Hay dos formas de conocer a Francesco Tonucci. La primera es a través del riguroso psicopedagogo italiano, investigador del Consejo Nacional de Investigación (CNR) en Roma, autor de libros que son referencia en el mundo de la educación. La segunda, y quizás la más poderosa, es a través de Frato, su alter ego, un dibujante de trazo simple y agudo que, con sus viñetas, ha expuesto las contradicciones de un mundo diseñado por y para adultos, a menudo en detrimento de sus habitantes más pequeños. Esta dualidad no es una anécdota, sino el corazón de su propuesta: combinar el rigor académico con una capacidad casi infantil para ver lo que los adultos ya no vemos.
La pedagogía de Tonucci parte de una premisa tan simple que resulta revolucionaria: si queremos construir escuelas más vivas, ciudades más seguras y sociedades más democráticas, debemos empezar por escuchar seriamente a los niños. No se trata de un acto de condescendencia, sino de un cambio de paradigma radical. Para Tonucci, los niños no son ciudadanos del futuro, sino ciudadanos del presente, con un derecho inalienable a opinar, a participar y a transformar el entorno que habitan. Su obra es una invitación a ponernos a la altura de los niños para descubrir que su perspectiva es la medida más certera del bienestar de una comunidad.
Este artículo se sumerge en el universo de Francesco Tonucci, uno de los autores en pedagogía más queridos y respetados. Exploraremos su biografía, desglosaremos los fundamentos de su defensa de la infancia activa y analizaremos su proyecto más emblemático, “La Ciudad de los Niños”. Descubriremos cómo sus ideas sobre el juego, la autonomía y la participación pueden aplicarse en el aula y más allá, examinaremos su legado y sus críticas, y reafirmaremos por qué, hoy más que nunca, escuchar a la infancia es el primer paso para una verdadera transformación educativa.
Qué vas a encontrar en este artículo
Contexto Histórico y Biografía de Tonucci
Para entender la fuerza de las ideas de Tonucci, hay que situarlo en la Italia de la posguerra, un país en plena reconstrucción no solo material, sino también social y democrática. Su trabajo es fruto de un tiempo que buscaba nuevas formas de convivencia y participación.
Orígenes y Formación: El Investigador y el Dibujante
Francesco Tonucci nació en Fano, una pequeña ciudad en la costa adriática de Italia, en 1940. Creció en un entorno que aún sentía las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial, lo que sin duda influyó en su valoración de la paz, la comunidad y la democracia. Se formó como maestro y más tarde se especializó en psicopedagogía, dedicando su carrera académica a investigar el desarrollo cognitivo y el comportamiento infantil en el prestigioso Instituto de Psicología del Consejo Nacional de Investigación (CNR) de Italia.
Su trabajo como investigador le proporcionó una base científica sólida. Sin embargo, Tonucci sentía que los artículos académicos no eran suficientes para comunicar la urgencia de sus hallazgos. Así nació Frato, un seudónimo creado a partir de las primeras sílabas de su nombre y apellido. Con sus viñetas, publicadas en periódicos y libros por todo el mundo, logró lo que pocos académicos consiguen: llevar un mensaje pedagógico complejo a un público masivo. Sus dibujos, protagonizados por niños perplejos, creativos y a menudo más sabios que los adultos que los rodean, se convirtieron en una herramienta de denuncia y sensibilización contra el adultocentrismo imperante en la escuela y la sociedad.
Evolución Profesional y “La Ciudad de los Niños”
La culminación de su pensamiento llegó en 1991, cuando convenció al alcalde de su ciudad natal, Fano, para iniciar un proyecto innovador: “La Città dei Bambini” (La Ciudad de los Niños). Este no era un programa de entretenimiento infantil, sino una nueva filosofía de gobierno. La idea central era tomar a los niños como parámetro de la calidad de vida urbana. Tonucci argumentaba que una ciudad que es segura, accesible y estimulante para un niño, lo será para todos sus habitantes, desde los ancianos hasta las personas con movilidad reducida.
