La Educación de Neill: Libertad y Democracia en la Escuela SummerhillAlexander Neill

En la bruma de una Inglaterra que apenas se recuperaba de las cicatrices de la Primera Guerra Mundial, surgió una idea tan sencilla como radical: una escuela donde los niños fueran libres. No una libertad vigilada o simbólica, sino una autonomía real para decidir sobre sus propias vidas y aprendizajes. Este fue el sueño de Alexander Sutherland Neill, un educador escocés que en 1921 fundó Summerhill, una comunidad que puso en jaque los cimientos de la educación tradicional. La propuesta central de la educación de Neill no era un método, sino una convicción profunda: si se les otorga confianza y libertad, los niños se desarrollan como seres felices, seguros y emocionalmente equilibrados.

Este artículo explora a fondo el universo de Summerhill y el pensamiento de su fundador. Analizaremos desde sus orígenes y fundamentos teóricos, basados en la bondad innata del ser humano, hasta el funcionamiento práctico de sus asambleas democráticas y clases opcionales. También abordaremos su legado, las críticas que ha recibido y, lo más importante, su vigencia en un mundo que debate constantemente cómo educar para el futuro. Prepárese para conocer una de las experiencias pedagógicas más influyentes y controvertidas del siglo XX.

Qué vas a encontrar en este artículo

Contexto histórico y biografía de Neill

Alexander S. Neill nació en 1883 en Forfar, Escocia, en un entorno donde la educación era sinónimo de disciplina estricta y aprendizaje memorístico. Hijo de un maestro de escuela, experimentó de primera mano el sistema educativo que más tarde criticaría con fervor. La escuela de su padre, como tantas otras de la época victoriana, se basaba en el miedo, los castigos corporales y un currículum escolar rígido que no dejaba espacio para la curiosidad o la individualidad. Neill describió su propia infancia como una etapa marcada por la inseguridad y el temor a no cumplir con las expectativas de los adultos.

Esta experiencia temprana sembró en él una profunda aversión hacia la coerción y la autoridad impuesta. A pesar de seguir los pasos de su padre y convertirse en maestro, su espíritu crítico lo llevó a cuestionar cada aspecto de la pedagogía tradicional. Se dio cuenta de que el objetivo del sistema no era formar individuos felices, sino ciudadanos obedientes y productivos para una sociedad industrial. Su paso por la Universidad de Edimburgo, donde se graduó en Literatura Inglesa, amplió sus horizontes intelectuales, pero fue su trabajo práctico en diversas escuelas lo que cimentó su convicción de que era necesario un cambio radical. La historia de la educación está llena de reformadores, pero pocos se atrevieron a llevar sus ideas tan lejos como él.

Evolución profesional y creación de Summerhill

Antes de fundar Summerhill, Neill trabajó en varias instituciones que le permitieron experimentar y refinar sus ideas. Un punto de inflexión fue su encuentro con Homer Lane, un educador estadounidense que dirigía la “Little Commonwealth”, una comunidad para jóvenes delincuentes basada en el autogobierno. Neill quedó fascinado por la forma en que Lane confiaba en los jóvenes, dándoles la responsabilidad de crear sus propias leyes y gestionar sus conflictos. Vio con sus propios ojos cómo chicos considerados “casos perdidos” florecían en un ambiente de libertad y respeto.

Otra influencia clave fue el psicoanálisis, en particular las teorías de Wilhelm Reich, quien sostenía que muchos problemas psicológicos y sociales derivaban de la represión sexual y emocional. Neill adoptó la idea de que la salud emocional era el pilar fundamental del desarrollo infantil, muy por encima de los logros académicos. Creía que la escuela debía ser un lugar terapéutico, una comunidad donde los niños pudieran sanar las heridas causadas por la represión familiar y social.

Con este bagaje de influencias y una convicción inquebrantable, Neill fundó Summerhill en 1921, primero en Alemania y luego trasladándose a Inglaterra, estableciéndose finalmente en Leiston, Suffolk, en 1927. No la concibió como una escuela para producir genios académicos, sino como un espacio “donde los niños pudieran ser ellos mismos”. Su objetivo era demostrar que la libertad funciona y que la educación de Neill podía crear individuos más felices y, por ende, un mundo mejor.

