La digitalización en la la escuela española ya no es una aspiración de futuro, sino un eje central del presente educativo. La tecnología ha permeado cada rincón de la sociedad y las aulas no son una excepción. Sin embargo, este proceso de transformación, acelerado de manera imprevista por la pandemia, ha revelado una realidad con dos caras: por un lado, un enorme potencial para innovar y personalizar el aprendizaje; por otro, la evidencia de profundas desigualdades que amenazan con dejar atrás a una parte del alumnado.
España ha realizado avances significativos en la incorporación de herramientas y recursos digitales en su sistema educativo. No obstante, este progreso no ha sido homogéneo. La brecha tecnológica, lejos de ser un mero problema de acceso a dispositivos, se manifiesta en múltiples dimensiones que afectan a la equidad y la calidad de la enseñanza.
El objetivo de este artículo es analizar en profundidad el estado de la digitalización en la escuela española. Exploraremos el camino recorrido, los logros alcanzados y, sobre todo, los desafíos que persisten. Pondremos el foco en tres niveles interconectados: el estructural, que abarca las políticas educativas y la inversión pública; el docente, centrado en la formación y las competencias digitales; y el social, que desvela cómo el origen socioeconómico y territorial de los estudiantes determina sus oportunidades en el entorno digital.
Qué vas a encontrar en este artículo
Contexto de la digitalización en la escuela española: Un camino acelerado
La integración de la tecnología en las aulas españolas no es un fenómeno nuevo, pero su evolución ha sido desigual y reactiva. Para comprender el panorama actual, es útil hacer un breve recorrido por su historia reciente.
De los primeros programas TIC a la consolidación digital
Los primeros esfuerzos por introducir la tecnología en la educación se remontan a finales del siglo XX y principios del XXI con programas como el “Plan Info XXI” o el “Programa Escuela 2.0”. Estas iniciativas se centraban principalmente en la dotación de infraestructuras: ordenadores en las aulas, pizarras digitales y mejora de la conectividad. Aunque sentaron las bases, su impacto fue limitado por una falta de enfoque en la pedagogía y la formación docente necesaria para un aprovechamiento real de estas herramientas.
Con el tiempo, las políticas educativas, impulsadas tanto por el Ministerio de Educación como por las comunidades autónomas, comenzaron a adoptar una visión más integral. Se empezó a hablar no solo de infraestructuras, sino de competencias docentes, creación de contenidos digitales y desarrollo de plataformas educativas. Cada comunidad autónoma ha desarrollado sus propias estrategias, lo que ha generado diferencias educativas notables en el ritmo y la profundidad de la digitalización.
El impacto de la pandemia: Un acelerador forzoso
La crisis sanitaria de la COVID-19 actuó como un catalizador inesperado. El cierre de los centros educativos obligó a docentes, estudiantes y familias a una transición abrupta hacia la enseñanza a distancia. Lo que hasta entonces era un proceso gradual se convirtió en una necesidad urgente.
Este “experimento” a gran escala sacó a la luz las fortalezas y, sobre todo, las debilidades del sistema. Por un lado, demostró la capacidad de adaptación y el compromiso del profesorado. Por otro, expuso de manera cruda la brecha digital: familias sin dispositivos o conexión a internet, alumnos con dificultades para seguir las clases online y docentes sobrepasados por la falta de formación específica. La pandemia no creó la brecha, pero la hizo innegablemente visible, convirtiendo su solución en una prioridad política y social.

Avances en la digitalización educativa: Más allá de los ordenadores
A pesar de los desafíos, es innegable que se han producido avances significativos en la digitalización en la escuela española. Estos progresos van más allá de la simple dotación de equipos y apuntan hacia una transformación más profunda de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
- Mejora en la disponibilidad de dispositivos y conectividad: Gracias a la inversión pública y los fondos europeos, la mayoría de los centros educativos han mejorado su infraestructura tecnológica. La ratio de alumnos por dispositivo ha disminuido y la conexión a internet de alta velocidad es cada vez más común, aunque persisten diferencias importantes.
