Seguramente, en tu aula, en tu escuela, o incluso en tu propia familia, la palabra “alergia” resuena con cierta frecuencia. Un estornudo que no para, una picazón molesta después de comer algo, o esa dificultad para respirar que preocupa. Cada 8 de julio se conmemora el día mundial de la alergia, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) para concientizar sobre la importancia de estas afecciones, que lamentablemente van en aumento en todo el mundo, afectando significativamente la calidad de vida de millones de personas, especialmente niños.
Vos, que pasás tantas horas con los chicos y sos una figura clave en su día a día, entender qué son las alergias y, sobre todo, conocer estrategias de prevención y manejo en el ámbito escolar, es fundamental. Este artículo busca acercarte información clara y herramientas prácticas para que la escuela sea un espacio más seguro para todos los alumnos.
Qué vas a encontrar en este artículo
¿Qué son las alergias?
Vamos a tratar de explicarlo de forma sencilla. Nuestro cuerpo tiene un sistema de defensa increíble, llamado sistema inmunológico. Su trabajo es protegernos de “invasores” como virus, bacterias o parásitos. Pero a veces, este sistema se confunde y reacciona de forma exagerada ante sustancias que para la mayoría de las personas son inofensivas. Estas sustancias se llaman alérgenos.
Cuando una persona alérgica entra en contacto con un alérgeno (ya sea por inhalarlo, ingerirlo, tocarlo o por una picadura), su sistema inmunológico lo identifica erróneamente como una amenaza y libera una serie de químicos, como la histamina, para “combatirlo”. Son estos químicos los que provocan los síntomas típicos de una reacción alérgica.
Los alérgenos pueden ser muy variados:
- Alimentos: Leche, huevo, maní, frutos secos, pescado, mariscos, trigo, soja son algunos de los más comunes.
- Aeroalérgenos (inhalados): Ácaros del polvo doméstico (unos bichitos microscópicos que viven en colchones, alfombras, peluches), polen de plantas, esporas de moho, pelo o caspa de animales.
- Medicamentos: Algunos antibióticos como la penicilina, antiinflamatorios, etc.
- Picaduras de insectos: Abejas, avispas, hormigas.
- Sustancias de contacto: Níquel (presente en bisutería, botones), látex (en guantes, globos), algunos cosméticos o productos de limpieza.
Es importante destacar que una alergia no es lo mismo que una intolerancia (como la intolerancia a la lactosa, que involucra al sistema digestivo pero no al inmunológico de la misma manera) ni que una intoxicación. La alergia implica una respuesta específica del sistema inmune.

Alergias en la infancia: un tema que nos ocupa en las escuelas
Las alergias son una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia y su prevalencia ha aumentado en las últimas décadas. Los niños pueden desarrollar alergias a cualquier edad, aunque algunas son más típicas de ciertas etapas.
En el entorno escolar, los tipos de alergias que más nos preocupan y con los que podemos encontrarnos son:
- Alergias alimentarias: Son muy comunes en los primeros años. La reacción puede variar desde síntomas leves (picazón en la boca, ronchas) hasta una anafilaxia, que es una reacción grave y potencialmente mortal que requiere atención médica urgente. El comedor escolar, los kioscos y las meriendas compartidas son momentos críticos.
- Alergias respiratorias:
- Rinitis alérgica: Se manifiesta con estornudos frecuentes, congestión nasal, picazón en nariz y ojos, mucosidad acuosa. Puede afectar la concentración y el rendimiento escolar.
- Asma alérgica: Es la inflamación de los bronquios que provoca dificultad para respirar, tos, silbidos en el pecho y sensación de opresión. Ciertos alérgenos (ácaros, polen, moho) o irritantes (humo, olores fuertes, ejercicio intenso en algunos casos) pueden desencadenar crisis.
- Alergias cutáneas:
- Dermatitis atópica: Es una afección crónica de la piel que causa sequedad, picazón intensa y eccemas (ronchas rojas que pueden supurar). Ciertos alimentos, alérgenos ambientales o irritantes pueden empeorarla.
- Urticaria: Aparición de ronchas rojizas que pican mucho, como las picaduras de ortiga. Puede ser por alimentos, medicamentos, picaduras o contacto.
- Alergia a picaduras de insectos: La reacción a una picadura de abeja o avispa en un niño alérgico puede ser muy severa, incluyendo anafilaxia.
Conocer estos tipos de alergia y sus posibles manifestaciones nos ayuda a estar más atentos.
La escuela como espacio de cuidado: nuestro rol frente a las alergias
La escuela es un segundo hogar para los chicos. Por eso, crear un ambiente seguro, saludable e inclusivo es una responsabilidad compartida entre la familia, el equipo directivo, los docentes y todo el personal escolar. Frente a un alumno con alergia, nuestro rol es fundamental.
