En el vasto universo de los autores en pedagogía, la voz del francés Philippe Meirieu resuena con una particular lucidez y un profundo sentido de la responsabilidad. Lejos de ofrecer recetas mágicas o soluciones técnicas, Meirieu nos sumerge en una reflexión filosófica y ética sobre el sentido mismo de la educación. En una época marcada por la presión de los resultados, los rankings y la digitalización acelerada, su pensamiento es un ancla necesaria que nos recuerda una verdad fundamental: educar no es fabricar un objeto conforme a un molde, sino acompañar a un ser humano en el difícil y maravilloso proceso de convertirse en sujeto de su propia vida.
La pedagogía de Meirieu se articula en torno a una idea central: la educación es, ante todo, un acto ético. Implica tomar la “opción de educar”, una decisión consciente de crear las condiciones para que el otro, el que llega, pueda pensar por sí mismo, construir sus propios saberes y asumir su lugar en el mundo como un ciudadano libre y solidario. Este compromiso irrenunciable con la libertad del estudiante lo convierte en una de las voces más inspiradoras y necesarias para los educadores de hoy.
A lo largo de este artículo, exploraremos en profundidad el pensamiento de este pedagogo contemporáneo. Desentrañaremos su biografía para entender el contexto de sus ideas, analizaremos los fundamentos de su “pedagogía del sujeto” y su inseparable dimensión ética. Detallaremos sus principios metodológicos, como las “situaciones-problema”, y examinaremos cómo sus propuestas se aplican en la formación docente y pueden adaptarse a los desafíos de la educación en Hispanoamérica. Finalmente, abordaremos las críticas a su enfoque y afirmaremos la vigencia de su legado para cualquiera que crea en el poder transformador de la educación.
Qué vas a encontrar en este artículo
Contexto Histórico y Biografía de Meirieu
Philippe Meirieu es un hombre de su tiempo. Su pensamiento no puede disociarse del contexto intelectual y social de la Francia de la segunda mitad del siglo XX, una época de profundos cuestionamientos a las instituciones tradicionales y de una intensa renovación pedagógica.
Orígenes y Formación: La Generación del 68
Nacido en Alès (Francia) en 1949, Meirieu pertenece a la generación cuyas ideas fueron moldeadas por los acontecimientos de mayo de 1968. Este movimiento estudiantil y social representó una ruptura con el autoritarismo y la rigidez de las estructuras educativas y sociales de la época. La demanda de mayor autonomía, participación y un aprendizaje más significativo impregnó el debate público y académico, creando un terreno fértil para nuevas propuestas pedagógicas.
Meirieu encarna una figura poco común: el intelectual-practicante. Su carrera ha transitado constantemente entre la producción teórica de alto nivel y el trabajo práctico en el terreno. Doctor en Letras y Ciencias Humanas, ha sido maestro, director de un colegio experimental, investigador y profesor universitario en instituciones de prestigio como la Universidad Lumière-Lyon 2. Esta doble militancia entre la reflexión y la acción le confiere a su obra una solidez y una relevancia que pocos teóricos alcanzan. No habla de la escuela desde una torre de marfil, sino desde el conocimiento profundo de sus complejidades, sus contradicciones y, sobre todo, su inmenso potencial.
Evolución Profesional y Contribuciones Clave
La influencia de Meirieu en el sistema educativo francés ha sido notable. Fue director del Instituto Nacional de Investigación Pedagógica (INRP) y jugó un papel clave en el diseño de los Institutos Universitarios de Formación de Maestros (IUFM), que transformaron la formación docente en Francia, poniendo el acento en la pedagogía y la didáctica.
Su pensamiento se ha plasmado en una vasta obra escrita. Libros como “Aprender… sí, pero ¿cómo?” (1987) se convirtieron en una referencia para los docentes, al ofrecer herramientas concretas para pensar la diferenciación pedagógica y la organización del aula. En “La opción de educar: Ética y pedagogía” (1995), sintetiza el núcleo de su filosofía, argumentando que la pedagogía no puede reducirse a una serie de técnicas, sino que exige una postura ética fundamental por parte del educador. Sus escritos abordan de manera recurrente la tensión entre la transmisión de saberes y el desarrollo de la autonomía del alumno, un debate central en la pedagogía moderna.

