Contar historias es una de las necesidades más antiguas y profundas del ser humano. Desde las pinturas en las cuevas hasta las series de éxito, siempre hemos buscado la manera de dar forma a nuestras experiencias, miedos y sueños a través de la narración. Si alguna vez has sentido el impulso de crear tus propios mundos y personajes pero no sabías por dónde empezar, estás en el lugar correcto. En esta guía completa, te enseñaremos las técnicas para escribir un cuento desde cero, transformando esa página en blanco en una puerta de entrada a la imaginación.
Un cuento es más que una simple sucesión de eventos; es un universo compacto que se diferencia de otros géneros literarios como el mito o la leyenda por su brevedad, su unidad de efecto y su enfoque en un único conflicto. A lo largo de este artículo, te acompañaremos paso a paso, desde la chispa de una idea hasta los detalles finales de la revisión. Aprenderás a construir una estructura sólida, a dar vida a personajes memorables y a utilizar técnicas narrativas que mantendrán a tus lectores enganchados hasta la última palabra. Esta guía está diseñada para principiantes, estudiantes y docentes que buscan una herramienta práctica para enseñar escritura creativa.
Qué vas a encontrar en este artículo
Comprender la estructura básica de un cuento
Antes de ponerte a escribir, es fundamental entender el esqueleto que sostiene toda buena historia. Aunque la creatividad parece no tener reglas, la mayoría de los cuentos cortos que nos atrapan siguen una estructura clásica que funciona como un mapa para el lector.
Inicio, desarrollo y final: ¿qué debe pasar en cada parte?
Conocida desde Aristóteles, esta estructura tripartita es la base de casi toda narración.
- Inicio (o Planteamiento): Es la presentación. Aquí introduces al personaje principal, estableces el escenario (el cuándo y el dónde) y, lo más importante, presentas la situación de normalidad que está a punto de romperse. El objetivo es que el lector se haga una idea clara del mundo de la historia y del protagonista antes de que empiece la acción.
- Desarrollo (o Nudo): Es el corazón del cuento. Aquí aparece el conflicto. Algo ocurre que rompe la normalidad del inicio y obliga al personaje a actuar. El desarrollo consiste en la serie de acciones, obstáculos y decisiones que el personaje toma para intentar resolver ese problema. La tensión debe ir en aumento, llevando al personaje y al lector hacia el momento de máxima tensión.
- Final (o Desenlace): Es la resolución del conflicto. El personaje se enfrenta a la prueba final y el problema principal se soluciona, para bien o para mal. El final debe ser una consecuencia lógica de todo lo que ha ocurrido antes. Después del clímax (el punto de máxima tensión), la historia se cierra, mostrando cómo ha cambiado el personaje o su situación tras los eventos del cuento.
El conflicto como motor narrativo
Un cuento sin conflicto es como un coche sin motor: no va a ninguna parte. El conflicto es el problema, el obstáculo o el deseo que impulsa al personaje a actuar y que genera el interés del lector. Sin él, solo tendríamos una descripción de una situación. El conflicto es lo que crea la tensión y hace que nos preguntemos: ¿qué pasará después?
Unidad de acción y brevedad: claves del cuento literario
Según el maestro del cuento, Edgar Allan Poe, un cuento debe leerse de una sola sentada y estar diseñado para producir un “efecto único”. Esto significa que todos los elementos (personajes, escenario, acciones) deben contribuir a un solo objetivo. No hay espacio para tramas secundarias complejas o personajes que no aporten nada a la historia principal. La brevedad no es solo una cuestión de longitud, sino de precisión. Cada palabra cuenta.

Etapas para escribir un cuento desde cero
Ahora que conoces la estructura, vamos al proceso práctico. Escribir una historia es un viaje que se puede dividir en etapas claras. Seguir este cómo escribir un cuento paso a paso te ayudará a organizar tus ideas y a no sentirte abrumado.
a. Generar ideas
Todo empieza con una chispa. Pero, ¿de dónde salen las ideas? No tienes que esperar a que la inspiración divina te golpee; puedes salir a buscarla activamente.
