En el torbellino diario de la vida escolar, entre la planificación de clases, la gestión de dinámicas complejas en el aula y la comunicación constante con las familias, es fácil sentir que funcionamos en piloto automático. La sensación de ir corriendo de una tarea a otra, con la mente ya puesta en lo siguiente, es el caldo de cultivo perfecto para el estrés crónico. Aquí es donde una práctica milenaria, adaptada a nuestro tiempo, emerge como una herramienta fundamental: el mindfulness para educadores.
El mindfulness, o atención plena, no es una moda pasajera ni una solución mágica, sino un entrenamiento mental probado para anclarnos en el presente y gestionar la avalancha de estímulos internos y externos. Su creciente relevancia en el ámbito educativo responde a una necesidad urgente: cuidar a quienes cuidan. Porque el bienestar docente no es un lujo, sino el cimiento sobre el cual se construye una educación de calidad, y está intrínsecamente ligado al autocuidado docente como pilar profesional.
Esta guía definitiva te mostrará qué es exactamente el mindfulness, cómo puedes integrarlo en tu vida con ejercicios simples y por qué es una de las inversiones más valiosas que puedes hacer por tu salud mental y tu carrera.
Qué vas a encontrar en este artículo
¿Qué es el mindfulness? Más allá de la meditación
Aunque a menudo se usan como sinónimos, mindfulness y meditación no son lo mismo. Entender su origen y sus principios básicos es el primer paso para desmitificar la práctica y aprovechar su potencial.
1. Origen y evolución del concepto
Las raíces del mindfulness se hunden en tradiciones budistas de hace más de 2.500 años, donde la “atención plena” (Sati) es un pilar central del camino hacia la sabiduría y la liberación del sufrimiento. Sin embargo, su llegada al mundo occidental y su aplicación en contextos laicos se debe en gran medida al biólogo molecular Jon Kabat-Zinn.
En la década de 1970, Kabat-Zinn, intrigado por el potencial terapéutico de estas prácticas, desarrolló el programa de Reducción del Estrés Basado en Mindfulness (MBSR) en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Su objetivo era utilizar los principios de la atención plena para ayudar a pacientes con dolor crónico y enfermedades relacionadas con el estrés. El éxito rotundo del programa MBSR abrió la puerta a la investigación científica y a su aplicación en campos tan diversos como la psicología, la neurociencia, el deporte y, por supuesto, la educación. Hoy, la neuroeducación respalda muchos de los beneficios que Kabat-Zinn observó empíricamente.
2. Diferencia entre mindfulness y meditación
Esta es una distinción crucial:
- Mindfulness (atención plena) es una cualidad de la mente, una forma de ser. Es la capacidad de prestar atención de manera intencionada al momento presente, sin juzgar la experiencia. Puedes practicar mindfulness mientras caminas, comes, escuchas a un alumno o te lavas los dientes. Es un estado de conciencia.
- Meditación es el entrenamiento formal para cultivar esa cualidad. Es el “gimnasio” de la mente. Sentarse en silencio durante un período de tiempo para enfocarse en la respiración o en las sensaciones corporales es una forma de meditación.
En resumen: la meditación es el ejercicio que fortalece el “músculo” del mindfulness, que luego puedes aplicar en cualquier momento de tu vida diaria.
3. Principios básicos: el corazón de la práctica
El mindfulness para educadores se sostiene sobre tres pilares fundamentales que, juntos, cambian nuestra relación con la experiencia:
- Atención plena: Se trata de dirigir deliberadamente el foco de nuestra conciencia a lo que está sucediendo ahora mismo. Como docente, esto significa escuchar realmente la pregunta de un alumno en lugar de pensar en la respuesta antes de que termine, o sentir el calor de la taza de café en la sala de profesores en lugar de repasar mentalmente la reunión que viene después. Implica un trabajo sobre la atención y concentración.
- Aceptación (no resignación): La aceptación en mindfulness no significa resignarse o que te guste lo que está pasando. Significa reconocer la realidad tal como es en este momento, sin luchar contra ella. Si te sientes abrumado, la aceptación es simplemente notar “ok, en este momento hay una sensación de agobio en mi cuerpo”, en lugar de entrar en pánico o criticarte por sentirte así. Este reconocimiento es el primer paso para poder responder a la situación con más claridad.