El proyecto se basaba en dos pilares: la autonomía (fomentando que los niños pudieran moverse solos por la ciudad) y la participación (creando órganos de consulta reales, como los Consejos de Niños). El éxito de Fano convirtió la iniciativa en un movimiento internacional que hoy cuenta con una red de más de 200 ciudades en Italia, España, Argentina, México, Colombia y otros países. Obras como “La ciudad de los niños” (1996) y sus numerosas recopilaciones de viñetas, como “Con ojos de niño”, se convirtieron en los manifiestos de este movimiento pacífico por el derecho de la infancia a la ciudadanía.

Fundamentos Teóricos de la Infancia y la Participación
La pedagogía de Tonucci se asienta sobre una concepción muy clara de la infancia, el juego y los derechos. No ve a los niños como seres incompletos a los que hay que “llenar”, sino como personas plenas con una cultura, un saber y una perspectiva únicos.
La Infancia como Ciudadana Activa: El Derecho a Participar
El fundamento filosófico y jurídico de todo el trabajo de Tonucci es la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (1989). Mientras que muchos se centran en los derechos a la protección y la provisión, Tonucci pone el foco en los derechos de participación. Concretamente, su obra es una materialización del Artículo 12, que establece el derecho del niño a expresar su opinión libremente en todos los asuntos que le afectan, y el deber de los adultos de tener en cuenta esas opiniones.
Para Tonucci, esto implica un cambio radical. La escuela y la ciudad no deben ser diseñadas para los niños, sino con los niños. Considerarlos ciudadanos activos significa:
Reconocer su competencia: Los niños tienen una forma de conocer el mundo y una experiencia de su entorno (su barrio, su escuela) que los adultos hemos perdido. Su opinión no es un capricho, sino un dato experto.
Garantizar la escucha: No basta con preguntarles. Hay que crear canales y estructuras estables para que su voz sea escuchada por quienes toman las decisiones.
Aceptar la diversidad de opiniones: No todos los niños piensan igual. La participación infantil es un ejercicio de democracia real, donde se aprende a debatir, a argumentar y a llegar a consensos, una base para la educación para la paz.
El Rol del Juego y la Autonomía: La Crítica a la Sobreprotección
El segundo pilar de su pensamiento es una defensa apasionada del juego libre y autónomo. Tonucci es uno de los críticos más feroces de la agenda sobrecargada de los niños de hoy, llenas de actividades extraescolares, y de la cultura de la sobreprotección que les impide explorar el mundo por su cuenta.
Para él, el juego no es un mero pasatiempo ni un premio por haber terminado los deberes. Jugar es el trabajo más importante de la infancia. Es la forma en que los niños:
Conocen el mundo: A través de la exploración, el ensayo y el papel del error en el aprendizaje, construyen su propio conocimiento.
Desarrollan su cerebro: El juego libre estimula la creatividad, la resolución de problemas, las funciones ejecutivas y la imaginación de una manera que las actividades estructuradas no pueden.
Aprenden a socializar: Jugando con otros niños sin la supervisión constante de un adulto, aprenden a negociar reglas, a resolver conflictos, a cooperar y a gestionar sus emociones.
Por eso, una de sus batallas más conocidas es la del derecho de los niños a “perder el tiempo” y a jugar en la calle, en las plazas, en espacios no diseñados específicamente para ellos. El aprender jugando es, para Tonucci, un derecho fundamental que la sociedad moderna está robando a la infancia.
Principios Pedagógicos para la Participación en la Escuela
Tonucci traslada estos principios filosóficos a propuestas concretas para transformar la escuela, convirtiéndola de un lugar donde se “administra” la infancia a un lugar donde se vive y se practica la ciudadanía.
La Escucha Activa y los Consejos Infantiles
La herramienta clave para la participación es el Consejo de Niños. No se trata de un simple “buzón de sugerencias” o una asamblea estudiantil tradicional. Sus características son:
Representatividad: Los niños son elegidos por sorteo, no por sus notas o popularidad, garantizando la diversidad de voces.
