En el imaginario colectivo, la escuela es un edificio con aulas separadas: un salón para primer grado, otro para segundo, y así sucesivamente. Sin embargo, esta imagen corresponde mayoritariamente al modelo urbano. En vastas regiones del continente, la realidad es otra. El verdadero rostro de la educación rural se encuentra en las escuelas multigrado en Hispanoamérica, espacios donde un solo docente, o un equipo reducido, asume la responsabilidad de enseñar simultáneamente a niños de diferentes edades, grados y niveles de aprendizaje en una misma aula.
Este modelo no es una excepción, sino la norma para millones de estudiantes. En países como México, Perú o Colombia, las escuelas multigrado representan más de la mitad de las instituciones educativas rurales. Son la respuesta del sistema a la dispersión geográfica, a la baja densidad poblacional y, en muchos casos, a una histórica desigualdad en la inversión. Lejos de ser una reliquia del pasado, estas escuelas son centros vitales que garantizan el derecho a la educación rural y sostienen el tejido social de comunidades aisladas.
Mientras los discursos pedagógicos en las capitales debaten sobre la última tendencia en herramientas TIC, los docentes rurales enfrentan desafíos del aula hispanoamericana de una complejidad única. Gestionan la diversidad extrema, la falta de recursos y el aislamiento profesional con una resiliencia y una creatividad admirables.
Este artículo busca analizar el fenómeno multigrado en la región, no como un problema, sino como una realidad compleja. Queremos visibilizar su magnitud, entender sus desafíos pedagógicos y, sobre todo, rescatar las valiosas estrategias didácticas que han surgido desde esta práctica.
Qué vas a encontrar en este artículo
Magnitud y características del fenómeno multigrado
Para comprender la educación en Hispanoamérica, es imposible ignorar la escala del modelo multigrado. Aunque las cifras varían, la tendencia es clara:
En México, más de 90,000 escuelas primarias son multigrado, atendiendo a una porción significativa de la matrícula rural e indígena.
En Perú, las escuelas multigrado superan el 70% del total de instituciones educativas de nivel primario, siendo el sistema educativo en Perú un claro ejemplo de esta realidad.
En Colombia, el modelo “Escuela Nueva”, una de las innovaciones más importantes de la región, nació precisamente para dar respuesta a las necesidades de sus aulas multigrado rurales.
En Chile, aunque en menor proporción, los “Microcentros” rurales son una política clave para sostener la educación en zonas aisladas, como parte integral del sistema educativo chileno.
Esta realidad no es homogénea. Las escuelas multigrado en Hispanoamérica adoptan diferentes formas:
Unitarias: Un solo docente se hace cargo de todos los grados de la educación primaria (generalmente de primero a sexto). Es el caso más complejo y, a menudo, el más aislado.
Bidocentes o Tridocentes: Dos o tres maestros se reparten los ciclos (por ejemplo, uno para 1°, 2° y 3°; otro para 4°, 5° y 6°).
Telesecundarias: Un modelo extendido en México para la educación media rural, donde un docente coordina el aprendizaje de varias materias apoyado por transmisiones televisivas o materiales digitales.
El contexto social del aula multigrado
Estas escuelas no solo se definen por la simultaneidad de grados, sino por su contexto. Operan en entornos marcados por la pobreza, la migración estacional de las familias y, fundamentalmente, la diversidad cultural y lingüística.
En los Andes, la Amazonía o Mesoamérica, el aula multigrado es también un espacio de atención a la diversidad cultural y lingüística. El docente debe no solo gestionar diferentes niveles académicos, sino también la transición entre la lengua materna (como el quechua, el aymara o el náhuatl) y el español. Esto añade una capa de complejidad que rara vez se considera en los programas de formación docente.
El aislamiento es otro factor definitorio. Estas escuelas suelen estar a horas de distancia de los centros urbanos, con mala o nula conectividad. Esto dificulta la supervisión pedagógica, la llegada de materiales y la colaboración entre colegas, generando un profundo sentimiento de soledad profesional en el maestro.

Los desafíos pedagógicos del aula multigrado
Enseñar en un aula multigrado es un ejercicio de alta complejidad pedagógica. El docente debe ser un experto en gestión del aula, un planificador meticuloso y un evaluador constante.
