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Ceibo – Flor Nacional Argentina

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¿Cuándo fue declarada como flor nacional argentina?

Por decreto del Poder Ejecutivo Nacional N° 138.474/42, durante la presidencia de Ramón Castillo, el día 23 de diciembre de 1942 fue declarada la Flor del Ceibo como Flor Nacional Argentina. Cada 22 de noviembre celebramos el Día de la Flor Nacional Argentina.

Decreto 138.474

Declarando flor nacional argentina a la flor del ceibo

Buenos Aires, 23 de diciembre de 1942

Visto el informe presentado por la comisión especial designada por el Ministerio de Agricultura para proponer la flor que pudiera ser consagrada flor nacional argentina y de cuyas constancias se desprende:

a) que la flor del ceibo ha merecido la preferencia de gran número de habitantes de distintas zonas del país en las diversas encuestas populares promovidas por órganos del periodismo y entidades culturales y científicas;

b) que estas circunstancias, han determinado el conocimiento de la flor del ceibo en casi todos los países de Europa y América, donde ya figura, en virtud de dichos antecedentes como representante floral de la República Argentina,

c) que la flor del ceibo cuya difusión abarca extensas zonas del país ha sido evocada en leyendas aborígenes y cantada por poetas, sirviendo también de motivo para trozos musicales que han enriquecido nuestro folklore con expresiones artísticas de hondo arraigo popular y típicamente autóctonas;

d) que el color del ceibo figura entre los que ostenta nuestro escudo, expresión de argentinidad y emblema de la patria;

e) que además de poseer el árbol del ceibo por su madera, aplicaciones industriales, su extraordinaria resistencia al medio y su fácil multiplicación han contribuido a la formación geológica del delta mesopotámico, orgullo del país y admiración del mundo.

f) que diversas instituciones oficiales, civiles y militares, han establecido la plantación del ceibo al pie del mástil que sustenta nuestra bandera,
asignándole así un carácter simbólico y tradicionalista;

g) que por otra parte no existe en la República una flor que encierre características botánicas, fitogeográficas, artísticas o históricas que hayan
merecido la unanimidad de las opiniones para asignarle jerarquía de flor nacional, por lo que las predilecciones suelen nacer de inclinaciones sentimentales y simpatías locales o personales, como se ha puesto de manifiesto en las encuestas y concursos llevados a cabo;

h) que además no existe la posibilidad de que una determinada planta abarque sin solución de continuidad toda la extensión del país por la diversidad de sus condiciones climáticas y geológicas,

i) que la opinión de la mayoría de los miembros de la mencionada comisión especial, después de analizar en sus distintos aspectos la cuestión, se ha pronunciado en el sentido que sea el ceibo el exponente floral de la República Argentina;

Por todo ello:

El Presidente de la Nación Argentina, en Acuerdo General de Ministros-

DECRETA:

Artículo 1.º – Declárase flor nacional argentina a la flor del ceibo.

Art. 2.º – El Ministerio de Agricultura adoptará las medidas necesarias para que en los locales de la primera Exposición Forestal Argentina a inaugurarse el 24 del corriente mes en esta Capital, estén representados el árbol y la flor del ceibo.

Art. 3.º – Comuníquese, etc.

CASTILLO. – D. Amadeo y Videla. – Carlos Alberto Acevedo. – Salvador Oría. –  Miguel J. Culaciati. – Pedro P. Ramírez. – Mario Fincati. – Guillermo Rothe. – Enrique Ruiz Guiñazú.

A comienzos del siglo XX, en medio de los festejos por el Centenario de la Revolución de Mayo, desde el mundo de la Biología solicitaron la elección de la flor nacional. Inicialmente se pensó en la pasionaria coerulea o Mburucuyá, pero la idea fue dejada de lado por falta de respaldo oficial.

Luego se eligió, a través de una encuesta en 1928, la magnolia como flor nacional, pero la idea fue desechada tiempo después de manera correcta por el director del Museo de Historia Natural Doello Jurado, ya que no era una especie autóctona. Quedó de manera provisoria el ceibo, que había quedado en el segundo lugar por cantidad de votos.

