Como docente, revisas decenas de cuadernos y trabajos cada semana. Es habitual encontrar errores ortográficos, especialmente en los primeros años de la escolarización. Un niño que escribe “baca” en lugar de “vaca” o que olvida una tilde no suele encender todas las alarmas. Pero, ¿qué sucede cuando estos errores no son esporádicos? ¿Qué pasa cuando un estudiante, a pesar de las correcciones, la práctica y el estudio de las reglas, sigue cometiendo las mismas faltas una y otra vez? Es en ese momento cuando los errores ortográficos persistentes dejan de ser un simple descuido para convertirse en una señal que debemos saber interpretar.
Este artículo está pensado para ti, que buscas comprender qué hay detrás de esta dificultad. Hablaremos de la disortografía en el aula, no como una etiqueta, sino como una realidad que requiere un enfoque pedagógico específico. La diferencia entre un error común y un patrón que indica una dificultad de aprendizaje es sutil pero crucial. El rol del docente no es diagnosticar, sino observar, registrar y, lo más importante, acompañar. El objetivo es transformar la frustración que sienten estos alumnos en un camino de aprendizaje más amable y efectivo, enmarcado siempre en los principios de la educación inclusiva, donde el error es una oportunidad y no un fracaso.
Qué vas a encontrar en este artículo
¿Qué es la disortografía? Desmontando mitos
Para poder ayudar, primero debemos entender con claridad qué es la disortografía. No es pereza, ni falta de inteligencia, ni un simple “no estudiar lo suficiente”.
La disortografía es un trastorno del aprendizaje de base neurobiológica que afecta específicamente la capacidad de una persona para adquirir y aplicar las normas ortográficas de la lengua. Se manifiesta como una dificultad significativa y persistente para escribir las palabras de forma correcta. Un estudiante con disortografía puede tener un buen nivel de lectura, una caligrafía legible y una gran capacidad para expresar sus ideas oralmente, pero su escritura está plagada de errores ortográficos que no corresponden a su edad o nivel educativo.
¿En qué se diferencia de la disgrafía y la dislexia?
Es muy común confundir estos tres trastornos, ya que todos afectan al lenguaje escrito. Sin embargo, sus manifestaciones son distintas:
- Disortografía: El problema central es la ortografía. La persona tiene dificultades para aplicar las reglas de correspondencia fonema-grafema, las reglas ortográficas arbitrarias (uso de h, b/v, g/j) y las normas de puntuación. La letra puede ser perfectamente legible.
- Disgrafía: El problema es motor. La dificultad reside en el acto físico de escribir. El estudiante lucha por trazar las letras, lo que resulta en una caligrafía ilegible, lenta y con una presión incorrecta. Puede que conozca las reglas ortográficas, pero su dificultad motriz le impide plasmarlas correctamente.
- Dislexia: El problema principal está en la lectura. Afecta a la capacidad de decodificar palabras, leer con fluidez y comprender lo que se lee. Aunque la dislexia a menudo conlleva dificultades ortográficas (disortografía), su núcleo es la lectura.
Un estudiante puede tener solo una de estas dificultades o una combinación de ellas. Comprender la diferencia es fundamental para enfocar las estrategias de apoyo de manera precisa.
Posibles causas y factores asociados
La disortografía no tiene una única causa, sino que se considera multifactorial. La neuroeducación nos ayuda a entender que su origen está en cómo el cerebro procesa el lenguaje. Algunos factores asociados son:
- Dificultades en el procesamiento fonológico: Problemas para discriminar sonidos similares (como /r/ y /rr/), lo que lleva a confusiones al escribir.
- Problemas de memoria visual: Dificultad para recordar la “forma” visual de las palabras. Por ejemplo, no retener que “huevo” se escribe con “h” porque no suena.
- Dificultades viso-espaciales: Problemas para percibir la secuencia correcta de las letras dentro de una palabra, lo que puede causar inversiones (“pardo” por “prado”).
- Dificultades en el aprendizaje de las reglas: Problemas para interiorizar y automatizar las normas ortográficas, incluso las más básicas.
Es vital entender que la disortografía es una condición, no una elección. No se soluciona diciéndole al alumno que “se fije más” o que “estudie las reglas”. Requiere un enfoque de enseñanza explícito, sistemático y multisensorial.

