Pensamiento crítico: la habilidad clave para aprender, decidir y transformar

Cada día, sus estudiantes se enfrentan a un tsunami de información. Noticias, publicaciones en redes sociales, videos virales y opiniones se mezclan en un flujo constante que rara vez se detiene a verificar su veracidad. En este contexto de sobreinformación y posverdad, la capacidad de memorizar datos pierde relevancia frente a una habilidad mucho más poderosa: el pensamiento crítico. Ya no basta con saber qué pensar; es fundamental aprender cómo pensar.

Formar estudiantes capaces de analizar argumentos, identificar sesgos, evaluar fuentes y construir sus propias conclusiones fundamentadas es uno de los mayores desafíos de la educación actual. No se trata de una moda pedagógica, sino de una necesidad urgente para la supervivencia intelectual y cívica. El pensamiento crítico es el filtro que permite separar el ruido de la sustancia, la herramienta que construye ciudadanos autónomos y la brújula que guía el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Este artículo es una guía completa para usted, docente, sobre qué es, por qué es tan importante y cómo puede cultivarlo de manera efectiva en su aula.

Qué vas a encontrar en este artículo

¿Qué es exactamente el pensamiento crítico?

A menudo se habla de pensamiento crítico, pero su definición puede ser difusa. En esencia, el pensamiento crítico es el proceso intelectualmente disciplinado de analizar, sintetizar y evaluar activamente la información recopilada a través de la observación, la experiencia, la reflexión o la comunicación. Es un acto de escepticismo saludable. No se trata de ser negativo o cínico, sino de no aceptar todas las afirmaciones y argumentos como verdaderos a primera vista.

Un pensador crítico se pregunta constantemente: ¿Cuál es la fuente de esta información? ¿Qué evidencia la respalda? ¿Existen intereses ocultos o sesgos? ¿Qué suposiciones se están haciendo? ¿Hay otra forma de interpretar estos datos? Esta habilidad va más allá de la simple acumulación de hechos; implica un compromiso activo con el conocimiento, transformando a los estudiantes de receptores pasivos a participantes activos en su propio aprendizaje significativo.

Diferencias con el pensamiento lógico y creativo

Aunque están relacionados, es útil distinguir el pensamiento crítico de otros procesos mentales importantes:

  • Pensamiento lógico: Se enfoca en el razonamiento deductivo e inductivo, siguiendo reglas y estructuras formales para llegar a una conclusión. Es una herramienta del pensamiento crítico, pero este último es más amplio, ya que también evalúa la validez de las premisas iniciales y el contexto del argumento.
  • Pensamiento creativo: Se centra en generar ideas nuevas, ver conexiones inusuales y pensar “fuera de la caja”. El pensamiento crítico y el creativo son dos caras de la misma moneda: el pensamiento creativo genera las ideas y el pensamiento crítico las evalúa, refina y selecciona. Juntos, impulsan la innovación y la resolución de problemas complejos.

Principales habilidades asociadas

El pensamiento crítico no es una sola habilidad, sino un conjunto de capacidades interconectadas. Las más importantes son:

  • Análisis: Descomponer la información en sus partes constituyentes para entender su estructura y relaciones. Por ejemplo, identificar la tesis, los argumentos principales y las evidencias en un ensayo.
  • Evaluación: Juzgar la credibilidad, relevancia y fuerza de la información y los argumentos. Esto implica valorar la fiabilidad de las fuentes y la solidez de la evidencia presentada.
  • Inferencia: Sacar conclusiones razonables a partir de la información disponible. Es la habilidad de leer entre líneas y deducir lo que no está explícitamente dicho, basándose en la evidencia.
  • Explicación: Ser capaz de articular con claridad el propio razonamiento, presentando las evidencias y los criterios que llevaron a una conclusión específica.
  • Autorregulación: Es la habilidad metacognitiva de reflexionar sobre el propio pensamiento. Implica ser consciente de los propios sesgos, cuestionar las propias suposiciones y estar dispuesto a cambiar de opinión frente a nuevas y mejores evidencias. Esta capacidad se relaciona directamente con el desarrollo de las funciones ejecutivas.
desarrollo del pensamiento crítico

Breve historia y fundamentos teóricos

La necesidad de pensar de forma crítica no es nueva. Sus raíces se hunden en la filosofía y han evolucionado a lo largo de la historia de la educación.