- Consolidación de plataformas y ecosistemas digitales: Las administraciones educativas han impulsado el uso de Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) como Moodle, Google Classroom o Microsoft Teams. Estas plataformas centralizan recursos, facilitan la comunicación y permiten implementar metodologías activas como la flipped classroom.
- Innovación educativa y desarrollo de contenidos: Existe una creciente producción de recursos educativos digitales de calidad. Desde editoriales hasta iniciativas de software libre, los docentes tienen a su disposición un abanico cada vez más amplio de herramientas interactivas, simuladores y aplicaciones para enriquecer sus clases.
- Ejemplos de buenas prácticas: En diversas comunidades autónomas se han desarrollado programas ejemplares. Proyectos que integran la robótica, el pensamiento computacional o el uso de la IA en la educación demuestran el potencial transformador de la tecnología cuando se acompaña de una sólida propuesta pedagógica.
La brecha tecnológica en la educación: Las tres dimensiones de la desigualdad
El principal obstáculo para una digitalización plena y equitativa es la persistente brecha tecnológica. Este concepto es más complejo de lo que parece y se manifiesta en, al menos, tres niveles interconectados.
Brecha de primer nivel: El acceso
Es la dimensión más visible de la desigualdad. Se refiere a la diferencia en el acceso físico a la tecnología.
- Diferencias territoriales: La conectividad a internet no es la misma en un centro urbano que en una zona rural. Muchas áreas de la “España vaciada” todavía carecen de acceso a banda ancha de alta velocidad, lo que limita enormemente las posibilidades de sus escuelas.
- Diferencias entre centros: La titularidad del centro también influye. Aunque la inversión pública ha intentado reducirla, la diferencia entre la educación pública y la privada sigue siendo palpable en cuanto a la calidad y modernidad de los equipos.
- Diferencias en los hogares: La brecha no termina en la puerta de la escuela. En casa, muchos estudiantes de familias con bajo nivel socioeconómico no disponen de un ordenador por persona o una conexión estable, lo que genera una clara desventaja a la hora de realizar tareas o investigar. Esto pone en riesgo la equidad educativa.
Brecha de segundo nivel: El uso
Tener acceso a la tecnología no garantiza su aprovechamiento efectivo. Esta brecha se refiere a la calidad y la finalidad del uso que se le da.
- Uso pasivo vs. activo: Mientras algunos estudiantes utilizan la tecnología de manera creativa y crítica para producir contenido, colaborar y resolver problemas, otros se limitan a un uso pasivo: consumir vídeos, buscar información superficial o utilizarla para el ocio. Esta diferencia a menudo está ligada al capital cultural y educativo de la familia.
- Calidad del uso en el aula: De manera similar, no todos los docentes integran la tecnología de la misma forma. Algunos la utilizan como un mero sustituto de herramientas tradicionales (una pizarra digital en lugar de una de tiza), mientras que otros la aprovechan para transformar sus estrategias didácticas, fomentando el aprendizaje cooperativo o el aprendizaje basado en proyectos (ABP).
Brecha de tercer nivel: Las competencias
Es la brecha más profunda y la más difícil de cerrar. Se relaciona con las habilidades, conocimientos y actitudes necesarios para desenvolverse de forma crítica y eficaz en el entorno digital.
- Diferencia en habilidades digitales: No todos los alumnos desarrollan las mismas competencias. Mientras que la competencia instrumental (saber usar un dispositivo) está muy extendida, otras como la informacional (buscar, evaluar y contrastar información), la comunicativa o la de resolución de problemas son mucho más desiguales. Fomentar el pensamiento crítico es fundamental.
- Alfabetización mediática y crítica: La capacidad para identificar noticias falsas, entender los sesgos de los algoritmos o proteger la privacidad online es una competencia clave para una ciudadanía digital responsable. La falta de esta formación deja a los jóvenes vulnerables a la desinformación y la manipulación.