Señales de disortografía en los estudiantes: La escritura que nos habla
Tu labor como docente observador es clave para la detección temprana. Presta atención a patrones de error que son consistentes en el tiempo y en diferentes contextos. No se trata de un error aislado, sino de una tendencia que no mejora con las intervenciones habituales.
1. Errores ortográficos frecuentes pese a la enseñanza y la práctica
Esta es la señal principal. El estudiante aprueba un examen de dictado de palabras con “b” y “v” el viernes, pero el lunes vuelve a escribirlas incorrectamente en una redacción. La transferencia del aprendizaje de las reglas a la escritura espontánea es extremadamente difícil.
2. Errores de carácter fonológico: Confusión, inversión, omisión o adición
Estos errores revelan una dificultad para asociar correctamente los sonidos con las letras.
- Confusión de fonemas: Cambiar letras que suenan parecido, como “f” por “z” (“zafador” por “zapador”), “t” por “d” (“tomate” por “domate”), o “g” por “j” (“geranio” por “jeranio”).
- Inversión de grafemas o sílabas: Escribir “pardo” en lugar de “prado”, “bulsa” por “blusa”, o “le” por “el”.
- Omisión de letras o sílabas: Especialmente en sílabas complejas. Escriben “caro” por “carro”, “fesa” por “fresa”, o “bazo” por “brazo”.
- Adición de letras o sílabas: Añadir sonidos que no existen, como “bacalado” por “bacalao” o “amoto” por “a moto”.
3. Errores de carácter visual o viso-espacial
Estos errores se relacionan con la percepción y memoria de la forma de las letras y palabras.
- Confusión de letras con formas similares: La clásica confusión entre “b” y “d”, “p” y “q”, o “a” y “o”.
- Uniones y separaciones indebidas de palabras: Escribir “Micasa es grande” o “Elperro come”. Esto indica que no perciben la palabra como una unidad visual separada.
4. Errores referidos a las reglas ortográficas
Son los errores que más frustran a docentes y familias, porque las reglas se han enseñado explícitamente.
- No aplicar reglas de ortografía arbitraria: Uso incorrecto y sistemático de b/v, g/j, h, ll/y.
- Errores en tildes y diacríticos: Omisión constante de tildes, incluso en palabras muy comunes.
- Uso incorrecto de mayúsculas: No usar mayúscula al inicio de una oración o en nombres propios.
- Dificultad con la puntuación: Ausencia de puntos, comas o signos de interrogación, lo que hace el texto difícil de comprender.
5. Escritura fonética persistente
El estudiante escribe las palabras exactamente como suenan, ignorando por completo las reglas ortográficas. Por ejemplo, “ke” (que), “i” (y), “ginda” (guinda), “ay” (hay). Si bien esto es normal en las primeras etapas del aprendizaje, su persistencia más allá de los primeros grados es una señal de alerta.
¿Qué puede hacer el docente ante estas señales? Pasos para una intervención efectiva
Cuando identificas estos patrones, tu actuación debe ser tranquila, estratégica y colaborativa.
1. Observar, registrar y evitar la sanción inmediata
Antes de nada, documenta. Crea una carpeta para el estudiante donde guardes muestras de su escritura. Anota los tipos de errores más frecuentes. ¿Son siempre los mismos? ¿Aumentan con el cansancio? Este registro objetivo, similar a una evaluación diagnóstica informal, es fundamental para entender el problema y para futuras conversaciones. Resiste el impulso de marcar cada error en rojo; esto solo aumenta la ansiedad y no enseña nada.
2. Hablar con la familia sin alarmismo ni culpabilización
La participación familiar es tu mejor aliada. Agenda una reunión y aborda el tema con empatía.
- Empieza por lo positivo: “Quería hablar con ustedes sobre [nombre del alumno]. Es un niño muy creativo y participativo en clase”.
- Presenta tus observaciones objetivas: “He notado que tiene una dificultad persistente con la ortografía. Quería mostrarles algunos de sus trabajos para que veamos juntos los patrones de error”.
- Evita buscar culpables: No digas “no estudia en casa” o “no presta atención”. Usa frases como “parece que le cuesta mucho esfuerzo recordar cómo se escriben ciertas palabras”.
