Psicoterapia docente: cuándo buscar ayuda profesional y cómo cuidar tu salud mental

En el imaginario colectivo, el docente es una figura de fortaleza inquebrantable. Es el pilar que sostiene el aula, el mediador en los conflictos, el faro académico y, a menudo, el contenedor emocional de decenas de estudiantes y sus familias. Se espera que el docente “pueda con todo”, que resuelva crisis con una sonrisa y que su vocación sea un escudo suficiente contra el desgaste. Pero, ¿quién cuida al que cuida? Este mito del “docente fuerte” es una trampa peligrosa.

La realidad profesional está llena de exigencias emocionales intensas, una presión institucional creciente y un desgaste que se ha visto agudizado en los últimos años. La salud mental de los profesores no es un tema secundario; es la base sobre la que se construye cualquier acto educativo de calidad. Sin embargo, admitir que se necesita ayuda sigue siendo un tabú en muchas salas de profesores.

Este artículo no habla de debilidad, sino de profesionalismo. Reconocer la necesidad de un acompañamiento o una psicoterapia docente no es fracasar en la vocación; es, de hecho, el acto de autocuidado más valiente y necesario para protegerla. El propósito de este texto es claro: ayudarte a identificar cuándo es momento de pedir ayuda profesional, qué opciones existen y cómo dar ese paso de forma informada. Porque un bienestar emocional docente sólido es el pilar de una enseñanza humana y sostenible.

Qué vas a encontrar en este artículo

Normalizar el pedir ayuda: un acto de salud y madurez profesional

El primer obstáculo para cuidar la salud mental en la docencia es la propia cultura de la profesión. Existe una creencia, a menudo implícita, de que un “buen docente” debe ser autosuficiente. Pedir ayuda se confunde con incompetencia o falta de vocación. Es fundamental desmontar esta idea: la psicoterapia docente no es un signo de debilidad, sino de una profunda autoconciencia y una gran madurez emocional.

La sobrecarga emocional en la docencia no es un fracaso personal; es un riesgo ocupacional reconocido. Ningún profesional, por más preparado que esté, es inmune al impacto de lidiar diariamente con la frustración, las barreras para el aprendizaje de los alumnos, las expectativas de las familias y la presión administrativa. Esperar que el docente gestione todo este complejo mundo emocional sin apoyo externo es tan irrealista como esperar que un cirujano opere sin un equipo de asistencia.

La identidad y ética profesional docente también implica reconocer los propios límites. Cuidar de la propia salud mental es una responsabilidad profesional, ya que el estado emocional del educador impacta directamente en el clima escolar y en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Un docente agotado o emocionalmente desbordado no puede ofrecer la presencia, paciencia y empatía que sus alumnos necesitan.

Los obstáculos más comunes

¿Por qué es tan difícil dar el paso? Generalmente, por una combinación de factores:

  • Vergüenza o miedo al juicio: El temor a ser etiquetado como “inestable” o “incapaz” por colegas o directivos.

  • El síndrome del impostor: La sensación de ser un fraude y el miedo a que la terapia “confirme” esa sospecha.

  • Falta de tiempo: La gestión del tiempo para docentes ya es un desafío. Añadir una cita semanal parece imposible.

  • Minimización del problema: Frases como “es solo estrés”, “todos están igual” o “ya pasará” que retrasan la búsqueda de ayuda hasta que el malestar es crónico.

Superar estos obstáculos comienza por un cambio de perspectiva: la terapia no es para “locos” o “débiles”. Es un espacio de mantenimiento, de la misma forma que un atleta va al fisioterapeuta para prevenir lesiones y optimizar su rendimiento. Es una herramienta de crecimiento y sostenibilidad.

bienestar emocional docente

Señales que indican que podrías necesitar acompañamiento psicológico

A menudo, el cuerpo y la mente envían señales de alerta mucho antes de que ocurra un colapso. El problema es que, en la vorágine diaria, normalizamos el malestar. Lo llamamos “fin de trimestre”, “mala racha” o “cansancio”.

Saber diferenciar el estrés pasajero del agotamiento crónico es clave. ¿Cómo saber si es momento de buscar ayuda? Presta atención si varias de estas señales resuenan contigo de forma persistente.

