La palabra “evaluación” suele evocar imágenes de exámenes, filas de pupitres en silencio y la presión de una calificación. Sin embargo, en el universo de la primera infancia, este concepto se transforma por completo. Cuando hablamos de evaluación en educación inicial, no nos referimos a pruebas ni a medir conocimientos de forma estandarizada. Hablamos de un proceso de acompañamiento, de una mirada atenta y sensible que busca comprender, y no calificar, el maravilloso y complejo camino del desarrollo de cada niño y niña.
Evaluar en preescolar es, en esencia, aprender a observar. Es descubrir las mil maneras en que un niño de 4 años resuelve un problema mientras juega con bloques, cómo negocia un turno para usar el triciclo, o cómo su lenguaje florece al contar una historia. La verdadera evaluación no sucede en una hoja de papel, sino en el movimiento, la interacción y el juego cotidiano. Desterrar la idea del examen es el primer paso para abrazar una evaluación que realmente respete las características de la infancia y que nos brinde información valiosa para potenciarla.
Este artículo es una guía completa para docentes de nivel inicial que buscan entender y aplicar estrategias de evaluación respetuosas y efectivas. Exploraremos por qué evaluar de esta manera, qué principios nos guían y, lo más importante, qué herramientas prácticas podemos usar para documentar y comprender el aprendizaje de los niños de 3 a 5 años sin recurrir jamás a un examen.
Qué vas a encontrar en este artículo
¿Es posible evaluar sin exámenes en el Nivel Inicial?
La respuesta es un rotundo sí. No solo es posible, sino que es la única forma pedagógicamente coherente y respetuosa de hacerlo. La confusión surge de un error conceptual muy extendido: la tendencia a igualar los términos “evaluar” y “examinar”.
Evaluar ≠ examinar
Examinar implica aplicar un instrumento estandarizado en un momento concreto para medir un resultado, generalmente con una calificación. Este método es completamente ajeno y contraproducente en la primera infancia.
Evaluar, en cambio, es un proceso mucho más amplio y profundo. Es recoger información de manera continua, a través de múltiples fuentes, para comprender el proceso de desarrollo de un niño y tomar decisiones pedagógicas que lo apoyen. Como señalan muchas corrientes pedagógicas modernas, la evaluación debe estar al servicio del aprendizaje, no al revés.
La evaluación como acompañamiento y comprensión del proceso de desarrollo
En la educación inicial, la evaluación es una herramienta de acompañamiento. Su propósito no es poner una etiqueta o una nota, sino iluminar el camino que cada niño está recorriendo. Funciona como un faro que nos permite:
- Comprender: ¿Cómo piensa este niño? ¿Qué le interesa? ¿Cómo se relaciona con otros?
- Acompañar: ¿Qué apoyos necesita para seguir avanzando? ¿Cómo podemos enriquecer su entorno para que explore sus intereses?
- Valorar: Celebrar sus logros, por pequeños que parezcan, y reconocer su esfuerzo y su forma única de ser y estar en el mundo.

Características del desarrollo infantil entre los 3 y los 5 años
Para evaluar de forma pertinente, primero debemos comprender a quién evaluamos. Un niño de 4 años no es un adulto en miniatura. Su forma de pensar, sentir y aprender es única y maravillosa. Entender las etapas del desarrollo cerebral en esta fase es fundamental.
Pensamiento concreto y juego como forma de aprendizaje
Entre los 3 y los 5 años, los niños son pensadores concretos. Aprenden a través de los sentidos y la acción directa. No pueden comprender conceptos abstractos si no los pueden tocar, ver, oler o manipular. Por esta razón, su principal vehículo para el aprendizaje es el juego. Es jugando como aprenden a resolver problemas, a clasificar, a contar, a negociar y a entender el mundo. Sentarlos a rellenar una ficha no solo es aburrido para ellos, sino que ignora por completo cómo aprende el cerebro en la infancia.
