Hay fechas en el calendario que nos interpelan de una manera particular, que nos obligan a detenernos y mirar realidades difíciles, a menudo invisibilizadas. El 4 de junio es una de esas fechas. Conmemora el día internacional de los niños víctimas inocentes de agresión, una jornada establecida por las Naciones Unidas para reconocer el dolor de los niños y niñas de todo el mundo que son víctimas de abusos físicos, mentales y emocionales.
Hablar de violencia infantil y maltrato infantil nunca es fácil. Nos genera incomodidad, tristeza, impotencia. Sin embargo, como docentes que trabajamos día a día con las infancias, tenemos una responsabilidad ineludible de no mirar para otro lado. La escuela, después del hogar, es uno de los principales ámbitos de socialización y desarrollo para los chicos. Es un lugar donde pasan gran parte de su tiempo, donde establecen vínculos, aprenden y crecen. Y, por eso mismo, puede ser también un espacio crucial para la detección temprana, la prevención y la protección de los derechos del niño frente a cualquier forma de agresión.
Este artículo no busca ser un manual exhaustivo ni reemplazar la formación específica que este tema requiere. Su propósito es invitarnos a la reflexión, a comprender mejor nuestro rol como educadores frente a esta problemática, a conocer los marcos normativos que nos amparan y nos obligan, y a pensar estrategias pedagógicas, siempre desde el cuidado y el respeto, para trabajar la prevención y la promoción de los derechos en el aula. Porque proteger a las infancias es una tarea que nos convoca a todos como sociedad, y la escuela tiene un papel fundamental que cumplir.
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Origen y Significado de la Fecha
El día internacional de los niños víctimas inocentes de agresión fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1982. Su origen estuvo motivado por la conmoción ante el gran número de niños palestinos y libaneses víctimas de los actos de agresión durante el conflicto en esa región. Sin embargo, la conmemoración trascendió rápidamente ese contexto específico para abarcar a todos los niños y niñas del mundo que sufren cualquier forma de violencia.
La elección de la palabra “agresión” es amplia e incluye no solo la violencia física directa, sino también el abuso emocional, el abuso sexual, la negligencia, la explotación, el secuestro, la exposición a la violencia doméstica o comunitaria, el acoso escolar (bullying), y las consecuencias de los conflictos armados y el desplazamiento forzado. En definitiva, refiere a cualquier acto u omisión que vulnere los derechos del niño y afecte su integridad física, psicológica, moral o espiritual.
Este día nos recuerda la especial vulnerabilidad de los niños frente a la violencia y la obligación primordial que tenemos los adultos, las instituciones y los Estados de garantizar su protección integral. Es un llamado a la conciencia global sobre una realidad dolorosa y, lamentablemente, muy extendida, que deja cicatrices profundas y duraderas.

La Magnitud del Problema: Entendiendo la Violencia Infantil
Es crucial comprender que la violencia infantil y el maltrato infantil no son fenómenos aislados ni exclusivos de ciertos sectores sociales. Atraviesan todas las clases, culturas y geografías. Se manifiestan de diversas formas, muchas veces sutiles o naturalizadas:
- Maltrato Físico: Uso de la fuerza física que causa daño o riesgo de daño (golpes, zamarreos, quemaduras, etc.). Incluye el castigo físico como método “disciplinario”, práctica culturalmente arraigada pero que constituye violencia.
- Maltrato Psicológico o Emocional: Conductas que dañan la autoestima, el desarrollo emocional y la seguridad del niño (insultos, humillaciones, amenazas, indiferencia afectiva, aislamiento, ridiculización, exigencias desmedidas, gritos constantes). Es una de las formas más frecuentes y difíciles de detectar.
- Abuso Sexual Infantil (ASI): Cualquier interacción sexual entre un adulto (o un menor con poder o mayor desarrollo) y un niño o niña, quien es utilizado para la satisfacción sexual del agresor. Incluye desde el contacto físico hasta la exposición a material pornográfico o el grooming (acoso y abuso sexual a través de medios digitales).