- Lluvia de ideas (Brainstorming): Toma papel y lápiz (o un documento en blanco) y escribe sin filtro todo lo que se te ocurra sobre un tema. Palabras, frases, imágenes. No juzgues nada. El objetivo es generar material en bruto.
- Mapas mentales: Pon una idea central en el medio de una hoja (ej. “un secreto”) y dibuja ramas con ideas asociadas (mentiras, familia, descubrimiento, traición, etc.). Es una forma visual de explorar conexiones.
- La técnica del “¿Qué pasaría si…?”: Esta es una de las más potentes. Combina un elemento ordinario con uno extraordinario. ¿Qué pasaría si un bibliotecario descubriera que puede leer la mente de las personas al tocar los libros que han leído? ¿Qué pasaría si tu mascota pudiera hablar, pero solo para decir mentiras?
b. Crear personajes interesantes
Los personajes son el alma de tu cuento. Un lector puede olvidar una trama, pero nunca un personaje que le hizo sentir algo.
- ¿Qué es un personaje redondo? A diferencia de los personajes planos (que son simples y no cambian), los personajes redondos son complejos, tienen contradicciones, virtudes y defectos, como las personas reales. Tienen una vida interior.
- Cómo construir su personalidad: No basta con decir “era valiente”. Muéstralo. Para construirlo, pregúntate:
- ¿Cuál es su mayor deseo? (Su objetivo). Esto moverá la trama.
- ¿Cuál es su mayor miedo? (Su conflicto interno). Esto le dará profundidad.
- ¿Cuál es su secreto o su mayor debilidad? Esto lo hará humano.
- ¿Cómo habla? ¿Cómo se mueve? Los pequeños detalles dan vida.
Crear un personaje creíble requiere una dosis de empatía para conectar con sus motivaciones y un buen desarrollo de su autoconocimiento a lo largo de la historia.
c. Construir el escenario o mundo del cuento
El escenario es más que un simple fondo; influye en los personajes y en la trama.
- ¿Cuándo y dónde ocurre la historia? Sé específico. No es lo mismo “una ciudad” que “una calle solitaria de Madrid a las 3 de la mañana bajo una lluvia incesante”.
- Cómo crear atmósfera con pocos recursos: La atmósfera es el “clima emocional” de la historia. No necesitas largas descripciones. Usa los cinco sentidos. ¿A qué huele el aire? ¿Qué sonidos se escuchan? ¿Hace frío o calor? ¿Qué texturas hay? La elección de detalles precisos es más efectiva que una enumeración de objetos.
d. Definir el conflicto y su evolución
Como dijimos, el conflicto es el motor. Es hora de definirlo claramente.
Tipos de conflictos:
- Externo: El personaje contra otra fuerza (otro personaje, la naturaleza, la sociedad, la tecnología).
- Interno: El personaje contra sí mismo (una duda, un miedo, un dilema moral).
- Los mejores cuentos suelen combinar ambos tipos.
Cómo introducir el problema y su resolución: El conflicto debe aparecer pronto en la historia (incidente incitador). A lo largo del desarrollo, la situación debe complicarse. No le pongas las cosas fáciles a tu protagonista. Los obstáculos que supera (o no) son los que revelan su verdadera naturaleza. La resolución final debe ser una consecuencia directa de estas luchas.
e. Planificar el desenlace
Un buen final es memorable y hace que toda la historia resuene en la mente del lector.
- Final cerrado: Resuelve todas las incógnitas. El lector sabe exactamente qué ha pasado con los personajes y el conflicto. Aporta una sensación de satisfacción y clausura.
- Final abierto: Deja algunas preguntas sin respuesta, invitando al lector a reflexionar. Es eficaz para historias que plantean dilemas morales o preguntas profundas.