Desarrollo socioemocional y lenguaje en expansión
Esta es una etapa de explosión social y lingüística. Los niños pasan del juego en paralelo a un aprendizaje cooperativo más complejo. Están aprendiendo a compartir, a esperar su turno, a expresar sus emociones con palabras y a resolver sus primeros conflictos entre alumnos. Su vocabulario se expande a un ritmo vertiginoso. La educación emocional y el fomento del lenguaje son ejes centrales en esta etapa, y la evaluación debe poner una especial atención en observar estos procesos. El rol del lenguaje en la educación es más visible que nunca.
Importancia de respetar ritmos individuales
Si hay algo que caracteriza el desarrollo infantil es que no es lineal ni homogéneo. Cada niño tiene su propio ritmo. Mientras uno puede mostrar un gran desarrollo en la motricidad fina, otro puede destacar en su capacidad para crear historias. Pretender que todos los niños alcancen los mismos hitos exactamente al mismo tiempo es negar su individualidad y puede generar frustración tanto en ellos como en sus familias. Una evaluación respetuosa valora el proceso individual, sin comparaciones.
Qué podemos (y no podemos) esperar a estas edades
- Podemos esperar: Curiosidad, ganas de explorar, imaginación desbordante, intentos de socialización, errores como parte natural del proceso.
- No podemos esperar: Que permanezcan sentados y en silencio por largos períodos, que comprendan instrucciones abstractas y complejas, que tengan un control total sobre sus impulsos o que su desempeño sea consistente día a día.
Comprender esto nos permite diseñar una evaluación en educación inicial que se ajuste a ellos, y no al revés.
¿Para qué se evalúa en el Nivel Inicial?
Si no es para poner una nota, entonces, ¿cuál es el propósito de la evaluación en educación inicial? Su finalidad es puramente pedagógica y tiene múltiples dimensiones, todas ellas enfocadas en mejorar y apoyar el desarrollo del niño.
Detectar avances, dificultades, intereses
La evaluación nos da una radiografía del proceso de cada niño. Nos permite:
- Identificar avances: Darnos cuenta de que un niño que antes solo apilaba bloques ahora construye puentes complejos.
- Detectar dificultades: Observar si un niño tiene problemas persistentes para integrarse en los juegos grupales, lo que podría indicar la necesidad de un mayor apoyo en el área social.
- Descubrir intereses: Notar que un grupo de niños muestra una fascinación por los insectos del patio, lo que puede convertirse en el motor de un aprendizaje basado en proyectos (ABP).
Tomar decisiones pedagógicas acertadas
Esta es la función más importante. La información que recogemos no se guarda en un cajón; se usa para actuar. La evaluación nos ayuda a mejorar nuestra planificación didáctica. Si observamos que la mayoría de los niños tiene dificultades con un juego de encastre, quizás debamos introducir materiales más sencillos o modelar su uso. Si vemos que disfrutan de la lectura compartida, podemos aumentar la frecuencia de estas actividades. Es el corazón de la evaluación formativa.
Dialogar con las familias
La evaluación nos proporciona una base sólida y concreta para nuestras conversaciones con las familias. En lugar de decirles “su hijo va bien”, podemos compartir observaciones específicas: “He notado que últimamente disfruta mucho de los libros y ya puede contar la historia de su cuento favorito con sus propias palabras”. Este tipo de comunicación fortalece la participación familiar y crea una alianza en beneficio del niño.
Acompañar el desarrollo, no etiquetar ni diagnosticar
Es fundamental subrayar que el rol del docente en la educación inicial no es diagnosticar. La evaluación nos sirve para detectar posibles señales de alerta que requieran la mirada de un especialista (psicólogo, fonoaudiólogo, etc.), pero nunca para poner etiquetas como “es hiperactivo” o “es lento”. Nuestro trabajo es describir lo que observamos de la forma más objetiva posible, evitando juicios de valor. Se trata de identificar barreras para el aprendizaje para poder ofrecer los apoyos necesarios.
Enfoque formativo, no punitivo
En resumen, la evaluación en educación inicial es intrínsecamente formativa. No busca sancionar el error, sino entenderlo como una parte natural del aprendizaje. Su objetivo es nutrir, guiar y mejorar el proceso educativo, creando un clima escolar de seguridad y confianza donde cada niño se sienta valorado.