Influencia de Alexander S. Neill en la pedagogía moderna

Fundamentos teóricos de la educación libre en Summerhill

La pedagogía de Summerhill no se apoya en un complejo manual de instrucciones, sino en un conjunto de creencias profundas sobre la naturaleza humana y el propósito de la educación. Estos fundamentos son los que dan coherencia y sentido a cada práctica dentro de la escuela.

La bondad natural del niño y el rechazo a la autoridad

El pilar central del pensamiento de Neill, inspirado en parte por autores como Jean-Jacques Rousseau, es la creencia incondicional en la bondad innata del niño. Neill sostenía que un niño nace siendo bueno, curioso, sociable y con un deseo genuino de aprender y amar. Si un niño se vuelve miedoso, apático u hostil, no es por una maldad inherente, sino como una reacción a la coerción y la falta de amor de los adultos. Para él, los problemas de conducta no eran más que “amor frustrado”.

Esta creencia lo llevó a rechazar de plano la autoridad impuesta. En Summerhill, la obediencia no es una virtud. Neill argumentaba que la obediencia ciega crea personas sumisas y conformistas, incapaces de pensar por sí mismas. La disciplina tradicional, basada en el castigo y la recompensa, era vista como una forma de manipulación que corrompía la motivación intrínseca del niño. En su lugar, abogaba por una disciplina positiva que surgiera del respeto mutuo y del autogobierno de la comunidad, no de la voluntad de un adulto. El objetivo no es que el niño “se porte bien” por miedo, sino que elija actuar de manera considerada porque entiende y respeta los derechos de los demás.

Libertad sin licencia y desarrollo emocional

Neill a menudo era acusado de promover el libertinaje, pero él siempre distinguió claramente entre “libertad” y “licencia”. En sus palabras: “Tu libertad termina donde empieza la de los demás”. Un niño en Summerhill es libre de no ir a clase, de jugar todo el día o de hacer ruido, pero no es libre de molestar a otros, destruir la propiedad ajena o poner en peligro la seguridad de la comunidad. La libertad conlleva responsabilidad.

El verdadero foco de la educación de Neill es el desarrollo emocional. Consideraba que el intelecto se cuida solo. Si un niño es emocionalmente libre y feliz, su curiosidad natural lo llevará a aprender lo que necesite cuando lo necesite. La prioridad de Summerhill es garantizar la seguridad emocional de cada individuo. Esto se logra a través de un ambiente de aprobación y afecto incondicional, donde no hay juicios de valor, comparaciones ni expectativas académicas. Se valora el juego como la principal herramienta de aprendizaje y exploración del mundo. El juego, para Neill, no es una pérdida de tiempo, sino el trabajo más serio de la infancia. La educación emocional no es una asignatura, es el aire que se respira en cada interacción dentro de la escuela.

Principios educativos y funcionamiento de Summerhill

La filosofía de Neill se materializa en una estructura y unas prácticas diarias que pueden parecer desconcertantes para quien está acostumbrado a la escuela tradicional. El autogobierno, las clases opcionales y un rol del docente redefinido son los engranajes de esta maquinaria educativa.

Asambleas democráticas y autogobierno

El corazón de Summerhill es la Asamblea General, que se celebra varias veces por semana. En esta reunión, cada miembro de la comunidad, desde el niño más pequeño hasta el director, tiene exactamente el mismo poder: un voto. Aquí se discute y se decide todo lo que afecta a la vida en común. Se crean, modifican o eliminan las normas de convivencia, se resuelven conflictos entre alumnos y se gestionan los problemas cotidianos.

Por ejemplo, si un grupo de niños hace demasiado ruido por la noche, cualquier miembro afectado puede llevar el problema a la asamblea. Se debate la cuestión, se escuchan todas las perspectivas y se vota una solución, que podría ser establecer una hora de silencio. La ley resultante no es impuesta por los adultos, sino creada y aceptada por toda la comunidad, lo que aumenta enormemente la probabilidad de que se respete. Este sistema de participación democrática en el aula y en la escuela es la máxima expresión de la confianza de Neill en la capacidad de los niños para autogobernarse de manera justa y sensata. Aprenden en la práctica conceptos como la justicia, la empatía, la negociación y la responsabilidad cívica.

