Las Ideas de Montessori: Guía Completa sobre su Vida, Filosofía y Legado de Autonomía Infantil

Pocas figuras en la historia de la educación resuenan con la fuerza y la claridad de María Montessori. Su nombre evoca imágenes de aulas luminosas, niños concentrados en sus tareas y un enfoque pedagógico que parece atemporal. Pero más allá de los materiales y los métodos, se encuentra una profunda filosofía educativa, un conjunto de ideas revolucionarias que nacieron de una vida extraordinaria. María no fue solo una educadora; fue una científica, una médica, una feminista y una humanista cuya trayectoria desafió las convenciones de su tiempo. Su historia comienza no en un aula, sino en las salas de un hospital psiquiátrico, donde su observación de niños considerados “ineducables” la llevó a una conclusión radical: el potencial humano no se impone desde fuera, sino que se libera desde dentro. Este artículo es un viaje al corazón de las ideas de Montessori, explorando cómo su vida forjó su pensamiento, cuáles son los pilares filosóficos de su propuesta y por qué su legado sobre la autonomía, el ambiente preparado y el aprendizaje activo sigue siendo una fuente de inspiración para educadores en Hispanoamérica y el mundo entero.

Qué vas a encontrar en este artículo

Contexto histórico y biografía de María Montessori

Para comprender la magnitud de sus aportes, es fundamental situar a María Montessori en su tiempo. Su vida fue un testimonio de resiliencia y convicción, una lucha constante contra las barreras que la sociedad imponía a las mujeres y a los niños.

Orígenes y formación inicial: una mente científica en un mundo de hombres

Nacida en 1870 en Chiaravalle, Italia, en el seno de una familia burguesa y letrada, María Montessori mostró desde joven una inclinación por las ciencias y una aversión por los roles de género tradicionales. Contra los deseos de su padre y las normas sociales, decidió estudiar medicina, una carrera reservada casi exclusivamente para hombres. En 1896, se convirtió en una de las primeras mujeres en graduarse como médico en Italia.

Su primer trabajo la puso en contacto directo con niños internados en clínicas psiquiátricas en Roma. Allí observó a niños con discapacidades y problemas de aprendizaje que eran mantenidos en condiciones de abandono sensorial. Mientras sus colegas se centraban en el diagnóstico clínico, Montessori se preguntó qué pasaría si se les ofreciera un entorno rico en estímulos y actividades con propósito. Al darles objetos para manipular, notó una transformación asombrosa: los niños mostraban una profunda concentración y una calma que nadie creía posible. Esta experiencia fue la semilla de toda su obra. Comprendió que el problema no residía en los niños, sino en un entorno que no respondía a sus necesidades de desarrollo. Su enfoque científico, basado en la observación y la experimentación, sentó las bases de lo que más tarde sería su pedagogía.

Evolución profesional y desafíos personales: la Casa dei Bambini

En 1907, Montessori recibió una oportunidad que cambiaría su vida y la historia de la pedagogía. Se le pidió que organizara una escuela para los hijos de los trabajadores de un complejo de viviendas en San Lorenzo, un barrio pobre de Roma. Este centro, que llamó “Casa dei Bambini” (Casa de los Niños), se convirtió en su laboratorio. Allí, aplicó y refinó las ideas de Montessori que había desarrollado. En lugar de imponer un currículum escolar rígido, diseñó un ambiente a la medida de los niños, con muebles pequeños, estanterías a su alcance y materiales didácticos diseñados para la auto-corrección.

El resultado fue extraordinario. Niños de entre tres y seis años, que provenían de entornos desfavorecidos, aprendían a leer y escribir con un entusiasmo y una disciplina que asombraron al mundo. Desarrollaron una notable autonomía, se cuidaban a sí mismos y al entorno, y resolvían sus conflictos entre alumnos con respeto. La Casa dei Bambini demostró que, si se les da la libertad en un ambiente preparado, los niños revelan una naturaleza pacífica, trabajadora y colaborativa.