Principios de la evaluación en Educación Inicial
Una evaluación respetuosa y significativa en el nivel inicial se rige por una serie de principios que actúan como su brújula moral y pedagógica.
Integralidad: desarrollo físico, cognitivo, social y emocional
El niño es un ser completo. No podemos evaluar solo si conoce los colores y los números. La evaluación debe mirar todas sus dimensiones:
- Física: ¿Cómo es su coordinación motriz gruesa (correr, saltar) y fina (rasgar, ensartar)?
- Cognitiva: ¿Cómo resuelve problemas? ¿Cómo usa el lenguaje? ¿Muestra curiosidad?
- Social: ¿Cómo interactúa con sus pares y con los adultos? ¿Colabora, comparte?
- Emocional: ¿Cómo expresa sus emociones? ¿Muestra empatía? ¿Cómo maneja la frustración?
Este enfoque integral se alinea con las teorías del aprendizaje más actuales que entienden al individuo como un todo.
Continuidad y proceso: observar a lo largo del tiempo
La evaluación no es una foto instantánea, es una película. No podemos sacar conclusiones de una observación aislada. Un niño puede tener un mal día, estar cansado o simplemente no estar interesado en una actividad particular. La evaluación cobra sentido cuando observamos de manera continua, a lo largo de semanas y meses, para identificar patrones y procesos de cambio. Se trata de una evaluación diagnóstica, formativa y sumativa entendida como un ciclo continuo y no como fases separadas.
Individualidad: cada niño tiene su camino
Este principio, ya mencionado, es tan crucial que merece ser reiterado. La evaluación siempre debe tener como punto de referencia al propio niño. El progreso se mide comparando al niño consigo mismo en un momento anterior, no comparándolo con sus compañeros. El objetivo es documentar su viaje personal de desarrollo, con sus avances, retrocesos y mesetas, como parte de un concepto de educación centrado en la persona.
Autenticidad: evaluar en situaciones reales
La información más valiosa se obtiene cuando los niños actúan de forma natural, en contextos reales y significativos para ellos. Esto se conoce como evaluación auténtica. No tiene sentido crear una situación artificial para ver si un niño sabe compartir. Es mucho más revelador observar qué ocurre espontáneamente en el rincón de construcción o a la hora de la merienda. La evaluación se integra en la vida cotidiana del aula.
Participación del niño: escuchar su voz y observar su acción
Aunque no podamos pedirles una autoevaluación formal, los niños son participantes activos en su evaluación. Su voz se escucha a través de sus conversaciones, sus historias, sus explicaciones sobre sus dibujos y construcciones. Sus acciones, sus elecciones de juego, sus interacciones y sus producciones son la fuente principal de información. Una evaluación en educación inicial de calidad valora y documenta estas expresiones como datos primordiales.
Estrategias de evaluación sin exámenes
Aquí llegamos al corazón práctico del asunto. ¿Cómo recogemos la información de manera sistemática si no usamos pruebas? A través de un conjunto de estrategias cualitativas que se centran en la observación y la documentación. Estos son los verdaderos instrumentos de evaluación en el nivel inicial.
Observación sistemática: cómo y qué observar
Esta es la herramienta estrella. No se trata de mirar pasivamente, sino de una observación intencionada y focalizada.
- Cómo: Puedes decidir observar a un niño específico durante 10 minutos, o centrarte en un área del aula (como el rincón de arte) para ver cómo interactúan varios niños, o fijarte en una competencia particular (como la resolución de conflictos) a lo largo de la mañana.
- Qué: Observa sus acciones, escucha sus palabras, fíjate en sus expresiones faciales y su lenguaje corporal. Registra los hechos de la manera más objetiva posible (“Tomó tres bloques rojos y los apiló”) antes de añadir tu interpretación (“Parecía concentrado y orgulloso de su torre”).
Registros anecdóticos: ejemplos y buenas prácticas
Un registro anecdótico es una breve descripción escrita de un incidente o comportamiento significativo que has observado.