- No juicio: Quizás el pilar más desafiante. Nuestra mente tiende a etiquetar todo como “bueno”, “malo”, “correcto”, “incorrecto”. La práctica del no juicio consiste en observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales como si fuéramos un científico curioso, sin añadir una capa de crítica. No se trata de “no tener pensamientos”, sino de no dejarse arrastrar por ellos. Por ejemplo, en lugar de “qué pensamiento tan estúpido”, simplemente observar “ah, un pensamiento ha aparecido”.

Beneficios del mindfulness para educadores
La práctica regular de la atención plena no solo reduce el estrés, sino que genera un efecto dominó que transforma la experiencia profesional y personal del docente.
1. Bienestar emocional: la base de todo
- Reducción del estrés y la ansiedad: Este es el beneficio más conocido y estudiado. El mindfulness ayuda a desactivar la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo, que a menudo se encuentra en estado de alerta crónica en entornos laborales exigentes. Al enfocarte en el presente, interrumpes los ciclos de preocupación sobre el futuro y de rumiación sobre el pasado, dos de los principales motores del estrés laboral.
- Mayor estabilidad emocional en situaciones de alta presión: Un aula puede ser un entorno impredecible y emocionalmente intenso. La atención plena crea un pequeño espacio entre el estímulo (un alumno que interrumpe, un comentario desafiante) y tu respuesta. En ese espacio reside tu poder de elección. En lugar de reaccionar impulsivamente, puedes responder de una manera más calmada y constructiva, lo que es clave para el manejo de emociones en contextos escolares.
2. Mejora en la gestión del aula
- Mayor paciencia y escucha activa: Cuando estás más presente, eres capaz de escuchar de verdad. Escuchas no solo las palabras de tus alumnos, sino también sus emociones y necesidades subyacentes. Esta escucha profunda fortalece el vínculo pedagógico y te permite responder con más empatía y paciencia, mejorando radicalmente la gestión del aula.
- Mejora en la comunicación con estudiantes y familias: Una comunicación consciente es más clara, directa y menos reactiva. Antes de una reunión tensa con una familia, tomar un minuto para centrarte en tu respiración puede cambiar completamente el tono de la conversación. Te permite expresar tus puntos de vista con calma y escuchar los suyos sin ponerte a la defensiva, fomentando una participación familiar más colaborativa.
3. Prevención del burnout docente
- Herramienta para equilibrar trabajo y vida personal: El mindfulness te ayuda a “dejar el trabajo en el trabajo”. Al practicar la atención plena, entrenas a tu mente para que esté donde tú quieres que esté. Cuando estás en casa, puedes estar realmente presente con tu familia o disfrutando de tus aficiones, en lugar de seguir atrapado en las preocupaciones de la escuela. Esta capacidad de desconectar es vital para prevenir el síndrome de burnout docente.
- Fomento de la resiliencia profesional: La resiliencia no es la ausencia de dificultades, sino la capacidad de recuperarse de ellas. El mindfulness te dota de una mayor autoconciencia para reconocer tus propias señales de estrés y agotamiento antes de que se vuelvan críticas. Te permite recargar tus baterías internas y cultivar una actitud de autocompasión, entendiendo que no tienes que ser perfecto, lo cual es fundamental para la salud mental de los docentes.
4. Impacto positivo en el aprendizaje de los alumnos
- Ejemplo de autorregulación emocional: Tu calma es contagiosa. Cuando los estudiantes ven que su maestro maneja situaciones difíciles con serenidad, aprenden por imitación. Te conviertes en un poderoso rol del docente como modelo emocional, enseñándoles habilidades de inteligencia emocional de manera implícita.
- Clima de aula más positivo y seguro: Un docente centrado y tranquilo fomenta un clima escolar de seguridad psicológica. Los alumnos se sienten más seguros para participar, hacer preguntas y cometer errores sin miedo a una reacción negativa. Este ambiente es la base para un aprendizaje significativo y para el desarrollo de una comunidad de aula cohesionada.
La evidencia científica que lo respalda
Lo que comenzó como una práctica contemplativa ahora está respaldado por una montaña de investigación científica. Gracias a técnicas como la resonancia magnética funcional (fMRI), los científicos pueden ver cómo el mindfulness para educadores cambia literalmente el cerebro.
Estudios publicados en revistas de neurociencia y psicología han demostrado que la práctica regular de la atención plena puede:
- Reducir la actividad en la amígdala: La amígdala es el “detector de amenazas” del cerebro. En personas con estrés crónico, está hiperactiva. El mindfulness ayuda a calmarla, lo que se traduce en menos reactividad emocional y una menor sensación de ansiedad. Esto tiene un impacto directo en cómo afecta el estrés al aprendizaje, tanto en docentes como en alumnos.