Paralelamente, su vida personal estuvo marcada por desafíos. Tuvo un hijo, Mario, fuera del matrimonio, una situación inaceptable en la sociedad de la época. Para evitar el escándalo, se vio obligada a entregarlo a una familia adoptiva en el campo, aunque lo visitaba con frecuencia. Años más tarde, ya adolescente, Mario se reunió con ella y se convirtió en su más cercano colaborador. Esta experiencia de maternidad clandestina y su activismo feminista sin duda influyeron en su profunda defensa de la libertad y el respeto a la individualidad del niño. Su vida se vio truncada nuevamente por el ascenso del fascismo en Italia. Mussolini, inicialmente interesado en su método por su capacidad para generar disciplina, pronto se dio cuenta de que el fomento del pensamiento crítico y la independencia chocaba con su ideología totalitaria. En 1934, Montessori se exilió, y todas sus escuelas en Italia fueron clausuradas.

Biografía de María Montessori y su vida como educadora

Vida posterior y legado personal

El exilio la convirtió en una ciudadana del mundo. Vivió y trabajó en España, los Países Bajos y la India, donde la Segunda Guerra Mundial la obligó a permanecer durante varios años. Este período fue increíblemente fructífero, permitiéndole profundizar en sus observaciones sobre el desarrollo infantil y adaptar sus ideas a diferentes culturas. En 1929, había fundado la Asociación Montessori Internacional (AMI) para preservar la integridad de su legado y formar a docentes en su método.

Fue nominada al Premio Nobel de la Paz en tres ocasiones (1949, 1950 y 1951), un reconocimiento a su visión de la educación como el único camino para construir una sociedad pacífica. María Montessori falleció en 1952 en Noordwijk, Países Bajos, dejando un legado que no solo reside en las miles de escuelas que llevan su nombre, sino en un cambio de paradigma sobre cómo entendemos la infancia. Su vida es un recordatorio de que las grandes transformaciones educativas a menudo provienen de quienes se atreven a mirar la realidad con ojos nuevos.

Fundamentos filosóficos de su pensamiento educativo

Las ideas de Montessori no son un simple conjunto de técnicas o materiales; son la manifestación de una filosofía coherente y profunda sobre la naturaleza humana. Influenciada por pensadores como Jean-Jacques Rousseau y su creencia en la bondad innata del niño, así como por su propia formación científica inspirada en la observación evolutiva, Montessori construyó un andamiaje teórico que sigue siendo revolucionario.

Autonomía como principio vital: el “espíritu del niño”

El concepto central en el pensamiento de Montessori es la autonomía. Ella creía que cada niño nace con un impulso interior, una fuerza vital que lo guía en su propio desarrollo. A esta fuerza la llamó el “espíritu del niño”. Su propuesta pedagógica se basa en la confianza absoluta en este impulso. Desde su perspectiva, el objetivo de la educación no es llenar al niño de información, sino cultivar su deseo natural de aprender.

Por ello, criticó duramente la educación tradicional, a la que veía como un sistema coercitivo que suprime la independencia y la curiosidad. En un aula tradicional, el adulto decide qué, cuándo y cómo se aprende. En un aula Montessori, el niño elige su propio trabajo, sigue su propio ritmo y aprende de sus propios errores. Esta libertad, sin embargo, no es un caos. Está enmarcada en lo que ella llamó “libertad con límites”, donde el respeto por uno mismo, por los demás y por el entorno son las normas fundamentales de convivencia. Fomentar la autonomía desde la primera infancia es, para Montessori, la base para formar adultos seguros, responsables y capaces de pensar por sí mismos. Las estrategias para fomentar la autonomía son, por tanto, el núcleo de la práctica docente en este enfoque.

El ambiente como catalizador de crecimiento: un “maestro vivo”

Si el niño es el constructor de su propio aprendizaje, el ambiente es la materia prima con la que trabaja. Montessori acuñó el término “ambiente preparado” para describir un espacio cuidadosamente diseñado para satisfacer las necesidades de desarrollo del niño. Este concepto va mucho más allá de la decoración o el mobiliario. Es un “maestro vivo” que guía al niño de forma indirecta.

Este artículo no se detendrá en los materiales específicos, ya que el enfoque está en sus ideas filosóficas. Sin embargo, los principios detrás del ambiente son cruciales. Todo en el entorno tiene un propósito:

  • Orden y belleza: Un ambiente ordenado y estético transmite calma y seguridad, permitiendo que el niño organice su mente.

  • Libertad de movimiento: Los niños no están confinados a sus pupitres. Pueden moverse libremente, lo que es esencial para el desarrollo cognitivo y físico.

  • Realidad y naturaleza: Se utilizan materiales reales (vidrio, madera, metal) y se integra la naturaleza en el aula. Esto conecta al niño con el mundo real y fomenta el respeto por el medio ambiente.