Agotamiento persistente o sensación de vacío

No hablamos del cansancio normal tras un día largo, sino de una fatiga que no se recupera con el descanso del fin de semana. Es una sensación de estar “vacío” o de “no poder más”, que te acompaña desde que te levantas. Es uno de los principales síntomas del síndrome de burnout docente.

Cambios en el sueño, apetito o nivel de energía

Dificultad para conciliar el sueño (insomnio) porque la mente sigue “a mil”, planificando o ruminando sobre problemas del aula. O, por el contrario, una necesidad excesiva de dormir (hipersomnia) como forma de evasión. Lo mismo ocurre con la alimentación: comer por ansiedad o perder completamente el apetito. La higiene del sueño docente es uno de los primeros indicadores de salud mental que se desregula.

Desmotivación, irritabilidad o frustración constante

La mecha es corta. Reaccionas de forma desproporcionada ante pequeños contratiempos: una fotocopiadora que se atasca, un alumno que interrumpe, un correo inesperado. Sientes una frustración constante con el sistema, con tus colegas o con los estudiantes, y la motivación que antes te movía parece haberse apagado.

Sensación de estar “en piloto automático”

Vas a la escuela, das tu clase, cumples tus tareas, pero te sientes desconectado. Es una sensación de despersonalización, como si estuvieras viendo tu propia vida desde fuera. Has perdido la conexión genuina con tu trabajo y con tus alumnos. Esta desconexión emocional docente es un mecanismo de defensa ante la sobrecarga, pero es profundamente doloroso.

Dificultad para disfrutar (Anhedonia)

Las cosas que antes te daban placer, tanto dentro como fuera del trabajo (un hobby, pasar tiempo con amigos, una actividad exitosa en clase), ahora te resultan indiferentes. Has perdido la capacidad de disfrutar de lo cotidiano.

Pensamientos autocríticos extremos o culpa profesional crónica

La voz interna se vuelve un juez implacable. Te culpas por los alumnos que no avanzan, por las planificaciones que no son perfectas, por no llegar a todo. El artículo anterior sobre el perfeccionismo docente profundiza en cómo esta autocrítica puede volverse tóxica y es, en sí misma, una razón de peso para buscar ayuda.

Cuando el cuerpo empieza a hablar (Somatizaciones)

El malestar emocional que no se expresa con palabras, busca una vía de salida a través del cuerpo. Dolores de cabeza o migrañas frecuentes, problemas digestivos (gastritis, colon irritable), tensión muscular crónica (cuello, espalda), mareos o un sistema inmunológico debilitado. Estas son enfermedades profesionales docentes comunes que a menudo tienen una raíz en el estrés crónico.

Si te identificas de manera sostenida con varios de estos puntos, no estás fallando. Estás humano. Y puede ser el momento de considerar un apoyo profesional que te brinde herramientas para navegar esta situación.

Qué tipos de acompañamiento existen para docentes

Cuando se habla de “pedir ayuda”, muchos piensan únicamente en el diván del psicoanálisis clásico. Sin embargo, el campo de la salud mental es amplio y ofrece diferentes tipos de apoyo. La psicoterapia docente puede adoptar muchas formas, y la elección dependerá de tus necesidades, objetivos y personalidad.

No toda ayuda es igual. Aquí detallamos las opciones más comunes:

a) Psicoterapia individual

Es el formato más conocido. Se trata de un espacio confidencial, uno a uno con un profesional de la salud mental (psicólogo o psiquiatra con formación en psicoterapia). El objetivo es profundo: explorar las causas del malestar, comprender patrones de pensamiento o comportamiento disfuncionales, sanar heridas y desarrollar recursos de afrontamiento.

Existen muchos enfoques. Algunos de los más comunes y efectivos para el estrés docente son:

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Muy práctica y centrada en el presente. Ayuda a identificar y cambiar pensamientos negativos o distorsionados y los comportamientos que generan malestar.

  • Terapia Humanista: Se centra en la autoaceptación, el crecimiento personal y el potencial humano. Enfoques como el de Carl Rogers son muy afines a la docencia, pues se basan en la empatía y la aceptación incondicional.

  • Terapia Sistémica: Entiende al individuo como parte de un sistema (familia, trabajo). Ayuda a ver cómo las dinámicas institucionales y familiares afectan al bienestar personal.