- Ejemplo: Fecha: 15/10. Niño: Leo. Contexto: Rincón de dramatización. Observación: Leo tomó el teléfono de juguete y dijo: “Hola abuela, ¿estás bien? Te extraño”. Luego le pasó el teléfono a Ana y le dijo: “Ahora te toca a ti llamar”.
- Buenas prácticas: Sé conciso y objetivo. Incluye siempre la fecha, el nombre del niño y el contexto. Anota el hecho y, si quieres, añade una breve reflexión pedagógica separada.
Listas de cotejo (checklists) y escalas de valoración adaptadas
Estas herramientas ayudan a sistematizar la observación. No se usan para calificar, sino para registrar la presencia o la frecuencia de ciertos comportamientos.
- Lista de cotejo: Es una lista de indicadores observables. Por ejemplo, bajo el área de “autonomía”, podrías tener ítems como: “Se pone solo el abrigo”, “Guarda los materiales después de usarlos”. Simplemente marcas si lo observaste o no.
- Escala de valoración: Añade un grado de frecuencia. Para el ítem “Comparte materiales con otros”, la escala podría ser: “Nunca”, “A veces con ayuda”, “A menudo espontáneamente”. Estas herramientas deben ser vistas como una guía para la observación, no como un test que hay que completar para cada niño.
Portafolios de aprendizaje: qué incluir y cómo construirlo
El portafolio es una colección intencionada de trabajos del niño que muestra su proceso de aprendizaje a lo largo del tiempo. Es una herramienta poderosa para la evaluación auténtica.
- Qué incluir: No se trata de guardarlo todo. Selecciona muestras significativas: un dibujo del principio del año y otro del final para ver la evolución del trazo, una foto de una construcción compleja, la transcripción de una historia que inventó, una hoja de un registro anecdótico importante.
- Cómo construirlo: Cada niño tiene su propia carpeta o caja. Tanto el docente como el niño pueden decidir qué trabajos incluir. Cada pieza debe ir acompañada de una fecha y un breve comentario que explique por qué se seleccionó y qué demuestra sobre el aprendizaje del niño.
Mapas de progreso: seguimiento individual
Un mapa de progreso es una herramienta visual que permite seguir la evolución de un niño en diferentes áreas del desarrollo a lo largo del tiempo. A diferencia de una lista de cotejo, no se enfoca en si se ha “logrado” o no un ítem, sino en describir el camino que está recorriendo. Se pueden usar colores o breves notas para marcar los avances en diferentes momentos del año, proporcionando una visión global y dinámica del proceso individual.
Rincones, juegos y propuestas lúdicas como instancias de evaluación
El aula misma es el mejor instrumento de evaluación. Cada rincón y cada propuesta de juego están diseñados con un propósito.
- Rincón de construcción: Observamos la motricidad fina, la noción espacial, la resolución de problemas, la planificación.
- Rincón de arte: Vemos la creatividad, la expresión, la elección de materiales, la evolución del grafismo.
- Juego dramático: Es un escenario ideal para evaluar el lenguaje, la inteligencia emocional, la capacidad de simbolización, la socialización escolar y la comprensión de roles.
La evaluación en educación inicial se integra de forma natural en estas actividades, sin interrumpir el flujo del juego.
Herramientas recomendadas para docentes
Para que estas estrategias funcionen, el docente necesita organizarse. Aquí hay algunas herramientas prácticas para facilitar la tarea de documentación.
Cuaderno del docente: cómo organizar la información recolectada
El cuaderno de campo o diario del docente es el centro de operaciones de la evaluación. Puede ser una libreta física o un documento digital.
- Cómo organizarlo: Puedes dedicar una sección a cada niño, donde vas pegando post-its con registros anecdóticos o anotando observaciones. Otra sección puede ser para la planificación de observaciones, donde anotas a qué niños o qué áreas quieres prestar especial atención cada semana.
Plantillas de observación diaria
Para no depender solo de la memoria, tener plantillas pre-diseñadas puede ser muy útil. Una simple hoja dividida en cuatro, con el nombre de 4 o 5 niños en cada cuadrante, te permite anotar rápidamente cualquier cosa relevante que observes en ese grupo durante el día.