- Fortalecer la corteza prefrontal: Esta es la parte del cerebro responsable de las funciones ejecutivas como la toma de decisiones, la planificación y la regulación emocional. La práctica de la atención plena aumenta la densidad de materia gris en esta área, lo que mejora la concentración y la capacidad para tomar decisiones pedagógicas más reflexivas.
- Disminuir los niveles de cortisol: El cortisol es la principal hormona del estrés. Niveles elevados de forma crónica son perjudiciales para la salud. Múltiples estudios han medido los niveles de cortisol en saliva antes y después de programas de mindfulness, encontrando una reducción significativa en los participantes.
- Mejorar la plasticidad cerebral: El mindfulness demuestra que podemos cambiar activamente la estructura y función de nuestro cerebro, un concepto conocido como neuroplasticidad. Esto es increíblemente esperanzador: no estamos condenados a nuestros patrones de estrés; podemos reconfigurarlos.
En el contexto específico de la educación, investigaciones con docentes que han completado programas de MBSR han reportado consistentemente una mayor satisfacción laboral, una disminución de los síntomas de burnout y un aumento de la autoeficacia en el aula.

Ejercicios simples de mindfulness para docentes (para gente sin tiempo)
No necesitas una hora libre ni un cojín de meditación especial. La belleza del mindfulness para educadores es que se puede integrar en los pequeños huecos de tu jornada.
1. Respiración consciente de un minuto
Este es el “botón de reinicio” por excelencia. Puedes hacerlo en cualquier lugar y en cualquier momento.
- Cuándo: Justo antes de empezar la jornada, entre una clase y otra, antes de una reunión importante, o cuando sientas que el estrés empieza a subir.
- Cómo:
- Siéntate o ponte de pie con la espalda recta pero relajada. Cierra los ojos si te sientes cómodo, o simplemente baja la mirada.
- Dirige toda tu atención a la sensación del aire entrando y saliendo por tu nariz.
- Nota la temperatura del aire, cómo se expande tu abdomen o pecho al inhalar y cómo se contrae al exhalar.
- Tu mente se distraerá. Es normal. Cada vez que notes que te has ido a un pensamiento, simplemente reconócelo sin juicio (“ah, pensando”) y suavemente redirige tu atención de vuelta a la respiración.
- Continúa durante 60 segundos. Puedes usar el temporizador de tu móvil.
2. Escaneo corporal (Body Scan) de tres minutos
Ideal para reconectar con tu cuerpo y liberar tensiones acumuladas.
- Cuándo: Durante un recreo, en tu pausa para el almuerzo, o al final del día antes de salir de la escuela.
- Cómo:
- Siéntate en una silla con los pies apoyados en el suelo y las manos sobre los muslos.
- Cierra los ojos y lleva tu atención a las sensaciones en tus pies. Nota el contacto con los calcetines, los zapatos, el suelo. ¿Sientes calor, frío, presión, hormigueo? No tienes que cambiar nada, solo notar.
- Lentamente, sube tu atención por tus piernas, tu pelvis, tu abdomen y tu espalda. Simplemente registra las sensaciones que encuentres en cada parte.
- Presta especial atención a las zonas donde sueles acumular tensión: hombros, cuello, mandíbula. Al llevar tu atención allí, a menudo la tensión se suaviza por sí sola.
- Termina llevando tu atención a todo el cuerpo como un conjunto, sintiéndote presente y sentado en la silla.
3. Observación consciente de pensamientos (la práctica del “cielo azul”)
Este ejercicio te ayuda a desidentificarte de tus pensamientos y a no dejarte arrastrar por ellos.
- Cuándo: Cuando te sientas atrapado en un bucle de pensamientos negativos o preocupaciones.
- Cómo:
- Cierra los ojos y visualiza tu mente como un cielo azul, vasto y despejado.
- Imagina que tus pensamientos son nubes que pasan por ese cielo. Algunos son pequeños y blancos, otros grandes y grises.
- Tu trabajo no es eliminar las nubes ni cambiar su forma. Es simplemente observarlas aparecer, flotar por el cielo y, eventualmente, desaparecer.
- Cuando aparezca un pensamiento (ej. “No voy a llegar a tiempo a corregir todo esto”), etiquétalo mentalmente como “pensamiento” o “nube” y déjalo pasar, sin engancharte a la historia que cuenta.