Fundamentos Teóricos de la Pedagogía del Sujeto
El edificio teórico de Meirieu se sostiene sobre dos pilares inseparables: una concepción del estudiante como un “sujeto” en proceso de construcción y una ética profesional que define la responsabilidad del educador en ese proceso.
El Sujeto como Centro de la Educación: Libertad y Educabilidad
Frente a las visiones que ven al niño como una cera blanda que moldear o un recipiente vacío que llenar, Meirieu defiende una idea radical: el alumno es un sujeto. Esto significa que es una persona con una historia, intenciones y, sobre todo, una libertad que no puede ser confiscada. El objetivo de la educación no es “fabricarlo” según un plan preestablecido, sino ayudarlo a “nacer al mundo como sujeto”, es decir, como alguien capaz de pensar, querer y actuar por sí mismo.
Para ello, Meirieu parte de lo que llama el “postulado de educabilidad”. Este no es un hecho científico, sino una decisión ética: el educador debe apostar a que todo ser humano es capaz de aprender y de superarse, sin importar sus condiciones de partida. Es una negativa rotunda a cualquier forma de determinismo, ya sea social (como el analizado por Pierre Bourdieu) o biológico.
Desde esta perspectiva, la libertad no es simplemente la ausencia de coacción. Es una capacidad que se conquista. La tarea del pedagogo es precisamente crear situaciones que permitan al estudiante ejercer y desarrollar esa libertad. Esto implica que el sujeto pedagógico no es un receptor pasivo, sino el protagonista de un aprendizaje que debe ser, por definición, significativo.
Ética Educativa y Responsabilidad: El Compromiso del Educador
Si el alumno es un sujeto libre, el educador no puede ser un simple técnico que aplica un programa. Debe asumir una postura ética rigurosa que guíe toda su acción. Meirieu define esta ética a través de varios principios clave:
El Rechazo a la “Fabricación” del Otro: El educador debe resistir la tentación del poder, la fantasía de crear a otro a su imagen y semejanza. Educar es aceptar que el resultado del proceso es incierto, porque depende de la libertad del otro. Es “hacer sitio al que llega” sin saber de antemano en quién se convertirá.
El Principio de Confianza: La relación pedagógica se funda en la confianza en la capacidad del alumno para aprender. Esta confianza no es ingenua; es una apuesta, un crédito que se otorga para que el otro pueda construir su propia confianza.
La Asimetría y la No Reciprocidad: La relación entre el docente y el alumno es intrínsecamente asimétrica. El profesor tiene un saber y una responsabilidad que el alumno no tiene. Sin embargo, Meirieu insiste en que el educador no debe esperar reciprocidad. El alumno no le “debe” nada al maestro por ser educado. El docente educa porque es su deber profesional y su compromiso ético, no para recibir gratitud o para que el alumno cumpla sus expectativas. Esta idea protege al estudiante de la manipulación afectiva y fundamenta la profesionalidad del rol docente.
Principios Pedagógicos y Métodos Éticos
La filosofía de Meirieu no se queda en la abstracción. Se traduce en principios y métodos concretos para el trabajo en el aula. Su didáctica es una “didáctica de la ocasión”, centrada en crear las condiciones para que el deseo de aprender pueda emerger y sostenerse.
Aprendizaje Significativo y Dispositivos Didácticos
Meirieu insiste en que nadie puede aprender en lugar de otro. El aprendizaje es una decisión del sujeto. Entonces, ¿qué puede hacer el maestro? No puede “hacer aprender”, pero sí puede “crear situaciones que hagan el aprendizaje posible y deseable”. Para ello, propone el diseño de dispositivos pedagógicos y situaciones-problema.
Una situación-problema es un desafío intelectual diseñado por el docente. Debe cumplir varias condiciones:
Debe ser un obstáculo real, pero superable para el alumno. Aquí se conecta con la idea de la zona de desarrollo próximo de Vygotsky: el reto debe estar un poco más allá de lo que el estudiante puede hacer solo, requiriendo un esfuerzo cognitivo.