Fotografías y vídeos como registros del proceso
Una imagen vale más que mil palabras. Documentar con fotos o vídeos cortos un proceso (como un niño logrando atarse los zapatos por primera vez) o un producto (la torre más alta que han construido) es una forma de registro increíblemente rica. Estas imágenes son fantásticas para incluir en los portafolios y para compartir con las familias. Son una forma de pensamiento visible aplicada al desarrollo infantil.
Entrevistas con las familias como insumo evaluativo
Los padres y cuidadores son los que mejor conocen al niño. Las entrevistas iniciales y de seguimiento son una fuente de información evaluativa fundamental. Nos dan a conocer sus intereses fuera de la escuela, su forma de ser en casa y sus rutinas, lo que nos ayuda a comprender al niño de manera integral. La participación familiar no es un extra, es parte del sistema de evaluación.
Criterios observables por área (lenguaje, motricidad, vínculos, juego)
Tener a mano una lista de indicadores o criterios observables (basados en el currículum escolar y en los hitos del desarrollo) te ayuda a enfocar la mirada. No es para “chequear” ítems, sino para saber qué tipo de cosas son relevantes observar en cada área. Por ejemplo, en el área de lenguaje: “¿Usa frases complejas?”, “¿Hace preguntas para obtener información?”, “¿Disfruta de la lectura de cuentos?”.
Qué evitar al evaluar en el Nivel Inicial
Tan importante como saber qué hacer es saber qué no hacer. Hay ciertas prácticas que son directamente perjudiciales en la evaluación en educación inicial.
- Exámenes o pruebas escritas: Son inapropiados para el nivel de desarrollo, no dan información válida y pueden generar ansiedad.
- Comparaciones entre niños: Cada niño es único. Compararlos es injusto y puede dañar su autoestima y la relación entre ellos.
- Etiquetas y juicios apresurados: Evita frases como “es tímido” o “es un líder”. En su lugar, describe comportamientos: “A menudo prefiere observar los juegos antes de unirse”. Las etiquetas limitan nuestras expectativas y las del niño.
- Evaluaciones que generen ansiedad o frustración: La evaluación nunca debe ser una experiencia estresante. Si una actividad evaluativa está causando malestar, debe ser modificada o detenida. Debemos estar atentos para detectar señales de estrés o ansiedad.
- Enfoques cuantitativos (nota numérica): Poner un número al desarrollo de un niño es reduccionista y no aporta información útil para mejorar. La evaluación en inicial es cualitativa y descriptiva. Es uno de los errores comunes al evaluar que debemos erradicar en esta etapa.
Cómo comunicar la evaluación a las familias
La entrega de la evaluación es un momento clave en la relación con las familias. Debe ser una conversación constructiva y empática.
Informes descriptivos con lenguaje claro y constructivo
El informe de progreso no debe ser una lista de ítems logrados. Debe ser una narrativa que describa el proceso del niño. Usa un lenguaje sencillo, evitando la jerga pedagógica. En lugar de “muestra un desarrollo adecuado en su motricidad fina”, escribe “disfruta mucho usando las tijeras y cada vez recorta con más precisión”.
Uso de ejemplos concretos de evolución
Apoya tus afirmaciones con ejemplos sacados de tus registros. “Recuerdo cuando en marzo le costaba compartir los juguetes, y ayer vi cómo le ofrecía un coche a su amigo para jugar juntos. Ha sido un gran avance en su capacidad para relacionarse”. Estos ejemplos hacen que la evaluación sea tangible y comprensible.
Reuniones centradas en el proceso, no solo en “logros”
La conversación debe girar en torno al “cómo” y no solo al “qué”. Habla sobre sus estrategias para resolver problemas, sus intereses, sus amistades y sus desafíos. La evaluación es una oportunidad para construir una visión compartida del niño junto con la familia.
Incluir fortalezas, intereses y desafíos
Un buen informe siempre empieza por las fortalezas y los intereses del niño. Eso crea un tono positivo y valora al niño por quién es. Luego, se pueden abordar los desafíos, no como problemas, sino como áreas donde todos (escuela y familia) pueden colaborar para ofrecer apoyo.