- Mantén tu identidad con el cielo, no con las nubes. Tú eres el espacio consciente en el que ocurren los pensamientos, no los pensamientos mismos.
4. Mindfulness en el aula: micro-prácticas con estudiantes
Introducir la atención plena en el aula no requiere una nueva asignatura. Se puede hacer en pocos minutos y beneficia tanto a los alumnos como a ti.
- “La campana de la escucha”: Consigue una pequeña campana o cuenco tibetano. Hazla sonar al inicio de la clase o después del recreo. La instrucción para los alumnos es simple: “Cerrad los ojos y levantad la mano cuando dejéis de escuchar el sonido por completo”. Este ejercicio de 1-2 minutos calma el ambiente, enfoca la atención y entrena la escucha.
- “Respiración del superhéroe”: Antes de una tarea difícil o un examen, guía a los alumnos en una respiración simple. “Poned una mano en el pecho y otra en la barriga. Sentid cómo sube y baja mientras respiráis como vuestro superhéroe favorito, cogiendo fuerza y calma”. Esto les da una herramienta tangible para gestionar la ansiedad.
- “Paseo del detective”: En el patio, pide a los alumnos que caminen en silencio durante 3 minutos y que, como detectives, encuentren cinco cosas que nunca antes habían notado (una grieta en el suelo, el color de una hoja, la forma de una nube). Fomenta la curiosidad y la atención al entorno.
Consejos para integrar el mindfulness en tu rutina docente
- Iniciar con prácticas cortas y accesibles: No intentes meditar 30 minutos al día desde el principio. Empieza con la respiración de un minuto. El éxito de los primeros días te motivará a continuar. Es mejor un minuto al día todos los días, que 30 minutos una vez al mes.
- Usar recordatorios visuales o auditivos (anclajes): Coloca una pegatina de color en tu ordenador o en tu reloj. Cada vez que la veas, úsala como un recordatorio para hacer una respiración consciente. O configura una alarma silenciosa en tu móvil a media mañana para recordarte una pausa de mindfulness.
- No forzarse: enfoque gradual y realista: Habrá días en que no te apetezca o no encuentres el momento. No pasa nada. La práctica del mindfulness incluye ser amable contigo mismo. No se trata de añadir otra exigencia a tu lista, sino de cultivar una herramienta de apoyo. El papel del error en el aprendizaje se aplica también aquí: cada día que “falles” es una oportunidad para practicar la autocompasión.
Retos y barreras comunes (y cómo superarlos)
Integrar el mindfulness para educadores no siempre es un camino de rosas. Reconocer los obstáculos te prepara para sortearlos.
- Barrera: “No tengo tiempo”.
- Realidad: Esta es la barrera más universal. Paradójicamente, la práctica del mindfulness no quita tiempo, sino que lo “crea”. Al mejorar tu concentración y reducir el tiempo que pasas en distracciones o bucles de preocupación, te vuelves más eficiente.
- Solución: Empieza con lo que llamamos “prácticas informales”. Practica la atención plena mientras te tomas el café, sintiendo su calor y aroma. O mientras caminas por el pasillo, notando el contacto de tus pies con el suelo. No necesitas “añadir” tiempo, sino transformar el tiempo que ya tienes.
- Barrera: “No encuentro un lugar tranquilo en la escuela”.
- Realidad: Las escuelas son, por naturaleza, lugares ruidosos y concurridos. La sala de profesores puede ser cualquier cosa menos un remanso de paz.
- Solución: El mindfulness se puede practicar en medio del caos. Puedes hacer una respiración consciente con los ojos abiertos mientras los alumnos trabajan en silencio. O puedes usar auriculares con cancelación de ruido durante 5 minutos en tu pausa para el almuerzo. Incluso tu coche, antes de entrar a la escuela o justo antes de irte a casa, puede ser tu santuario de mindfulness personal.
- Barrera: “Esto de la meditación es raro/religioso/no es para mí”.
- Realidad: Persisten muchos mitos. Algunas personas asocian el mindfulness con prácticas espirituales específicas o con la idea de “dejar la mente en blanco”, lo cual es imposible y frustrante.
- Solución: Enfócate en la ciencia y el lenguaje práctico. Explícalo como un “entrenamiento de la atención” o “gimnasia cerebral”. Usa analogías deportivas. Al igual que un atleta entrena su cuerpo, tú estás entrenando tu atención y tu capacidad de regulación emocional para rendir mejor en tu “campo de juego”: el aula. Presentarlo desde la perspectiva de la neurociencia a menudo lo hace más accesible para los escépticos.