1. La planificación didáctica simultánea
El mayor reto es la planificación didáctica. ¿Cómo diseñar una clase que atienda, al mismo tiempo, a un niño que está aprendiendo a leer (6 años) y a otro que está resolviendo fracciones (11 años)?
El docente no puede replicar el modelo graduado urbano. Intentar dar 20 minutos de clase a primer grado, luego 20 a segundo, y así sucesivamente, es ineficiente y caótico. Se requiere un cambio de paradigma: pasar de una planificación lineal por contenidos a una planificación integrada.
2. La gestión del tiempo y los recursos
El tiempo es el recurso más escaso. El docente debe optimizar cada minuto, equilibrando la instrucción directa con el trabajo autónomo de los estudiantes. Esto se complica por la heterogeneidad: un estudiante puede terminar una tarea en diez minutos mientras otro necesita cuarenta.
Además, los contenidos curriculares oficiales suelen estar diseñados para aulas graduadas urbanas. El docente rural debe hacer un esfuerzo enorme de transposición didáctica para adaptar contenidos y hacerlos pertinentes a la realidad de sus alumnos, conectándolos con el ciclo agrícola, las tradiciones locales o los problemas de la comunidad.
3. La evaluación en la diversidad
Evaluar es otro desafío monumental. No se trata solo de aplicar exámenes. Se necesita un sistema de evaluación formativa constante para monitorear el progreso de cada estudiante en cada grado.
El docente debe ser capaz de realizar una evaluación diagnóstica rápida y continua para saber qué saberes previos trae cada niño. Esto implica llevar múltiples registros, portafolios y observaciones, una carga de trabajo administrativo que se suma a la ya compleja labor pedagógica.
4. El aislamiento profesional
El docente rural multigrado a menudo trabaja solo. No tiene un colega en el salón de al lado con quien consultar una duda, compartir una frustración o planificar en conjunto. Esta soledad impacta en su salud mental y limita sus oportunidades de desarrollo profesional.
La falta de redes de apoyo cercanas hace que los saberes docentes construidos en la práctica rara vez se compartan, y que cada maestro deba “reinventar la rueda” al enfrentarse al aula multigrado.
Estrategias pedagógicas efectivas en aulas multigrado
A pesar de las dificultades, las escuelas multigrado en Hispanoamérica han sido laboratorios de algunas de las metodologías activas más potentes. La necesidad de gestionar la diversidad ha forzado a los docentes a abandonar la clase expositiva y adoptar enfoques centrados en el estudiante.
1. Aprendizaje Cooperativo y Tutoría entre Pares
Es la estrategia multigrado por excelencia. En lugar de ver las diferentes edades como un problema, se usan como un recurso. Se organiza el aula en grupos heterogéneos (mezclando edades y niveles) para que trabajen en tareas comunes.
El aprendizaje cooperativo es fundamental. Los estudiantes mayores asumen un rol de tutores de los más pequeños, lo que genera un doble beneficio: el niño mayor refuerza su conocimiento al tener que explicarlo (un acto de metacognición), y el niño menor recibe ayuda personalizada de un par, a menudo en un lenguaje más accesible que el del docente.
2. Planificación Integrada y Proyectos Interdisciplinarios
En lugar de planificar por asignatura y por grado, se planifica por ejes temáticos o proyectos interdisciplinarios. Por ejemplo, un proyecto sobre “El agua en nuestra comunidad” puede involucrar a todos los grados:
1° y 2° Grado: Dibujan el ciclo del agua, escriben palabras (río, lluvia), miden cuántos vasos de agua beben al día.
3° y 4° Grado: Investigan de dónde viene el agua de la comunidad, entrevistan a los abuelos sobre el río, redactan textos descriptivos, resuelven problemas de capacidad (litros).
5° y 6° Grado: Analizan la potabilidad del agua, crean un mapa de las fuentes de agua, diseñan una campaña de concientización sobre su cuidado, calculan porcentajes de consumo.
Todos trabajan sobre un tema común, logrando un aprendizaje significativo, pero con diferentes niveles de profundidad.
3. Trabajo por Rincones o Estaciones de Aprendizaje
Para gestionar el trabajo autónomo, el aula se divide en “rincones” o estaciones (Rincón de Lectura, Rincón de Matemáticas, Rincón de Ciencias/Arte). Los estudiantes rotan por estas estaciones, donde encuentran materiales y guías de trabajo autónomo.
