Entender el presente de la enseñanza requiere una mirada atenta a su pasado. Estudiar la historia de la educación no es un simple ejercicio de nostalgia, sino una herramienta fundamental para comprender por qué enseñamos como enseñamos, qué ideas sostienen nuestros sistemas educativos y cómo podemos construir un futuro mejor. Este recorrido nos permite identificar las continuidades y rupturas que han moldeado el concepto de educación a lo largo de los siglos.
Este artículo te propone un viaje a través de los principales momentos de la historia de la educación, desde las primeras civilizaciones hasta los desafíos de la era digital. Nos detendremos en los hitos clave, que son aquellos eventos o ideas que marcaron un antes y un después, y en las transformaciones educativas, entendidas como cambios profundos en los objetivos, métodos y alcance de la enseñanza. Analizaremos cómo cada época, con su ideología y estructura social, construyó su propia respuesta a una pregunta fundamental: ¿para qué educamos?
Qué vas a encontrar en este artículo
Educación en las civilizaciones antiguas
En los albores de la civilización, la educación no era un sistema formalizado como lo conocemos hoy. Estaba intrínsecamente ligada a la supervivencia, la religión y el mantenimiento del poder. Su principal vehículo era la oralidad y la imitación, un modelo de educación informal donde los más jóvenes aprendían oficios, tradiciones y normas sociales directamente de sus mayores.
Mesopotamia, Egipto, China e India: fines religiosos y morales
En estas primeras grandes civilizaciones, la educación formal era un privilegio reservado a una élite muy reducida. En Mesopotamia y Egipto, los escribas eran figuras centrales. Formados en los templos, su dominio de la escritura cuneiforme o jeroglífica era esencial para la administración del imperio, el registro de cosechas y la transcripción de textos sagrados. La finalidad era eminentemente práctica y religiosa.
En la antigua China, la educación estaba profundamente influenciada por la filosofía de Confucio, que enfatizaba la moral, el respeto a la tradición y el servicio al Estado. El objetivo era formar funcionarios letrados y éticamente correctos. En India, la educación tradicional, o Gurukula, se centraba en la transmisión de los Vedas y otros textos sagrados. Un maestro (gurú) acogía a los discípulos en su hogar, donde no solo recibían instrucción académica, sino también formación espiritual y moral. En todos estos casos, la educación era elitista, memorística y su propósito principal era preservar el orden social y religioso existente.

Educación en la Grecia clásica
La Grecia antigua representa un punto de quiebre en la historia de la educación. Aquí surge un ideal educativo que sentará las bases de toda la tradición occidental: la Paideia.
Paideia: la formación del ciudadano libre
La Paideia era mucho más que la simple instrucción; era el proceso de formación integral del ser humano. Su objetivo era cultivar la mente, el cuerpo y el carácter para formar un ciudadano libre, virtuoso y activo en la vida de la polis (la ciudad-estado). Este ideal combinaba la gimnasia para el cuerpo con la formación intelectual y moral para el alma.
Diferencias entre Esparta y Atenas
Este ideal se manifestó de formas muy distintas en las dos polis más influyentes. En Esparta, la educación (agogé) estaba completamente controlada por el Estado y su único fin era formar soldados disciplinados, fuertes y leales. Era una educación militarista, austera y centrada en la obediencia.
En Atenas, en cambio, la educación buscaba un desarrollo más equilibrado. Aunque también valoraba la preparación física, ponía un fuerte énfasis en la retórica, la filosofía, la música y las matemáticas. El objetivo era formar ciudadanos capaces de participar en los debates de la asamblea y contribuir al gobierno democrático.
Sócrates, Platón y Aristóteles: primeras bases de la pedagogía occidental
Fueron los filósofos atenienses quienes elevaron la reflexión sobre la educación a un nuevo nivel. Sócrates, a través de la mayéutica (el arte de “dar a luz” ideas mediante el diálogo), defendía que el conocimiento no se transmite, sino que se descubre. Platón, su discípulo, fundó la Academia, considerada la primera universidad de Occidente. En su obra “La República”, diseñó un completo currículum escolar para formar a los gobernantes-filósofos. Aristóteles, alumno de Platón y fundador del Liceo, sistematizó el saber de su tiempo y abogó por una educación basada en la lógica, la observación y la ética. Su pensamiento sentó las bases de la filosofía de la educación que perdura hasta hoy.