Debe tener sentido para el estudiante, conectando con sus intereses o planteando un enigma que despierte su curiosidad.
Debe requerir la adquisición de un conocimiento o habilidad específicos para ser resuelta. El saber no se presenta como un objeto inerte, sino como la herramienta necesaria para superar el obstáculo.
De este modo, se moviliza la motivación intrínseca. El alumno no aprende para complacer al maestro o para obtener una buena nota, sino para resolver un problema que ha hecho suyo. Este es el corazón de las estrategias de lectura crítica y el pensamiento autónomo.
La Relación entre Sujeto, Mundo y Sociedad
Para Meirieu, el objetivo de la educación se juega en una tensión dialéctica entre dos polos:
La Construcción de Sí Mismo (Principio de Autonomía): La escuela debe permitir al estudiante construirse como un sujeto singular, con sus propios pensamientos, gustos y proyectos. Debe ser un espacio para la emancipación individual.
La Integración en el Mundo Común (Principio de Socialización): Al mismo tiempo, la escuela debe preparar al sujeto para vivir con otros en una sociedad regida por leyes y valores compartidos. Debe transmitir el legado cultural de la humanidad e iniciar al joven en las reglas de la vida democrática.
La pedagogía de Meirieu busca constantemente el equilibrio entre estos dos polos. La escuela es un espacio-tiempo protegido, un “mundo aparte” donde no rige la violencia ni la inmediatez del mundo exterior. En este espacio seguro, el estudiante puede “practicar” a ser humano, a pensar, a debatir, a crear y a respetar reglas comunes, como las normas de convivencia escolar. Así, el acto educativo articula la formación del individuo con la construcción de una ciudadanía responsable, un pilar de la participación democrática en el aula.

Aplicaciones Prácticas en Entornos Educativos
Las ideas de Meirieu, aunque filosóficamente densas, han tenido un impacto muy concreto, especialmente en la forma de concebir la formación del profesorado y las reformas educativas que buscan poner al alumno en el centro.
Implementación en la Formación de Profesores
La influencia más directa de Meirieu se ha visto en Francia, en el modelo de los IUFM. Su enfoque promovió un cambio de paradigma: ser profesor no es solo dominar una materia, sino, y sobre todo, dominar una pedagogía. La formación debía centrarse en enseñar a los futuros docentes a:
Analizar las situaciones de aprendizaje.
Diseñar dispositivos didácticos pertinentes.
Entender los procesos cognitivos de los alumnos.
Reflexionar sobre la dimensión ética de su profesión.
Este enfoque busca superar la visión del profesor como un mero ejecutor de programas para convertirlo en un “intelectual práctico”, un profesional reflexivo capaz de tomar decisiones pedagógicas fundamentadas. Esta visión de las competencias docentes ha influido en los modelos de formación de profesores en muchos otros países.
Adaptaciones en Hispanoamérica y Contextos Modernos
El pensamiento de Meirieu ha sido ampliamente difundido y debatido en el mundo hispanohablante, donde sus ideas han encontrado un eco favorable en los movimientos de renovación pedagógica.
Reformas Educativas: En países como España y México, las reformas educativas de las últimas décadas han incorporado, al menos en el discurso, principios meirieuianos: el enfoque en competencias, el aprendizaje significativo, la importancia de la educación en valores y la necesidad de una educación inclusiva. Su defensa del “postulado de educabilidad” es un pilar fundamental para pensar la inclusión, ya que exige al sistema educativo ofrecer a todos los alumnos, sin excepción, las condiciones para que puedan aprender.
Educación en la Era Digital: Las ideas de Meirieu son extremadamente pertinentes para los desafíos de la digitalización. En un mundo saturado de información, la tarea del docente no es tanto transmitir datos, sino enseñar a pensar críticamente, a jerarquizar la información, a resistir la manipulación y a construir un juicio propio. Formar “sujetos” hoy es, en gran medida, formar ciudadanos digitales autónomos y responsables, capaces de navegar la complejidad sin perderse en la superficialidad.