  • Terapias de Tercera Generación (Mindfulness, ACT): Enseñan a aceptar el malestar inevitable de la vida y a comprometerse con acciones valiosas, en lugar de luchar constantemente contra los pensamientos negativos.

b) Acompañamiento emocional o coaching educativo

Es importante diferenciar la psicoterapia del coaching.

  • La psicoterapia es un proceso de salud mental que aborda el malestar clínico (ansiedad, depresión, burnout), trabaja con el pasado para sanar el presente y es regulada por ley.

  • El coaching es un acompañamiento centrado en el presente y el futuro, orientado a alcanzar metas específicas. Un coach educativo puede ayudarte a mejorar tu gestión del aula, desarrollar habilidades de liderazgo o encontrar un mejor equilibrio trabajo-vida, pero no está capacitado para tratar trastornos de salud mental.

El coaching puede ser un gran complemento, pero no sustituye a la terapia si existe un malestar psicológico profundo.

c) Terapias o grupos de apoyo para docentes

A veces, el mayor alivio proviene de descubrir que “no soy el único”. El perfeccionismo y el burnout crecen en el aislamiento. Los grupos de apoyo, moderados por un profesional, reúnen a docentes que atraviesan situaciones similares.

Los beneficios son inmensos:

  • Reducir el aislamiento: Rompe la fantasía de que “todos los demás pueden y yo no”.

  • Validación: Sentirse comprendido por pares que viven lo mismo.

  • Compartir estrategias: Aprender de la experiencia de otros colegas.

Estos espacios pueden funcionar como verdaderas comunidades de aprendizaje emocional, donde se comparte la vulnerabilidad sin juicio.

d) Asesoramiento institucional

Algunas instituciones educativas cuentan con departamentos de orientación, gabinetes psicopedagógicos o programas de bienestar laboral. Estos recursos internos pueden ser un primer paso valioso. Pueden ofrecer orientación inicial, mediación en conflictos o derivar a profesionales externos. Es fundamental asegurarse de que estos espacios garanticen la confidencialidad absoluta.

psicoterapia docente

Cómo elegir un profesional adecuado

Dar el primer paso de buscar ayuda es enorme. Pero ¿cómo encontrar a la persona adecuada? La eficacia de la psicoterapia docente depende, en gran medida, de la relación que establezcas con el profesional. No todos los terapeutas son para todos los pacientes.

Aquí tienes claves prácticas para elegir:

Credenciales y especialización

  • Verifica la formación: Asegúrate de que sea un profesional licenciado (psicólogo colegiado, médico psiquiatra). Desconfía de títulos vagos como “terapeuta holístico” o “coach de vida” si lo que buscas es psicoterapia.

  • Busca especialización: Si bien no es imprescindible que el terapeuta haya sido docente, sí es útil que tenga experiencia o conocimientos en estrés laboral, burnout, ansiedad o que entienda la dinámica de las instituciones educativas.

La importancia del “vínculo” (Alianza Terapéutica)

La investigación es unánime: el factor que más predice el éxito de una terapia no es la teoría que usa el terapeuta, sino la calidad del vínculo. Necesitas sentirte en un espacio seguro, de confianza, donde no te sientas juzgado.

  • Confía en tu intuición. Después de la primera o segunda sesión, pregúntate: ¿Me sentí escuchado? ¿Me sentí respetado? ¿Siento que puedo ser honesto aquí?

Preguntas que puedes hacer en la primera entrevista

Sí, tú también entrevistas al terapeuta. Es tu derecho.

  • ¿Cuál es tu enfoque de trabajo? (Ej. TCC, Humanista, etc.)

  • ¿Tienes experiencia trabajando con docentes o profesionales con alto estrés laboral?

  • ¿Cómo es tu política de confidencialidad?

  • ¿Cómo sabremos si estamos progresando?

  • ¿Cuál es la frecuencia y duración estimada de las sesiones?

Qué hacer si la primera experiencia no resulta positiva

Es muy común. Encontrar al terapeuta adecuado es como probarse zapatos: a veces tienes que probar varios pares antes de encontrar el que te calza bien. Si después de 2 o 3 sesiones sientes que “no hay química”, que no te sientes cómodo o que su estilo no va contigo, es perfectamente válido decirlo y buscar otro profesional. No dejes que una mala primera experiencia te cierre la puerta a la terapia.