Educación en Roma
Los romanos, eminentemente prácticos, adaptaron el modelo griego a sus propias necesidades. Si para los griegos el fin era la formación del hombre virtuoso, para los romanos era la preparación del ciudadano para la vida pública: el orador, el político, el jurista y el militar. La educación se convirtió en una herramienta para consolidar y administrar su vasto imperio.
Adoptaron la estructura de la Paideia pero la orientaron hacia la elocuencia y el derecho. Se consolidó el currículo de las siete artes liberales, dividido en el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música). Esta estructura curricular dominaría el pensamiento educativo durante más de mil años.
En las familias adineradas, la educación comenzaba en casa con un preceptor (paedagogus, generalmente un esclavo griego) y continuaba con el grammaticus para el estudio de la lengua y la literatura, y el rhetor, que enseñaba el arte de la oratoria, fundamental para la carrera política. Aunque utilitaria, la educación romana fue clave para la transmisión de la cultura clásica a lo largo de los siglos.

Educación en la Edad Media
Con la caída del Imperio Romano de Occidente, la Iglesia Cristiana se convirtió en la principal guardiana y transmisora del saber. La historia de la educación medieval está marcada por el teocentrismo: Dios es el centro y la finalidad última de la educación es la salvación del alma.
El rol de la Iglesia y los monasterios
Durante la Alta Edad Media, los monasterios fueron los únicos centros de conocimiento. Los monjes copistas preservaron las obras de la antigüedad clásica, aunque las interpretaban a través de un filtro cristiano. Las escuelas monásticas y, más tarde, las escuelas catedralicias, se dedicaban a formar al clero. La educación era un privilegio casi exclusivo de los religiosos.
Hacia el final de la Edad Media, con el resurgimiento de las ciudades y el comercio, surgieron las primeras universidades (Bolonia, París, Oxford). Estas instituciones desarrollaron un saber más sistemático y riguroso conocido como escolástica. El pensamiento de Tomás de Aquino fue fundamental, al intentar reconciliar la fe cristiana con la razón filosófica de Aristóteles. Este fue un paso crucial hacia una concepción más racional del conocimiento, sentando las bases para lo que vendría después. Aquí se formalizan las primeras ideas de lo que hoy conocemos como educación formal.
Renacimiento y Humanismo
El Renacimiento, que floreció entre los siglos XV y XVI, supuso una ruptura radical con la mentalidad medieval. Se produjo un giro hacia el antropocentrismo: el ser humano pasó a ser la medida de todas las cosas. Esto tuvo un impacto directo en la evolución de la educación.
Se revalorizó el saber clásico de Grecia y Roma, pero esta vez leído en sus fuentes originales y con una nueva perspectiva. El ideal educativo ya no era formar al monje, sino al “hombre universal”, una persona completa, culta, crítica y dueña de su propio destino. Se buscaba un desarrollo integral que abarcara tanto las letras y las ciencias como las artes y la destreza física.
La invención de la imprenta por Gutenberg a mediados del siglo XV fue una revolución. Los libros se abarataron y su circulación se multiplicó, lo que impulsó la alfabetización y permitió que las nuevas ideas se difundieran rápidamente. Figuras como Erasmo de Rotterdam criticaron la rigidez de la escolástica y abogaron por una educación más humana y personalizada.
En este contexto aparece Jan Amos Comenio, considerado el padre de la pedagogía moderna. En su “Didáctica Magna”, propuso un sistema de educación universal, para todos, sin distinción de sexo o clase social. Abogó por un método de enseñanza gradual, que fuera de lo simple a lo complejo y que se basara en la experiencia y la motivación del estudiante, ideas que siguen siendo pilares de la planificación didáctica actual.
Ilustración y revolución educativa
El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, llevó las ideas del Renacimiento a su máxima expresión. La razón se convirtió en la guía suprema para la humanidad, y la educación fue vista como el principal motor del progreso social. Filósofos como Kant proclamaron el “¡Sapere aude!” (“¡Atrévete a saber!”) como lema de la época.