Influencia y Legado en la Pedagogía Contemporánea
Philippe Meirieu es una figura clave en el panorama pedagógico actual. Su obra dialoga con grandes pensadores del pasado y del presente, y su enfoque ético ofrece un marco indispensable para pensar los desafíos educativos del siglo XXI.
Impacto y Comparaciones con Otros Pensadores
El pensamiento de Meirieu se nutre de múltiples fuentes y, a su vez, ilumina la obra de otros.
Comparación con Paulo Freire: Ambos son figuras centrales de la pedagogía crítica. Comparten la convicción de que la educación debe ser liberadora y que el alumno es el sujeto de su propio aprendizaje. Sin embargo, mientras Freire pone el acento en la dimensión política de la concientización y la lucha contra la opresión, Meirieu se centra más en la micropolítica del aula y en la dimensión ética del acto educativo. Su trabajo puede ser visto como una “traducción” de los grandes ideales de la pedagogía crítica al lenguaje y la práctica cotidiana del docente.
Diálogo con Edgar Morin: Meirieu comparte con Morin la crítica a un saber fragmentado y la necesidad de una educación que enseñe a afrontar la complejidad. La idea de Morin de “enseñar la condición humana” resuena con el objetivo de Meirieu de “formar un sujeto”. Ambos abogan por una reforma del pensamiento que nos permita formar estudiantes críticos y capaces de comprender las interconexiones del mundo.
Relevancia Actual en Desafíos Globales
La pedagogía de Meirieu ofrece herramientas conceptuales para abordar algunos de los problemas más acuciantes de la educación actual.
La Crisis de la Autoridad Docente: Frente a una autoridad tradicional en crisis, Meirieu no propone ni el autoritarismo ni el “dejar hacer”. Propone construir una autoridad educativa, que no se basa en el poder, sino en la competencia, la coherencia y, sobre todo, en la capacidad del docente de encarnar el deseo de saber y la exigencia ética.
Educación para la Ciudadanía Democrática: En un momento de polarización y crisis de las democracias, su insistencia en la escuela como un espacio para aprender a vivir juntos, a debatir respetuosamente y a construir un mundo común es de una urgencia vital.
La Lucha contra el Fracaso Escolar: Su enfoque nos obliga a repensar el fracaso escolar. En lugar de culpar al alumno o a su entorno, Meirieu nos invita a preguntarnos: ¿qué dispositivo pedagógico falló? ¿Qué situación de aprendizaje no supimos crear? Esta inversión de la mirada es revolucionaria y devuelve la responsabilidad al sistema y al pedagogo.
Críticas y Limitaciones de su Enfoque
Como todo pensamiento potente, el de Meirieu también ha sido objeto de críticas. Su enfoque, profundamente humanista y ético, a veces choca con las duras realidades de los sistemas educativos masificados.
Análisis de Debilidades
Idealismo Ético: La crítica más frecuente es que su propuesta es demasiado idealista y exigente. ¿Puede un docente que trabaja en condiciones precarias, con aulas superpobladas y presiones burocráticas constantes, mantener esta rigurosa postura ética en todo momento? Los críticos señalan que su modelo parece diseñado para un escenario ideal que raramente se da en la práctica.
Riesgo de Subjetivismo: Al poner tanto énfasis en el “deseo” del sujeto, algunos críticos temen que se pueda caer en un relativismo donde cualquier interés del alumno es válido, descuidando la importancia de transmitir un corpus de saberes y cultura común que es, por definición, una herencia que se impone en cierta medida.
Aplicabilidad a Gran Escala: Si bien sus ideas son inspiradoras para el docente individual, su aplicación a nivel de política educativa a gran escala es compleja. Requiere una inversión masiva en formación docente, una reducción de ratios alumno-profesor y una autonomía curricular que muchos sistemas no están dispuestos a conceder.
Sugerencias para Adaptaciones Contemporáneas
Estas críticas son válidas, pero no invalidan el núcleo de su pensamiento. Más bien, nos invitan a adaptarlo de manera inteligente.