Estas guías (a menudo fichas creadas por el docente) son clave. Están diseñadas para que el estudiante pueda trabajar con la mínima intervención del adulto. Esto libera al docente para que pueda dedicar tiempo a la instrucción directa con un grupo pequeño (por ejemplo, enseñar a leer a los de primero) mientras el resto trabaja de forma productiva.
4. Evaluación Formativa y Autoevaluación
En el multigrado, la evaluación punitiva no funciona. Se necesita un seguimiento constante del proceso. Se utilizan portafolios donde cada niño guarda sus trabajos, permitiendo ver su evolución.
Se fomenta la autoevaluación y la coevaluación entre compañeros. Los estudiantes aprenden a revisar su propio trabajo y el de sus pares usando rúbricas simples, desarrollando su autonomía y liberando tiempo del docente.
Formación y acompañamiento docente rural
Uno de los problemas estructurales más graves es que la formación docente inicial ignora la realidad multigrado. Las mallas curriculares de las universidades y escuelas normales se centran casi exclusivamente en el modelo graduado urbano.
El resultado es que miles de docentes recién egresados llegan a su primer cargo en una escuela unitaria rural sin ninguna herramienta específica para enfrentar esa realidad. Sus primeras competencias docentes se construyen a base de ensayo, error y una enorme angustia.
Sin embargo, han surgido modelos de acompañamiento exitosos en la región:
Programa Escuela Nueva (Colombia): Quizás el modelo más influyente. No es solo un conjunto de materiales, sino una filosofía que transforma el aula. Promueve el aprendizaje activo, el gobierno estudiantil (los niños participan en la gestión de la escuela) y una fuerte relación con la comunidad. Su éxito radica en su enfoque integral.
Microcentros (Chile): Es una política de acompañamiento que rompe el aislamiento. Los docentes de escuelas multigrado de una misma zona geográfica se reúnen periódicamente (una vez al mes, por ejemplo) para planificar juntos, compartir materiales, analizar problemas y recibir formación situada. Es una red de apoyo profesional vital.
Redes Educativas Rurales (Perú): Similar a los microcentros, buscan articular a las escuelas multigrado de un territorio. Estas redes son lideradas por un docente coordinador que brinda soporte pedagógico itinerante, ayudando a los maestros en sus propias aulas.
Estos modelos demuestran que el acompañamiento “en sitio” y la creación de redes horizontales entre pares son mucho más efectivos que los cursos de capacitación masivos y descontextualizados.
Innovaciones y casos emblemáticos en Hispanoamérica
Las escuelas multigrado en Hispanoamérica no solo resisten, sino que innovan. El sistema educativo colombiano ofrece el ejemplo de Escuela Nueva, que ha sido exportado a más de 15 países. Su clave es el “aprender haciendo” y la flexibilidad curricular, usando guías de aprendizaje autónomo que permiten a cada estudiante avanzar a su propio ritmo.
En Perú, además de las redes rurales, destacan las experiencias de Educación Intercultural Bilingüe (EIB). En muchas comunidades amazónicas o andinas, la escuela multigrado es el único espacio donde se preserva y valora la lengua originaria, integrándola al currículum nacional.
En Guatemala y Bolivia, se enfrentan desafíos similares, donde el modelo multigrado es el vehículo para implementar una educación que respete la cosmovisión y los saberes de los pueblos indígenas, un reto pedagógico y político de gran magnitud.
En Argentina, con su vasta geografía, existen las “escuelas-albergue” en zonas de montaña o en la Patagonia, donde niños y docentes conviven durante semanas. Allí, el modelo multigrado se combina con una pedagogía de la convivencia y una fuerte conexión con el territorio.
Estos casos demuestran que las soluciones deben ser locales y contextualizadas, aprovechando el potencial de la autonomía escolar en Latinoamérica para adaptar la propuesta pedagógica al entorno.
La escuela multigrado como oportunidad
Tradicionalmente, las escuelas multigrado en Hispanoamérica han sido vistas como un “problema” a erradicar, un símbolo de subdesarrollo. Esta mirada es errónea y desconoce el enorme potencial pedagógico que encierran.