¿Qué podemos hacer?
- Información es poder: Estar informados sobre las alergias específicas de nuestros alumnos es el primer paso. Esto implica una comunicación fluida y constante con las familias. Son ellas quienes deben proveer el diagnóstico médico, la lista de alérgenos a evitar y el plan de acción indicado por el profesional.
- Ser observadores atentos: Conocer los síntomas de una reacción alérgica nos permite actuar rápidamente.
- Promover la empatía y la inclusión: Es vital que el niño con alergia no se sienta diferente o excluido. Fomentar el respeto y la comprensión entre compañeros es clave.
- Aplicar medidas preventivas: Muchas reacciones se pueden evitar con estrategias adecuadas.
- Saber cómo actuar en una emergencia: Contar con un plan de acción claro y conocer los pasos a seguir si ocurre una reacción es crucial.

Estrategias de prevención de alergias en el ámbito escolar
La prevención es la mejor herramienta. Podemos hablar de diferentes niveles de prevención:
1. Prevención Primaria (medidas generales para un ambiente más saludable, que pueden ayudar a disminuir el riesgo de sensibilización):
Aunque la aparición de una alergia tiene componentes genéticos y ambientales complejos, algunas prácticas generales contribuyen a un entorno escolar más sano:
- Ventilación: Abrir ventanas regularmente para renovar el aire y disminuir la concentración de aeroalérgenos y contaminantes intradomiciliarios.
- Limpieza adecuada: Reducir el polvo (especialmente en alfombras, cortinas, bibliotecas, donde se acumulan ácaros). Usar trapos húmedos en lugar de plumeros que solo dispersan el polvo. Considerar el uso de aspiradoras con filtros HEPA si es posible.
- Control de la humedad: Evitar la humedad excesiva para prevenir el crecimiento de moho. Reparar filtraciones.
- Evitar irritantes: Minimizar el uso de productos de limpieza con olores fuertes, aerosoles, desodorantes de ambiente o insecticidas en presencia de los alumnos. Si se usan, ventilar bien después.
- Espacios exteriores: Mantener el pasto corto en patios y áreas de juego para reducir el polen. Evitar plantas que se sepa que son altamente alergénicas cerca de las zonas de juego.
- Promoción de hábitos saludables: Una alimentación equilibrada y la actividad física fortalecen el sistema inmunológico en general. Si bien no previene una alergia específica, contribuye al bienestar.
2. Prevención Secundaria (para alumnos con alergias diagnosticadas, enfocada en evitar el contacto con sus alérgenos específicos):
Esta es la piedra angular del manejo de alergias en la escuela. Requiere un trabajo coordinado con la familia y, a veces, con el equipo de salud.
Para Alergias Alimentarias:
- Identificación clara: Tener un listado visible (para el personal autorizado) de los alumnos con alergias alimentarias, los alimentos prohibidos y los síntomas que presentan. Algunos padres optan por pulseras identificatorias.
- Comunicación con el comedor/kiosco: Si la escuela tiene comedor o kiosco, deben estar informados y capacitados para ofrecer opciones seguras y evitar la contaminación cruzada (que un alimento seguro se contamine con un alérgeno, por ejemplo, al usar la misma tabla de cortar para un alimento con gluten y otro sin gluten).
- Meriendas seguras: Establecer pautas claras para las meriendas.
- Promover que cada niño traiga su propia merienda desde casa.
- Si se comparten meriendas (en cumpleaños, por ejemplo), asegurarse de que haya opciones seguras para el alumno alérgico, o que directamente no consuma nada que no venga de su casa o sea aprobado por sus padres.
- Enseñar a los niños a no compartir alimentos ni utensilios.
- Higiene: Lavado de manos con agua y jabón antes y después de comer, tanto para alumnos como para el personal. Limpiar bien las mesas y superficies donde se come.
- Etiquetado: Enseñar a los alumnos más grandes (y a los padres) la importancia de leer las etiquetas de los alimentos.
Para Alergias Respiratorias (Asma, Rinitis):
- Minimizar desencadenantes en el aula:
- Reducir peluches, alfombras gruesas, cortinas pesadas o limpiarlos muy frecuentemente.
- Guardar libros y materiales en armarios cerrados.
- Evitar tizas que generen mucho polvillo (preferir marcadores o tizas hipoalergénicas).
- No tener animales en el aula (si la alergia es a epitelios de animales).
- No permitir que se fume en ningún lugar de la escuela ni en sus alrededores.
- Actividad física: Los alumnos con asma deben poder participar en educación física. Generalmente, un buen precalentamiento y tener su medicación de rescate (broncodilatador) a mano es suficiente. El docente de educación física debe estar al tanto.
