El papel de la ciudadanía y la educación en valores en España: formación cívica y convivencia escolar

La escuela es mucho más que un lugar donde se adquieren conocimientos académicos. Es el primer gran espacio de socialización fuera de la familia, un microcosmos donde los futuros ciudadanos aprenden a convivir, a respetar y a participar. Por eso, la educación en valores en España no es un complemento, sino un pilar fundamental del sistema educativo en España. En una sociedad democrática, plural y en constante cambio, formar personas con pensamiento crítico, solidarias y comprometidas con los derechos humanos es una tarea irrenunciable.

Este artículo explora en profundidad cómo se transmite la ciudadanía y los valores en el sistema educativo español. Analizaremos el recorrido histórico y el marco normativo actual, las metodologías que se aplican en el aula y los grandes retos que enfrentamos. La conexión entre ciudadanía, ética y convivencia escolar es la base para construir una sociedad más justa y cohesionada, y la escuela es su principal motor.

Qué vas a encontrar en este artículo

Evolución histórica de la educación en valores en España

La enseñanza de valores en España ha sido un reflejo de las tensiones políticas y sociales de cada época. La historia de la educación en España muestra un camino lleno de debates que aún hoy resuenan en las aulas.

Durante gran parte del siglo XX, bajo el régimen franquista, la formación moral estaba ligada de forma inseparable a la religión católica. La asignatura de “Formación del Espíritu Nacional” imponía una visión unívoca y adoctrinadora de la ciudadanía, basada en principios autoritarios y una moralidad estrictamente conservadora. No había espacio para la diversidad de pensamiento ni para el desarrollo del pensamiento crítico.

Con la llegada de la democracia en 1978, la Constitución reconoció la libertad ideológica y religiosa y estableció la obligación de los poderes públicos de garantizar el “pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. Este fue el punto de partida para una nueva concepción de la formación cívica.

Sin embargo, la implementación de una asignatura específica ha sido fuente de constantes controversias. La Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2006 introdujo la “Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos”, una materia que buscaba promover valores democráticos, la igualdad de género y el respeto a la diversidad. Su creación desató una fuerte oposición por parte de sectores conservadores, que la acusaron de “adoctrinamiento” e invasión de las competencias familiares.

Posteriormente, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) de 2013, promovida por el Partido Popular, la sustituyó por la asignatura de “Valores Sociales y Cívicos” en Primaria y “Valores Éticos” en Secundaria, con un enfoque menos centrado en los derechos sociales y más en la ética individual. Finalmente, la ley actualmente en vigor, la LOMLOE de 2020, ha reconfigurado nuevamente el currículum escolar, buscando dar un nuevo impulso a la educación en valores cívicos y éticos desde un enfoque competencial y transversal.

implementación de la formación cívica y ciudadana en España

Marco normativo actual: La LOMLOE y los valores cívicos

La Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE), también conocida como “Ley Celáa”, establece el marco actual para la enseñanza de valores en España. Esta ley pone un énfasis especial en la formación de una ciudadanía activa, crítica y responsable, considerando esta dimensión como un elemento transversal que debe impregnar todas las áreas del conocimiento.

Uno de los cambios más significativos de la LOMLOE es la creación de la asignatura “Educación en Valores Cívicos y Éticos”, que se imparte en un curso de la Educación Primaria y también en la Educación Secundaria. Esta materia aborda contenidos relacionados con la Constitución, los derechos humanos, la igualdad, el desarrollo sostenible y la ciudadanía digital. A diferencia de sus predecesoras, no tiene una asignatura alternativa, por lo que todo el alumnado debe cursarla.

Además de esta materia específica, la LOMLOE subraya que los valores democráticos deben integrarse en todos los contenidos curriculares. Desde la historia hasta la biología, pasando por la literatura, se busca que los estudiantes reflexionen sobre la dimensión ética de lo que aprenden. Se pretende que desarrollen una comprensión profunda de conceptos como la justicia social, la solidaridad, el respeto al medio ambiente y la equidad.

El papel de las comunidades autónomas es clave en este engranaje. Aunque el Estado fija las enseñanzas mínimas, cada comunidad tiene la competencia para desarrollar y completar el currículo. Esto da lugar a ciertas diferencias educativas en cada comunidad autónoma, que pueden matizar el enfoque o la intensidad con la que se trabajan ciertos valores, siempre dentro del marco constitucional común.