Clases opcionales y aprendizaje autodirigido

En Summerhill, la asistencia a clase es totalmente voluntaria. Hay un horario de lecciones de diversas materias (matemáticas, historia, ciencias, arte, etc.), pero ningún niño está obligado a asistir. Neill creía que el aprendizaje forzado es ineficaz y contraproducente. Sostenía que cuando un niño está genuinamente interesado en algo, aprende de forma rápida y profunda. Un estudiante puede pasar años sin pisar un aula de matemáticas y, de repente, a los 14 años, decidir que quiere aprender álgebra para un proyecto personal. Según la experiencia de la escuela, en pocos meses puede alcanzar el nivel de sus compañeros de la escuela tradicional.

Este enfoque fomenta un aprendizaje por descubrimiento y autodirigido. Los niños son libres de perseguir sus pasiones, ya sea la carpintería, la música, la mecánica o la lectura. El juego, el arte y la convivencia son tan valorados como las materias académicas. El objetivo es desarrollar personas completas, no solo cabezas llenas de datos. Se busca cultivar la creatividad, la iniciativa y el pensamiento crítico, y la mejor manera de hacerlo es permitiendo a los estudiantes tomar el control de su propio proceso educativo y aplicando estrategias para fomentar la autonomía.

Rol del educador y la comunidad

En este modelo, el maestro deja de ser una figura de autoridad que transmite conocimientos para convertirse en un facilitador y un compañero de viaje. Los profesores de Summerhill están ahí para ofrecer oportunidades de aprendizaje, responder preguntas y guiar a quienes lo solicitan, pero nunca para imponer. Su principal cualidad no es el dominio de su materia, sino su capacidad para relacionarse con los niños de manera honesta, respetuosa y afectuosa.

La escuela entera funciona como una comunidad terapéutica. Neill creía que muchos niños llegaban “dañados” por la educación tradicional y la vida familiar represiva. Summerhill les ofrece un entorno seguro donde pueden expresar sus emociones sin miedo al juicio, superar sus traumas y reconstruir su confianza en sí mismos y en los demás. El éxito de un alumno no se mide por sus calificaciones, sino por su felicidad y su capacidad para vivir en armonía consigo mismo y con la comunidad.

educación de Neill

Aplicaciones prácticas en entornos educativos

Aunque Summerhill es un modelo único, sus principios han inspirado a educadores de todo el mundo. Analizar su implementación y sus adaptaciones nos permite entender mejor su potencial y sus limitaciones.

Implementación histórica y desafíos

A lo largo de su historia, Summerhill ha sido un faro para quienes buscan alternativas al sistema educativo convencional. La escuela ha demostrado tener un éxito notable con niños etiquetados como “difíciles” o “problemáticos”. Al liberarlos de la presión y la coerción, muchos de estos niños lograban superar sus dificultades de comportamiento y encontrar un equilibrio emocional que les permitía volver a conectar con el aprendizaje.

Sin embargo, su camino no ha estado exento de dificultades. La escuela ha enfrentado numerosas inspecciones por parte de las autoridades educativas británicas, que a menudo no comprendían su filosofía. Los inspectores, acostumbrados a medir el éxito con instrumentos de evaluación estandarizados, se escandalizaban por la no obligatoriedad de las clases y la aparente falta de estructura. En varias ocasiones, Summerhill estuvo a punto de ser clausurada. El caso más famoso fue en 1999, cuando la escuela llevó al gobierno a los tribunales y ganó el derecho a ser inspeccionada bajo sus propios términos, un hito que validó su enfoque pedagógico.

Adaptaciones en Hispanoamérica y contextos modernos

Las ideas de Neill han resonado con fuerza en Hispanoamérica, una región con profundas desigualdades educativas y una rica tradición de pedagogía crítica. Aunque no existen réplicas exactas de Summerhill, sí hay numerosas escuelas democráticas y proyectos de educación alternativa, especialmente en países como Brasil, México, Colombia y España, que se inspiran en sus principios. Estos centros adaptan el modelo a sus contextos culturales y económicos, demostrando que la democracia y la libertad pueden florecer en diversos entornos.

Hoy, en la era post-pandemia, la educación de Neill cobra una nueva relevancia. El debate sobre la flexibilidad curricular, la salud mental de los estudiantes y la necesidad de una mayor autonomía ha puesto en evidencia las rigideces del sistema tradicional. Principios como el aprendizaje autodirigido, la educación inclusiva y el enfoque en el bienestar emocional son ahora más pertinentes que nunca. Summerhill nos recuerda que existen otros modelos educativos en el mundo que priorizan a la persona por encima del currículo.