La Ética como “Brújula”: Aunque sea difícil aplicar sus principios al 100%, pueden funcionar como una “brújula ética” para la práctica diaria. Pueden ayudar al docente a tomar pequeñas decisiones que, sumadas, marcan una gran diferencia en la vida de los alumnos.
Integración con la Neuroeducación: Las ideas de Meirieu sobre la motivación y el deseo de aprender pueden enriquecerse enormemente con los aportes de la neuroeducación. Comprender cómo aprende el cerebro, el papel de la emoción y la novedad en la atención y la memoria, puede darnos herramientas más eficaces para diseñar esas “situaciones-problema” que él propone.
Dispositivos para la Realidad: En lugar de desechar sus ideas por difíciles, el reto es crear “dispositivos pedagógicos para la realidad”: estrategias de trabajo cooperativo, evaluaciones formativas y proyectos interdisciplinarios que sean factibles incluso en contextos adversos, pero que mantengan vivo el espíritu de su pedagogía.
Philippe Meirieu nos sitúa en el corazón de la paradoja educativa: debemos guiar y transmitir un legado cultural, pero sin coartar la libertad de aquel que estamos educando. Debemos ejercer una autoridad, pero para que el otro pueda, eventualmente, prescindir de ella. Su obra es un llamado constante a la reflexión y a la lucidez profesional. La pedagogía de Meirieu nos enseña que el gesto de educar es un delicado equilibrio entre la exigencia y la ternura, entre el saber y el sujeto, entre la ética y la técnica.
Su mayor legado es, quizás, haber devuelto la dignidad intelectual y moral a la profesión docente. Nos recuerda que ser maestro no es un oficio técnico, sino un compromiso humano de primer orden. En Hispanoamérica, como en el resto del mundo, donde la educación lucha por ser un verdadero motor de justicia y libertad, la voz de Meirieu es indispensable. Nos inspira a no renunciar a la “opción de educar”, a seguir apostando por la educabilidad de cada uno de nuestros alumnos y a creer, contra todo pronóstico, que es posible formar sujetos más libres, más sabios y más humanos.
Recursos para el Docente
La pedagogía de Meirieu es una invitación a la introspección y a la creatividad. Aquí tienes algunas ideas para llevar su filosofía a tu práctica.
Preguntas para la Reflexión y el Debate:
Análisis de una Actividad: Piensa en la última actividad que propusiste. ¿Fue una verdadera “situación-problema” que generó un enigma a resolver, o fue un simple ejercicio de aplicación? ¿Qué la hizo (o no) significativa para tus alumnos?
Momentos de Elección: ¿En qué momentos de tu clase los estudiantes tienen la oportunidad real de tomar decisiones sobre su proceso de aprendizaje (elegir un tema, un método de trabajo, una forma de presentar resultados)?
Mi Postura Ética: Ante un alumno que “no quiere aprender”, ¿cuál es mi reacción? ¿Lo etiqueto como “desmotivado” (un juicio sobre su persona) o analizo mi “dispositivo pedagógico” para ver por qué no logré movilizar su deseo (un juicio sobre mi práctica)?
La Escuela como Refugio: ¿De qué “ruidos” del mundo exterior protege mi aula? ¿Cómo creo un ambiente seguro para que los alumnos puedan equivocarse, dudar y pensar sin miedo?
Actividades Prácticas para el Aula:
Diseño de una “Situación-Problema”: Elige un contenido curricular clave. En lugar de exponerlo directamente, diseña un desafío o un caso enigmático donde ese contenido sea la única herramienta para encontrar la solución. Presenta el problema antes que la teoría.
El “Consejo de Saberes”: Dedica un tiempo periódico para que los alumnos puedan compartir saberes no escolares que dominan (un videojuego, un deporte, un instrumento musical). Esto valida sus conocimientos, rompe la jerarquía del saber y te permite conocer mejor al “sujeto” que tienes delante.
Diario de Aprendizaje Metacognitivo: Invita a tus estudiantes a llevar un breve diario donde no anoten “qué” aprendieron, sino “cómo” lo aprendieron. Preguntas como “¿Qué fue lo más difícil?”, “¿Qué estrategia usé para superarlo?”, “¿Qué necesito entender mejor?” fomentan la reflexión sobre su propio proceso de aprendizaje.