Barreras comunes para buscar ayuda y cómo superarlas

Incluso sabiendo que es necesario, existen barreras muy reales que dificultan el acceso a la psicoterapia docente. Reconocerlas es el primer paso para encontrar soluciones.

El estigma social: “Debemos poder con todo”

Como mencionamos, este es el mayor obstáculo. El miedo a la etiqueta.

  • Cómo superarlo: El cambio empieza por uno mismo. Cada docente que habla abiertamente de su proceso (en círculos de confianza) ayuda a desestigmatizarlo. Entiende la terapia como una inversión en tu “caja de herramientas” profesional, no como una curita para algo “roto”.

La barrera del tiempo

“¿En qué momento? Entre planificaciones, correcciones, reuniones y mi vida familiar, es imposible”.

  • Cómo superarlo:

    1. Priorizar: Si tu salud mental colapsa, todo lo demás también lo hará. Hay que verlo como una prioridad médica, no como un lujo opcional.

    2. Terapia online: La telepsicología ha eliminado las barreras de desplazamiento. Hoy puedes hacer una sesión de calidad desde tu casa, ahorrando tiempo valioso.

    3. Terapias breves: Algunos enfoques están diseñados para ser de corta duración (12-16 sesiones) y muy enfocados en objetivos concretos.

El factor económico

La psicoterapia privada puede tener un costo elevado, y no todos los sistemas públicos la cubren de forma ágil o accesible.

  • Cómo superarlo:

    1. Sistemas públicos de salud: Infórmate sobre la cobertura de salud mental en tu país o región. Aunque las listas de espera pueden ser largas, es la primera vía a explorar.

    2. Seguros médicos: Revisa la cobertura de tu seguro privado o mutual docente.

    3. Universidades: Muchas facultades de psicología ofrecen centros de atención a la comunidad a muy bajo costo, supervisados por profesores experimentados.

    4. ONGs y fundaciones: Existen organizaciones dedicadas a la salud mental que ofrecen servicios gratuitos o con aranceles sociales.

La desinformación sobre los beneficios de la terapia es otra barrera. Muchos docentes piensan: “¿De qué sirve hablar? Lo que necesito es que baje la ratio o la burocracia”. Si bien la terapia no cambia el sistema, sí te da herramientas para que el sistema no te destruya a ti.

Beneficios de la psicoterapia y el acompañamiento profesional

Invertir tiempo, dinero y energía emocional en un proceso terapéutico tiene beneficios tangibles que impactan directamente en el aula y en la calidad de vida. No se trata solo de “sentirse mejor”, sino de “funcionar mejor” de una manera más saludable.

  • Mayor regulación emocional: Aprender a identificar, entender y gestionar tus emociones. Esto te permite responder a los conflictos entre alumnos o a una reunión tensa desde la calma, en lugar de reaccionar impulsivamente.

  • Redefinición de expectativas y límites: Uno de los grandes trabajos en la psicoterapia docente es aprender a soltar el perfeccionismo y establecer límites saludables. Aprender a decir “no” sin culpa y a definir qué es “suficiente”.

  • Mejora de la comunicación: Desarrollar habilidades de comunicación asertiva para hablar con directivos, manejar conflictos con padres de familia o expresar necesidades a colegas de forma constructiva.

  • Prevención activa del Burnout: La terapia te da herramientas para detectar las primeras señales de agotamiento y actuar antes de que se vuelva crónico.

  • Reencuentro con el placer por enseñar: Al limpiar el “ruido” de la ansiedad, la culpa y el estrés, se reabre el espacio para conectar con la parte gratificante de la docencia: el vínculo, la creatividad y el aprendizaje.

  • Fortalecimiento de la identidad profesional: Separar tu “yo” profesional de tu “yo” personal. Entender que un mal día en el trabajo no te convierte en una mala persona.