- Negligencia: Fracaso reiterado por parte de los cuidadores principales en proporcionar al niño los cuidados básicos necesarios para su desarrollo físico y psicológico (alimentación, higiene, abrigo, atención médica, seguridad, educación, afecto). Puede ser física o emocional.
- Explotación Infantil: Utilización de niños para beneficio económico (trabajo infantil en condiciones inadecuadas), sexual (prostitución, pornografía) u otras formas de explotación.
- Violencia Institucional: Acciones u omisiones por parte de agentes del Estado o instituciones (escuelas, hospitales, centros de cuidado) que vulneran los derechos de los niños.
- Exposición a Violencia: Ser testigo de violencia en el hogar (violencia de género, por ejemplo) o en la comunidad, lo cual tiene graves impactos en el desarrollo infantil.
- Acoso Escolar (Bullying y Ciberbullying): Forma de violencia entre pares, sostenida en el tiempo, que implica un desbalance de poder y genera daño físico y/o psicológico.
Todas estas formas de violencia constituyen graves violaciones a los derechos del niño, consagrados en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), que tiene jerarquía constitucional en Argentina (Art. 75, inc. 22), y en la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
El Rol Fundamental de la Escuela y los Docentes
La escuela no es ajena a esta realidad. Los chicos pasan muchas horas en ella, y es allí donde pueden manifestar, a través de diversas señales, el sufrimiento que están atravesando. Por eso, la escuela se convierte en un actor clave en la protección infantil.
¿Cuál es nuestro rol como docentes?
- Observadores Atentos y Sensibles: Somos testigos privilegiados del comportamiento, el estado de ánimo, la interacción social y el rendimiento escolar de los chicos. Debemos estar atentos a cambios bruscos o sostenidos, a señales físicas, emocionales o conductuales que puedan indicar que algo no está bien. Esto no significa sospechar de todo ni convertirnos en detectives, sino desarrollar una mirada sensible y profesional.
- Generadores de un Entorno Seguro y de Confianza: El aula debe ser un espacio donde los chicos se sientan seguros, respetados y escuchados. Un clima de confianza puede facilitar que un niño o niña se anime a contar algo que le preocupa o le está pasando, o a pedir ayuda.
- Educadores en Derechos y Prevención: La escuela es el lugar ideal para trabajar la prevención primaria. A través de la Educación Sexual Integral (ESI), podemos y debemos enseñar a los chicos sobre sus derechos, el cuidado del cuerpo, la diferencia entre secretos buenos y malos, la identificación de personas de confianza, la importancia de decir “no” a situaciones que los incomodan o lastiman, y el desarrollo de habilidades socioemocionales para expresar lo que sienten y resolver conflictos de forma no violenta.
- Detectores y Comunicadores (NO Investigadores): Si observamos señales preocupantes o un niño nos revela una situación de posible maltrato infantil o violencia infantil, nuestro rol no es investigar para confirmar los hechos ni interrogar al niño buscando detalles. Nuestra responsabilidad es comunicar la sospecha o la revelación a las autoridades de la escuela (director/a, vicedirector/a, equipo de orientación escolar), siguiendo los protocolos establecidos.
- Conocedores de Protocolos: Es fundamental que todos los docentes conozcamos los protocolos de actuación vigentes en nuestra jurisdicción (provincia/CABA) y en nuestra escuela para casos de vulneración de derechos. Estos protocolos establecen los pasos a seguir, a quién comunicar, cómo registrar la información y cuáles son los organismos externos de protección a los que la escuela debe recurrir (Servicios Locales de Protección de Derechos, Línea 102, Justicia, etc.). Actuar siguiendo el protocolo protege al niño y también nos protege a nosotros como profesionales.