Ya en 1930 se desarrolló una encuesta organizada por el Diario La Razón, buscando la flor nacional argentina. Aquí vence el ceibo, con notable diferencia sobre el jacarandá y el lapacho. Se la proclama con la “Flor Simbólica Nacional” el 31 de diciembre de 1930.

Finalmente, el decreto de 1942 citado anteriormente oficializa la designación oficial del ceibo como Flor Nacional argentina. En Uruguay también es reconocida como flor nacional.

árbol ceibo

Características de la Flor del Ceibo

La belleza de sus flores y su forma hace que el ceibo sea uno de los árboles más reconocibles de los que abundan en nuestro país, y es por eso que es reconocida como flor nacional argentina. Es un árbol con origen en el continente americano y que en muchas partes del país se lo reconoce con diferentes nombres: coral trae, ivirá-ipotezú, ceibo colorado, gallito, seibo, zuiñandí o seibo entrerriano.

Su nombre científico es Erythrina crista-galli. El género Erythrina (Tribu Phaseoleae, Subfamilia Papilionoideae, Familia Fabaceae) es de distribución pan tropical e incluye de manera estimada a 120 especies de árboles y arbustos no volubles. De estos, 20 crecen en América del sur.

Su nombre científico, etimológicamente hablando, proviene del griego erythrós, que significa “rojo”, por el color de sus flores, y crista-galli, que significa “cresta de gallo”, por la semejanza del pétalo mayor de las flores con el penacho de esa ave. El nombre de la especie significaría “árbol de flores rojas con forma de cresta de gallo”.

Actualmente se permite el uso de los términos ceibo y seibo para designar a esta especie.

Vive en Argentina, Brasil, Paraguay, y Uruguay. En nuestro país, el ceibo crece en zonas húmedas, a orillas de ríos y terrenos inundables. Es tolerante a condiciones de anegamiento y es particularmente abundante en las cosas del Río Paraná y sus afluentes. Los bosques formados por ceibos en estos territorios son denominados ceibales.

Ceibo
Regiones de Argentina donde crece el Ceibo

Morfología del Ceibo

Es un árbol de 5 a 10 metros de altura, de hojas caducas y porte robustivo, copa irregular, tronco corto y tortuoso. Es de crecimiento rápido y poco longevo debido a su madera blanda. La raíz es pivotante y tiene una gran resistencia, tanto a las heladas como al fuego.

Las ramas jóvenes son arqueadas, ascendentes y provistas de aguijones recurvos, y se disponen sobre ramas más gruesas sin hojas. Las flores se encuentran agrupadas en racimos colgantes en la punta de las ramas jóvenes. Florece en primavera-verano y fructifica entre fines del verano y el otoño.

Sus polinizadores principales son aves del orden Passeriformes y picaflores.

El fruto es una legumbre de 10 a 20 centímetros de largo, leñoso, arqueado, de color pardo oscuro, que contiene un máximo de 12 semillas de color castaño oscuro. Las semillas son tóxicas por su contenido de alcaloides.

La semilla es cotiledosperma y de germinación epigea. La plántula tiene hojas embrionales(eófilas) alternas simples y ovaladas.

En las inflorescencias las flores se agrupan de dos a tres por nudo, Estas son amariposadas, perfectas, de 3 a 5 centímetros de largo, con los pétalos carnosos, de color rojo carmín y con pedicelos pubescentes. El cáliz es gamosépalo con cinco lóbulos soldados, de color rojo y acampanado.

La corola es roja, compuesta por cinco pétalos: uno grande, dos laterales y y dos totalmente soldados por su borde formando la quilla o carena. Las flores son resupinadas. Los órganos reproductivos de la flor están protegidos dentro de la quilla, donde externamente se puede apreciar parte de los filamentos y las anteras de los estambres.

pimpollo ceibo

Usos del Ceibo

El ceibo tiene una innumerable cantidad de usos:

  • Madera: es banca-amarillenta, muy porosa, acuosa, blanda y liviana. Es poco durable y se la usa para la fabricación de tarugos para caballerizas, ruedas, balsas, boyas de pesca, cajones para colmenas, armazones de monturas, ortopedia, aros de instrumentos como el bombo legüero y esculturas. Es inútil para construcciones o en la industria.
  • Corteza: es fina y viscosa, con fama de ser el único remedio para evitar inflamación en las heridas producidas por la uña o diente del tigre. También es utilizada como calmante en resfríos, tos, bronquitis, catarros, y diversos dolores, pero con precaución ya que puede ser tóxico en grandes cantidades. Reemplaza al corcho en algunas manufacturas y se utiliza para la curtiembre de cueros.
  • Flores: se utilizan para la ornamentación por su belleza. También se produce de ellas un colorante rojo que se usa para teñir lanas y telas. Son muy bien consideradas en la apicultura gracias a las propiedades mielíferas que tienen.
  • Propiedades medicinales: el cocimiento y maceración de la corteza y de sus hojas es usado como desinflamatorio y astringente de llagas, ulceraciones, heridas y hemorroides. También se puede beber en forma de té para uso interno. Además tiene propiedades sedantes.
  • Toxicidad: en las semillas están presentes alcaloides (eritroidina y beta-eritroidina) que pueden resultar tóxicos. Pueden generar relajación muscular, reducción de la presión sanguínea, el ritmo respiratorio y efectos hipnóticos.

La Leyenda de la Flor del Ceibo

Leyenda del Ceibo

La historia del Ceibo proviene de una leyenda que nos cuenta sobre Anahí, una indiecita que corría por entre los árboles de la selva. Conocía todos los rincones de aquel lugar, todos los animales, plantas y flores que la poblaban. Ella cantaba por su amada selva con su dulce voz, mientras los pájaros hacían silencio para escucharla.

Anahí fue agraciada con una voz que enamoraba a quien la escuchase, pero su rostro no seguía la misma línea. Sin embargo, la belleza de su canto deleitaba a la gente de su pueblo guaraní, con historias sobre dioses y el amor a la tierra que habitaban.

Hasta que un día todo cambió. Llegaron hombres extraños, muy blancos, con armas. Se internaron en la selva amada por Anahí y atacaron a su gente. Lucharon, con fuerza, con más ímpetu que posibilidades. Observó cómo caían sus seres queridos, como se apropiaron de su selva, de sus pájaros, de sus flores y de su río.

Finalmente, más allá de su fiereza a la hora de luchar, fue tomada prisionera. La llevaron al campamento y la dejaron atada a un poste para evitar su huida. 

En una situación desesperante, logra desatarse y, aprovechando la noche, mata al guardia que la vigilaba. Liberó a varios de sus compañeros y huyeron juntos, intentando encontrar refugio en su amada selva.  Pero no lo lograron.

Los enemigos salieron a perseguirlos y lograron volver a detenerlos. Anahí fue juzgada rápidamente, había asesinado a uno de ellos. La condenaron a morir en la hoguera. Fue atada de pies y manos a un árbol y encendieron debajo de ella una pira. El fuego comenzó a subir tomando el tronco del árbol y el cuerpo de la pequeña Anahí.

De repente, ante la sorpresa de los que observaban la escena, Anahí comenzó a cantar. Era un llamado a su tierra, una despedida. Finalmente, el silencio inundó la escena. Cuando las llamas terminaron de arder los primeros rayos del sol aparecían, y los soldados se quedaron sorprendidos. El cuerpo de Anahí ya no estaba calcinado, sino que se había convertido en un manojo de flores rojas que formaba parte de un nuevo árbol que había nacido, el Ceibo.

La flor del ceibo encarna el alma pura de nuestros pueblos originarios e ilumina los bosques de la Mesopotamia argentina.

En Paraguay la leyenda de Anahí es muy importante y la hicieron canción.

 

Anahí…

las arpas dolientes hoy lloran arpegios que son para ti

recuerdan a caso tu inmensa bravura reina guaraní,

Anahí,

indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí.

Anahí, Anahí,

tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.

Defendiendo altiva tu indómita tribu fuiste prisionera

Condenada a muerte, ya estaba tu cuerpo envuelto en la hoguera

y en tanto las llamas lo estaban quemando

en roja corola se fue transformando…

La noche piadosa cubrió tu dolor y el alba asombrada

miro tu martirio hecho ceibo en flor.

Anahí,  las arpas, dolientes hoy lloran arpegios que son para ti

recuerdan a caso tu inmensa bravura reina guaraní,

Anahí,

indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí.

Anahí, Anahí,

tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.

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