  • Adecuación al tamaño del niño: Muebles, herramientas y utensilios son del tamaño de los niños, lo que les permite ser independientes en su cuidado personal y el del entorno.

El ambiente preparado es la respuesta de Montessori a la pregunta: ¿qué necesitan los niños para desarrollarse plenamente? Su visión holística concibe un espacio que respeta el ritmo natural del niño y nutre su curiosidad innata.

Aprendizaje activo y la mente absorbente

Formada como científica, Montessori fue una observadora meticulosa. Notó que los niños pequeños aprenden de una manera fundamentalmente diferente a los adultos. No lo hacen a través del razonamiento consciente, sino absorbiendo todo lo que les rodea de manera natural y sin esfuerzo. A esta capacidad única la denominó la “mente absorbente”. Entre los 0 y los 6 años, el cerebro del niño funciona como una esponja, asimilando el lenguaje, la cultura y las impresiones sensoriales de su entorno para construir las bases de su personalidad e inteligencia.

Este concepto, que la neuroeducación moderna ha validado, es la base de su idea del aprendizaje activo. El conocimiento no puede ser simplemente transferido de un maestro a un alumno. Debe ser construido por el niño a través de la exploración libre y la interacción con el ambiente. La mano, decía Montessori, es el instrumento de la inteligencia. Al manipular objetos, el niño no solo aprende conceptos abstractos (como la cantidad o la forma), sino que también refina sus habilidades motoras y fortalece las conexiones neuronales. El aprendizaje por descubrimiento, tan valorado en las corrientes pedagógicas actuales, es una piedra angular de su método.

ideas de Montessori

Ideas clave de Montessori sobre el niño y la educación

A partir de sus fundamentos filosóficos, se desprenden una serie de ideas que definen su visión del niño y del acto educativo. Estas ideas desafían el modelo autoritario y proponen una relación de respeto y colaboración entre el adulto y el niño.

Respeto al potencial innato: el “embrión espiritual”

Montessori veía a cada niño como un “embrión espiritual”, un ser con un potencial único que necesita las condiciones adecuadas para florecer. Este potencial se despliega a través de lo que ella llamó “períodos sensibles”, ventanas de oportunidad en las que el niño muestra un interés intenso y una facilidad excepcional para adquirir ciertas habilidades o conocimientos, como el lenguaje, el orden o el movimiento. La tarea del educador es identificar y respetar estos períodos sensibles según Montessori, ofreciendo las actividades adecuadas en el momento oportuno.

Esta visión implica un profundo respeto por la individualidad del niño. La educación no debe ser un proceso de estandarización que busca que todos los niños aprendan lo mismo al mismo tiempo. Al contrario, debe ser un proceso de liberación que ayude a cada niño a convertirse en la mejor versión de sí mismo. La evaluación en este contexto no busca calificar o comparar, sino comprender en qué punto de su desarrollo se encuentra el niño para poder guiarlo mejor.

Crítica al autoritarismo y el nuevo rol del educador

Una de las contribuciones más radicales de Montessori fue su redefinición del rol del docente. En la educación tradicional, el maestro es la figura central, el poseedor del conocimiento que lo transmite a alumnos pasivos. Montessori invierte esta dinámica. En su método, el educador, a quien llama “guía”, adopta un papel secundario y observador.

Las funciones principales del guía son:

  1. Preparar el ambiente: Asegurarse de que el entorno sea atractivo, ordenado y esté lleno de actividades con propósito.

  2. Observar al niño: La observación científica es la herramienta fundamental del guía. A través de ella, identifica las necesidades, intereses y dificultades de cada niño.

  3. Presentar los materiales: El guía muestra cómo utilizar los materiales, pero luego se retira para permitir que el niño explore y descubra por sí mismo.

  4. Ser un nexo: Conecta al niño con el ambiente, pero evita interferir innecesariamente en su proceso de concentración y trabajo.

Este rechazo al maestro como figura dominante fomenta la autodisciplina y la paz interior. La disciplina, en el enfoque Montessori, no es algo impuesto por el adulto a través de premios y castigos, sino una cualidad que emerge desde adentro cuando el niño está comprometido en un trabajo que le interesa profundamente.

Integración de cuerpo, mente y espíritu: una visión holística

Influida por el humanismo y su interés en corrientes como la teosofía, Montessori desarrolló una visión holística del ser humano. Entendía que el aprendizaje no es un proceso puramente intelectual, sino que involucra la totalidad de la persona: su cuerpo, su mente y su espíritu.