Interlocutores reales: El Consejo no debate en el vacío. Su interlocutor es una figura de poder real: el director de la escuela, el alcalde de la ciudad.
Poder consultivo, no ejecutivo: Los niños no deciden, proponen. Su función es asesorar a los adultos, ofreciendo su punto de vista. La responsabilidad de la decisión final sigue siendo del adulto, pero ahora este tiene la obligación moral y política de escuchar y responder argumentadamente a las propuestas.
Temas abiertos: No se les pregunta solo por “cosas de niños” (el color de los columpios), sino por problemas de la comunidad (el tráfico, la basura, la seguridad).
Dentro del aula, este espíritu se traduce en asambleas regulares donde se discuten los problemas de convivencia, se planifican proyectos y se evalúa el trabajo en común, creando un clima escolar de confianza y corresponsabilidad.
La Ciudad y la Escuela como Espacios “Jugables”
Para Tonucci, el entorno físico es un educador silencioso. Una escuela y una ciudad que priorizan el coche, la prisa y el control, educan en el miedo y la dependencia. Por ello, propone un rediseño radical de los espacios.
El Camino Escolar “Solos y Seguros”: Una de sus propuestas más famosas es que los niños puedan ir y volver solos de la escuela. Esto no solo fomenta su autonomía y autoestima, sino que obliga a la comunidad a crear un entorno más seguro para todos. Implica la complicidad de los comerciantes, los vecinos y la policía local para vigilar el trayecto, convirtiendo el camino a la escuela en una responsabilidad colectiva.
Patios de Recreo Creativos: Critica los patios escolares llenos de cemento y con juegos de plástico estandarizados que dictan una única forma de jugar. Aboga por patios con elementos naturales (arena, agua, troncos, plantas), materiales desestructurados y rincones que inviten a la exploración, la construcción y el juego simbólico.
El Aula como Laboratorio: El aula debe dejar de ser un espacio de pura transmisión frontal. Tonucci defiende una organización flexible, con talleres y rincones donde los niños puedan trabajar en pequeños grupos, investigar y experimentar. La escuela debe ser un laboratorio donde los niños, acompañados por un maestro-investigador, produzcan su propia cultura y conocimiento.

Aplicaciones Prácticas en Entornos Educativos
Las ideas de Tonucci han demostrado ser mucho más que una utopía. El proyecto “La Ciudad de los Niños” es una prueba tangible de que es posible cambiar la realidad cuando se cambia la perspectiva.
Implementación Histórica: El Éxito de “La Ciudad de los Niños”
Desde su inicio en Fano, la red ha crecido exponencialmente. En Roma, el Consejo de Niños propuso soluciones para el reciclaje que fueron adoptadas por el ayuntamiento. En Pontevedra (España), una ciudad reconocida internacionalmente por su peatonalización, el proyecto fue un catalizador para repensar la movilidad urbana. En cada ciudad, el proyecto adopta formas diferentes, pero el principio es el mismo: las propuestas de los niños, a menudo llenas de sentido común, sirven para mejorar la calidad de vida de toda la ciudadanía. Los impactos van desde la instalación de más fuentes de agua potable hasta la creación de “parlamentos” infantiles que revisan las políticas locales, un claro ejercicio de enseñanza de los derechos humanos.
Adaptaciones en Hispanoamérica: Un Continente que Escucha
América Latina, con sus enormes ciudades y profundas desigualdades, ha abrazado el proyecto con especial interés.
Rosario (Argentina): Es una de las ciudades pioneras en la región. Ha implementado Consejos de Niños, proyectos de caminos seguros y ha creado espacios únicos como “La Ciudad de los Niños” (un gran parque público para el juego y la creatividad) y el “Tríptico de la Infancia”.
Ciudad de México: Ha habido varias iniciativas en distintas alcaldías para crear consejos infantiles y repensar el espacio público desde la perspectiva de la niñez.
Bogotá (Colombia): La ciudad ha sido un referente en la creación de “ciudades de los niños” a menor escala dentro de sus parques y bibliotecas públicas.