En un aula multigrado bien gestionada, los estudiantes desarrollan habilidades que son fundamentales para el siglo XXI y que el modelo graduado lucha por fomentar:
Autonomía y autoorganización: Los estudiantes deben aprender a gestionar su tiempo, seguir instrucciones de una guía, buscar información por sí mismos y tomar decisiones sobre su aprendizaje.
Solidaridad y cooperación: La tutoría entre pares es la norma, no la excepción. Se cultiva la empatía, la paciencia y la responsabilidad por el aprendizaje del otro.
Flexibilidad cognitiva: Los alumnos están acostumbrados a trabajar en diferentes temas, con diferentes compañeros y en diferentes modalidades (individual, grupal, con el docente), lo que desarrolla su capacidad de adaptación.
Lejos de ser una escuela “pobre”, el aula multigrado puede ser un laboratorio de innovación. El desafío es cómo potenciarla. La tecnología, usada de forma realista, tiene un rol clave. No se trata de llevar pizarras interactivas a escuelas sin electricidad, sino de usar radios comunitarias, o dispositivos móviles offline cargados con bibliotecas digitales (como el proyecto RACHEL – Remote Area Community Hotspot for Education and Learning).
Políticas públicas y desafíos pendientes
La creatividad docente no puede suplir la ausencia del Estado. Para que las escuelas multigrado pasen de ser un modelo de supervivencia a uno de innovación, se requieren políticas educativas claras y sostenidas.
1. Inversión e Infraestructura
La equidad educativa comienza por lo material. No es posible una pedagogía activa en un aula sin mesas, sillas, o sin materiales básicos. El financiamiento de la educación debe priorizar el cierre de brechas de infraestructura en zonas rurales.
2. Conectividad
La brecha digital es una de las formas más profundas de exclusión. Llevar conectividad a las zonas rurales es urgente, no solo para los estudiantes, sino para los docentes. Internet rompe el aislamiento profesional, permite el acceso a recursos infinitos y facilita la formación continua.
3. Reconocimiento y Formación
Se debe reconocer la especificidad del trabajo multigrado. Esto implica:
Incluir módulos obligatorios sobre pedagogía multigrado en la formación inicial de todos los docentes.
Crear incentivos (económicos y profesionales) para atraer y retener a los maestros en zonas rurales.
Sostener y expandir los programas de acompañamiento situado, como los microcentros o las redes rurales.
Definir la calidad educativa en el contexto rural no puede hacerse con los mismos estándares urbanos. Requiere valorar la pertinencia cultural, la retención de estudiantes y el impacto de la escuela en la comunidad.
Las escuelas multigrado en Hispanoamérica son un espejo de las contradicciones de la región: reflejan la desigualdad histórica, pero también una inmensa riqueza cultural y una capacidad de innovación pedagógica admirable.
El trabajo del docente rural multigrado es uno de los más complejos y valiosos del sistema educativo. Son estos maestros quienes, en condiciones de aislamiento y escasez, garantizan el concepto de educación como un derecho universal en los territorios más olvidados.
A pesar de las carencias, han generado prácticas pedagógicas que el resto del sistema recién empieza a valorar: aprendizaje basado en proyectos, trabajo cooperativo y desarrollo de la autonomía.
Es hora de cambiar la narrativa. La ruralidad no es un espacio residual o deficitario; es un espacio educativo pleno, con saberes y lógicas propias. Valorar las escuelas multigrado no es un acto de nostalgia, sino una apuesta estratégica por un modelo educativo más flexible, humano, comunitario y verdaderamente inclusivo.
Recursos Prácticos para Docentes Multigrado
El Horario Mosaico: En lugar de un horario por asignaturas (Lunes 8am: Matemáticas 1°), cree un horario por modalidades de trabajo. Por ejemplo:
8:00-8:30 (Trabajo con todo el grupo): Actividades de bienvenida, lectura en voz alta, asamblea, planificación del día.
8:30-9:30 (Trabajo por ciclos): El docente trabaja instrucción directa con el Ciclo 1 (1°, 2° grado) en lectoescritura. El Ciclo 2 (3°, 4°) y Ciclo 3 (5°, 6°) trabajan en guías de aprendizaje autónomo.
9:30-10:30 (Inversión): El docente trabaja instrucción directa con el Ciclo 3 en matemáticas. Ciclo 1 y 2 trabajan en rincones o guías.