El aprendizaje activo une lo físico, lo emocional y lo intelectual. El movimiento es inseparable del pensamiento. La libertad de elección fomenta la voluntad y la autoestima. El trabajo en un ambiente de respeto mutuo cultiva la inteligencia emocional y las habilidades sociales. El cuidado del entorno desarrolla un sentido de responsabilidad y conexión con el mundo. Esta visión integral es una de las razones por las que las ideas de Montessori han encontrado un eco tan fuerte en corrientes como la pedagogía moderna y la educación para el bienestar.

Recursos para el Docente: Aplicando la Filosofía Montessori

Aunque no se puedan replicar todos los elementos de un aula Montessori, cualquier docente puede inspirarse en su filosofía para enriquecer su práctica. Aquí tienes algunas ideas prácticas:

  • Fomenta la autonomía en pequeñas acciones: Permite que tus estudiantes elijan entre dos o tres actividades, que sean responsables de repartir materiales, regar las plantas o mantener ordenada una sección de la biblioteca. Pequeños actos de responsabilidad construyen la independencia.

  • Practica la observación activa: Dedica unos minutos cada día a observar a tus estudiantes sin intervenir. Toma notas: ¿quiénes trabajan juntos? ¿Qué actividades generan más concentración? ¿Cuáles son las barreras para el aprendizaje que observas? Esta información es más valiosa que cualquier examen estandarizado.

  • Prepara tu ambiente: No necesitas muebles especiales. Simplemente pregúntate: ¿está el aula ordenada y despejada? ¿Tienen los estudiantes fácil acceso a los materiales que necesitan? ¿Hay un rincón de lectura acogedor? Un ambiente pensado para los estudiantes invita al aprendizaje.

  • El error como oportunidad: Cambia tu lenguaje en torno al error. En lugar de corregir inmediatamente, haz preguntas como: “¿Qué has notado en tu resultado?” o “¿Hay otra forma en que podrías intentar resolverlo?”. Esto fomenta la resiliencia y el papel del error en el aprendizaje.

  • Modela la calma y el respeto: El guía Montessori habla en un tono de voz bajo y se mueve con calma por el aula. Tu comportamiento es una de las herramientas pedagógicas más poderosas. Un clima escolar positivo empieza por el adulto.

Aplicaciones de sus ideas en entornos educativos

La universalidad de los principios de Montessori ha permitido que su método trascienda fronteras geográficas y temporales, adaptándose a contextos muy diversos.

Implementación histórica y expansión global

Tras el éxito de la primera Casa dei Bambini, el método Montessori se expandió rápidamente por todo el mundo antes de la Primera Guerra Mundial. Escuelas Montessori abrieron en Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, India y muchos otros países. Su enfoque demostró ser particularmente efectivo en contextos de pobreza y trauma. Durante y después de las guerras mundiales, sus principios sobre la autonomía y la autodisciplina ayudaron a niños afectados por el conflicto a recuperar un sentido de normalidad y seguridad. El énfasis en actividades prácticas y con propósito, conocido como vida práctica Montessori, les proporcionaba herramientas para reconstruir sus vidas y comunidades.

Adaptaciones en Hispanoamérica y contextos modernos

En Hispanoamérica, las ideas de montessori han tenido una resonancia especial. En países como México o Colombia, donde la diversidad cultural y las desigualdades sociales son desafíos constantes, los principios de Montessori ofrecen un marco poderoso para la educación inclusiva. Al centrarse en el niño individual en lugar de un currículo estandarizado, el método permite la atención a la diversidad cultural de manera natural.

En el contexto post-pandemia, la necesidad de fomentar la resiliencia y la salud emocional en docentes y estudiantes es más urgente que nunca. El enfoque de Montessori en la autonomía, el trabajo concentrado y un ambiente seguro y predecible puede ayudar a los niños a superar la ansiedad y recuperar la confianza en sí mismos. Iniciativas que buscan aplicar el método Montessori en el aula tradicional están ganando terreno, demostrando que su filosofía puede inspirar cambios significativos incluso fuera de las escuelas Montessori puras.

Influencia y legado intelectual de Montessori

El impacto de María Montessori va más allá de su propio método. Sus ideas dialogan con las de otros gigantes de la pedagogía y continúan influyendo en las corrientes educativas más innovadoras.