En un continente donde la inseguridad a menudo encierra a los niños en casa, las propuestas de Tonucci son un llamado valiente a reconquistar el espacio público y a reconstruir el tejido comunitario, demostrando que la participación familiar y vecinal es clave.
Influencia y Legado en la Pedagogía Contemporánea
El impacto de Francesco Tonucci trasciende su propio proyecto. Ha influido en políticas públicas, en la formación docente y en la manera en que la sociedad percibe a la infancia. Su obra se inscribe en una rica tradición de pedagogos que han luchado por los derechos y la dignidad de los niños.
Impacto y Comparaciones con Otros Pedagogos
La voz de Tonucci dialoga con otras figuras históricas de la pedagogía:
Comparación con Maria Montessori: Ambos comparten una fe inquebrantable en la autonomía del niño y la importancia de un entorno preparado. Sin embargo, mientras el método Montessori se centra más en el ambiente preparado dentro del aula con materiales específicos, Tonucci extiende esa preparación a la ciudad entera, dándole una dimensión política y urbana.
Diálogo con Paulo Freire: Al igual que Freire, Tonucci cree en dar voz a los que no la tienen. La “escucha” de Tonucci es el equivalente de la “palabra” de Freire. Ambos luchan contra una educación “bancaria” y autoritaria. La diferencia es el sujeto: Freire se dirige a los campesinos y adultos oprimidos; Tonucci, a los niños, a quienes considera el grupo social más marginado.
Conexión con Janusz Korczak: Tonucci es un heredero directo del pediatra y pedagogo polaco Janusz Korczak, quien en su orfanato de Varsovia creó una república infantil con su propio parlamento y periódico, defendiendo el “derecho del niño al respeto” décadas antes que la ONU.
Relevancia Actual en Desafíos Globales
Las ideas de Tonucci son hoy más pertinentes que nunca para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
Educación Inclusiva: Su principio de tomar a los más vulnerables (los niños) como parámetro es la base de la verdadera educación inclusiva. Una escuela que es buena para un niño con discapacidad, será una escuela mejor para todos.
Derechos Digitales Infantiles: En la era digital, la participación y la autonomía adquieren nuevas dimensiones. ¿Cómo garantizamos el derecho de los niños a un entorno digital seguro pero no sobrecontrolado? ¿Cómo promovemos su participación como creadores y no solo como consumidores de tecnología? La pedagogía de Tonucci nos invita a abordar la ciudadanía digital desde una perspectiva de derechos.
Crisis Climática y Sostenibilidad: Los niños a menudo muestran una sensibilidad y una preocupación por el medio ambiente mucho mayor que los adultos. Involucrarlos en las decisiones sobre sostenibilidad a nivel escolar y municipal no solo es un derecho, sino una fuente de ideas innovadoras y un motor para el cambio.
Críticas y Limitaciones de su Enfoque
A pesar de su enorme popularidad y del éxito de sus proyectos, el enfoque de Tonucci también ha enfrentado críticas, principalmente por su aparente idealismo y las dificultades de aplicación en contextos de alta vulnerabilidad.
Análisis de Debilidades Históricas
Idealización de la Infancia: Algunos críticos señalan que Tonucci a veces presenta una visión algo idealizada de la infancia, olvidando que los niños también pueden ser crueles, egoístas o reproducir los prejuicios de los adultos.
Aplicabilidad en Contextos Extremos: La propuesta de que los niños caminen solos a la escuela, aunque deseable, puede ser inviable o incluso peligrosa en barrios con altos índices de criminalidad, violencia o tráfico descontrolado. Los críticos argumentan que sus ideas, nacidas en una pequeña ciudad italiana, a veces no tienen en cuenta las duras realidades de las megalópolis latinoamericanas.
Riesgo de Tokenismo: El mayor riesgo de los proyectos de participación es que se queden en un gesto simbólico. Los políticos pueden usar el “Consejo de Niños” para una foto, pero ignorar sus propuestas cuando estas son incómodas o requieren una inversión real. La participación sin poder real de influir se convierte en una farsa.