El rol del profesorado en la digitalización: Pieza clave y gran desafío
El éxito de la digitalización en la escuela española depende, en gran medida, del profesorado. Son los docentes quienes, en última instancia, deben integrar la tecnología en su planificación didáctica y darle un sentido pedagógico. Sin embargo, se enfrentan a importantes retos.
La formación en competencias digitales docentes
La formación inicial de muchos docentes no incluyó un componente digital sólido. Por ello, la formación continua es esencial. Aunque se han multiplicado los cursos y programas, estos a menudo son insuficientes o inadecuados:
- Falta de un marco común: No existe un estándar claro y unificado sobre las competencias digitales que debe poseer un docente.
- Formación demasiado técnica: Muchos cursos se centran en el manejo de herramientas específicas en lugar de en su aplicación pedagógica y en cómo integrarlas para mejorar el aprendizaje. El rol del docente va más allá de ser un mero instructor de software.
- Desconexión con la realidad del aula: La formación debe ser práctica y estar adaptada al contexto real de cada centro, considerando sus recursos y el perfil de su alumnado.
Retos y resistencias frente a la tecnología
Además de la formación, existen otras barreras que dificultan la adopción tecnológica por parte del profesorado:
- Sobrecarga de trabajo: Integrar nuevas tecnologías requiere tiempo para planificar, crear materiales y evaluar, un tiempo que a menudo los docentes no tienen. La gestión del tiempo es un desafío constante.
- Falta de apoyo técnico y pedagógico: Muchos profesores se sienten solos ante los problemas técnicos o las dudas pedagógicas. La figura de un coordinador TIC con horas asignadas y formación específica es fundamental, pero no siempre está presente o tiene los recursos necesarios.
- Resistencias culturales: Algunos docentes pueden sentir que la tecnología amenaza su rol tradicional o que deshumaniza la educación. Es crucial abordar estas preocupaciones y demostrar cómo la tecnología, bien utilizada, puede potenciar el vínculo pedagógico y personalizar la atención al alumnado.
Recursos prácticos para el docente en el aula digital
Para que la tecnología sea un aliado, es fundamental contar con un repertorio de estrategias y herramientas. Aquí te ofrecemos algunas ideas y recursos:
- Plataformas de gestión del aula: Utilizar herramientas como Google Classroom, Edmodo o Microsoft Teams para centralizar materiales, tareas y comunicación. Permiten una retroalimentación efectiva y un seguimiento continuo del progreso del estudiante.
- Herramientas de creación de contenido interactivo: Aplicaciones como Genially, Canva o Kahoot! permiten diseñar presentaciones, infografías y cuestionarios atractivos que aumentan la motivación. La gamificación es una estrategia poderosa para implicar al alumnado.
- Recursos para la evaluación formativa: Plataformas como Socrative, Plickers o Formative permiten recoger evidencias del aprendizaje en tiempo real, facilitando una evaluación formativa que guía el proceso de enseñanza. El uso de rúbricas digitales también agiliza esta tarea.
- Bancos de recursos educativos abiertos (REA): Explorar portales como Procomún (del Ministerio de Educación) o CEDEC, donde se pueden encontrar y compartir miles de objetos de aprendizaje, secuencias didácticas y proyectos listos para ser adaptados.
- Formación continua online: Plataformas como el INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado) ofrecen cursos masivos y abiertos (MOOC) gratuitos y de alta calidad sobre competencias digitales y metodologías innovadoras.
Impacto en los estudiantes: Oportunidades y riesgos
La forma en que se implementa la digitalización tiene un impacto directo y profundo en los estudiantes, pudiendo tanto ampliar sus horizontes como acentuar las desigualdades existentes.
- Diferencias en el aprendizaje y la motivación: El acceso a recursos digitales variados puede aumentar el rol de la motivación en el aprendizaje y permitir a los estudiantes explorar temas de su interés a su propio ritmo. Sin embargo, aquellos sin acceso o con un uso limitado de la tecnología pueden sentirse frustrados y descolgados, afectando negativamente su rendimiento académico.