- Propón un plan de acción conjunto: “Me gustaría que trabajáramos en equipo para ayudarlo. Desde el aula, voy a probar algunas estrategias nuevas, y quizás en casa podemos reforzarlo de esta manera…”.
3. Coordinar con los equipos de orientación escolar
Si tu escuela cuenta con psicopedagogo, psicólogo educativo o un equipo de apoyo, comparte tus registros. Ellos tienen las herramientas para realizar una evaluación más profunda y pueden confirmar si se trata de disortografía u otra dificultad. Su guía será esencial para diseñar adaptaciones curriculares formales si fueran necesarias.
4. Comenzar con adaptaciones pedagógicas de inmediato
No necesitas un diagnóstico formal para empezar a ayudar. Muchas estrategias para la disortografía en el aula son, en realidad, buenas prácticas docentes que benefician a todos. Empieza a implementarlas ya.

Estrategias para acompañar a estudiantes con disortografía
Aquí es donde tu rol se vuelve más activo y creativo. El objetivo es enseñar la ortografía de una manera diferente, más visual, más manipulativa y menos punitiva.
1. Cambia el bolígrafo rojo por el refuerzo positivo
En lugar de marcar cada uno de los 20 errores de una redacción, elige solo uno o dos tipos de error para trabajar esa semana (por ejemplo, el uso de “mp” y “mb”). Marca en verde las veces que lo hizo bien y corrige con suavidad una o dos que estén mal. El mensaje cambia de “todo está mal” a “estás aprendiendo esto, y mira, ¡ya lo has conseguido aquí!”. Esto mejora la retroalimentación efectiva.
2. Usa recursos visuales y multisensoriales
La ortografía entra por los ojos, los oídos y hasta por el tacto.
- Murales de palabras: Crea carteles en el aula con palabras de uso frecuente que generen dudas (hay/ay/ahí, haber/a ver).
- Tarjetas de palabras (Flashcards): Crea tarjetas con la palabra por un lado y una imagen o una regla mnemotécnica por el otro.
- Escritura en arena o con plastilina: Para palabras difíciles, formarlas con otros materiales ayuda a crear una memoria motora y visual más fuerte. Este enfoque de enseñanza multisensorial es muy poderoso.
3. Implementa dictados estructurados y diferentes
El dictado tradicional puede ser una tortura. Prueba estas variantes:
- Dictado de frases con “palabra secreta”: Anuncia que hoy la “palabra secreta” es “había” y que aparecerá varias veces. El objetivo es que la escriban bien todas las veces.
- Dictado por parejas: Un alumno dicta al otro una frase corta y juntos la corrigen. Esto fomenta el aprendizaje cooperativo.
- Dictado telegráfico: Dicta solo las palabras clave de un texto y luego los alumnos deben reconstruir las frases, prestando atención a la ortografía de esas palabras.
4. Refuerza la ortografía con juegos
El aprendizaje basado en juegos o la gamificación quita la presión y aumenta la motivación.
- Sopas de letras y crucigramas: Personalízalos con las palabras que se están trabajando en clase.
- “El ahorcado” ortográfico: Usa palabras que sigan una regla específica.
- Memory de palabras: Crea parejas de tarjetas (dibujo-palabra) para reforzar la memoria visual.
5. Trabaja con la autocorrección guiada
Enseñar al estudiante a ser su propio corrector es una habilidad para toda la vida.
- Pídele que lea en voz alta lo que ha escrito: Muchas veces, al verbalizarlo, detecta uniones o separaciones incorrectas.
- Usa una “chuleta” personal: Dale una pequeña tarjeta con las 3-4 reglas o palabras que más le cuestan para que la consulte antes de entregar un trabajo.
- Fomenta el uso del diccionario: No como un castigo, sino como una herramienta de detective.
6. Fomenta la escritura creativa sin presión ortográfica
En la fase de borrador o lluvia de ideas, deja claro que lo único que importa es la creatividad y la expresión. “Ahora solo escribe, saca todas tus ideas. Ya nos preocuparemos por la ortografía después”. Esto libera al alumno de la ansiedad que bloquea su pensamiento.
Adaptaciones posibles sin bajar el nivel cognitivo
Adaptar no es simplificar el contenido, es crear un acceso más justo al aprendizaje.