Valores que promueve el sistema educativo español

El currículo español, a través de sus distintas leyes y desarrollos, busca fomentar un conjunto de valores fundamentales para la vida en una sociedad democrática. Estos no solo se enseñan en asignaturas específicas, sino que se promueven como ejes transversales.

  • Democracia y participación ciudadana: Se busca que los estudiantes comprendan el funcionamiento de las instituciones democráticas y valoren la importancia de la participación. Esto incluye desde aprender a debatir con respeto hasta organizar asambleas de clase o participar en el consejo escolar. Fomentar la participación democrática en el aula es clave.

  • Respeto a los derechos humanos: Es un pilar central. Se trabaja el conocimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se promueve la defensa de la dignidad de todas las personas, sin distinción. El objetivo es enseñar los derechos humanos en la escuela no como un texto lejano, sino como una realidad aplicable al día a día.

  • Igualdad de género y diversidad: El sistema educativo tiene el mandato de coeducar, promoviendo la eliminación de estereotipos y la prevención de la violencia de género. Asimismo, se valora la diversidad cultural, funcional, sexual y familiar como una riqueza social, fomentando la educación inclusiva y el respeto a las diferencias.

  • Educación para la paz y la convivencia: Aprender a resolver conflictos de manera pacífica es una competencia esencial. Se promueven las normas de convivencia y se implementan programas de mediación escolar para que los propios alumnos sean protagonistas en la gestión de sus desacuerdos.

  • Sostenibilidad y ciudadanía global: Se fomenta la conciencia sobre los retos medioambientales y la interdependencia global. La educación para el Desarrollo Sostenible busca formar ciudadanos conscientes de su impacto en el planeta y comprometidos con un futuro más justo y sostenible para todos.

educación en valores en España

Metodologías y estrategias para la educación en valores

La formación cívica y ética no puede basarse únicamente en la transmisión de conocimientos teóricos. Requiere de metodologías activas que involucren al alumnado y le permitan “aprender haciendo”. La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace en el centro educativo es fundamental.

El aprendizaje basado en proyectos (ABP) es una de las estrategias más eficaces. Permite a los estudiantes investigar problemas reales de su entorno, colaborar en equipo y proponer soluciones. Por ejemplo, un proyecto sobre la accesibilidad en su barrio o una campaña de sensibilización sobre el reciclaje les permite ejercer una ciudadanía activa y ver el impacto de sus acciones. El Aprendizaje Servicio va un paso más allá, conectando el aprendizaje curricular con un servicio real a la comunidad, lo que refuerza el compromiso social.

La mediación escolar y la resolución pacífica de conflictos son herramientas clave para mejorar la convivencia. Formar a estudiantes como mediadores les dota de habilidades de comunicación, empatía y negociación que son útiles para toda la vida. Abordar los conflictos entre alumnos desde un enfoque restaurativo, en lugar de punitivo, ayuda a reparar el daño y a fortalecer las relaciones.

El aprendizaje cooperativo también juega un papel crucial. Al trabajar juntos para alcanzar metas comunes, los estudiantes aprenden a valorar las aportaciones de los demás, a asumir responsabilidades y a gestionar desacuerdos, sentando las bases de la colaboración democrática.

Finalmente, la participación familiar es indispensable. La formación en valores es una tarea compartida entre la escuela y el hogar. Crear canales de comunicación fluidos y hacer partícipes a las familias del proyecto educativo del centro fortalece los mensajes y crea una comunidad educativa cohesionada en torno a principios compartidos.

Programas y proyectos de educación para la ciudadanía en España

Más allá del currículo oficial, existen numerosas iniciativas que enriquecen la formación ciudadana en las escuelas españolas. Estos programas, impulsados por distintas administraciones y organizaciones, ofrecen recursos y experiencias prácticas muy valiosas.

A nivel estatal y autonómico, es común encontrar programas para la mejora de la convivencia escolar, planes de igualdad de género, o iniciativas de educación ambiental como la “Red de Ecoescuelas”. Estos programas suelen ofrecer formación al profesorado, materiales didácticos y apoyo para la implementación de proyectos interdisciplinarios en los centros.

