Actos en la Escuela

Día Internacional contra el Acoso Escolar: estrategias claras para actuar desde la escuela

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Cada 2 de mayo se conmemora el Día Internacional contra el Acoso Escolar, una efeméride que invita a reflexionar y actuar desde la escuela. El bullying escolar no es una etapa que los chicos deban “superar”, ni un “problema entre pares” que pueda relativizarse. Se trata de una forma de violencia que deja huellas profundas y puede evitarse con un trabajo colectivo y sostenido.

En este artículo, pensado para docentes, abordamos la importancia de la fecha, brindamos herramientas concretas para intervenir desde el aula y compartimos propuestas para abordar la prevención del acoso con las infancias.

Qué encontrarás en el artículo

¿Qué es el acoso escolar?

El acoso escolar, también conocido como bullying escolar, es una forma de violencia sistemática que ocurre en el ámbito de la escuela. No se trata de un conflicto ocasional, sino de una dinámica sostenida en el tiempo donde uno o más alumnos hostigan, agreden o excluyen de forma deliberada a otro.

Estas acciones pueden ser físicas, verbales o psicológicas. En algunos casos, también se manifiestan a través de las redes sociales o el entorno digital (ciberacoso).

El Día Internacional contra el Acoso Escolar fue impulsado por organizaciones civiles y educativas de diversos países a partir del año 2013. Su origen se vincula con la necesidad de generar conciencia global sobre las consecuencias del acoso en las escuelas.

Se eligió esta fecha para visibilizar el sufrimiento de miles de estudiantes que enfrentan este tipo de violencia de manera cotidiana. La efeméride no pretende ser solo un día de “conmemoración”, sino un punto de partida para la acción pedagógica sostenida en el tiempo.

Día Internacional contra el Acoso Escolar

El rol de la escuela frente al bullying escolar

La escuela no es un espacio neutral. Frente al acoso, tiene la obligación de actuar. El bullying escolar no se resuelve con silencio, ni con indiferencia. Tampoco basta con campañas aisladas. Hace falta un compromiso colectivo y una mirada institucional.

Los docentes no tienen que resolver solos estas situaciones. Pero sí pueden reconocer señales, contener a las víctimas, intervenir ante los hechos y, sobre todo, generar un clima escolar basado en el respeto.

Prevención del acoso: qué funciona y qué no

La prevención del acoso no se basa solo en hablar del tema el 2 de mayo. Tampoco alcanza con carteles o consignas abstractas. Lo que realmente genera cambios es el trabajo diario con los grupos, desde la escucha, el respeto y la construcción de normas claras.

Estas son algunas estrategias que sí funcionan:

  • Establecer acuerdos de convivencia construidos colectivamente.

  • Intervenir de forma inmediata ante insultos, burlas o gestos violentos.

  • Acompañar a la víctima sin exponerla.

  • Sostener espacios de diálogo y resolución pacífica de conflictos.

  • Promover la empatía a través de la literatura, el juego y el trabajo en equipo.

Lo que no ayuda:

  • Minimizar el conflicto (“son cosas de chicos”).

  • Pedirle a la víctima que “se defienda sola”.

  • Exponer a quienes denuncian.

  • Delegar la solución en el tiempo (“ya se va a calmar”).

  • Ignorar lo que sucede fuera del aula o en redes sociales.

¿Cómo identificar una situación de acoso escolar?

No siempre es fácil detectar el acoso escolar. A veces las víctimas callan por miedo, vergüenza o desesperanza. Por eso, es clave estar atentos a ciertas señales que pueden aparecer:

  • Cambios bruscos en el comportamiento (aislamiento, tristeza, enojo).

  • Dificultades para dormir o comer.

  • Descenso repentino del rendimiento académico.

  • Evitación del espacio escolar o rechazo a participar en actividades.

  • Marcas físicas o roturas de útiles sin explicación.

Por parte de los agresores, también pueden observarse actitudes dominantes, burlas reiteradas, exclusión sistemática de un compañero o uso del poder para controlar.

Bullying escolar

Actividades para trabajar el Día Internacional contra el Acoso Escolar en la institución

Las siguientes propuestas están pensadas para adaptar a distintas edades y grados del nivel primario. Todas apuntan a la prevención del acoso desde una mirada crítica y participativa.

1. El buzón del respeto

Cada estudiante escribe de forma anónima una situación donde se sintió maltratado o vio que alguien fue maltratado. Luego se abre el buzón y se leen los mensajes para pensar juntos cómo actuar frente a esos casos. Se prioriza la escucha y el compromiso grupal.

2. Historias con final abierto

Se proponen cuentos breves que aborden situaciones de discriminación, exclusión o violencia escolar. Los estudiantes deben imaginar distintos finales posibles y dialogar sobre cuál sería el más justo. Se pueden usar textos literarios o inventar historias propias.

3. El afiche del buen trato

En grupos, los alumnos crean afiches con frases, dibujos o imágenes que representen el respeto, la solidaridad y la inclusión. Los trabajos se exponen en el aula o en pasillos de la escuela.

4. Juegos cooperativos

Se realizan juegos donde el objetivo no es competir, sino colaborar para lograr una meta común. Esto permite desarrollar vínculos positivos, fortalecer la empatía y disminuir comportamientos agresivos.

5. Rondas de palabra

Espacios para que los chicos puedan compartir cómo se sienten en la escuela, qué cosas los hacen sentir bien o mal, y qué ideas tienen para mejorar la convivencia. La escucha activa del docente es fundamental.

¿Y si el bullying ya está instalado?

Cuando una situación de acoso ya está en marcha, la intervención debe ser clara y firme. No se trata de mediar entre partes, sino de proteger a la víctima y responsabilizar al agresor.

El abordaje debe ser institucional: dirección, docentes, familias y orientación escolar deben trabajar en conjunto. Además, es importante incluir a los testigos pasivos, ya que muchas veces su silencio permite que el acoso continúe.

Construir ciudadanía desde la infancia

El trabajo contra el acoso escolar no solo mejora la convivencia. También fortalece los valores democráticos. Cuando enseñamos a los chicos que todas las personas merecen respeto, que nadie puede ser excluido por ser diferente, y que la violencia no es un modo de relación válido, estamos formando ciudadanos conscientes, críticos y empáticos.

Por eso, el Día Internacional contra el Acoso Escolar no es solo una efeméride. Es una oportunidad para sembrar una escuela más justa.

¿Cómo incluir a las familias en esta tarea?

Las familias cumplen un rol clave en la prevención del acoso escolar. La escuela puede generar espacios de participación donde madres, padres o adultos responsables:

  • conozcan las señales de alerta,

  • comprendan qué hacer si su hijo sufre o comete acoso,

  • participen de campañas y proyectos escolares,

  • refuercen en casa los valores de respeto y cuidado.

Enseñar no es solo transmitir contenidos. También es construir vínculos. El bullying escolar daña esos lazos, deja marcas, y no se resuelve con recetas mágicas. Pero sí se puede prevenir, si se trabaja desde el aula con conciencia y compromiso.

El 2 de mayo, Día Internacional contra el Acoso Escolar, es una buena ocasión para repensar cómo queremos que se vivan las infancias en nuestras aulas. Y sobre todo, qué escuela queremos ser: una donde todos entren, y nadie quede afuera.

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