- Valora el contenido sobre la forma: Utiliza rúbricas que asignen un peso mucho mayor a las ideas, la estructura y la originalidad que a la corrección ortográfica. Esto no solo ayuda al estudiante con disortografía, sino que enseña a toda la clase a priorizar el pensamiento crítico y la comunicación de ideas.
- Permitir apoyos tecnológicos: Las herramientas TIC son un salvavidas. El corrector ortográfico de un procesador de textos no es una forma de “hacer trampa”; es una herramienta de aprendizaje que proporciona retroalimentación instantánea. Subraya el error y ofrece la opción correcta, ayudando a fijar la forma visual de la palabra. De igual manera, programas de texto-a-voz pueden leer lo que el alumno ha escrito, ayudándole a detectar errores por sí mismo.
- Dividir las consignas largas en pasos simples: Una tarea como “Escribe una redacción sobre la Revolución Francesa” puede ser abrumadora. Divídela en partes manejables: 1) Haz una lluvia de ideas. 2) Escribe un borrador con las ideas principales, sin preocuparte por la ortografía. 3) Revisa el borrador conmigo. 4) Pasa el texto a limpio usando el corrector. Esta secuencia didáctica estructurada reduce la ansiedad.
- Evaluar el progreso individual, no en comparación: El éxito para un alumno con disortografía no es escribir sin errores de un día para otro. El éxito es cometer menos errores de un tipo específico que la semana anterior. Céntrate en su progreso personal. Puedes usar portafolios y proyectos para seguir su evolución a lo largo del tiempo.
- Incluir ejercicios de ortografía funcional: En lugar de listas de palabras abstractas, trabaja con el vocabulario que el estudiante necesita para sus otras asignaturas. Si están estudiando el sistema solar, enfócate en la ortografía de “Tierra”, “Júpiter”, “galaxia”, etc. Esto hace que el aprendizaje sea más significativo.
Qué evitar como docente: Prácticas que cierran puertas
A veces, el mayor apoyo que podemos ofrecer consiste en dejar de hacer aquello que, sin querer, causa daño. Ciertas prácticas tradicionales pueden ser especialmente perjudiciales para la autoestima de un estudiante con disortografía.
- NO uses burlas, correcciones humillantes o comentarios irónicos. Frases como “¿Otra vez te comiste la hache?” o corregir un error en voz alta delante de toda la clase pueden generar una profunda ansiedad social y un rechazo total a la escritura. Fomentar un clima escolar positivo es tu prioridad.
- NO bases la calificación de un trabajo exclusivamente en los errores ortográficos. Un examen de historia no debe ser calificado como un examen de ortografía. Si el estudiante demuestra que comprende los conceptos históricos, esa debe ser la base de su nota. Penalizar desproporcionadamente la ortografía es uno de los errores más comunes al evaluar.
- NO hagas comparaciones con otros compañeros. “Mira a tu compañero, él nunca se equivoca” es una frase devastadora. Cada niño tiene su propio ritmo y sus propias batallas. La comparación solo fomenta la rivalidad y el sentimiento de inferioridad.
- NO uses el exceso de copias como castigo. Obligar a un alumno a escribir cien veces la palabra que escribió mal no solo es ineficaz (no aborda la causa del error), sino que es contraproducente. Asocia la escritura con el castigo y el aburrimiento, creando una aversión que puede durar toda la vida. Es fundamental entender el papel del error en el aprendizaje como una oportunidad, no como una falta.
El valor de una enseñanza ortográfica empática
Enseñar ortografía en un aula diversa va mucho más allá de transmitir un conjunto de reglas. Implica un cambio de paradigma, donde la empatía y la comprensión del proceso individual son tan importantes como la norma misma.
Enseñar no es solo corregir, es comprender
Una enseñanza ortográfica empática parte de la pregunta “¿por qué mi alumno comete este error?” en lugar de simplemente señalarlo. Implica analizar los patrones, entender si la causa es fonológica o visual, y adaptar la estrategia a esa necesidad específica. Es la diferencia entre ser un mero corrector y ser un verdadero guía del aprendizaje.
La constancia y el respeto al ritmo son clave
La disortografía no se soluciona en una semana. Requiere un trabajo constante, paciente y sistemático a lo largo del tiempo. Celebrar los pequeños avances es fundamental para mantener la motivación del estudiante. Un docente que respeta el ritmo lento pero seguro de su alumno está construyendo una base sólida para su autoestima y su resiliencia académica.