Sugerencias para Adaptaciones Contemporáneas
Estas críticas no invalidan la propuesta, sino que nos obligan a adaptarla con inteligencia y sensibilidad al contexto.
Del Idealismo al Realismo Crítico: Es crucial adaptar las propuestas. Si el camino a la escuela no es seguro, el proyecto puede ser “Jugar en la calle los domingos”, cerrando una calle al tráfico, o “Crear una red de ‘comercios amigos’ donde los niños puedan pedir ayuda”. Se trata de aplicar el principio (fomentar la autonomía) de la manera que sea posible y segura.
Participación con Impacto: Para evitar el tokenismo, los proyectos de participación deben tener un presupuesto asignado, por pequeño que sea. La idea de los presupuestos participativos infantiles, donde los niños deciden sobre una pequeña parte del presupuesto escolar o municipal, garantiza que sus decisiones tengan consecuencias reales.
Integración con la Equidad de Género y la Diversidad: Las adaptaciones modernas de su trabajo deben asegurarse de que en los consejos y asambleas se escuchen por igual las voces de las niñas y los niños, de los niños migrantes, de los niños con discapacidad y de todas las diversidades. La participación debe ser activamente inclusiva.
Francesco Tonucci, a través de su doble identidad como Frato y como pedagogo, ha logrado algo extraordinario: colocar a la infancia en el centro del debate educativo y político, no como objeto de cuidado, sino como sujeto de derecho y protagonista del cambio. Su pedagogía de la escucha es un manifiesto a favor de la inteligencia, la creatividad y la competencia de los niños. Nos ha enseñado que el juego libre es un asunto muy serio y que la participación no es una concesión, sino el motor de una sociedad verdaderamente democrática.
Su proyecto, “La Ciudad de los Niños”, es mucho más que una bonita idea; es una herramienta política y pedagógica que ha demostrado su capacidad para transformar la realidad. Nos desafía a abandonar nuestra cómoda perspectiva adultocéntrica y a atrevernos a ver el mundo con ojos de niño, para descubrir que las soluciones a nuestros problemas más complejos a menudo residen en la sabiduría de las propuestas más sencillas.
En Hispanoamérica, una región de contrastes que busca construir un futuro más justo y equitativo, el mensaje de Tonucci es un faro de esperanza. Nos recuerda que la mejor inversión en el futuro es garantizar los derechos de la infancia en el presente, y que la escuela y la ciudad que soñamos solo podrán ser construidas con ellos, nunca sin ellos.
Recursos para el Docente
Las ideas de Tonucci son una invitación a la acción. Aquí tienes algunas formas de empezar a transformar tu aula y tu escuela.
Preguntas para la Reflexión y el Debate:
Mapa de Autonomía: ¿Qué cosas pueden hacer mis alumnos completamente solos en la escuela? ¿Y en el aula? ¿Hay tareas que yo hago por ellos que podrían hacer por sí mismos?
El Test del Silencio: ¿Cuánto tiempo hablo yo en clase y cuánto tiempo escucho a mis alumnos (no solo sus respuestas a mis preguntas, sino sus ideas, propuestas y quejas)?
La Voz de los Ausentes: En las decisiones del aula o la escuela, ¿cómo nos aseguramos de escuchar también a los más tímidos, a los que tienen dificultades de lenguaje o a los que suelen estar en desacuerdo?
Frato en mi Escuela: Si Frato dibujara una viñeta sobre mi escuela, ¿qué situación cómica o trágica sobre el adultocentrismo podría encontrar?
Actividades Prácticas para el Aula:
La Asamblea Semanal: Institucionaliza un espacio semanal para una asamblea donde los niños puedan proponer temas, debatir problemas de convivencia y tomar decisiones sobre aspectos de la vida en el aula (decoración, normas, proyectos).
“Los niños proyectan”: Lanza un desafío real de la escuela (por ejemplo, “el patio es aburrido” o “la entrada es caótica”). Pide a los alumnos que, en grupos, investiguen, diseñen y presenten propuestas fundamentadas a la dirección del centro.