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y otras asociaciones educativas juegan un papel muy activo. Entidades como Amnistía Internacional, Intermón Oxfam o la Plataforma del Voluntariado de España ofrecen talleres, campañas de sensibilización y recursos pedagógicos para trabajar temas como los derechos humanos, el comercio justo o la solidaridad. Suelen ser expertos en educación para la paz y ciudadanía global.

Los proyectos europeos, como el programa Erasmus+, también abren una ventana al mundo y a la ciudadanía europea. Los intercambios escolares y los proyectos de colaboración eTwinning permiten al alumnado practicar idiomas, conocer otras culturas y trabajar en equipo con jóvenes de otros países, desarrollando un sentido de identidad europea y una mayor comprensión de la diversidad.

Como ejemplo de buenas prácticas, muchos centros escolares han desarrollado sus propios proyectos. Algunos crean “Consejos de la Infancia” para que los niños participen en las decisiones del centro, otros organizan “patrullas verdes” para promover la sostenibilidad, y otros implementan programas de “tutoría entre iguales” donde alumnos mayores ayudan a los más pequeños, fomentando la responsabilidad y la solidaridad.

Retos actuales de la educación en valores en España

A pesar de los avances normativos y las buenas intenciones, la educación en valores en España se enfrenta a desafíos significativos que complican su implementación efectiva.

  1. Polarización política: El debate educativo a menudo está contaminado por la lucha partidista. Las asignaturas de formación cívica han sido un campo de batalla ideológico, lo que genera inestabilidad normativa y dificulta que el profesorado trabaje estos temas con serenidad y apoyo institucional. La falta de un pacto de Estado por la educación perpetúa esta fragilidad.

  2. Diversidad cultural y migratoria: La sociedad española es cada vez más diversa. La escuela debe ser un espacio de encuentro intercultural, pero esto supone un reto. Gestionar la atención a la diversidad cultural requiere de recursos, formación docente y un enfoque pedagógico que valore todas las culturas y prevenga la aparición de guetos.

  3. Prevención del acoso escolar y ciberbullying: La violencia escolar sigue siendo una lacra. El ciberbullying ha añadido una nueva dimensión de complejidad, ya que el acoso trasciende los muros de la escuela. La prevención del bullying exige programas sistemáticos, protocolos claros de actuación y una implicación decidida de toda la comunidad educativa para crear un clima escolar seguro.

  4. Educación en igualdad y prevención de la violencia de género: Aunque la coeducación es un principio legal, su aplicación real es desigual. Persisten estereotipos de género en los materiales, en las interacciones en el patio y en las expectativas académicas. Es fundamental una formación sólida del profesorado para identificar y combatir el sexismo cotidiano.

  5. Formación del profesorado: El rol del docente es clave, pero muchos no se sienten suficientemente preparados para abordar temas controvertidos en el aula o para manejar conflictos complejos. Mejorar las competencias docentes en el ámbito de la educación cívica, la inteligencia emocional y la mediación es un reto pendiente en la formación inicial y continua.

Ciudadanía activa y participación juvenil

Una educación en valores efectiva no puede limitarse a lo que ocurre dentro del aula; debe proyectarse hacia la participación activa de los jóvenes en la vida escolar y social. Formar ciudadanos no es solo explicarles sus derechos y deberes, sino darles la oportunidad de ejercerlos.

Los consejos escolares son el principal órgano de participación de la comunidad educativa, y la presencia de representantes estudiantiles es fundamental. Sin embargo, a menudo su papel es testimonial. Es necesario potenciar estos canales, darles un poder real de decisión en los asuntos que les afectan y enseñar al alumnado a presentar propuestas, negociar y rendir cuentas.

La educación para la participación democrática debe ir más allá de los órganos formales. Fomentar asambleas de clase, debates sobre temas de actualidad o procesos de presupuestos participativos para decidir en qué gastar una pequeña parte del dinero del centro son prácticas que enseñan democracia en acción. Permiten formar estudiantes críticos y proactivos.

El voluntariado y los proyectos sociales son también una escuela de ciudadanía. Participar en una recogida de alimentos, colaborar con una residencia de ancianos o unirse a un proyecto de reforestación conecta a los jóvenes con las necesidades de su comunidad y desarrolla su empatía y su sentido de la responsabilidad social. La escuela puede y debe fomentar y reconocer estas actividades.

Perspectivas de futuro

La educación en valores no es estática; debe adaptarse para responder a los desafíos de un mundo en rápida transformación. De cara al futuro, varias áreas cobrarán una importancia creciente.