- Desigualdad en la adquisición de competencias clave: Las competencias digitales no son solo una materia más; son habilidades transversales necesarias para el futuro académico y laboral. Los estudiantes que desarrollan estas competencias en la escuela parten con una ventaja competitiva significativa. Aquellos que no, corren el riesgo de sufrir una nueva forma de analfabetismo funcional en el siglo XXI. Esto conecta directamente con la necesidad de una educación por competencias.
- Casos de exclusión e inclusión digital: La tecnología puede ser una herramienta poderosa para la educación inclusiva. El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) se apoya en recursos digitales para ofrecer múltiples formas de presentación de la información, de acción y de implicación, beneficiando a alumnos con trastornos del aprendizaje o con necesidades específicas de apoyo educativo. Sin embargo, cuando el acceso y las competencias fallan, la tecnología se convierte en una barrera más, generando una doble exclusión: la social y la digital.
Políticas públicas y estrategias actuales: El mapa de la digitalización
Para abordar los desafíos de la digitalización en la escuela española, tanto el gobierno central como las comunidades autónomas han puesto en marcha una serie de planes y estrategias, muchos de ellos financiados por fondos europeos.
Planes nacionales y autonómicos
La estrategia clave a nivel nacional es el Plan de Educación Digital, que articula las líneas maestras de actuación. De este plan se deriva una herramienta fundamental para los centros: el Plan Digital de Centro (PDC). Este documento obliga a cada escuela e instituto a realizar un autodiagnóstico de su situación digital y a elaborar un plan de mejora personalizado. El objetivo es que la transformación no sea una imposición externa, sino un proceso reflexivo y adaptado a cada comunidad educativa.
A nivel autonómico, cada región desarrolla sus propias políticas, creando un mosaico de iniciativas. Algunas se centran en la dotación de dispositivos (programas de un ordenador por alumno), otras en la formación del profesorado a través de los Centros de Formación, Innovación y Recursos Educativos (CFIE), y otras en el desarrollo de plataformas de contenidos propias. Esta descentralización permite adaptar las acciones al territorio, aunque también puede acentuar las desigualdades entre comunidades. Comparar estas estrategias con las de otros países, como por ejemplo las políticas educativas colombianas, puede ofrecer perspectivas valiosas sobre diferentes enfoques para un mismo desafío global. De hecho, entender la estructura del sistema educativo colombiano y sus leyes, reguladas por el Ministerio de Educación Nacional colombiano, muestra cómo cada país adapta la digitalización a su contexto legal y social, al igual que lo hacen las distintas comunidades autónomas en España.
El impulso de los fondos europeos
La respuesta de la Unión Europea a la crisis de la COVID-19, a través de los fondos Next Generation EU, ha supuesto una inyección económica sin precedentes para la digitalización del sistema educativo. España ha destinado una parte significativa de estos fondos a:
- Instalación de Aulas Digitales Interactivas (ADI).
- Distribución de dispositivos portátiles para alumnado vulnerable.
- Mejora de la conectividad en los centros.
- Programas masivos de formación en competencia digital docente.
Evaluación y limitaciones de estas políticas
Si bien la inversión es un paso necesario, no es suficiente. La efectividad de estas políticas enfrenta varias limitaciones:
- Riesgo de una “digestión” rápida: La urgencia por ejecutar los fondos puede llevar a compras masivas de tecnología sin una planificación pedagógica adecuada sobre su uso.
- Burocracia y gestión: La complejidad administrativa puede ralentizar la llegada de los recursos a las aulas.
- Falta de seguimiento y evaluación: A menudo es difícil medir el impacto real de estas inversiones en la mejora del aprendizaje. Se necesitan indicadores de logro claros que vayan más allá del número de dispositivos comprados.