Acompañar la escritura desde el placer, no desde la sanción
El objetivo final es que el estudiante vea la escritura como una poderosa herramienta de comunicación y expresión, no como un campo minado de errores. Al separar el acto creativo de la corrección normativa, al usar juegos y al valorar las ideas por encima de todo, estamos ayudando a que descubra el placer de escribir cuentos y textos. Un niño que disfruta escribiendo estará más dispuesto a esforzarse en mejorar su ortografía.
Recursos recomendados para el aula
Afortunadamente, hoy en día existen numerosos recursos para apoyar la enseñanza de la ortografía de forma inclusiva.
- Diccionarios visuales y personalizados: Crear un diccionario visual en el aula o un pequeño diccionario personal para el alumno con las palabras que más le cuestan, asociándolas a una imagen, puede ser muy efectivo.
- Correctores online educativos y aplicaciones:
- LanguageTool: Un corrector ortográfico y gramatical muy completo que explica el porqué de los errores.
- Apps de juegos de palabras: Existen muchas aplicaciones para tablets y móviles (como Apalabrados, Scrabble Go, etc.) que permiten practicar la ortografía de forma lúdica.
- Sitios web de referencia:
- Understood.org: Ofrece guías, artículos y herramientas en español para entender las dificultades del aprendizaje, incluida la disortografía.
- Dislexia y Familia (disfam.net): Asociación española con muchísimos recursos, guías y formaciones para docentes y familias sobre dislexia y otras DEA, como la disortografía.
- Material de apoyo ministerial: Revisa el portal web del Ministerio de Educación de tu país. A menudo publican guías de apoyo a la inclusión y materiales específicos para tratar las dificultades de aprendizaje en el contexto del currículum escolar vigente.
La disortografía en el aula es mucho más que un desafío académico; es una ventana a la forma única en que el cerebro de un estudiante procesa el lenguaje. Lejos de ser una excusa o una señal de falta de interés, los errores ortográficos persistentes son un llamado de atención para que nosotros, como educadores, adaptemos nuestra mirada y nuestras herramientas.
Detectar a tiempo estas señales y acompañar al estudiante con empatía, paciencia y estrategias pedagógicas adecuadas puede transformar por completo su relación con la escritura y, por extensión, con la escuela. Cada error ortográfico no debe ser visto como un punto final en una calificación, sino como un punto de partida para una enseñanza más personalizada y efectiva. Al hacerlo, no solo ayudamos a un alumno a superar una dificultad, sino que construimos un aula más justa, donde se valora el esfuerzo, se celebra el progreso y se entiende que hay muchas maneras de aprender y comunicar. Y esa es, en esencia, la base de una educación verdaderamente inclusiva.
Glosario
Disgrafía
Es un trastorno del aprendizaje enfocado en la dificultad motora para escribir. Un estudiante con disgrafía tiene problemas para trazar las letras, lo que resulta en una caligrafía ilegible, lenta y desorganizada. Aunque puede conocer las reglas ortográficas, su mano no logra ejecutarlas correctamente.
Dislexia
Es un trastorno del aprendizaje centrado en la dificultad para leer. Afecta la capacidad para reconocer palabras de forma precisa y fluida, la decodificación y, como consecuencia, la comprensión lectora. Aunque muchos estudiantes con dislexia también tienen disortografía, el núcleo de su dificultad es la lectura.
Disortografía
El trastorno central de este artículo. Es una dificultad específica para aplicar las normas de la escritura, es decir, la ortografía. El estudiante puede tener una letra clara y leer bien, pero comete de forma persistente errores al escribir las palabras (cambio de letras, omisiones, uniones, faltas de tildes, etc.).
Enseñanza Multisensorial
Un enfoque pedagógico que involucra el uso de varios sentidos a la vez para reforzar el aprendizaje. Para la ortografía, significa no solo ver (visual) y oír (auditivo) la palabra, sino también tocarla (táctil/kinestésico), por ejemplo, formando las letras con plastilina, escribiendo en una caja de arena o repasando letras en relieve.