Recursos recomendados para empezar hoy mismo
No tienes que inventar la rueda. Hay excelentes recursos, muchos de ellos gratuitos, para guiarte en tus primeros pasos.
- Apps (disponibles en español):
- Calm: Ofrece meditaciones guiadas, historias para dormir y programas específicos para la ansiedad y el estrés.
- Headspace: Conocida por su enfoque amigable y estructurado para principiantes. Su curso básico es excelente.
- Insight Timer: Una biblioteca masiva con miles de meditaciones guiadas gratuitas de instructores de todo el mundo. Puedes filtrar por duración, tema (ej. “estrés”) o idioma.
- Smiling Mind (Mente Sonriente): Una app completamente gratuita desarrollada por psicólogos y educadores, con programas específicos para niños, adolescentes y adultos en el entorno escolar.
- Libros y guías para docentes:
- Mindfulness para profesores: Cuidar de uno mismo para cuidar de los alumnos de Déborah Martín y Belén Giner.
- El niño atento: Mindfulness para ayudar a tu hijo a ser más feliz, amable y compasivo de Susan Kaiser Greenland (con ideas aplicables al aula).
- The Way of Mindful Education: Cultivating Well-Being in Teachers and Students de Daniel Rechtschaffen (Referencia en inglés).
- Mindfulness para principiantes de Jon Kabat-Zinn. Una introducción clara al concepto por su creador.
- Cursos online certificados:
- Busca programas de MBSR (Reducción del Estrés Basado en Mindfulness) o MSC (Mindful Self-Compassion). Muchas universidades y centros privados ofrecen versiones online certificadas.
- Plataformas como Coursera o edX a menudo tienen cursos introductorios de universidades de prestigio.
El mindfulness para educadores no es una carga más, sino un salvavidas. Es una habilidad práctica y entrenable que te devuelve el control en medio de la tormenta, permitiéndote navegar los desafíos de la profesión con más calma, claridad y compasión.
Hemos visto que sus beneficios, respaldados por la ciencia, van desde la reducción del estrés y la prevención del burnout hasta la mejora de la gestión del aula y del clima escolar. Y lo más importante: hemos aprendido que no se necesita ser un monje zen ni disponer de horas libres para practicarlo. Basta con la voluntad de empezar, un minuto a la vez.
El mensaje final es simple pero profundo: tu estado interno es la herramienta pedagógica más poderosa que posees. Tu presencia, tu paciencia y tu equilibrio emocional tienen un impacto directo y medible en tus estudiantes. Invertir en tu propio bienestar a través del mindfulness no es un acto egoísta; es el mayor acto de generosidad hacia tus alumnos y la forma más sostenible de honrar tu vocación. Empieza hoy. Tu yo del futuro te lo agradecerá.
Glosario de Términos Clave
- Mindfulness (Atención Plena): Es la capacidad de prestar atención de manera intencionada al momento presente (a nuestros pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al entorno), sin juzgar la experiencia. Es una cualidad mental que se entrena, no un estado de relajación pasiva.
- MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction / Reducción del Estrés Basada en Mindfulness): Es un programa de entrenamiento secular de ocho semanas, desarrollado por Jon Kabat-Zinn, que utiliza la meditación mindfulness para enseñar a las personas a gestionar el estrés, el dolor y la enfermedad. Es el programa con más respaldo científico y el que popularizó el mindfulness en Occidente.
- No Juicio: Uno de los pilares del mindfulness. Se refiere a la práctica de observar nuestras experiencias internas (pensamientos, emociones) y externas sin etiquetarlas como “buenas” o “malas”, “correctas” o “incorrectas”. Se trata de adoptar una postura de curiosidad y aceptación hacia lo que surge.
- Piloto Automático: Un estado mental en el que realizamos acciones sin ser conscientes de ellas. En el contexto docente, es cuando damos una clase, corregimos o respondemos un correo mientras nuestra mente está en otro lugar (preocupada por el futuro o rumiando el pasado). El mindfulness busca interrumpir este estado.
- Escaneo Corporal (Body Scan): Es un ejercicio formal de meditación mindfulness en el que se dirige la atención de forma secuencial a diferentes partes del cuerpo, notando las sensaciones presentes (calor, hormigueo, tensión, etc.) sin intentar cambiarlas. Ayuda a reconectar con el cuerpo y a liberar tensiones inconscientes.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿El mindfulness es una práctica religiosa? ¿Tengo que creer en algo para que funcione?