- Articuladores (cuando corresponda): En algunos casos, y siempre dentro del marco institucional, podemos ser un puente entre la escuela y los equipos de orientación o los servicios de protección, aportando nuestra mirada sobre el niño en el contexto escolar.
Es crucial entender que:
- No somos terapeutas: No debemos intentar “curar” o procesar el trauma con el niño. Nuestra función es detectar, comunicar y acompañar desde nuestro rol pedagógico.
- No somos jueces: No nos corresponde juzgar a las familias ni determinar culpabilidades.
- Tenemos una obligación legal: La Ley 26.061 establece la obligatoriedad de denunciar cualquier situación de vulneración de derechos de la que tengamos conocimiento en nuestro rol profesional. El incumplimiento puede tener consecuencias legales.
Señales de Alerta (Para Observar con Cautela)
Es importante remarcar que las siguientes señales no son pruebas definitivas de maltrato infantil o violencia infantil. Pueden deberse a múltiples causas. Sin embargo, la presencia recurrente de varias de ellas, o cambios notorios y persistentes en el comportamiento habitual del niño, deben encender una alarma y motivar la consulta con el equipo directivo o de orientación.
- Señales Físicas: Lesiones inexplicables (moretones, quemaduras, cortes, fracturas) en diferentes etapas de curación, marcas de objetos, higiene descuidada persistente, ropa inadecuada para el clima de forma recurrente, problemas de salud crónicos no atendidos, fatiga o somnolencia extrema.
- Señales Conductuales: Cambios drásticos en el comportamiento (agresividad repentina, retraimiento extremo), conductas regresivas (volver a chuparse el dedo, hacerse pis), dificultades de concentración notorias y nuevas, bajo rendimiento escolar repentino, miedo exagerado a los adultos o a ir a casa, evitación de ciertas personas o lugares, conductas sexuales inapropiadas para su edad, fugas del hogar o de la escuela, robo, mentiras frecuentes.
- Señales Emocionales: Tristeza o llanto frecuente sin causa aparente, ansiedad, miedos intensos o fobias nuevas, baja autoestima marcada (“soy malo”, “no sirvo para nada”), cambios bruscos de humor, apatía, falta de interés en actividades que antes disfrutaba, estado de alerta constante.
- Verbalizaciones: Relatos directos o indirectos sobre situaciones de violencia o abuso (a veces a través del juego, dibujos o escritos), comentarios negativos sobre sí mismo o su familia, verbalizaciones que denotan miedo o preocupación por alguien.
Reiteramos: Ante la duda o la preocupación fundada, el camino es siempre seguir el protocolo institucional y comunicar la situación a quien corresponda dentro de la escuela.

¿Cómo Abordar la Prevención en el Aula? El Aporte de la ESI
El día internacional de los niños víctimas inocentes de agresión no debe ser una jornada para hablar explícitamente de casos de violencia con los chicos de primaria, ya que esto podría ser revictimizante o generar angustia innecesaria. El enfoque debe ser preventivo, positivo y centrado en el empoderamiento. La Educación Sexual Integral (ESI) nos brinda el marco y las herramientas perfectas para esto.
Algunas estrategias y contenidos clave para trabajar (adaptados a cada edad):
- Conocimiento y Cuidado del Cuerpo: Enseñar a nombrar correctamente las partes del cuerpo (incluyendo los genitales, con su nombre real), diferenciar contactos apropiados de inapropiados, entender que nuestro cuerpo es privado y nadie puede tocarlo sin nuestro permiso en las partes íntimas.
- Enseñar a Decir “NO”: Validar el derecho a decir “no” frente a situaciones que los hacen sentir incómodos, asustados o presionados, aunque venga de un adulto o un par.
- Identificar Personas de Confianza: Ayudarlos a reconocer quiénes son los adultos (dentro y fuera de la escuela) a los que pueden recurrir si tienen un problema o necesitan hablar.
- Secretos Buenos y Malos: Explicar la diferencia entre sorpresas lindas (un regalo de cumpleaños) y secretos “malos” o incómodos, que nos hacen sentir mal y que sí hay que contar a un adulto de confianza.