- Final con giro inesperado (Plot Twist): Revela una información que cambia por completo la interpretación de la historia. Debe ser sorprendente pero, en retrospectiva, debe tener sentido. Tienen que haber pistas sutiles a lo largo del cuento.
Técnicas narrativas para mejorar tu cuento
Tener una buena idea y una estructura no es suficiente. La forma en que cuentas la historia es lo que la convertirá en literatura. Estas son algunas técnicas narrativas para principiantes que puedes empezar a usar hoy mismo.
Mostrar en lugar de decir (Show, don’t tell)
Esta es la regla de oro de la escritura creativa. En lugar de decirle al lector que un personaje está nervioso (“Estaba nervioso”), muéstraselo a través de sus acciones, gestos o sensaciones físicas (“Sus manos temblaban mientras intentaba meter la llave en la cerradura. Podía sentir el sudor frío en su nuca.”). Mostrar sumerge al lector en la escena, mientras que decir lo mantiene a distancia.
Uso del narrador: tipos y efectos
El narrador es la voz que cuenta la historia. La elección del narrador determina qué información recibe el lector.
- Narrador en primera persona (“yo”): El protagonista cuenta su propia historia. Crea una conexión íntima y personal, pero la visión está limitada a lo que ese personaje sabe y siente.
- Narrador en tercera persona omnisciente (“él/ella”): El narrador lo sabe todo: los pensamientos y sentimientos de todos los personajes. Permite ofrecer una visión global, pero puede resultar más distante.
- Narrador en tercera persona limitado: Sigue a un solo personaje y solo conoce sus pensamientos y sentimientos. Es como una cámara situada sobre el hombro del protagonista. Combina la cercanía de la primera persona con la flexibilidad de la tercera.
Diálogos realistas y funcionales
El diálogo debe sonar natural, pero no ser una transcripción de una conversación real (que suele estar llena de titubeos y repeticiones). Un buen diálogo cumple varias funciones a la vez:
- Avanza la trama: Revela información importante.
- Muestra la personalidad de los personajes: ¿Hablan de forma educada, sarcástica, rápida, lenta?
- Crea tensión o conflicto.
Ritmo narrativo: cómo mantener el interés
El ritmo es la velocidad a la que se desarrolla la historia. Puedes alterarlo para crear diferentes efectos.
- Para crear acción y tensión: Usa frases cortas y directas. Enfócate en acciones y diálogos rápidos.
- Para crear reflexión o descripción: Usa frases más largas y complejas. Tómate tiempo para describir un lugar o los pensamientos de un personaje.
Ejemplo práctico: cómo escribir un cuento desde cero
Pongamos en práctica todo lo anterior. Vamos a crear un cuento breve siguiendo los pasos.
a. Generar la idea: Usemos la técnica del “¿Qué pasaría si…?”. ¿Qué pasaría si un viejo relojero pudiera robar minutos de la vida de la gente para añadirlos a la suya?
b. Crear el personaje:
- Nombre: Samuel, un relojero anciano y solitario.
- Deseo: Vivir para siempre para terminar su obra maestra: un reloj que muestre los recuerdos felices.
- Conflicto: Se está quedando sin tiempo y la gente ya no lleva relojes que él pueda “tocar” para robar minutos. Su conflicto interno es la culpa que siente por lo que hace.
c. Construir el escenario: Una pequeña relojería antigua y polvorienta en una calle tranquila, llena de tic-tacs desincronizados. La atmósfera es melancólica y suspendida en el tiempo.
d. Definir el conflicto y su evolución:
- Inicio: Presentamos a Samuel en su tienda, trabajando en su reloj maestro, sintiendo cómo sus propias fuerzas se agotan.
- Conflicto: Entra en la tienda una niña, Ana, con su abuelo, que trae un viejo reloj de bolsillo para reparar, uno de los pocos que Samuel puede usar.