Errores Ortográficos Persistentes
Son faltas de ortografía que no desaparecen con la instrucción regular y la práctica. Son un indicador clave de la disortografía porque revelan una dificultad de fondo para automatizar las reglas, a diferencia de los errores esporádicos que cometen todos los niños al aprender.
Escritura Fonética
Consiste en escribir las palabras tal y como suenan, ignorando las reglas ortográficas. Por ejemplo, escribir “ke” en lugar de “que” o “ay” en lugar de “hay”. Es una fase normal en los inicios de la lectoescritura, pero se convierte en una señal de alerta si persiste en grados más avanzados.
Memoria Visual (para la ortografía)
Es la capacidad de recordar la imagen o “forma” visual de una palabra. Esta memoria es la que nos permite saber que “huevo” lleva “h” o que “vaso” se escribe con “v”, ya que no hay una regla fonética que lo determine. Un déficit en esta área causa muchos errores de ortografía arbitraria.
Ortografía Arbitraria
Se refiere a las reglas ortográficas que no siguen una correspondencia lógica entre sonido y letra. Es la ortografía que “hay que memorizar”. Incluye el uso de la “h”, la elección entre “b” y “v”, “g” y “j”, o “ll” e “y”. Suele ser el área más difícil para los estudiantes con disortografía.
Procesamiento Fonológico
Es la habilidad para reconocer y manipular los sonidos del habla. Incluye identificar sonidos individuales en una palabra (discriminación auditiva), separarlos (segmentación) y unirlos. Una dificultad en esta área puede hacer que un estudiante no distinga entre /p/ y /b/ y, por tanto, los confunda al escribir.
Trastorno del Aprendizaje (DEA o Dificultad Específica de Aprendizaje)
Es una condición de origen neurobiológico que afecta a uno o más de los procesos psicológicos básicos implicados en la utilización del lenguaje, hablado o escrito. Se manifiesta como una dificultad significativa en la lectura, la escritura o las matemáticas, a pesar de que la persona tenga una inteligencia normal o incluso superior.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Cómo puedo diferenciar la disortografía de los errores típicos de la edad?
La clave está en tres factores: persistencia, frecuencia e inconsistencia con el nivel intelectual. Un error típico de la edad tiende a desaparecer con la instrucción y la práctica. En la disortografía, los errores persisten a pesar de la enseñanza explícita, son mucho más frecuentes que en sus pares y contrastan con la buena capacidad del alumno para razonar y expresarse oralmente. Si un niño de 10 años sigue invirtiendo letras o escribiendo de forma fonética, es una señal de alerta.
2. ¿Si permito que mi alumno use siempre el corrector ortográfico, no se volverá dependiente y nunca aprenderá?
Es un miedo común, pero infundado. El corrector es una herramienta de andamiaje, no una muleta permanente. Para un estudiante con disortografía, el corrector:
- Reduce la carga cognitiva: Le permite centrarse en el contenido.
- Proporciona feedback inmediato: Ve la forma correcta de la palabra al instante, lo que refuerza la memoria visual.
- Evita la automatización del error: Impide que siga escribiendo mal la misma palabra una y otra vez.
El objetivo es usarlo como una herramienta de aprendizaje, combinándolo con la enseñanza explícita de las reglas.
3. ¿La disortografía afecta solo al español o también a otros idiomas?
Afecta a cualquier idioma, pero se manifiesta de forma diferente según la “transparencia” de la lengua. En idiomas muy transparentes como el español (donde la mayoría de las letras se corresponden con un único sonido), la disortografía se hace muy visible en los errores de ortografía arbitraria (b/v, h, g/j) y en las tildes. En idiomas más opacos como el inglés o el francés (donde una misma letra puede tener muchos sonidos), las dificultades son aún más evidentes y generalizadas.
4. ¿Qué tipo de actividades sencillas puedo hacer en 5 minutos para toda la clase que ayuden a un alumno con disortografía?
- “La palabra del día”: Presenta una palabra compleja o de uso frecuente (ej: “excepción”), analicen juntos su ortografía y úsenla en una frase.
- Caza de errores: Proyecta una frase corta con un error común y pide a la clase que lo encuentre y explique por qué está mal.
- Dictado de palmas: Dicta palabras y los alumnos dan una palma por cada sílaba, ayudando a la segmentación fonológica.
Estas actividades inclusivas benefician a todos los estudiantes.
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