No. Aunque sus raíces están en tradiciones budistas, el mindfulness que se practica en contextos como la educación o la salud (MBSR) es completamente secular. No requiere ninguna creencia religiosa o espiritual. Se presenta como un entrenamiento mental, una forma de “gimnasia para el cerebro” respaldada por la neurociencia para mejorar la atención y la regulación emocional.
2. ¿Cuánto tiempo se tarda en notar los beneficios?
Aunque los cambios cerebrales más profundos requieren una práctica constante, muchos educadores reportan beneficios casi inmediatos a pequeña escala. Por ejemplo, utilizar la “respiración de un minuto” antes de entrar al aula puede generar una sensación de calma instantánea. La paciencia y la reducción del estrés general son beneficios que se construyen gradualmente, a lo largo de semanas o meses de práctica regular, aunque sea por pocos minutos al día.
3. Intenté meditar, pero no puedo “dejar la mente en blanco”. Me frustro mucho. ¿Lo estoy haciendo mal?
Esta es la confusión más común y la principal razón por la que la gente abandona. El objetivo del mindfulness NO es dejar la mente en blanco; eso es imposible. El objetivo es darse cuenta de que la mente se ha distraído y, amablemente, traerla de vuelta al foco de atención (la respiración, el cuerpo, etc.). Cada vez que te das cuenta de que te has distraído, ¡eso es un momento de éxito! Estás fortaleciendo tu “músculo” de la atención. La práctica no es no tener pensamientos, sino cambiar tu relación con ellos.
4. ¿Cómo puedo introducir el mindfulness a mis alumnos sin que piensen que es raro o se rían?
La clave es el lenguaje y el enfoque. Evita términos que puedan sonar esotéricos.
- Enfócalo como un juego: “Vamos a jugar a ser detectives de los sonidos”.
- Úsalo como un superpoder: “Vamos a hacer la respiración del superhéroe para cargar nuestra energía y calma”.
- Explica la ciencia: “Vamos a hacer un ejercicio para entrenar la parte de nuestro cerebro que nos ayuda a concentrarnos, como cuando un atleta entrena sus músculos”.
Empieza con ejercicios muy cortos (1-2 minutos) y preséntalos como una herramienta práctica para sentirse mejor o concentrarse más.
5. He probado algunas apps de meditación y me aburren. ¿Hay otras formas de practicar mindfulness?
¡Por supuesto! La meditación formal guiada es solo una de las herramientas. Puedes practicar el mindfulness informal, que consiste en llevar la atención plena a actividades cotidianas:
- Mindful walking: Siente el contacto de tus pies con el suelo al caminar por el pasillo.
- Mindful eating/drinking: Tómate dos minutos para beber tu café sintiendo su temperatura, su olor y su sabor, sin hacer nada más.
- Mindful listening: Cuando un colega o un alumno te hable, ofrécele toda tu atención, sin planificar tu respuesta mientras habla.
Estas prácticas son increíblemente poderosas y fáciles de integrar.
Bibliografía
- Goleman, D., & Davidson, R. J. (2017). Altered Traits: Science Reveals How Meditation Changes Your Mind, Brain, and Body. Avery.
- Kabat-Zinn, J. (2013). Mindfulness para principiantes. Editorial Kairós.
- Kaiser Greenland, S. (2016). El niño atento: Mindfulness para ayudar a tu hijo a ser más feliz, amable y compasivo. Vergara.
- Martín, D., & Giner, B. (2018). Mindfulness para profesores: Cuidar de uno mismo para cuidar de los alumnos. Desclée De Brouwer.
- Neff, K. (2011). Sé amable contigo mismo: El arte de la compasión hacia uno mismo. Paidós.
- Rechtschaffen, D. (2014). The Way of Mindful Education: Cultivating Well-Being in Teachers and Students. W. W. Norton & Company.
- Siegel, D. J. (2010). Cerebro y Mindfulness: La reflexión y la atención plena para cultivar el bienestar. Paidós Ibérica.
- Simón, V. (2011). Aprender a practicar mindfulness. Sello Editorial.
- Teasdale, J., Williams, M., & Segal, Z. (2014). The Mindful Way Workbook: An 8-Week Program to Free Yourself from Depression and Emotional Distress. The Guilford Press.
- Thich Nhat Hanh (2015). El milagro de Mindfulness. Editorial Kairós.