  • Integración de competencias socioemocionales: Cada vez hay más evidencia de que la educación emocional es la base de la convivencia y el bienestar. El autoconocimiento, la autorregulación, la empatía y las habilidades sociales deben integrarse de forma explícita en el currículo, ya que son el cimiento de una ciudadanía constructiva.

  • Ciudadanía digital: Los jóvenes viven gran parte de su vida en el entorno digital. Es urgente educarlos para que sean ciudadanos digitales críticos y responsables. Esto implica enseñarles a verificar información, a proteger su privacidad, a prevenir el ciberacoso y a comprender el funcionamiento de los algoritmos y la ética de la IA. La ciudadanía digital es la ciudadanía del siglo XXI.

  • Respuesta a los desafíos globales: El cambio climático, las migraciones masivas o las pandemias son problemas globales que requieren respuestas globales. La escuela debe preparar a los jóvenes para comprender estas complejas interdependencias y sentirse parte de una comunidad humana compartida, superando visiones localistas o nacionalistas.

  • La necesidad de un consenso educativo: Quizás el mayor reto es alcanzar un consenso social y político básico sobre la importancia de la formación cívica. Mientras siga siendo un arma arrojadiza, será difícil construir un proyecto sólido y duradero que dote a las futuras generaciones de las herramientas éticas y democráticas que necesitan.

La educación en valores y para la ciudadanía es el corazón del sistema educativo. No es una asignatura más, sino el propósito último de la educación: formar personas íntegras, capaces de pensar por sí mismas, de convivir en la diversidad y de comprometerse en la construcción de un mundo mejor.

El camino en España ha estado lleno de obstáculos y debates, pero la necesidad de esta formación es hoy más evidente que nunca. La escuela tiene la responsabilidad de ser un espacio de convivencia democrática, un laboratorio de ciudadanía donde se aprendan y se practiquen la igualdad, la justicia y la solidaridad. Educar en valores es, en definitiva, apostar por un futuro más humano y más justo para todos.

Recursos para el docente

Para llevar estos conceptos al aula, aquí tienes algunas ideas y recursos prácticos:

  • Guías y materiales didácticos:

    • Red de Escuelas por los Derechos Humanos de Amnistía Internacional: Ofrece guías didácticas, talleres y materiales para trabajar los derechos humanos en todas las etapas educativas.

    • Plataforma de Educación para el Desarrollo de Intermón Oxfam: Proporciona recursos sobre ciudadanía global, consumo responsable y justicia social, incluyendo actividades para trabajar la diversidad cultural.

    • Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF): Su web ofrece recursos educativos abiertos (REA) sobre valores cívicos, igualdad y convivencia.

  • Webs y herramientas interactivas:

    • PantallasAmigas: Iniciativa especializada en la promoción del uso seguro y saludable de la tecnología, ideal para trabajar la ciudadanía digital.

    • AulaPlaneta: Ofrece recursos y artículos de actualidad para fomentar el debate en clase sobre temas sociales y éticos.

    • Kahoot! y otras herramientas TIC: Utiliza la gamificación para crear cuestionarios interactivos sobre la Constitución, los derechos del niño o el funcionamiento de la Unión Europea.

  • Ideas de actividades para el aula:

    • Asambleas de clase: Dedica un tiempo semanal para que los alumnos expresen sus opiniones, propongan mejoras para el aula y tomen decisiones de forma consensuada.

    • Dilemas morales: Plantea situaciones éticas complejas (adaptadas a su edad) y organiza debates donde tengan que argumentar sus posturas.

    • Proyectos de Aprendizaje-Servicio: Identifica una necesidad en el entorno cercano (la limpieza de un parque, la compañía a personas mayores, una campaña de recogida de material escolar) y diseña un proyecto para abordarla.

    • Simulaciones y juegos de rol: Organiza una simulación de un juicio, de unas elecciones o de una cumbre de la ONU para que comprendan de forma práctica el funcionamiento de las instituciones democráticas. Puedes encontrar inspiración en actividades de empatía y autoconocimiento.

Glosario

  • LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación): Ley educativa actualmente en vigor en España, aprobada en 2020. Pone énfasis en el enfoque de derechos de la infancia, la perspectiva de género y la educación para el desarrollo sostenible.