- Desarrollo: Samuel repara el reloj y, al hacerlo, siente la tentación. Sabe que el abuelo de Ana es mayor y no le queda mucho tiempo. Toca el reloj y roba varios años, no solo minutos. Se siente rejuvenecido, pero al ver la alegría de Ana con su abuelo, una culpa terrible lo invade.
- Desenlace: En un acto de redención, Samuel vuelve a tocar el reloj del abuelo, pero esta vez no para robar, sino para devolver todo el tiempo que había robado, y aún más, sacrificando el suyo propio.
e. Escribir el cuento aplicando las técnicas:
Versión final del cuento: “El Ladrón de Tic-Tacs”
El aire en la tienda de Samuel olía a metal frío y a polvo antiguo. Cientos de relojes, colgados en las paredes como ojos de cristal, marcaban el paso de un tiempo que ya no era el suyo. Samuel, encorvado sobre su mesa de trabajo, sentía cada tic-tac como un grano de arena cayendo en el reloj de su propia vida. Su obra maestra, un intrincado mecanismo de latón y zafiro que prometía mostrar recuerdos felices, permanecía inacabada. Le faltaba tiempo.
Un día, la campanilla de la puerta tintineó, un sonido casi olvidado. Una niña de ojos curiosos, llamada Ana, entró de la mano de su abuelo. El anciano depositó sobre el mostrador un reloj de bolsillo de plata.
“Dejó de funcionar”, dijo el hombre con una voz frágil como una hoja seca. “Era de mi padre”.
Samuel tomó el reloj. Sintió el metal liso y frío bajo sus dedos artríticos. Era uno de los antiguos, de los que guardaban el tiempo de verdad. Al abrirlo, el corazón mecánico se reveló, quieto y silencioso. Mientras trabajaba, usando sus pinzas finas como patas de araña, sintió la vieja tentación. Un toque. Solo un toque en el lugar correcto y podría tomar prestados unos minutos. O quizás unas horas.
Con el reloj ya reparado, el abuelo le dio las gracias. Ana sonreía, feliz de ver el tesoro familiar latir de nuevo. Fue entonces cuando Samuel lo hizo. Mientras el abuelo guardaba el reloj, sus dedos rozaron la tapa grabada. No robó minutos. Robó años. Un calor recorrió sus venas, alisando las arrugas de sus manos, aclarando su vista. Se sintió fuerte.
Pero entonces vio al abuelo tambalearse ligeramente. Vio la sonrisa de Ana, una sonrisa que dependía de los tic-tacs que él acababa de robar. La culpa fue una punzada más afilada que cualquiera de sus herramientas. Su obra maestra, el reloj de los recuerdos felices, parecía burlarse de él desde la mesa. ¿De qué servían los recuerdos felices si se construían sobre la tristeza de otros?
“Espere”, dijo Samuel con una voz que ya no sonaba tan cascada.
Se acercó al anciano y le pidió el reloj. Con un movimiento rápido y preciso, sus dedos volvieron a tocar el mecanismo. Esta vez, sin embargo, no tomaron nada. Dieron. Devolvió los años robados y añadió los suyos, todos los que le quedaban, todos los que había acumulado durante décadas. Un frío inmenso lo recorrió. Se apoyó en el mostrador, sintiendo cómo el peso de un siglo volvía a caer sobre sus hombros.
El abuelo y Ana salieron de la tienda sin notar nada. Desde la puerta, la niña se giró y le dedicó una última sonrisa. Samuel se sentó en su taburete. El tic-tac de su propio corazón era ahora lento, muy lento. Miró su obra maestra, casi terminada. Ya no tendría tiempo de acabarla. Pero, por primera vez en mucho tiempo, sonrió.

Revisión y reescritura
Escribir el primer borrador es solo la mitad del trabajo. De hecho, muchos escritores afirman que el verdadero arte de escribir reside en la reescritura. Tu primer borrador es la arcilla en bruto; la revisión es el proceso de moldearla hasta darle su forma final. No te enamores de tus primeras palabras; dales permiso para cambiar y mejorar.