Raíces filosóficas

  • Sócrates (470-399 a.C.): A través de su método mayéutico, Sócrates demostró la importancia de cuestionar las creencias comunes. No ofrecía respuestas, sino que hacía preguntas incisivas para revelar contradicciones y obligar a sus interlocutores a examinar sus propias ideas. Este es el germen de la indagación crítica.
  • René Descartes (1596-1650): Con su famosa máxima “Pienso, luego existo”, Descartes puso la duda metódica en el centro del conocimiento. Sostenía que para alcanzar la verdad, primero debemos dudar de todo lo que creemos saber, aceptando únicamente aquello que se presente de forma clara y distinta a nuestra razón.
  • John Dewey (1859-1952): Figura clave de la pedagogía moderna, Dewey conectó el pensamiento con la acción. Para él, el “pensamiento reflexivo” surgía de la necesidad de resolver problemas reales. Propuso que la educación no debía ser una mera transmisión de información, sino una experiencia donde los estudiantes aprendieran a pensar resolviendo dudas y enfrentando desafíos prácticos, una idea central en el aprendizaje por descubrimiento.

Evolución del concepto en la pedagogía moderna

A lo largo del siglo XX, el concepto se integró en diversas corrientes pedagógicas. El constructivismo, con teóricos como Piaget y Vygotsky, reforzó la idea de que el conocimiento no se recibe pasivamente, sino que se construye activamente. La pedagogía crítica de Paulo Freire fue un paso más allá, vinculando el pensamiento crítico con la emancipación social. Freire argumentaba que educar es enseñar a “leer el mundo” para poder transformarlo, una meta imposible sin la capacidad de analizar críticamente las estructuras de poder y la realidad social. Hoy, el pensamiento crítico es considerado una competencia fundamental en los modelos de educación por competencias.

La importancia del pensamiento crítico en la educación

Fomentar el pensamiento crítico en el aula no es un lujo, es una necesidad con impactos profundos y duraderos.

Fomenta un aprendizaje significativo y duradero

Cuando los estudiantes analizan, cuestionan y conectan ideas, el aprendizaje se vuelve más profundo y personal. En lugar de memorizar hechos aislados para un examen, construyen redes de conocimiento sólidas. El pensamiento crítico es el motor que impulsa la transferencia del aprendizaje, permitiendo a los alumnos aplicar lo que saben en contextos nuevos y resolver problemas que nunca antes habían visto. Este proceso está en el corazón de diversas teorías del aprendizaje que valoran la construcción activa del saber.

Previene la manipulación y el pensamiento dogmático

En un mundo saturado de desinformación, discursos de odio y publicidad engañosa, el pensamiento crítico es un escudo protector. Un estudiante que sabe cómo evaluar la fiabilidad de una fuente, identificar falacias lógicas en un argumento o reconocer un sesgo de confirmación en su propio razonamiento es menos vulnerable a la manipulación. La escuela se convierte así en un espacio para formar mentes libres y no dogmáticas, capaces de resistir la presión de grupo y el pensamiento único.

Desarrolla ciudadanos responsables y participativos

La democracia no solo necesita votantes; necesita ciudadanos informados, reflexivos y comprometidos. El pensamiento crítico es esencial para analizar propuestas políticas, comprender problemas sociales complejos como la desigualdad o el cambio climático, y participar de manera constructiva en el debate público. Formar estudiantes críticos es, en última instancia, fortalecer el tejido de una sociedad democrática y promover una educación para la paz.

pensamiento crítico

Estrategias para desarrollar el pensamiento crítico en el aula

El pensamiento crítico no se enseña impartiendo una clase sobre su definición. Se cultiva a través de la práctica constante, integrada en todas las áreas del currículo. Usted, como docente, tiene el poder de diseñar experiencias de aprendizaje que lo promuevan. El rol del docente se transforma, pasando de ser un transmisor de información a un facilitador del pensamiento.