Influencia y legado en la pedagogía contemporánea

El impacto de A.S. Neill trasciende los muros de su propia escuela. Sus escritos y su ejemplo han influido en varias generaciones de educadores y han nutrido algunas de las corrientes pedagógicas más innovadoras del último siglo.

Impacto en pedagogos posteriores y corrientes educativas

Neill es considerado uno de los grandes autores en pedagogía del siglo XX. Su obra “Summerhill: Un punto de vista radical sobre la educación de los niños” se convirtió en un best-seller internacional en los años 60, inspirando a un amplio movimiento de educación libre y alternativa. Su influencia es visible en figuras como John Holt, el padre del “unschooling” (desescolarización), quien llevó la idea de la libertad del niño al extremo de proponer el aprendizaje fuera de cualquier institución escolar.

También se pueden trazar paralelismos con el pensamiento de Paulo Freire. Aunque sus contextos eran muy diferentes —Neill trabajaba con niños de clase media en Inglaterra y Freire con campesinos analfabetos en Brasil—, ambos compartían una profunda desconfianza hacia la “educación bancaria”, donde el maestro “deposita” conocimiento en el alumno. Ambos creían en una educación que libera y empodera, aunque Freire lo enfocara más en la conciencia política y Neill en la liberación emocional. Las ideas de Summerhill son un pilar fundamental del movimiento global de las Escuelas Democráticas, una red de centros educativos que comparten los principios del autogobierno y el aprendizaje autodirigido.

Relevancia actual en desafíos globales

En el siglo XXI, el legado de Neill sigue desafiando nuestras concepciones sobre la educación. Sus críticas a la estandarización y a la tiranía de los exámenes resuenan con fuerza en un momento en que muchos sistemas educativos parecen más centrados en los rankings y las métricas que en el bienestar de los estudiantes. Los errores comunes al evaluar que él señalaba, como confundir memoria con inteligencia, siguen estando muy presentes.

Además, su énfasis en la resolución democrática de conflictos ofrece un modelo poderoso para la educación ciudadana y la educación para la paz. En un mundo polarizado y conflictivo, enseñar a los niños a debatir, negociar y crear consensos desde pequeños es una herramienta de un valor incalculable. Fenómenos como el homeschooling o los movimientos que abogan por una mayor flexibilidad educativa beben directamente de la fuente de la educación de Neill, demostrando que su visión de una escuela centrada en la libertad y la felicidad sigue siendo una alternativa inspiradora.

Críticas y limitaciones de su enfoque

A pesar de su enorme influencia, el modelo de Summerhill no ha estado exento de críticas. Un análisis honesto debe considerar tanto sus fortalezas como sus posibles debilidades y los desafíos que plantea su aplicación en diferentes contextos.

Análisis de debilidades y controversias

Una de las críticas más recurrentes es su supuesto “utopismo”. Los detractores argumentan que Summerhill funciona en un entorno protegido y privilegiado, con un ratio bajo de alumnos por profesor y estudiantes de familias que pueden permitirse una educación privada. Cuestionan si un modelo tan radicalmente libre sería viable en el sistema público, especialmente en zonas de alta vulnerabilidad social y económica donde la escuela debe cumplir funciones asistenciales básicas. Se plantea la duda sobre si la falta de estructura podría perjudicar a niños que necesitan un andamiaje más sólido para su aprendizaje, particularmente aquellos con trastornos del aprendizaje.

Otra preocupación es el riesgo de aislamiento social. ¿Prepara Summerhill a los niños para un mundo que, en gran medida, no funciona con principios democráticos y de libertad? ¿Podrían sus graduados tener dificultades para adaptarse a la jerarquía y la competencia del mundo laboral y universitario? Neill siempre defendió que sus alumnos salían más seguros de sí mismos, resilientes y adaptables, pero la crítica persiste. Además, sus ideas sobre la libertad sexual, influenciadas por Reich, fueron muy controvertidas en su época y todavía hoy generan debate, aunque la escuela siempre ha operado dentro de la legalidad.

Sugerencias para adaptaciones contemporáneas

Es evidente que replicar Summerhill de manera idéntica en cualquier contexto es imposible y probablemente indeseable. Sin embargo, sus principios fundamentales pueden adaptarse y evolucionar. Una adaptación contemporánea podría buscar un equilibrio entre la libertad del estudiante y la necesidad de garantizar una equidad educativa. Esto podría implicar, por ejemplo, mantener el espíritu de las asambleas democráticas para la convivencia, pero ofreciendo una orientación más explícita para asegurar que todos los alumnos adquieran competencias básicas.