¿Qué revisar en un cuento corto?
La revisión no es solo corregir faltas de ortografía. Es un análisis profundo de la historia. Céntrate en estos aspectos:
- Estructura y Trama: ¿El inicio presenta bien al personaje y el escenario? ¿El conflicto es claro y aparece en el momento adecuado? ¿La tensión aumenta durante el desarrollo? ¿El final es satisfactorio y coherente con el resto del cuento?
- Personajes: ¿La motivación del protagonista es creíble? ¿Sus acciones son coherentes con su personalidad? ¿Experimenta algún cambio o aprendizaje (aunque sea pequeño)? ¿Los personajes secundarios tienen un propósito en la historia?
- Ritmo y Fluidez: ¿Hay partes que se sienten lentas o aburridas? ¿Hay saltos bruscos o información que falta? Lee el texto y fíjate dónde tu interés decae. Quizás necesites cortar una descripción larga o añadir una acción para dinamizar una escena.
- Lenguaje y Estilo: ¿Has utilizado la técnica de “mostrar en lugar de decir” en los momentos clave? ¿Los diálogos suenan auténticos? ¿Has usado palabras precisas y evocadoras? Busca y elimina clichés y palabras de relleno que no aportan nada.
Checklist para mejorar tu historia
Una vez que hayas descansado un poco del primer borrador (déjalo reposar uno o dos días para poder verlo con ojos nuevos), usa esta lista de verificación:
- El conflicto es claro: En una sola frase, ¿puedes decir cuál es el problema principal de tu cuento?
- El protagonista actúa: Tu personaje principal no solo reacciona a lo que pasa, sino que toma decisiones y persigue un objetivo.
- El final tiene impacto: El desenlace es una consecuencia directa de las acciones del protagonista y cierra el conflicto principal.
- Hay más “mostrar” que “decir”: Has convertido las etiquetas emocionales (triste, feliz, enfadado) en acciones, gestos y diálogos concretos.
- Cada palabra cuenta: Has eliminado adverbios innecesarios (especialmente los terminados en “-mente”), adjetivos vagos y frases que no hacen avanzar la historia.
- Los cinco sentidos están presentes: Has incluido detalles que apelan al oído, olfato, gusto, tacto y vista para crear una experiencia inmersiva.
La importancia de leer en voz alta
Este es uno de los consejos para escribir cuentos más efectivos y sencillos. Lee tu cuento en voz alta, como si se lo estuvieras contando a alguien. Esta técnica te permitirá:
- Detectar frases torpes: Tu oído notará inmediatamente las construcciones que suenan artificiales o confusas.
- Evaluar el ritmo: Sentirás si una frase es demasiado larga y te deja sin aliento, o si una serie de frases cortas resulta demasiado abrupta.
- Comprobar los diálogos: Oirás si tus personajes suenan como personas reales o como robots recitando información.
Consejos para enseñar a escribir cuentos en la escuela
El fomento de la escritura creativa en el aula es una herramienta pedagógica de un valor incalculable. No solo desarrolla competencias lingüísticas, sino también la empatía, la creatividad y el pensamiento estructurado. El rol del docente es ser un facilitador y un guía entusiasta en este proceso.
Adaptaciones por edad o nivel educativo
No se puede enseñar de la misma forma a un niño de 8 años que a un adolescente de 15. Es fundamental adaptar contenidos y expectativas:
- Educación Primaria (6-10 años): Céntrate en la estructura básica (inicio, nudo, final) de forma lúdica. Usa organizadores gráficos sencillos (dibujar el cuento en tres viñetas). Fomenta la creación colectiva de historias o las cadenas de cuentos, donde cada alumno añade una frase.
- Educación Primaria (10-12 años): Introduce el concepto de conflicto de forma más explícita. Trabaja en la creación de personajes con un deseo y un problema. Anima a usar la técnica de “mostrar, no decir” con ejemplos concretos.