Aquí presentamos varias metodologías activas y estrategias efectivas:

1. Aprendizaje Basado en Problemas (ABP)

El aprendizaje basado en problemas (ABP) es una metodología ideal. En lugar de presentar primero la información y luego un problema, el ABP invierte el proceso. Se presenta a los estudiantes un problema complejo y abierto del mundo real. Para resolverlo, deben identificar qué necesitan saber, investigar la información, analizarla críticamente, proponer soluciones y justificar sus decisiones. Este método los obliga a pensar, no solo a recordar.

  • Ejemplo práctico: En una clase de ciencias sociales, en lugar de explicar las causas de la migración, plantee el problema: “Una comunidad cercana está recibiendo un número creciente de inmigrantes y han surgido tensiones sociales. Como asesores del ayuntamiento, deben investigar las causas del fenómeno y proponer un plan de integración que beneficie a todos”. Este enfoque puede dar lugar a excelentes proyectos interdisciplinarios.

2. Debate estructurado y argumentación

El debate no es una simple discusión. Un debate bien estructurado exige a los estudiantes investigar un tema desde múltiples perspectivas, construir argumentos sólidos basados en evidencia, anticipar contraargumentos y refutarlos de manera respetuosa.

  • Cómo implementarlo: Utilice formatos como el “Debate de los Cuatro Rincones”. Plantee una afirmación polémica (ej: “Las redes sociales han hecho más mal que bien a la sociedad”). Los estudiantes se ubican en una de cuatro esquinas del aula: “Totalmente de acuerdo”, “Parcialmente de acuerdo”, “Parcialmente en desacuerdo”, “Totalmente en desacuerdo”. Luego, deben argumentar su postura, citando evidencias. Esta actividad fomenta la escucha activa y la flexibilidad mental.

3. Análisis de casos reales y dilemas éticos

Presentar a los estudiantes estudios de caso o dilemas éticos sin una respuesta fácil los obliga a aplicar conceptos teóricos a situaciones complejas, sopesar diferentes valores y justificar sus decisiones.

  • Ejemplo en historia: Analizar las decisiones que llevaron al lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, examinando documentos de la época desde las perspectivas estadounidense, japonesa y científica.
  • Ejemplo en ciencias: Discutir un dilema bioético sobre la edición genética (CRISPR), considerando sus beneficios potenciales y sus riesgos éticos y sociales.

4. Lectura crítica y verificación de fuentes

En la era digital, no podemos dar por sentado que los estudiantes saben leer de manera crítica. Debemos enseñarles explícitamente a hacerlo. Esto es más que la simple comprensión lectora; son estrategias de lectura crítica aplicadas.

  • Actividad práctica – El modelo SIFT: Enseñe a sus estudiantes a usar el método SIFT (Stop, Investigate the source, Find better coverage, Trace claims) de Mike Caulfield, una rutina sencilla y poderosa:
    1. S (Stop/Detenerse): Antes de compartir o creer algo, haga una pausa. La reacción emocional inmediata (ira, sorpresa, risa) es una señal de que debe detenerse y pensar. No reaccione; investigue.
    2. I (Investigate the source/Investigar la fuente): No se limite a leer el artículo. Abra una nueva pestaña y busque al autor o el nombre del sitio web. ¿Es una fuente de noticias conocida y respetada? ¿Es un blog personal? ¿Tiene una agenda política o comercial clara? Entender quién dice algo es tan importante como entender lo que dice.
    3. F (Find better coverage/Buscar mejor cobertura): Permanezca fuera de la página original. Busque el mismo tema en otras fuentes fiables (agencias de noticias internacionales, periódicos de referencia, instituciones académicas). Si una afirmación es importante, múltiples fuentes de calidad la estarán reportando. Esta técnica, conocida como “lectura lateral”, es una de las habilidades más efectivas para la verificación rápida.
    4. T (Trace claims to the original source/Rastrear las afirmaciones a la fuente original): A menudo, las noticias citan un estudio, a un experto o un documento. No se fíe del resumen que hace el artículo. Haga el esfuerzo de encontrar la fuente original. ¿El estudio realmente dice lo que el artículo afirma? ¿La cita del experto está sacada de contexto?