- Educación Emocional: Enseñar a reconocer, nombrar y expresar las emociones (alegría, tristeza, enojo, miedo) de manera saludable. Validar todas las emociones.
- Promoción de la Autoestima: Fomentar actividades que refuercen sus capacidades, valorar sus esfuerzos y logros, ayudarlos a reconocer sus cualidades positivas.
- Vínculos Saludables y Respeto Mutuo: Trabajar sobre la importancia del buen trato, la empatía, la comunicación no violenta y la resolución pacífica de conflictos entre pares. Prevenir el acoso escolar.
- Conocimiento de los Derechos del Niño: Adaptado a su edad, hablarles sobre sus derechos fundamentales: a la vida, a la salud, a la educación, a jugar, a tener una familia, a ser protegidos, a no ser discriminados, a ser escuchados.
Estas temáticas deben trabajarse de forma transversal y continua, no solo el 4 de junio, utilizando recursos variados: cuentos, canciones, juegos, títeres, dramatizaciones, dibujos, debates (en los grados más altos).
La Importancia de los Protocolos y el Trabajo en Red
Insistimos en este punto: conocer y aplicar los protocolos de actuación no es una opción, es una obligación y una herramienta de protección fundamental.
- Informate: Asegurate de conocer el protocolo específico de tu escuela y tu jurisdicción. Pedí capacitaciones si sentís que te falta información.
- Registrá: Cuando observes algo preocupante o recibas un relato, registrá por escrito lo observado o escuchado de la manera más objetiva posible (fecha, hora, lugar, descripción de hechos/dichos, personas presentes), sin interpretaciones ni juicios de valor. Este registro es para uso interno de la escuela y como respaldo si hay que hacer una comunicación externa.
- Comunicá Internamente: Informá inmediatamente a la autoridad escolar designada en el protocolo (generalmente el director/a).
- Actuación Institucional: La escuela, a través de sus autoridades, es la responsable de realizar las comunicaciones o denuncias a los organismos de protección de derechos o a la justicia, según corresponda por protocolo.
- Trabajo en Red: La protección de los chicos es una responsabilidad compartida. La escuela debe trabajar articuladamente con los Servicios Locales de Protección, los equipos de salud, los centros comunitarios y otros actores relevantes.
Cuidar a Quienes Cuidan: El Desafío Emocional
Trabajar con situaciones de violencia infantil o maltrato infantil, aunque sea desde la detección y la prevención, es emocionalmente desgastante. Es normal sentir angustia, enojo, frustración o impotencia. Es fundamental que como docentes también cuidemos nuestra propia salud emocional:
- Hablá con Colegas: Compartí tus preocupaciones y sentimientos con compañeros de confianza o con el equipo de orientación. El apoyo mutuo es vital.
- Buscá Supervisión/Apoyo: Si la escuela cuenta con equipo de orientación, aprovechá ese espacio. Si no, considerá buscar apoyo profesional externo si sentís que la carga emocional es muy pesenta.
- Establecé Límites: Recordá cuál es tu rol y hasta dónde llega tu responsabilidad. No te cargues con tareas que no te corresponden (investigar, hacer terapia).
- Desconectá: Buscá actividades que te permitan relajarte y desconectar del trabajo fuera del horario escolar.
El día internacional de los niños víctimas inocentes de agresión nos confronta con una de las realidades más oscuras de nuestra sociedad. Pero no debe paralizarnos. Debe impulsarnos a reafirmar nuestro compromiso con la protección de las infancias.
Como docentes, tenemos el privilegio y la enorme responsabilidad de estar cerca de los chicos, de ser figuras de referencia y de poder contribuir a crear entornos más seguros y protectores. Nuestro rol no es solucionar el problema de la violencia infantil solos, pero sí podemos ser eslabones fundamentales en la cadena de detección, prevención