Los avances en la neuroeducación y la psicología del desarrollo también pueden enriquecer el modelo. Hoy entendemos mejor cómo aprende el cerebro y la importancia de las funciones ejecutivas. Estos conocimientos pueden integrarse para diseñar entornos de aprendizaje autodirigido que sean aún más efectivos, sin traicionar el principio de voluntariedad. La clave no es copiar el modelo, sino inspirarse en su filosofía para transformar nuestras propias prácticas, ya sea introduciendo pequeños espacios de decisión en un aula tradicional o repensando por completo el proyecto educativo de una escuela.

Alexander S. Neill fue más que un educador; fue un visionario que se atrevió a confiar plenamente en los niños. Su creación, Summerhill, no es solo una escuela, sino un manifiesto vivo que proclama que la libertad, la confianza y el amor son los verdaderos nutrientes del desarrollo humano. La educación de Neill nos obliga a hacernos preguntas incómodas: ¿Para qué educamos? ¿Para crear ciudadanos obedientes o individuos libres y felices? ¿Priorizamos el currículo o el bienestar emocional de nuestros estudiantes?

Aunque su modelo pueda parecer radical o inviable en ciertos contextos, su legado es innegable y su mensaje, más vigente que nunca. En Hispanoamérica y en todo el mundo, donde los sistemas educativos luchan por adaptarse a un futuro incierto, los principios de autonomía, responsabilidad y democracia de Summerhill ofrecen un faro de esperanza. Quizás la mayor lección de Neill no sea un conjunto de técnicas, sino una actitud: la de mirar a cada niño no como un recipiente vacío que llenar, sino como un ser completo y capaz, merecedor de nuestra confianza y nuestro más profundo respeto.

Recursos para el Docente: Ideas Inspiradas en Summerhill para tu Aula

No necesitas transformar tu escuela en Summerhill para aplicar la esencia de su filosofía. Aquí tienes algunas ideas prácticas para empezar a fomentar la libertad y la democracia en tu propio entorno educativo:

  1. Inicia una Asamblea de Aula Semanal:

    • Propósito: Dedica 30-45 minutos cada semana a una asamblea donde los estudiantes puedan proponer temas, discutir problemas de convivencia y votar soluciones.

    • Cómo empezar: Comienza con temas sencillos, como organizar el espacio del aula o decidir las reglas para el uso de materiales compartidos. Modera la discusión, pero asegúrate de que tu voto valga lo mismo que el de cada estudiante. Esto fomenta la participación democrática en el aula y el sentido de pertenencia.

  2. Crea un “Rincón de Proyectos Libres”:

    • Propósito: Designa un espacio en el aula con materiales diversos (arte, construcción, escritura, ciencia) donde los estudiantes puedan trabajar en proyectos de su elección cuando terminen sus tareas asignadas.

    • Cómo implementarlo: No evalúes los resultados de estos proyectos. El objetivo es dar espacio al aprendizaje por descubrimiento y a la motivación intrínseca. Anima a los estudiantes a compartir sus creaciones con sus compañeros si lo desean.

  3. Ofrece Opciones en las Tareas y la Evaluación:

    • Propósito: Introduce flexibilidad en tus asignaciones para dar a los estudiantes un mayor sentido de control sobre su aprendizaje.

    • Ejemplos: En lugar de un único examen, ofrece alternativas como presentar un proyecto, crear un video, escribir un ensayo o hacer una presentación oral. Permite que elijan entre varios temas para un trabajo de investigación. Utiliza rúbricas claras para que entiendan los criterios, pero dales libertad en la forma.

  4. Practica la Escucha Activa y la Aprobación Incondicional:

    • Propósito: Cambia el enfoque de la gestión del comportamiento del control a la conexión.

    • Cómo hacerlo: Cuando un estudiante tenga un mal comportamiento, intenta entender la emoción o la necesidad que hay detrás en lugar de reaccionar inmediatamente con un castigo. Valida sus sentimientos (“Veo que estás muy enojado”) antes de abordar la conducta. Muestra a tus alumnos que los valoras como personas, independientemente de su rendimiento académico.

  5. Reflexiona sobre tu Propio Rol:

    • Propósito: Cuestiona tus propias prácticas autoritarias.