  • Convivencia Escolar: Se refiere a la calidad de las relaciones interpersonales dentro de una comunidad educativa. Una convivencia positiva se basa en el respeto, la tolerancia, la empatía y la resolución pacífica de conflictos.

  • Ciudadanía Activa: Implica la participación consciente y responsable de las personas en la vida social, económica y política de su comunidad. No se limita al ejercicio del voto, sino que incluye el voluntariado, el asociacionismo y el compromiso cívico.

  • Currículo Oculto: Conjunto de normas, valores y creencias no explícitas que se transmiten en el entorno escolar a través de las rutinas, las interacciones y la organización del espacio y el tiempo. Puede reforzar o contradecir el currículo oficial. Más sobre el currículum oculto.

  • Transversalidad: Enfoque pedagógico que consiste en integrar determinados contenidos o valores (como la igualdad de género, la educación ambiental o la cultura de paz) en todas las áreas y materias del currículo, en lugar de tratarlos como temas aislados.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿Qué diferencia hay entre la “Educación para la Ciudadanía” de la LOE y la “Educación en Valores Cívicos y Éticos” de la LOMLOE? Aunque ambas persiguen objetivos similares, la principal diferencia es que la “Educación en Valores Cívicos y Éticos” de la LOMLOE es una asignatura que deben cursar todos los alumnos, sin una materia alternativa como ocurría con la Religión en normativas anteriores. Además, la LOMLOE pone un mayor énfasis en la ciudadanía digital y el desarrollo sostenible.

2. ¿Cómo puedo trabajar la educación en valores si no soy tutor o profesor de la asignatura específica? La educación en valores es una tarea transversal. Desde cualquier materia se puede contribuir. Un profesor de Lengua puede analizar los estereotipos en la publicidad, uno de Ciencias puede debatir sobre las implicaciones éticas de los avances científicos, y uno de Educación Física puede trabajar el juego limpio y el respeto al adversario.

3. ¿Qué hacer ante la queja de una familia que considera que la escuela está “adoctrinando”? Es fundamental actuar con transparencia y diálogo. Se debe explicar que la escuela educa en valores democráticos y derechos humanos, que son los que emanan de la Constitución y las leyes educativas, no de una ideología partidista. Es útil mostrar la programación didáctica y los materiales que se utilizan, e invitar a las familias a participar en la vida del centro para construir una relación de confianza.

4. ¿Cómo se evalúa la educación en valores? La evaluación en este ámbito es compleja y no puede basarse solo en exámenes. Se utiliza principalmente la evaluación formativa a través de la observación directa, el análisis de las producciones del alumnado (debates, proyectos), el uso de rúbricas que describan las competencias cívicas y la autoevaluación y coevaluación entre compañeros.

Bibliografía

  • Bolívar, A. (2007). Educación para la ciudadanía. Algo más que una asignatura. Graó.

  • Cortina, A. (2017). Aporofobia, el rechazo al pobre: Un desafío para la democracia. Paidós.

  • Escámez, J. y Gil, R. (Coords.). (2001). La educación en la participación comunitaria. Editorial CCS.

  • Fernández, J. (2009). Didáctica de la ética: Un enfoque para la Educación Secundaria Obligatoria. Desclée De Brouwer.

  • Gimeno Sacristán, J. (2001). Educar y convivir en la cultura global. Morata.

  • Gómez, J.A. y de Alba, N. (Coords.). (2012). Educar para la participación ciudadana en la enseñanza de las Ciencias Sociales. Díada Editora.

  • Jares, X. R. (2006). Pedagogía de la convivencia. Graó.

  • Martínez, M. y Puig, J. M. (Coords.). (2007). La educación en valores en la escuela. Edebé.

  • Mínguez, R. (2008). La escuela y la educación para la ciudadanía democrática. Síntesis.

  • Ortega, P. y Mínguez, R. (2001). Los valores en la educación. Ariel.

  • Pérez, A. I. (2012). Educarse en la era digital. Morata.

  • Puig, J. M. (2003). Prácticas morales: Una aproximación a la educación moral. Paidós.

  • Santos Guerra, M. Á. (2006). La escuela que aprende. Morata.

  • Tuvilla, J. (2004). Educar en los derechos humanos: Dinámicas y estrategias. Desclée De Brouwer.

  • Yurén, T. (Coord.). (2005). La formación de sujetos democráticos, laicos y multiculturales. Pomares.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.