Evaluación en el marco de los enfoques actuales
La evaluación en educación inicial que hemos descrito no es una idea nueva, sino que está profundamente arraigada en las pedagogías modernas más respetuosas con la infancia.
Conexión con pedagogías respetuosas (Reggio Emilia, Montessori, Pikler)
- Reggio Emilia: Este enfoque considera la documentación pedagógica (fotos, transcripciones, vídeos) como el eje central de la evaluación. El docente es un “documentador” que hace visible el aprendizaje de los niños.
- Montessori: En el método Montessori, la evaluación se basa en la observación cuidadosa del niño trabajando con los materiales. El docente observa para saber cuándo intervenir y cuándo permitir que el niño descubra por sí mismo, respetando los períodos sensibles.
- Pikler-Lóczy: Este enfoque, centrado en los más pequeños, pone el énfasis en el respeto por la autonomía y el movimiento libre. La evaluación consiste en observar y garantizar las condiciones para que el niño se desarrolle a su propio ritmo.
Evaluación formativa como eje de la Nueva Escuela Mexicana
Modelos educativos como la Nueva Escuela Mexicana ponen un fuerte acento en el carácter formativo de la evaluación desde el nivel inicial. La evaluación formativa en la NEM se alinea perfectamente con los principios de observar para mejorar, dialogar con las familias y poner el bienestar del estudiante en el centro.
La voz del niño en la autoevaluación simbólica
Aunque no puedan hacer una autoevaluación formal, podemos darles un papel activo. Al final de un proyecto, podemos preguntarles: “¿Qué fue lo que más te gustó hacer?”, “¿Qué fue lo más difícil?”. Podemos pedirles que hagan un dibujo de su parte favorita. Sus respuestas, dibujos y relatos son formas simbólicas de autoevaluación que nos dan una visión inestimable de su propia percepción del proceso.
Evaluar sin exámenes en la primera infancia no es una utopía; es una necesidad ética y pedagógica. Es la única forma de honrar la naturaleza del aprendizaje en esta etapa crucial de la vida. La evaluación en educación inicial nos invita a cambiar nuestra postura como docentes: de ser jueces que miden resultados, a ser acompañantes curiosos que documentan procesos.
La observación cuidadosa, los registros detallados y los portafolios llenos de vida son herramientas mucho más poderosas y reveladoras que cualquier prueba estandarizada. Nos permiten ver no solo lo que un niño sabe o hace, sino quién es, qué le apasiona y cómo está construyendo su lugar en el mundo. Lo que no se puede medir con un examen —la chispa de una nueva idea, la satisfacción de un logro motriz, el gesto de consolar a un amigo— se revela cada día en el juego, la risa y la interacción. Nuestra tarea, y nuestro privilegio, es aprender a verlo, valorarlo y potenciarlo.
Glosario de Términos Clave
- Evaluación Formativa: Proceso continuo de recogida de información durante el aprendizaje, cuyo objetivo principal es mejorar la enseñanza y apoyar el desarrollo del niño, no calificar. En el nivel inicial, es el enfoque evaluativo por excelencia.
- Observación Sistemática: Práctica de observar de manera intencionada, planificada y focalizada para recoger información relevante sobre el desarrollo y aprendizaje de los niños. Es la principal herramienta de evaluación en preescolar.
- Registro Anecdótico: Una breve descripción escrita de un hecho o comportamiento significativo observado en un niño. Sirve como evidencia concreta del proceso de aprendizaje.
- Portafolio de Aprendizaje: Una colección intencionada y organizada de trabajos de un niño (dibujos, fotos de construcciones, transcripciones) que documenta su esfuerzo, progreso y logros a lo largo del tiempo.
- Evaluación Auténtica: Evaluar a los niños en contextos de la vida real, a través de tareas significativas y relevantes para ellos, como el juego libre, la resolución de problemas cotidianos o la interacción con sus pares.
- Documentación Pedagógica: Práctica de hacer visible el aprendizaje de los niños a través de diversos medios (fotos, vídeos, notas, producciones infantiles). Es fundamental en enfoques como Reggio Emilia.