Desafíos y debates abiertos: Mirando más allá de las pantallas
La digitalización en la escuela española plantea una serie de debates pedagógicos y éticos que no pueden ser ignorados. La tecnología es una herramienta, no un fin en sí misma, y su implementación debe estar guiada por una reflexión crítica.
¿Es la digitalización sinónimo de calidad educativa?
La mera presencia de tecnología no garantiza una mejora en la calidad de la educación. Un uso inadecuado puede incluso ser contraproducente, fomentando la distracción, la superficialidad en el aprendizaje o la dependencia de la gratificación instantánea. La calidad reside en cómo se utiliza la tecnología para aplicar teorías del aprendizaje sólidas, promover el aprendizaje significativo y desarrollar competencias complejas. La tecnología debe estar al servicio de la pedagogía moderna, y no al revés.Riesgo de profundización de las desigualdades sociales
Si la brecha digital no se aborda de manera integral, la tecnología puede convertirse en un acelerador de la desigualdad. Los estudiantes con más apoyo familiar y capital cultural sacarán más provecho de los recursos digitales, mientras que los más vulnerables podrían quedarse aún más rezagados. Esto socavaría el papel de la escuela como institución social compensadora de desigualdades.Cuestiones éticas y pedagógicas urgentes
La digitalización masiva abre debates ineludibles. La privacidad de los datos de los estudiantes, el uso ético de la inteligencia artificial en la evaluación, el riesgo de adicción a las pantallas y la necesidad de enseñar un uso crítico y seguro de la información son temas que deben estar en el centro de la cultura escolar. La educación debe formar ciudadanos capaces de navegar el mundo digital de forma consciente y responsable.
Mirando al futuro: Propuestas y soluciones para una inclusión real
Cerrar la brecha digital y garantizar que la digitalización en la escuela española sea una fuerza para la equidad requiere una visión integral y acciones coordinadas. No hay soluciones mágicas, sino un conjunto de estrategias que deben implementarse de manera sostenida.
Estrategias para reducir la brecha digital:
- Inversión sostenida en infraestructuras: Garantizar una conectividad de alta velocidad en todos los centros, especialmente en zonas rurales y desfavorecidas.
- Bancos de dispositivos: Crear programas de préstamo de ordenadores y tabletas para el alumnado que no dispone de ellos en casa.
- Bonos de conectividad: Ofrecer ayudas directas a las familias con bajos ingresos para que puedan contratar una conexión a internet de calidad.
Innovación con un enfoque inclusivo:
La tecnología debe usarse para derribar barreras para el aprendizaje, no para crear otras nuevas. Esto implica apostar por el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), utilizar herramientas que ofrezcan adaptaciones curriculares personalizadas y formar al profesorado para atender la diversidad del aula con apoyo tecnológico.Alfabetización digital crítica desde edades tempranas:
La enseñanza de competencias digitales debe ir más allá del manejo de programas. Es crucial integrar en el currículum escolar la alfabetización mediática e informacional. Los alumnos deben aprender desde pequeños a evaluar fuentes, detectar sesgos, proteger su identidad digital y entender el funcionamiento básico de los algoritmos.El papel de la colaboración familia-escuela-Estado:
La brecha digital no se puede cerrar solo desde la escuela. Se necesita una alianza estratégica. El Estado debe garantizar las infraestructuras y la inversión. La escuela debe formar y guiar. Y la participación familiar es clave, ofreciendo formación también a los padres y madres para que puedan acompañar a sus hijos en el entorno digital de forma segura y constructiva.
La digitalización en la escuela española ha avanzado a un ritmo vertiginoso, consolidándose como un elemento transformador ineludible. Se han logrado progresos evidentes en infraestructura, en la disponibilidad de recursos y en la concienciación sobre su importancia. Sin embargo, este proceso ha puesto de manifiesto un reto mayúsculo: la brecha digital en sus múltiples dimensiones.