5. Uso de la tecnología para contrastar información

Paradójicamente, la misma tecnología que propaga la desinformación puede ser usada para combatirla. Enseñe a sus estudiantes a utilizar:

  • Sitios de verificación de datos (Fact-Checking): Portales como Newtral, Maldita.es, Verificat (en España) o Animal Político (en México), así como agencias internacionales como AFP Factual o Reuters Fact Check, son recursos excelentes para comprobar la veracidad de noticias virales.
  • Búsqueda inversa de imágenes: Herramientas como Google Images o TinEye permiten subir una imagen para ver dónde y cuándo ha sido publicada anteriormente. Esto es fundamental para desenmascarar fotos antiguas presentadas como si fueran actuales o imágenes manipuladas.
  • Inteligencia Artificial (IA) responsable: La IA en la educación es una herramienta de doble filo. Puede ser usada para generar resúmenes de múltiples perspectivas sobre un tema, pero también para crear desinformación convincente (deepfakes). El pensamiento crítico es, por tanto, más necesario que nunca para evaluar los resultados que estas herramientas producen, entendiendo que el rol del docente frente a la IA es guiar este uso de forma ética y eficaz.

Evaluación del pensamiento crítico

¿Cómo saber si sus estudiantes están desarrollando realmente estas habilidades? La evaluación del pensamiento crítico no se puede reducir a un examen de opción múltiple. Requiere observación y métodos de evaluación auténtica que reflejen tareas del mundo real.

Indicadores y rúbricas

En lugar de buscar una respuesta “correcta”, observe los procesos de pensamiento. Algunos indicadores clave son:

  • La claridad y pertinencia de las preguntas que formulan.
  • La calidad de la evidencia que utilizan para apoyar sus argumentos.
  • La capacidad de identificar sesgos y suposiciones (en los textos y en ellos mismos).
  • La coherencia y lógica de su razonamiento.
  • La apertura para considerar y evaluar puntos de vista alternativos.
  • La capacidad de modificar su postura a la luz de nueva evidencia.

Las rúbricas son una herramienta excelente para hacer esta evaluación más objetiva y transparente. Una rúbrica para el pensamiento crítico puede tener criterios como “Análisis de la información”, “Evaluación de fuentes”, “Construcción de argumentos” y “Autorregulación”, con diferentes niveles de desempeño (ej: novato, aprendiz, competente, experto). Esta herramienta es clave en la evaluación formativa, ya que ofrece una retroalimentación efectiva a los estudiantes sobre cómo mejorar.

Actividades prácticas para medirlo

Algunas actividades que permiten observar y evaluar el pensamiento crítico en acción son:

  • Análisis de un anuncio publicitario: Pida a los estudiantes que deconstruyan un anuncio. ¿A quién se dirige? ¿Qué técnicas de persuasión utiliza? ¿Qué valores o estilo de vida promueve? ¿Qué información omite?
  • Diarios de pensamiento: Los estudiantes pueden llevar un registro donde reflexionen sobre un tema, documentando cómo ha cambiado su pensamiento a medida que investigan y discuten.
  • Evaluación de un ensayo argumentativo: Proporcione un ensayo y pídales que lo evalúen usando una rúbrica, no por su contenido, sino por la fortaleza de su argumentación, el uso de evidencia y la estructura lógica.
  • Presentaciones orales: Al defender un proyecto o una idea, los estudiantes deben ser capaces de responder preguntas imprevistas y justificar sus decisiones, demostrando flexibilidad y profundidad en su pensamiento.
  • Fomentar la autoevaluación y la coevaluación: Equipar a los estudiantes con las herramientas para analizar su propio proceso de pensamiento y el de sus compañeros fomenta la metacognición. La autoevaluación y la coevaluación son, en sí mismas, ejercicios de pensamiento crítico.