Guías de Aprendizaje Autónomo: Son el corazón del multigrado. Deben ser diseñadas para que el estudiante pueda avanzar solo la mayor parte del tiempo. Una buena guía incluye:
Objetivo claro.
Recuperación de saberes previos.
Explicación simple del concepto nuevo (con ejemplos).
Actividades prácticas (de lo simple a lo complejo).
Una sección de autoevaluación (“¿Qué aprendí?”, “Marca si pudiste…”).
El Cuaderno Viajero Comunitario: Use un cuaderno que “viaje” por las casas de la comunidad. En él, los padres, abuelos o líderes pueden escribir historias, recetas, leyendas o describir sus oficios. Ese cuaderno regresa al aula y se convierte en material de lectura y escritura auténtico para todos los grados.
Bancos de Materiales Flexibles: Tenga cajas o estantes con materiales clasificados por habilidad, no por grado. Por ejemplo: “Banco de Palabras” (fichas con palabras para todos), “Caja de Medición” (reglas, cintas métricas, balanzas), “Archivo de Problemas” (tarjetas con problemas matemáticos de diferentes niveles).
El “Gobierno Estudiantil”: Inspirado en Escuela Nueva. Cree pequeños comités de estudiantes (Comité de Biblioteca, Comité de Aseo, Comité de Bienvenida) con roles rotativos. Esto fomenta la responsabilidad, libera al docente de tareas de gestión y desarrolla la ciudadanía activa.
Glosario
Aula Multigrado: Espacio de enseñanza donde un solo docente atiende a estudiantes de dos o más grados escolares de forma simultánea.
Escuela Unitaria: Tipo de escuela multigrado, común en zonas rurales muy aisladas, donde un único docente se encarga de todos los grados de la primaria.
Escuela Nueva (Modelo): Innovación pedagógica originada en Colombia, diseñada para aulas multigrado rurales. Se basa en el aprendizaje activo, el gobierno estudiantil y guías de trabajo autónomo.
Guías de Aprendizaje Autónomo: Materiales didácticos estructurados que permiten a los estudiantes trabajar de forma independiente, avanzando a su propio ritmo, con mínima intervención docente.
Microcentro (Chile): Política de desarrollo profesional docente donde maestros de escuelas multigrado de una misma zona se reúnen periódicamente para planificar, colaborar y formarse.
Tutoría entre Pares: Estrategia pedagógica donde estudiantes de mayor edad o nivel de conocimiento apoyan el aprendizaje de sus compañeros más jóvenes.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Es el modelo multigrado una forma de educación de “baja calidad”? No. La calidad no la define el modelo (graduado o multigrado), sino las condiciones en que se implementa (recursos, formación docente, ratios) y la propuesta pedagógica. Un aula multigrado bien atendida, con un docente formado y materiales adecuados, puede desarrollar competencias de autonomía y cooperación de manera más efectiva que un aula graduada tradicional.
2. ¿Cómo empiezo a planificar si tengo 6 grados al mismo tiempo? No planifique 6 clases distintas. Planifique por ejes temáticos y habilidades. Elija un tema (ej. “Los alimentos”) y diseñe actividades con diferentes niveles de complejidad para ese tema. Mientras usted da instrucción directa a un ciclo (ej. 1° y 2° en lectura), los otros ciclos deben tener trabajo autónomo claro (ej. 3° y 4° investigando la pirámide alimenticia; 5° y 6° calculando calorías). La clave es el trabajo autónomo guiado.
3. ¿Cómo manejo la disciplina en un aula tan diversa y activa? En multigrado, la “disciplina” tradicional (silencio y filas) no es funcional. La disciplina se reemplaza por rutinas claras y autogestión. Los estudiantes deben saber exactamente qué hacer cuando terminan, a quién pedir ayuda (primero a un compañero, luego al docente) y cómo moverse por los rincones sin interrumpir. El “Gobierno Estudiantil”, donde los propios alumnos gestionan normas, es muy efectivo.
4. ¿Qué hago si no tengo internet ni recursos tecnológicos? Convierta la comunidad en su principal recurso. Use historias orales, saberes de los agricultores, el entorno natural (para ciencias), el puesto de salud (para salud), etc. Fomente la lectura compartida con los pocos libros que haya y cree sus propios materiales (loterías, fichas) con cartón y marcadores. La pedagogía multigrado es, por definición, una pedagogía de la recursividad.
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