- Plan de acción para el asma: Cada alumno con asma debería tener un plan escrito por su médico, que indique qué hacer ante una crisis (qué medicación usar, cuándo llamar a emergencias).
- Minimizar desencadenantes en el aula:
Para Alergias Cutáneas (Dermatitis):
- Materiales escolares: Estar atentos a si algún material (plastilinas con ciertos colorantes, pegamentos, témperas) le produce reacción al niño.
- Higiene de manos: Promover el uso de jabones suaves y neutros. Secar bien las manos.
Para Alergia a Picaduras de Insectos:
- En el patio:
- Enseñar a los niños a no molestar a abejas o avispas.
- Evitar comer o beber cosas dulces al aire libre sin supervisión, ya que atraen insectos.
- Tener cuidado con los tachos de basura abiertos.
- Vestimenta: En salidas al aire libre, sugerir ropa de colores claros (los oscuros y brillantes atraen más), mangas largas y pantalones largos si hay muchos insectos. Evitar perfumes con olores dulces.
- Revisar áreas de juego: Asegurarse de que no haya nidos de avispas o abejas cerca.
- En el patio:
3. Prevención Terciaria (manejo adecuado de una reacción alérgica si ocurre):
A pesar de todas las precauciones, las reacciones pueden ocurrir. Estar preparados es fundamental.
- Reconocimiento de síntomas:
- Leves: Ronchas aisladas, picazón leve, estornudos.
- Moderados: Ronchas generalizadas, hinchazón de labios o párpados, vómitos, diarrea, tos persistente, dificultad para respirar leve.
- Graves (Anafilaxia): Es una emergencia médica. Los síntomas pueden incluir dificultad severa para respirar o tragar, sensación de cierre de garganta, voz ronca, mareos, confusión, pérdida de conocimiento, pulso débil, piel pálida o azulada. Puede progresar muy rápido.
- Plan de Acción de Emergencia: Cada alumno con riesgo de anafilaxia (especialmente por alergias alimentarias o a picaduras) debe tener un plan de acción escrito por su médico. Este plan debe detallar:
- Los alérgenos específicos del niño.
- Los síntomas a los que estar atentos.
- La medicación a administrar (generalmente un autoinyector de adrenalina) y cómo hacerlo.
- A quién llamar (emergencias médicas, familia).
- Medicación de rescate:
- Los alumnos con riesgo de anafilaxia deben tener su autoinyector de adrenalina (epinefrina) en la escuela, en un lugar accesible y conocido por el personal capacitado (no bajo llave, a menos que sea una llave de acceso rápido).
- Es fundamental que haya personal escolar capacitado para reconocer cuándo usarlo y cómo administrarlo. La adrenalina es el único tratamiento que puede revertir una anafilaxia.
- Siempre, después de administrar adrenalina, se debe llamar a emergencias médicas y el niño debe ser trasladado a un hospital, aunque mejore, porque la reacción puede volver.
- Capacitación del personal: Idealmente, todo el personal escolar (docentes, directivos, auxiliares, personal de comedor) debería recibir capacitación básica sobre alergias, reconocimiento de síntomas y cómo actuar en una emergencia, incluyendo el uso del autoinyector si es necesario.
Recursos
- Asociaciones de pacientes: En argentina, organizaciones como la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) o grupos de pacientes con alergias alimentarias pueden ofrecer información valiosa y actualizada. Buscá sus sitios web.
- Ministerio de Salud de la Nación y provinciales: Suelen tener guías o recomendaciones sobre manejo de enfermedades crónicas en la escuela, a veces incluyendo alergias.
- Sociedades médicas: La Sociedad Latinoamericana de Alergia, Asma e Inmunología (SLAAI) y la WAO publican información para profesionales y público general.
- Guías internacionales: Organizaciones como FARE (Food Allergy Research & Education) de ee. uu. tienen excelentes recursos (muchos en inglés, pero traducibles) sobre manejo de alergias alimentarias en escuelas.
- Ejemplos de Planes de Acción: Buscá modelos de “Plan de Acción para Anafilaxia” o “Plan de Acción para Asma” para familiarizarte con su formato, aunque siempre el válido será el que provea el médico del alumno.
El día mundial de la alergia es una buena excusa para poner el tema sobre la mesa, pero el cuidado de los alumnos con alergias es un trabajo de todos los días. La información, la prevención, la comunicación fluida entre la escuela y las familias, y la capacitación del personal son los pilares para construir un entorno escolar donde cada chico y chica pueda aprender, jugar y crecer sintiéndose seguro, contenido y respetado, más allá de sus condiciones de salud. Tu rol como docente es fundamental en este proceso. Con empatía y conocimiento, podemos hacer una gran diferencia.