Impacto en pedagogos posteriores y corrientes educativas

Aunque a menudo se les presenta como figuras contrapuestas, Montessori y Jean Piaget compartieron un enfoque constructivista, entendiendo que el niño construye activamente su conocimiento. Ambos eran científicos que basaban sus teorías en la observación directa de los niños. Sin embargo, diferían en el énfasis: mientras Piaget se centró en describir las etapas universales del desarrollo cognitivo, Montessori se enfocó en crear el ambiente óptimo para facilitar ese desarrollo.

Su influencia también se puede rastrear en la obra de Lev Vygotsky. Aunque Vygotsky, con su teoría socioconstructivista, dio más importancia a la interacción social que Montessori, ambos entendían el aprendizaje como un proceso activo y contextualizado. Las ideas de montessori fueron pioneras en lo que hoy llamamos metodologías activas, y su enfoque humanista la sitúa como una precursora de la pedagogía crítica de autores como Paulo Freire, quien también abogó por una educación liberadora que empodere al oprimido.

Relevancia actual en desafíos globales

Hoy, las ideas de Montessori son más pertinentes que nunca. En un mundo que enfrenta crisis ecológicas, sociales y económicas, su visión de una educación para la paz y la responsabilidad global es fundamental.

  • Educación para el Desarrollo Sostenible: El énfasis en el cuidado del entorno y el uso de materiales naturales fomenta desde la infancia una conciencia ecológica.

  • Empoderamiento infantil: En un mundo digital donde los niños a menudo son consumidores pasivos, el aprendizaje activo y manipulativo les devuelve el protagonismo.

  • Equidad educativa: Su éxito en contextos desfavorecidos demuestra que su método puede ser una herramienta poderosa para cerrar brechas educativas y promover la equidad educativa.

Críticas y limitaciones de su pensamiento

Ninguna teoría pedagógica es perfecta, y el pensamiento de Montessori también ha sido objeto de críticas y debates que merecen ser analizados.

Análisis de debilidades históricas y críticas comunes

Una de las críticas más recurrentes es su supuesto idealismo. Algunos argumentan que su visión del niño como un ser naturalmente bueno y pacífico puede ser ingenua en contextos de pobreza extrema, violencia estructural o culturas con rígidas normas autoritarias. Se cuestiona si la libertad y la autonomía pueden florecer en niños que enfrentan traumas severos sin una intervención más directa.

Otra crítica se centra en la rigidez con la que algunas escuelas Montessori aplican su método, convirtiéndolo en un dogma en lugar de una filosofía viva. La propia Montessori insistía en la importancia de la observación científica, lo que implica una adaptación constante. Cuando el método se aplica de forma inflexible, puede traicionar su espíritu original. También se ha señalado una aparente falta de énfasis en el juego creativo y la fantasía en la primera infancia, aunque los defensores del método argumentan que la creatividad se expresa a través de la combinación y el uso innovador de los materiales de aprendizaje.

Sugerencias para adaptaciones contemporáneas

El legado de Montessori no debe ser un museo, sino una fuente de inspiración para evolucionar. Hoy, sus ideas pueden enriquecerse y adaptarse para responder a los desafíos del siglo XXI.

  • Integración con la neurociencia: Los avances en el conocimiento sobre cómo aprende el cerebro en la infancia no solo validan muchos de sus conceptos (como la mente absorbente o la importancia del movimiento), sino que también pueden ayudar a refinar sus prácticas.

  • Enfoque en la equidad de género y la diversidad: Si bien Montessori fue una feminista pionera, los educadores de hoy pueden aplicar sus principios de respeto individual para abordar de manera más explícita temas de identidad de género, diversidad sexual y justicia racial en el aula.

  • Diálogo con otras pedagogías: En lugar de ver a Montessori como un sistema cerrado, se puede fomentar un diálogo fructífero con otras propuestas, como el aprendizaje basado en proyectos (ABP) o la pedagogía Reggio Emilia, para crear enfoques híbridos y enriquecidos.

María Montessori fue mucho más que la creadora de un método educativo. Fue una pensadora visionaria que nos ofreció una nueva forma de mirar la infancia: no como una etapa de inmadurez que hay que corregir, sino como la fase más crucial de la construcción del ser humano. Sus aportes a la autonomía, el ambiente preparado y el aprendizaje activo han trascendido su tiempo y continúan siendo un faro para quienes buscan una educación más humana, respetuosa y liberadora.