Historias de docentes (ejemplos narrativos)

  • El caso de María (45 años, secundaria): María llegó a terapia sintiendo que “ya no reconocía a la profesora que solía ser”. Estaba cínica, irritable y sentía una profunda apatía. A través de la terapia, pudo identificar que su malestar estaba ligado a un perfeccionismo extremo y al miedo a “no ser suficiente” para sus alumnos. El proceso le ayudó a ajustar sus expectativas, a delegar y a reconectar con el rol del docente desde un lugar más compasivo. No cambió el sistema, pero cambió la forma en que ella habitaba en él.

  • El caso de Javier (32 años, primaria): Javier sufría de ansiedad anticipatoria. Los domingos por la tarde eran una tortura, pensando en la semana. En terapia cognitivo-conductual, aprendió a identificar sus pensamientos catastróficos (“la clase será un desastre”, “los padres me van a cuestionar”) y a reestructurarlos. Incorporó técnicas de Mindfulness que le permitieron anclarse en el presente y reducir la ansiedad, mejorando drásticamente su calidad de vida.

El papel de la institución en el acompañamiento psicológico

Un docente no se “quema” solo; se “quema” dentro de un sistema. La salud mental no puede ser una responsabilidad exclusivamente individual. Las instituciones educativas tienen un rol crucial y una responsabilidad ética en la creación de culturas de cuidado.

Un ambiente escolar saludable es el mejor preventivo del burnout.

  • Cultura del cuidado institucional: El liderazgo educativo debe modelar el bienestar. Esto significa respetar horarios de desconexión (no enviar correos a las 10 p.m.), racionalizar la burocracia, fomentar la colaboración por sobre la competencia y habilitar el descanso.

  • Programas internos de salud mental: Ofrecer acceso a psicólogos institucionales o financiar parte de terapias externas. Es vital que estos programas garanticen una confidencialidad absoluta y sean vistos como un apoyo, no como un control o un mecanismo punitivo.

  • Espacios de contención y reflexión: Fomentar activamente espacios moderados (idealmente por un externo) donde los docentes puedan hablar de sus desafíos emocionales sin miedo. Mejorar el clima escolar y la convivencia entre colegas reduce drásticamente el estrés.

  • Formación en habilidades socioemocionales… para docentes: Se invierte mucho en la educación emocional de los alumnos, pero muy poco en la de los profesores. Las instituciones deben proveer formación en gestión del estrés, comunicación no violenta y autocompasión.

Cuando la ayuda se vuelve urgente

Es importante diferenciar el malestar crónico, que requiere un proceso terapéutico, de una crisis de salud mental aguda, que requiere ayuda inmediata.

El estrés docente puede escalar a niveles que comprometen seriamente la salud.

Diferenciar entre malestar y crisis

  • Malestar crónico: Es el agotamiento, la irritabilidad y la desmotivación sostenidos en el tiempo (como vimos en las señales). Es una luz amarilla o naranja en el semáforo.

  • Crisis aguda: Es una luz roja. El malestar se vuelve paralizante.

Señales de alerta de una crisis

  • Ansiedad intensa o ataques de pánico: Sensación de ahogo, taquicardia, miedo intenso, sensación de irrealidad o de estar perdiendo el control, que aparece de forma súbita.

  • Incapacidad para funcionar: No poder levantarse de la cama, incapacidad para concentrarse en tareas mínimas, llanto incontrolable y frecuente.

  • Pensamientos autodestructivos o de muerte: Ideas recurrentes sobre “no poder más”, “desaparecer” o pensamientos activos sobre hacerse daño.

A dónde acudir

Si tú o un colega experimentan estas señales, la ayuda no puede esperar a “encontrar un terapeuta la semana que viene”. Es necesario actuar ya:

  1. Servicios de emergencia médica: Acudir a la guardia o urgencias del hospital más cercano. Las crisis de salud mental son emergencias médicas.

  2. Líneas de atención en crisis o prevención del suicidio: Cada país dispone de líneas telefónicas gratuitas, anónimas y confidenciales que operan 24/7.

  3. Servicios públicos de salud mental: Contactar con el centro de salud mental público de referencia para una intervención en crisis.

Atravesar una crisis no te invalida como profesional. No te hace “menos” docente. Es un indicador de que el dolor ha superado los recursos de afrontamiento disponibles, y es un acto de coraje y profunda valentía buscar ayuda urgente.

La psicoterapia docente no es un lujo, ni un capricho, ni una admisión de fracaso. Es una herramienta fundamental de autocuidado docente en una de las profesiones más demandantes del mundo.