Mapeo del Barrio: Organiza una salida donde los alumnos, como “expertos urbanistas”, documenten con fotos, dibujos y notas los lugares de su barrio que les gustan, los que les dan miedo, los lugares donde pueden jugar y los que son peligrosos. Usen ese material para crear un mapa y presentarlo a las autoridades locales o a la asociación de vecinos.
Glosario
Pedagogía de Tonucci: Enfoque pedagógico centrado en reconocer a los niños como ciudadanos activos, defendiendo su derecho a la participación, el juego y la autonomía para transformar la escuela y la ciudad.
La Ciudad de los Niños: Proyecto político y pedagógico que propone tomar a los niños como parámetro para gobernar las ciudades, fomentando su autonomía y creando órganos de participación como los Consejos de Niños.
Frato: Seudónimo de Francesco Tonucci como dibujante y humorista gráfico, cuyas viñetas critican el mundo adultocéntrico desde la perspectiva de la infancia.
Participación Infantil: Derecho y práctica de involucrar a los niños en las decisiones sobre los asuntos que les afectan, considerándolos interlocutores competentes y necesarios.
Consejo de Niños: Órgano consultivo formado por niños elegidos por sorteo que dialogan con las autoridades (alcalde, director de escuela) para presentarles sus propuestas y análisis sobre la comunidad.
Adultocentrismo: Visión del mundo que considera la perspectiva y las necesidades de los adultos como la única válida o superior, invisibilizando o subordinando las de la infancia.
Camino Escolar: Proyecto que busca crear las condiciones de seguridad y confianza comunitaria para que los niños puedan ir y volver solos de la escuela, fomentando su autonomía.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿El enfoque de Tonucci significa que los niños deben mandar? No. Tonucci distingue claramente entre “gobernar con los niños” y “dejar que los niños gobiernen”. La responsabilidad final de las decisiones es siempre de los adultos. Sin embargo, estos tienen el deber de escuchar las propuestas de los niños, considerarlas seriamente y, si no las aceptan, explicar argumentadamente por qué.
2. ¿No es peligroso dejar que los niños jueguen solos o vayan solos a la escuela? Tonucci reconoce los peligros, pero argumenta que la solución no es encerrar a los niños, sino transformar el entorno para hacerlo más seguro. Un niño solo en una ciudad hostil está en peligro; muchos niños en la calle crean una red de vigilancia natural y obligan a los coches a ir más despacio. Sus propuestas buscan reconstruir la confianza y la responsabilidad comunitaria.
3. ¿Qué hago si en mi escuela las autoridades no apoyan la participación infantil? Se puede empezar a pequeña escala. La participación puede comenzar en el propio aula, con asambleas y proyectos donde los niños tengan un poder de decisión real sobre su entorno más inmediato. A menudo, el éxito de estas pequeñas experiencias es la mejor manera de convencer a las autoridades de ampliar la iniciativa.
4. ¿Las ideas de Tonucci son solo para niños pequeños? Aunque su trabajo se centra a menudo en la infancia, sus principios de participación, escucha y ciudadanía activa son perfectamente aplicables a los adolescentes y jóvenes. La creación de consejos de jóvenes, presupuestos participativos juveniles y proyectos de mejora comunitaria liderados por ellos son una extensión natural de su pedagogía.
Bibliografía
Tonucci, F. (1996). La ciudad de los niños: un modo nuevo de pensar la ciudad. Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Tonucci, F. (2009). Con ojos de niño. Losada.
Tonucci, F. (bajo el seudónimo de Frato). (1993). Niño se nace. REI Argentina.
Tonucci, F. (2015). La ciudad de los niños: ¿Por qué necesitamos de los niños para salvar las ciudades?. Losada.
Tonucci, F. (2016). Peligro, niños: Apuntes de educación 1994-2015. Losada.
Hart, R. (1993). La participación de los niños: de la participación simbólica a la participación auténtica. UNICEF.
Convención sobre los Derechos del Niño (1989). Asamblea General de las Naciones Unidas.