Esta brecha no es solo una cuestión tecnológica, sino un reflejo de desigualdades sociales, económicas y territoriales preexistentes. Si no se aborda con políticas decididas y una visión pedagógica clara, la digitalización corre el riesgo de convertirse en un factor más de exclusión.
El futuro pasa por entender que la tecnología es una herramienta poderosa, pero solo si se pone al servicio de un proyecto educativo inclusivo y equitativo. La verdadera transformación digital no consiste en llenar las aulas de pantallas, sino en capacitar a docentes y estudiantes para que puedan utilizarlas de manera crítica, creativa y significativa. El gran desafío de España es convertir la promesa de la digitalización en una oportunidad real para todos, sin dejar a nadie atrás.
Glosario
- Brecha Digital: Desigualdad en el acceso, uso y apropiación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Se manifiesta en tres niveles: acceso (disponibilidad de dispositivos y conexión), uso (calidad y finalidad del uso) y competencias (habilidades para un manejo eficaz y crítico).
- Competencias Digitales: Conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten utilizar las tecnologías digitales de forma segura, crítica y creativa para alcanzar objetivos relacionados con el aprendizaje, el trabajo y la participación social.
- Plan Digital de Centro (PDC): Documento estratégico que elabora cada centro educativo en España para planificar la integración de las tecnologías en sus procesos educativos, organizativos y comunicativos, adaptado a su contexto y necesidades.
- Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA): Marco pedagógico que busca flexibilizar el currículo para atender a la diversidad del alumnado desde el principio, proporcionando múltiples formas de presentación de la información, de acción y expresión, y de implicación.
- Recursos Educativos Abiertos (REA): Materiales de enseñanza, aprendizaje o investigación, en cualquier soporte (digital o de otro tipo), que se encuentran en el dominio público o que han sido publicados con una licencia abierta que permite su acceso, uso, adaptación y redistribución sin coste alguno.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Cuál es la diferencia entre la brecha de acceso y la brecha de uso?
La brecha de acceso se refiere a las diferencias en la posibilidad física de conectarse a internet y disponer de dispositivos tecnológicos. La brecha de uso, en cambio, se centra en las desigualdades en cómo se utilizan esas tecnologías: mientras algunos las usan para crear, colaborar y aprender (uso activo), otros se limitan a consumir contenidos (uso pasivo).
2. ¿Qué papel tiene el Plan Digital de Centro en la práctica?
El Plan Digital de Centro es la hoja de ruta de una escuela en materia de tecnología. Obliga al equipo docente a analizar sus fortalezas y debilidades digitales, a fijar objetivos realistas (por ejemplo, mejorar la competencia digital del profesorado o integrar herramientas para la inclusión) y a planificar las acciones para alcanzarlos, convirtiendo la digitalización en un proyecto de toda la comunidad educativa.
3. Como docente, ¿qué puedo hacer para reducir la brecha digital en mi aula?
Puedes empezar por conocer la realidad de tus alumnos (mediante una evaluación diagnóstica), priorizar el uso de herramientas gratuitas y accesibles, diseñar actividades que no dependan exclusivamente del trabajo en casa, y centrarte en enseñar a buscar, evaluar y utilizar la información de forma crítica, más allá del manejo técnico de un programa.
4. ¿Más tecnología en el aula siempre es mejor?
No necesariamente. La calidad educativa no depende de la cantidad de tecnología, sino de su uso pedagógico. Una clase con un proyector y un buen docente que fomente el debate y el pensamiento crítico puede ser mucho más efectiva que un aula llena de tabletas usadas solo para ejercicios repetitivos. La tecnología debe ser un medio, no un fin.
5. ¿Dónde puedo encontrar recursos digitales de calidad para mis clases?
Existen portales institucionales como Procomún (del Ministerio de Educación español) o el portal de recursos de tu comunidad autónoma, que ofrecen Recursos Educativos Abiertos (REA) revisados y listos para usar. Además, hay numerosas plataformas colaborativas y blogs de docentes innovadores que comparten materiales y buenas prácticas.
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