Las ideas de montessori nos recuerdan que cada niño lleva dentro de sí la promesa de un futuro mejor. En Hispanoamérica, con sus complejos desafíos y su inmensa riqueza cultural, su mensaje de confianza en el potencial infantil resuena con una fuerza especial. Su legado no es una receta, sino una invitación a observar, a respetar y a maravillarnos ante el poder del niño para construir su propio conocimiento y, al hacerlo, construir un mundo más pacífico y consciente.

Glosario

  • Ambiente Preparado: Entorno educativo cuidadosamente diseñado por el adulto para facilitar la autonomía, el aprendizaje independiente y la concentración del niño.

  • Mente Absorbente: La capacidad única de los niños menores de seis años para absorber información y estímulos de su entorno de manera inconsciente y sin esfuerzo, construyendo así las bases de su inteligencia y personalidad.

  • Períodos Sensibles: Ventanas de tiempo en el desarrollo infantil durante las cuales el niño muestra un interés particular y una facilidad excepcional para adquirir habilidades específicas (ej. lenguaje, orden, movimiento).

  • Autonomía: La capacidad del niño para actuar de forma independiente, tomar sus propias decisiones y ser responsable de sí mismo y de su entorno. Es el pilar central de la filosofía Montessori.

  • Casa dei Bambini (Casa de los Niños): Nombre de la primera escuela fundada por María Montessori en Roma en 1907, que sirvió como laboratorio para desarrollar y poner a prueba su método pedagógico.

  • Guía Montessori: Término utilizado para referirse al educador, cuyo rol principal es observar al niño, preparar el ambiente y ser un nexo entre el niño y los materiales de aprendizaje, en lugar de ser un instructor directo.

  • Normalización: Proceso descrito por Montessori mediante el cual un niño, al encontrar trabajo con propósito en un ambiente preparado, desarrolla una profunda concentración, autodisciplina y alegría por aprender.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿Cuál es la principal diferencia entre el método Montessori y la educación tradicional? La diferencia fundamental radica en el enfoque. La educación tradicional se centra en el maestro y en la transmisión de un currículo estandarizado. El método Montessori se centra en el niño, fomentando la autonomía, la elección individual y el aprendizaje a través de la exploración en un ambiente preparado.

2. ¿Las ideas de Montessori son aplicables en escuelas con pocos recursos? Sí. Aunque las escuelas Montessori certificadas utilizan materiales específicos que pueden ser costosos, la filosofía subyacente es totalmente adaptable. Principios como el respeto al ritmo del niño, el fomento de la autonomía en tareas cotidianas, el orden en el ambiente y el rol del maestro como observador se pueden implementar en cualquier contexto con creatividad y dedicación.

3. ¿Cómo se relaciona la formación médica de Montessori con su pedagogía? Su formación científica y médica es la base de su método. En lugar de partir de teorías filosóficas, ella utilizó la observación clínica y la experimentación para entender las necesidades reales de los niños. Este enfoque científico, de observar, probar y modificar, es lo que le dio a su pedagogía un fundamento práctico y empírico.

4. ¿Siguen siendo relevantes las críticas sobre su supuesto idealismo hoy en día? Sí, el debate sigue abierto. Sin embargo, muchos educadores que trabajan en contextos de alta vulnerabilidad han demostrado que los principios de Montessori (estructura, predictibilidad, respeto y trabajo con propósito) pueden ser herramientas increíblemente poderosas para ayudar a los niños a desarrollar resiliencia y sanar del trauma. La clave está en adaptar el enfoque a las necesidades específicas de la comunidad.

5. ¿Qué es la “mente absorbente” en palabras sencillas? Es la forma en que el cerebro de un niño pequeño aprende, funcionando como una esponja. En lugar de estudiar conscientemente, absorbe todo de su entorno (el idioma que escucha, los comportamientos que ve, los sonidos y olores) para construir su propia inteligencia y personalidad sin esfuerzo aparente.

Bibliografía

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  • Montessori, M. (1984). El niño, el secreto de la infancia.

  • Montessori, M. (2004). La formación del hombre.

  • Montessori, M. (1948). Educar para un mundo nuevo.

  • Montessori, M. (2017). El niño en familia.

  • Kramer, R. (1976). Maria Montessori: A Biography.

  • Standing, E. M. (1957). Maria Montessori: Her Life and Work.

  • Trabalzini, P. (2011). Maria Montessori: da Il metodo a La scoperta del bambino.

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