial (uso del casco, cruce seguro, respeto al peatón) dirigida a sus compañeros de otros grados o a la comunidad educativa. Pueden crear afiches, folletos, canciones, una obra de teatro corta, un video.
- Qué se busca: Empoderarlos como agentes de cambio y promover la participación activa.
“Bici-escuela: aprendiendo sobre ruedas (¡y con casco!)”:
- Cómo hacerlo: Si la escuela cuenta con espacio (patio) y se pueden conseguir algunas bicicletas y cascos, organizar un pequeño circuito con señales básicas para que los chicos practiquen habilidades de manejo y respeto por las normas en un entorno seguro. Siempre con supervisión adulta.
- Qué se busca: Llevar la teoría a la práctica de forma vivencial y segura.
Involucrando a las familias: la seguridad vial empieza en casa
La coherencia entre lo que se enseña en la escuela y lo que se vive en casa es fundamental para que los aprendizajes sobre seguridad vial se consoliden.
- Informar y compartir: Contarles a las familias qué se está trabajando en el aula sobre educación vial. Enviarles un resumen de los temas, las actividades realizadas o incluso pequeñas “tareas” para hacer juntos, como observar las señales de tránsito en un paseo o revisar si la bicicleta familiar está en condiciones.
- El poder del ejemplo: Recordarles a los adultos (padres, madres, abuelos, tíos) que son el principal modelo a seguir para los chicos. Si un adulto cruza en rojo, no usa el cinturón de seguridad o maneja usando el celular, el mensaje que recibe el niño es contradictorio y muy potente, lamentablemente en el sentido incorrecto.
- Diálogo en casa: Fomentar que en las familias se hable sobre seguridad vial. Que los chicos puedan contar lo que aprendieron, que pregunten dudas, que los adultos compartan sus propias experiencias y refuercen los mensajes de cuidado.
- Pequeños gestos, grandes enseñanzas: Acciones como esperar juntos el semáforo peatonal aunque no vengan autos, explicar por qué se elige una ruta más segura aunque sea un poco más larga, o revisar juntos el estado de la bicicleta antes de salir, son lecciones valiosas.
- Talleres o encuentros: Si la escuela tiene la posibilidad, organizar alguna charla o taller breve para familias sobre la importancia de su rol en la educación vial de sus hijos, o sobre cómo acompañarlos de forma segura en sus trayectos.
El día de la seguridad vial en argentina es una excelente oportunidad para poner el tema sobre la mesa, para intensificar las acciones y para renovar nuestro compromiso. Pero la educación vial no debería ser un evento aislado, sino un proceso continuo que se integre de forma natural en la vida escolar.
Formar peatones atentos y ciclistas responsables no es una tarea menor. Es invertir en el presente y en el futuro de nuestros alumnos. Es darles herramientas para que puedan moverse por el mundo con mayor autonomía, pero también con mayor conciencia del cuidado propio y del respeto hacia los demás. Es, en definitiva, contribuir a la construcción de una sociedad donde la vida sea el valor primordial en cada esquina, en cada calle, en cada camino que emprendamos.
Que este 10 de junio nos encuentre reflexionando, planificando, jugando y, sobre todo, enseñando con pasión y convicción. Porque cada niño que aprende a cruzar seguro, cada ciclista que se pone el casco por iniciativa propia, es una pequeña gran victoria en este desafío colectivo de hacer de nuestras calles lugares más seguros y amables para todos. La seguridad vial es una tarea de todos los días, y la escuela es, sin duda, uno de sus escenarios más importantes.