Glosario
Pedagogía del Sujeto: Enfoque pedagógico centrado en la idea de que el objetivo de la educación es acompañar al estudiante en su proceso de convertirse en un sujeto libre, consciente y responsable de sus actos y pensamientos.
Postulado de Educabilidad: Decisión ética y principio pedagógico que consiste en afirmar que todo ser humano es, por definición, educable. Es una apuesta por la capacidad de aprender y progresar de cada individuo, independientemente de sus circunstancias.
Situación-Problema: Dispositivo didáctico diseñado por el docente que plantea un desafío u obstáculo cognitivo al alumno, para cuya resolución es imprescindible la adquisición de un nuevo saber o competencia.
Dispositivo Pedagógico: Conjunto de reglas, materiales y estructuras que el maestro organiza deliberadamente en el aula para crear un marco que haga posible y probable el aprendizaje de los alumnos.
La Opción de Educar: Título de una de sus obras clave y concepto que define la educación como una decisión ética voluntaria del educador de comprometerse con el desarrollo del sujeto, renunciando a la tentación de “fabricarlo”.
Asimetría y No Reciprocidad: Principio que describe la relación ética entre educador y educando. Es asimétrica (el docente tiene una responsabilidad que el alumno no) y de no reciprocidad (el docente educa por deber profesional, no para recibir algo a cambio del alumno).
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿La pedagogía de Meirieu es demasiado idealista o difícil de aplicar? Es exigente, sin duda. Requiere una profunda reflexión y un gran compromiso del docente. Sin embargo, no es un “todo o nada”. Se puede empezar aplicando pequeños cambios: transformar un ejercicio en una situación-problema, abrir un espacio para la elección del alumno, etc. Funciona más como un horizonte ético que como un manual de instrucciones.
2. ¿Cómo se diferencia de otras pedagogías “centradas en el alumno”? Mientras que algunas pedagogías centradas en el alumno pueden caer en el “dejar hacer” o en seguir ciegamente los intereses espontáneos del niño, Meirieu es muy claro: el docente tiene la responsabilidad de guiar y exigir. No se trata de que el alumno haga lo que quiera, sino de que quiera hacer lo que es educativamente valioso. El docente crea el deseo a través de desafíos bien diseñados.
3. ¿Qué significa realmente que el maestro no debe esperar “reciprocidad”? Significa que la motivación del docente no debe depender de la gratitud, el afecto o el éxito académico de sus alumnos. Educa porque es su responsabilidad profesional y su compromiso ético con el “que llega”. Esto protege al alumno de la manipulación emocional (“me decepcionaste”) y fundamenta la acción del maestro en un deber, lo que le da fortaleza incluso cuando los resultados no son inmediatos o visibles.
4. ¿La pedagogía de Meirieu le resta importancia a los contenidos? Al contrario. Para Meirieu, los contenidos (el saber) son fundamentales. La diferencia está en cómo se presentan. No son un fin en sí mismos, sino herramientas indispensables para pensar, para entender el mundo y para resolver problemas. La situación-problema no anula el contenido, sino que lo convierte en algo necesario y deseable para el alumno.
Bibliografía
Meirieu, P. (1987). Aprender, sí. Pero ¿cómo?. Octaedro.
Meirieu, P. (1995). La opción de educar: Ética y pedagogía. Octaedro.
Meirieu, P. (1998). Frankenstein educador. Laertes.
Meirieu, P. (2001). La escuela, modo de empleo: De los “métodos activos” a la pedagogía diferenciada. Octaedro.
Meirieu, P. (2004). En la escuela hoy. Octaedro.
Meirieu, P. (2013). Recuperar la pedagogía: De lugares comunes a conceptos clave. Paidós.
Fullat, O. (2000). Filosofías de la educación. Ariel.
Palacios, J., Marchesi, Á., & Coll, C. (Comps.). (2001). Desarrollo psicológico y educación, 2. Psicología de la educación escolar. Alianza Editorial.