- Educación Secundaria (12 años en adelante): Explora técnicas más complejas como diferentes tipos de narrador, finales abiertos o con giro. Analiza cuentos de autores reconocidos para identificar sus técnicas. Fomenta la escritura de cuentos de diferentes géneros (ciencia ficción, terror, realismo).
Actividades previas de sensibilización literaria
Antes de pedirles que escriban, calienta sus motores creativos.
- El tarro de las ideas: Llena un tarro con papeles que contengan personajes (un astronauta miedoso), escenarios (un supermercado abandonado) y conflictos (ha perdido algo muy valioso). Los alumnos sacan uno de cada y construyen una historia.
- Personajes a partir de imágenes: Muestra fotografías de personas desconocidas y pídeles que imaginen quiénes son, qué desean, qué secreto esconden.
- Diálogos para escenas mudas: Proyecta un corto de animación sin diálogos (como algunos de Pixar) y pídeles que escriban lo que los personajes podrían estar diciendo.
Lectura de cuentos como modelo
Nadie aprende a escribir en el vacío. Los buenos escritores son, ante todo, buenos lectores.
- Leer como escritores: Al leer un cuento en clase, no te limites a la comprensión lectora en primaria o secundaria. Analiza la historia con “ojos de escritor”. Pregunta: ¿Cómo nos presenta el autor al personaje? ¿En qué momento exacto empieza el conflicto? ¿Qué palabras usa para crear esta atmósfera de misterio?
- Variedad de modelos: Ofréceles cuentos de diferentes autores y estilos para que vean que no hay una única forma de contar una historia.
Cómo corregir sin desmotivar
La corrección es una de las tareas más delicadas. Una mala corrección puede bloquear a un estudiante para siempre. El objetivo es una evaluación formativa, no punitiva.
- Usa la técnica del “sándwich”: Empieza destacando un punto fuerte del texto, luego introduce el aspecto a mejorar y termina con otro comentario positivo.
- Prioriza: No intentes corregirlo todo a la vez. Elige uno o dos aspectos importantes para trabajar en la siguiente versión (por ejemplo, “En la próxima revisión, céntrate en mostrar las emociones del personaje a través de sus acciones”).
- Ofrece retroalimentación efectiva: En lugar de decir “esto está mal”, haz preguntas que guíen al estudiante: “¿Qué crees que sentiría tu personaje en esta situación? ¿Cómo podrías mostrarlo sin usar la palabra ‘triste’?”.
- Utiliza rúbricas: Comparte desde el principio los criterios de evaluación. Esto da claridad y permite que los estudiantes realicen procesos de autoevaluación y coevaluación, haciéndolos partícipes de su propio aprendizaje. Esto es especialmente útil para motivar estudiantes desinteresados, ya que les otorga control y comprensión del proceso.
Recursos recomendados
El viaje de la escritura no termina aquí. Hay un universo de herramientas y comunidades para seguir aprendiendo.
Libros sobre escritura creativa para docentes y estudiantes
- “Gramática de la fantasía” de Gianni Rodari: Un clásico indispensable, lleno de técnicas y juegos para estimular la imaginación en el aula.
- “Mientras escribo” de Stephen King: Mitad memorias, mitad manual de estilo. Una obra inspiradora y llena de consejos prácticos y honestos.
- “La cocina de la escritura” de Daniel Cassany: Una guía muy completa sobre el proceso de redacción, con un enfoque muy didáctico.
- “Cartas a un joven novelista” de Mario Vargas Llosa: Reflexiones profundas sobre la vocación y el oficio de escribir, en un tono cercano.
Plataformas para compartir cuentos online
- Wattpad: Una comunidad global donde millones de lectores y escritores comparten sus historias. Es un buen lugar para recibir comentarios y leer lo que otros están creando.
- Blogs y redes sociales: Crear un blog para la clase o usar una cuenta de Instagram dedicada a microcuentos puede ser una forma excelente de dar a las historias una audiencia real.