Hemos sido entrenados para cuidar, para enseñar, para planificar y para evaluar. Pero rara vez se nos entrena para gestionar nuestro propio mundo emocional frente al desgaste diario.

Revalorizar la dimensión humana del docente, más allá del rol profesional, es el único camino sostenible. La terapia y el acompañamiento psicológico son espacios para honrar esa humanidad, para procesar el impacto de la profesión y para recargar la energía necesaria para seguir enseñando.

No se trata de enseñar desde la perfección, sino desde la presencia saludable. Y para estar presente para tus alumnos, primero necesitas estar presente para ti mismo. Cuidar al que cuida no es egoísmo; es el requisito indispensable para que la educación suceda.

Glosario

  • Psicoterapia: Tratamiento de salud mental basado en la conversación y la relación entre un paciente y un profesional licenciado (psicólogo o psiquiatra). Busca aliviar el malestar emocional, comprender patrones de pensamiento y mejorar el bienestar.

  • Salud Mental: Estado de bienestar emocional, psicológico y social que permite a una persona manejar el estrés, trabajar productivamente y contribuir a su comunidad. No es solo la ausencia de enfermedad.

  • Síndrome de Burnout (Agotamiento docente): Respuesta al estrés laboral crónico, caracterizada por tres dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización (actitud cínica o distante) y baja realización personal.

  • Somatización: Proceso por el cual el malestar psicológico (estrés, ansiedad, tristeza) se manifiesta a través de síntomas físicos (dolor de cabeza, problemas digestivos, tensión) sin una causa médica aparente.

  • Alianza Terapéutica: Vínculo de confianza, respeto y colaboración que se establece entre el paciente y el terapeuta. Es considerado el factor más importante para el éxito de la terapia.

  • Estigma: Marca de desaprobación social o vergüenza asociada a una característica o condición, en este caso, tener un problema de salud mental o buscar ayuda psicológica.

  • Coaching: Proceso de acompañamiento centrado en objetivos futuros y desarrollo de potencial. A diferencia de la psicoterapia, no está diseñado para tratar trastornos de salud mental o heridas emocionales profundas.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿Si voy a terapia significa que estoy “loco” o que soy un mal docente? Absolutamente no. Esta es la idea principal que debemos desterrar (estigma). Ir a terapia significa que eres lo suficientemente consciente y valiente como para cuidar de tu herramienta de trabajo más importante: tu mente y tus emociones. Significa que te tomas tu bienestar y tu profesión en serio.

2. ¿Cuál es la diferencia entre psicoterapia y coaching educativo? La psicoterapia es un proceso de salud mental que trata el malestar clínico (ansiedad, depresión, burnout) y explora las raíces de los problemas. El coaching se enfoca en el rendimiento y la consecución de metas futuras (ej. mejorar tu liderazgo, gestionar mejor tu tiempo). Si te sientes emocionalmente desbordado o agotado, la psicoterapia es la opción adecuada.

3. ¿Cuánto tiempo dura una psicoterapia docente? Varía enormemente. Algunas terapias (como la TCC) pueden ser breves y enfocadas (3-6 meses) para un problema específico. Otras pueden ser procesos más largos (un año o más) si se busca un autoconocimiento más profundo. No hay un tiempo “correcto”; el proceso dura lo que necesites para sentirte con más recursos y bienestar.

4. ¿Qué pasa si mi director o colegas se enteran de que voy al psicólogo? La psicoterapia es 100% confidencial por ley. Un terapeuta no puede revelar nada de lo que hablas (ni siquiera el hecho de que asistes) sin tu consentimiento explícito por escrito, salvo en casos de riesgo inminente para ti o para terceros. Si usas un servicio institucional, asegúrate de que garanticen esta misma confidencialidad.

5. ¿La terapia online funciona tan bien como la presencial? Sí. Numerosos estudios han demostrado que la psicoterapia online (telepsicología) es tan efectiva como la presencial para la mayoría de las condiciones (como la ansiedad, la depresión y el estrés). Para los docentes, suele ser una opción más flexible, ya que elimina el tiempo de desplazamiento y permite acceder a especialistas que quizás no estén en tu ciudad.

Bibliografía

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