Desafíos y obstáculos en el fomento del pensamiento crítico

Promover el pensamiento crítico no es un camino fácil. Los docentes a menudo se enfrentan a barreras significativas.

  • Currículos sobrecargados: La presión por cubrir una gran cantidad de contenidos curriculares en poco tiempo es uno de los mayores obstáculos. Muchos docentes sienten que no tienen tiempo para actividades que requieren reflexión y debate. La solución no es añadir más contenido, sino transformar la manera en que se enseña el existente, integrando el pensamiento crítico de forma transversal.
  • Resistencias culturales o institucionales: En algunos sistemas educativos o culturas escolares, se valora más la obediencia y la memorización que el cuestionamiento. Un estudiante que pregunta “por qué” puede ser visto como disruptivo en lugar de curioso. Cambiar esta mentalidad requiere un esfuerzo consciente por parte de toda la comunidad educativa para crear un clima escolar de seguridad psicológica donde el error y la pregunta sean bienvenidos.
  • Uso superficial de la tecnología: La tecnología puede ser una aliada, pero también una trampa. El acceso fácil a respuestas a través de un buscador puede fomentar la pereza intelectual si no se enseña a los estudiantes a profundizar, contrastar y evaluar la información que encuentran. El desarrollo de verdaderas competencias digitales es clave para superar este desafío.
  • La comodidad de las respuestas correctas: Tanto docentes como estudiantes pueden sentirse más cómodos en un sistema donde las preguntas tienen una única respuesta correcta. El pensamiento crítico nos introduce en un mundo de grises, de complejidad e incertidumbre, lo cual puede generar ansiedad. El rol del docente es guiar a los estudiantes a través de esta incomodidad, mostrándoles que es el terreno donde ocurre el verdadero aprendizaje.

Pensamiento crítico y mundo digital: una alianza necesaria

La era digital ha elevado la importancia del pensamiento crítico de “habilidad deseable” a “habilidad de supervivencia”.

  • Lucha contra la desinformación y las “Fake News”: Como hemos visto, la capacidad de evaluar críticamente la información es la principal defensa contra la manipulación digital. Esto no es solo una habilidad académica, es una competencia cívica fundamental para una ciudadanía digital responsable.
  • La Inteligencia Artificial y la verificación de datos: La IA generativa puede crear textos, imágenes y videos indistinguibles de la realidad. Esto hace que la verificación de fuentes y el análisis contextual sean más cruciales que nunca. Los estudiantes deben aprender a tratar a la IA como un asistente potente pero falible, cuyo resultado siempre debe ser verificado por un humano con pensamiento crítico. Esto exige una reflexión profunda sobre la ética de la IA en la educación.
  • Educación mediática integral: Fomentar el pensamiento crítico en el contexto digital es parte de una “educación mediática”. Esto implica enseñar a los estudiantes no solo a consumir medios de forma crítica, sino también a entender cómo se producen, cómo funcionan sus algoritmos y cómo influyen en nuestra percepción del mundo y en nuestras emociones.

El pensamiento crítico no es una materia aislada en el horario escolar. Es el hilo que debe tejerse a través de cada lección, cada proyecto y cada interacción en el aula. Es la diferencia entre una educación que prepara para el examen y una que prepara para la vida.

El desafío es inmenso, pero la recompensa es aún mayor: estudiantes que no solo consumen información, sino que la cuestionan; que no solo repiten argumentos, sino que los construyen; que no solo aceptan el mundo tal como es, sino que se sienten capaces de mejorarlo.

El papel de los docentes es fundamental, pero no están solos. Esta es una tarea compartida. Requiere el apoyo de las familias, que pueden fomentar la curiosidad y el diálogo en casa, promoviendo una fuerte participación familiar. Requiere el compromiso de las instituciones educativas para flexibilizar los currículos y valorar la profundidad sobre la cantidad. Requiere, en definitiva, que como sociedad decidamos qué tipo de ciudadanos queremos formar.