Concursos literarios escolares
Investiga si existen concursos literarios a nivel local, regional o nacional. Tener un objetivo concreto y la posibilidad de un reconocimiento puede ser un gran motivador para muchos estudiantes.
Además, el uso de herramientas de IA puede ser un recurso complementario interesante, no para escribir el texto, sino como asistente para generar ideas, proponer títulos o ayudar a desatascar un bloqueo del escritor.
Dominar las técnicas para escribir un cuento desde cero no es un destino, sino un viaje continuo de práctica, lectura y descubrimiento. Lo que has aprendido en esta guía es un mapa, un conjunto de herramientas para dar los primeros pasos con seguridad. Recuerda que la estructura te da libertad, no te aprisiona. Las técnicas te dan poder, no te limitan.
Tanto si eres un escritor novel, un estudiante explorando su creatividad o un docente apasionado, la clave es la misma: empezar. Escribe esa primera frase. Desarrolla ese personaje que te ronda la cabeza. Atrévete a poner punto y final a esa historia. La escritura es una de las herramientas más poderosas que tenemos para entendernos a nosotros mismos y para conectar con los demás. Todos tenemos una historia que contar. Ahora, tienes las herramientas para hacerlo.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Qué hago si me bloqueo y no se me ocurren ideas?
El bloqueo del escritor es normal. No te presiones. Aléjate del escritorio, da un paseo, lee un libro de un género diferente, escucha música. Vuelve a las técnicas de generación de ideas: la lluvia de ideas, los mapas mentales o el juego “¿Qué pasaría si…?”. A veces, la mejor idea surge cuando no la estás buscando activamente.
2. ¿Hay una longitud ideal para un cuento corto?
No hay una regla estricta. Un cuento puede tener desde unas pocas frases (microcuento) hasta varias miles de palabras. Lo importante no es la longitud, sino la “unidad de efecto”: que la historia se centre en un solo conflicto y lo resuelva de manera impactante y concisa. Céntrate en contar bien tu historia, y la longitud se ajustará sola.
3. ¿Necesito ser un experto en gramática y ortografía para empezar a escribir?
Absolutamente no. El primer borrador tiene un solo objetivo: sacar la historia de tu cabeza y ponerla en el papel. Preocuparte por la gramática en esa fase puede paralizar tu creatividad. Escribe libremente. La corrección de estilo, gramática y ortografía es un paso posterior, fundamental en la fase de revisión.
4. ¿Cómo puedo saber si mi personaje es interesante?
Un personaje interesante suele tener estas tres características: 1) Tiene un deseo claro y fuerte. 2) Se enfrenta a obstáculos significativos (internos o externos) para conseguirlo. 3) Tiene contradicciones o defectos que lo hacen humano y creíble. Si tu personaje toma decisiones difíciles y cambia (o se niega a cambiar) a lo largo del cuento, vas por buen camino.
5. ¿Está bien escribir sobre cosas que me han pasado a mí?
Sí, es una de las mejores fuentes de material. Muchas de las grandes historias beben de las experiencias personales del autor. Puedes usar tus vivencias como punto de partida y luego transformarlas con la ficción, cambiando detalles, exagerando situaciones o imaginando finales alternativos. La vida real es un excelente trampolín para la imaginación.
Bibliografía Recomendada
- Bradbury, R. (2002). Zen en el arte de escribir. Ediciones Minotauro.
- Cassany, D. (2006). La cocina de la escritura. Editorial Anagrama.
- King, S. (2000). Mientras escribo. Plaza & Janés Editores.
- Rodari, G. (1996). Gramática de la fantasía: Introducción al arte de inventar historias. Ediciones del Bronce.
- Vargas Llosa, M. (2014). Cartas a un joven novelista. Alfaguara.
- Vogler, C. (2020). El viaje del escritor: Las estructuras míticas para escritores, guionistas, dramaturgos y novelistas. Ma Non Troppo Ediciones.