- Hitos del Desarrollo: Conjunto de habilidades y capacidades que la mayoría de los niños alcanzan a una determinada edad. Sirven como una guía general para la observación, pero no deben usarse como una lista de verificación rígida.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. Tengo muchos niños en mi sala. ¿Cómo puedo observar y registrar a todos de manera efectiva?
Es el gran desafío. La clave es ser estratégico.
- No intentes observarlo todo todos los días. Enfócate cada día en un pequeño grupo de 4 o 5 niños. Al final de la semana, habrás cubierto a todo el grupo.
- Usa herramientas rápidas. Ten a mano etiquetas adhesivas (post-its) o una pequeña libreta para anotaciones rápidas. No necesitas escribir un ensayo; una frase clave es suficiente. Luego, al final del día, puedes organizar esas notas.
- Integra a los niños. Invítalos a elegir qué trabajo quieren guardar en su portafolio. Esto no solo te aligera la carga, sino que los hace partícipes del proceso.
2. Las familias de mis alumnos a menudo preguntan por notas o comparaciones. ¿Cómo manejo esa expectativa?
Es una oportunidad pedagógica para educar a las familias sobre el tipo de evaluación que es apropiada para esta edad.
- Anticípate: Desde la primera reunión del año, explica claramente cómo se evalúa en el nivel inicial y por qué no se usan exámenes ni notas. Muestra ejemplos de informes descriptivos y portafolios.
- Usa evidencia concreta: Cuando hables con ellos, en lugar de dar opiniones, muestra evidencia. “Mira esta foto de la torre que construyó” o “te leo esta historia que inventó”. La evidencia es mucho más poderosa que una calificación.
- Sé firme y amable: Explica que las comparaciones son perjudiciales y que tu objetivo es enfocarte en el progreso individual de su hijo, que es lo que realmente importa.
3. ¿Cómo sé si un niño realmente tiene una dificultad de aprendizaje o si solo es su ritmo de desarrollo?
Esta es una distinción crucial. Tu rol no es diagnosticar.
- Documenta a lo largo del tiempo: Una dificultad puntual no es una señal de alarma. Pero si observas que un comportamiento o dificultad persiste a lo largo de varios meses y en diferentes situaciones, y que interfiere significativamente con su bienestar o aprendizaje, es momento de actuar.
- Describe, no etiquetes: En tus registros, enfócate en describir objetivamente lo que ves (“le cuesta sostener el lápiz”, “no responde cuando lo llaman por su nombre”).
- Busca apoyo: Comparte tus observaciones (de forma confidencial) con el equipo directivo o el gabinete psicopedagógico de la escuela. Ellos te orientarán sobre los pasos a seguir y cómo conversar con la familia para sugerir una consulta con un especialista externo si fuera necesario.
4. ¿Un portafolio no es simplemente una carpeta con muchos dibujos? ¿Cómo lo convierto en una herramienta de evaluación?
La diferencia entre una carpeta de trabajos y un portafolio de evaluación es la intencionalidad.
- Selección: No se guarda todo. Se eligen piezas que muestren algo significativo: un avance, un interés particular, la resolución de un problema.
- Contexto: Cada pieza debe tener fecha y una breve nota tuya o del niño que explique por qué es importante. Por ejemplo: “Este es el primer dibujo donde Sara se representa con cabeza, cuerpo y piernas. Muestra un gran avance en su esquema corporal”.
- Reflexión: El portafolio se usa como base para la reflexión con el niño, con la familia y con tus colegas. Es un documento vivo que cuenta una historia de aprendizaje.
5. ¿Estas estrategias de evaluación son aceptadas por los sistemas educativos formales o son solo para pedagogías alternativas?
Cada vez más, los sistemas de educación formal están reconociendo que los enfoques cualitativos son los más adecuados para el nivel inicial. Muchos diseños curriculares oficiales (como el de la Nueva Escuela Mexicana, entre otros) ya prescriben la observación sistemática, los registros y los informes descriptivos como los métodos de evaluación principales para la educación infantil, eliminando explícitamente las calificaciones numéricas en esta etapa.
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