La urgencia es clara. En un futuro marcado por la incertidumbre, el cambio acelerado y la complejidad, la capacidad de pensar con claridad, autonomía y rigor no será solo una ventaja, será una necesidad. Es el momento de poner el pensamiento crítico en el centro de nuestra propuesta pedagógica y empezar a formar a los estudiantes críticos que el mundo necesita.

Recursos para el docente

Para facilitar la implementación de estas estrategias, aquí tiene una selección de recursos:

Metodologías clave:

  • Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP): Fomenta la investigación y resolución de problemas del mundo real. Encuentre ejemplos prácticos de proyectos ABP para su aula.
  • Rutinas de Pensamiento Visible: Estrategias simples y estructuradas (como “Veo-Pienso-Me pregunto”) para hacer visible el proceso de pensamiento de los estudiantes. Explore el enfoque del pensamiento visible.
  • Design Thinking: Un enfoque centrado en la empatía y la creatividad para resolver problemas de forma innovadora. Aprenda a aplicar el Design Thinking en el aula.

Herramientas Digitales:

  • Verificadores de datos: Newtral, Maldita.es, AFP Factual, Reuters Fact Check.
  • Para debates: Kialo Edu, una plataforma gratuita para organizar debates y visualizar argumentos.
  • Para la curación de contenidos: Wakelet, una herramienta para que los estudiantes recopilen, organicen y anoten críticamente recursos de la web.

Glosario de términos clave

  • Pensamiento Crítico: Proceso intelectual de analizar, evaluar y sintetizar información de manera activa y disciplinada para guiar las creencias y acciones.
  • Sesgo Cognitivo: Un patrón de desviación en el juicio, mediante el cual las inferencias sobre otras personas y situaciones se dibujan de una manera ilógica. Ejemplo: el sesgo de confirmación, la tendencia a favorecer la información que confirma las propias creencias.
  • Falacia Lógica: Un error de razonamiento que invalida un argumento. Ejemplo: la falacia del hombre de paja, que consiste en tergiversar el argumento del oponente para que sea más fácil de atacar.
  • Metacognición: “Pensar sobre el propio pensamiento”. Es la conciencia y la capacidad de regular los propios procesos de aprendizaje y pensamiento.
  • Desinformación: Información falsa o engañosa que se difunde, independientemente de la intención de engañar. Se diferencia de la “malinformación” (intención deliberada de engañar).

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿El pensamiento crítico es solo para estudiantes mayores?
No. El pensamiento crítico se puede y se debe adaptar a todas las edades. Con los niños más pequeños, se puede empezar con preguntas simples como “¿Qué te hace pensar eso?” o “¿Qué pasaría si…?”. El objetivo es cultivar el hábito de la curiosidad y la justificación desde la educación inicial.

2. ¿Cómo puedo integrar el pensamiento crítico si tengo un currículo muy apretado?
La clave es la integración, no la adición. En lugar de una clase de “pensamiento crítico”, modifique sus preguntas y actividades existentes. Al estudiar un evento histórico, pregunte por las diferentes perspectivas. Al resolver un problema matemático, pida que expliquen diferentes caminos para llegar a la solución. Se trata de cambiar el “qué” por el “cómo” y el “porqué”.

3. ¿Qué hago si mis estudiantes están acostumbrados a recibir respuestas y se resisten a pensar por sí mismos?
El cambio puede ser gradual. Comience con actividades de bajo riesgo y mucho apoyo (andamiaje). Modele usted mismo el pensamiento crítico pensando en voz alta. Cree un ambiente de aula seguro donde los errores sean vistos como oportunidades de aprendizaje, celebrando las buenas preguntas tanto como las buenas respuestas. Fomentar un fuerte vínculo pedagógico es clave.

4. ¿El pensamiento crítico es lo mismo que ser “inteligente”?
No necesariamente. La inteligencia puede estar relacionada con la velocidad de procesamiento o la memoria, mientras que el pensamiento crítico es un conjunto de habilidades y disposiciones que se pueden aprender y practicar. Una persona muy inteligente puede tener fuertes sesgos y no ser un pensador crítico, mientras que alguien con capacidades más promedio puede, a través de la práctica, convertirse en un excelente pensador crítico.

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