    • Preguntas para la autorreflexión: ¿Cuántas de las reglas de mi aula son para un beneficio real de la comunidad y cuántas son para mi propia conveniencia? ¿Doy a mis estudiantes oportunidades reales de tomar decisiones significativas? ¿Confío en su capacidad para aprender o siento la necesidad de controlarlo todo?

Glosario

  • Educación Libre: Corriente pedagógica que defiende que el aprendizaje debe surgir del interés genuino y la libre elección del niño, sin coerción ni currículos impuestos.

  • Autogobierno: Sistema de organización en el que los miembros de una comunidad, incluidos los niños, participan democráticamente en la creación de normas y la resolución de conflictos.

  • Asamblea Democrática: Reunión principal en una escuela democrática donde todos los miembros, personal y estudiantes, tienen igual derecho a voz y voto para tomar decisiones que afectan a la comunidad.

  • Libertad sin Licencia: Principio fundamental en Summerhill que distingue entre la libertad de un individuo para actuar sin dañar a otros y el “libertinaje” o la libertad para hacer lo que uno quiera sin considerar el impacto en la comunidad.

  • Pedagogía Antiautoritaria: Enfoque educativo que rechaza las relaciones jerárquicas y coercitivas entre educadores y estudiantes, promoviendo en su lugar el respeto mutuo, la libertad y la responsabilidad.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

  • ¿Los estudiantes de Summerhill aprenden a leer y escribir si no van a clase? Sí. La experiencia de la escuela muestra que casi todos los niños eligen aprender a leer y escribir por su cuenta, motivados por el deseo de comunicarse, leer historias o investigar temas de su interés. Lo hacen a su propio ritmo, sin la presión que a menudo genera dificultades en la escuela tradicional.

  • ¿Cómo se preparan los alumnos de Summerhill para la universidad o el mundo laboral? Aunque la preparación académica no es el foco principal, los estudiantes que deciden que quieren ir a la universidad se preparan intensivamente para los exámenes de ingreso cuando llega el momento, y suelen tener éxito. Los exalumnos reportan que las habilidades más valiosas que adquirieron son la autoconfianza, la capacidad de autogestión, la resolución de problemas y las habilidades sociales, que les sirven en cualquier ámbito profesional.

  • ¿Es el modelo de Summerhill aplicable a la educación pública? Aplicar el modelo completo es muy difícil debido a las ratios de alumnos, la burocracia y los currículos estandarizados. Sin embargo, sus principios (como las asambleas de aula, dar más opciones a los estudiantes o enfocarse en el bienestar emocional) sí pueden y deben inspirar prácticas innovadoras en cualquier escuela.

  • ¿Qué pasa si un niño nunca decide ir a ninguna clase? Según Neill y el personal de la escuela, esto es extremadamente raro. Un niño puede pasar un tiempo prolongado, incluso años, sin asistir a clases formales, dedicándose al juego y a socializar. Consideran que este es un período de “sanación” necesario, especialmente para niños que han tenido experiencias escolares negativas. Eventualmente, la curiosidad natural y el deseo de hacer cosas los llevan a buscar el aprendizaje formal por sí mismos.

  • ¿La educación de Neill es lo mismo que no tener reglas? No, en absoluto. Summerhill tiene muchas reglas, pero la diferencia clave es quién las hace. Las reglas no son impuestas por los adultos, sino que son creadas, discutidas y votadas por toda la comunidad en la Asamblea General. Es un sistema de leyes, no de anarquía.

Bibliografía

  • Neill, A. S. (2014). Summerhill: Un punto de vista radical sobre la educación de los niños. Fondo de Cultura Económica.

  • Neill, A. S. (1983). Corazones, no sólo cabezas en la escuela. Editores Mexicanos Unidos.

  • Neill, A. S. (1975). Hijos en libertad. Editorial Altalena.

  • Neill, A. S. (1994). El nuevo Summerhill. Fondo de Cultura Económica.

  • Fromm, E. (Prólogo) (2014). Prólogo a Summerhill: Un punto de vista radical sobre la educación de los niños. Fondo de Cultura Económica.

  • Gribble, D. (1998). Real Education: Varieties of Freedom. Libros de la Araucaria. (Aunque original en inglés, hay traducciones y es una referencia clave en el movimiento de escuelas democráticas).

  • Apple, M. W. (Ed.). (2002). Escuelas democráticas. Ediciones Morata.

  • Hecht, Y. (2011). Democratic Education: A Beginning of a Story. AERO. (Referencia importante sobre el movimiento actual, con menciones a Summerhill).

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