Jean-Jacques Rousseau fue la figura más influyente en el pensamiento pedagógico de la Ilustración. En su novela “Emilio, o De la educación”, criticó la educación artificial y autoritaria de su tiempo y propuso una “educación natural”. Según Rousseau, la educación debe respetar las etapas de desarrollo del niño y permitir que aprenda a través de la experiencia directa, lejos de la corrupción de la sociedad. Su visión del niño como un ser bueno por naturaleza que debe ser guiado, no moldeado, revolucionó la historia de la pedagogía.
Inspirado en Rousseau, Johann Heinrich Pestalozzi llevó estas ideas a la práctica. Creía que la educación debía ser para todos, especialmente para los más pobres, y que debía basarse en el amor, la intuición y un método riguroso. Pestalozzi es fundamental para el nacimiento del ideal moderno de escuela pública: una institución que el Estado debe garantizar para formar ciudadanos libres y productivos. Este ideal de equidad educativa comenzó a tomar forma en esta época.
Siglo XIX: la educación como derecho y función estatal
La Revolución Industrial y la consolidación de los estados-nación transformaron por completo el panorama social y educativo en el siglo XIX. La necesidad de mano de obra para las fábricas, la migración masiva a las ciudades y la urgencia de crear una identidad nacional compartida convirtieron la educación en un asunto de Estado.
Escuelas nacionales, laicismo y normalismo
Los gobiernos comenzaron a crear sistemas educativos nacionales, públicos, gratuitos y, en muchos casos, obligatorios. El objetivo era doble: por un lado, la alfabetización masiva era necesaria para una economía industrial; por otro, la escuela se convirtió en la principal escuela como institución social, una herramienta para forjar ciudadanos leales a la nación, transmitiendo una lengua, una historia y unos valores comunes. Este proceso a menudo implicó un conflicto con la Iglesia, dando lugar a debates sobre el laicismo en la enseñanza.
Para asegurar la homogeneidad y la calidad de estos nuevos sistemas, surgieron las escuelas normales, dedicadas a la formación docente. El normalismo estableció un modelo de maestro como funcionario del Estado, portador de un saber estandarizado y de una moralidad ejemplar. El rol del docente se define aquí como un ejecutor de un currículo nacional.
Crítica y nuevas corrientes pedagógicas
Este modelo de escuela tradicional, centrado en la disciplina, la memorización y la transmisión vertical del conocimiento, no tardó en generar críticas. El marxismo, por ejemplo, denunció que la escuela no era una institución neutral, sino un aparato ideológico del Estado que servía para reproducir las desigualdades sociales. Esta idea sería desarrollada más tarde por la pedagogía crítica al analizar el concepto de currículum oculto.
Al mismo tiempo, surgieron corrientes pedagógicas que buscaban poner al niño en el centro del proceso educativo. Friedrich Fröbel, creador de los Kindergarten (jardines de infancia), destacó la importancia del juego como actividad educativa fundamental. A finales de siglo y principios del XX, figuras como Maria Montessori y John Dewey sentarían las bases de la “Escuela Nueva”. Montessori, desde una perspectiva científica, desarrolló materiales específicos para fomentar la autonomía y el aprendizaje multisensorial en el niño. Dewey, desde la filosofía pragmatista, propuso una educación para la democracia, basada en la experiencia, la resolución de problemas y el aprendizaje basado en proyectos (ABP). Estas ideas marcaron una profunda ruptura con la pedagogía tradicional.
Siglo XX: expansión, diversificación y crítica
El siglo XX fue una era de extremos que se reflejó directamente en la historia de la educación. Por un lado, se produjo la mayor expansión de los sistemas educativos de la historia, con la masificación de la enseñanza primaria y secundaria en gran parte del mundo. La educación se consolidó como un derecho humano fundamental.
Por otro lado, el siglo estuvo marcado por guerras mundiales, totalitarismos y profundos movimientos sociales que cuestionaron los fines y las funciones de la educación. La educación se diversificó enormemente, con un creciente énfasis en la formación técnica y científica, impulsada por las necesidades de la economía y la carrera armamentística y espacial.
La Escuela Nueva y la educación progresista
Las ideas de Dewey y Montessori, junto con las de otros pedagogos como Célestin Freinet u Ovide Decroly, cristalizaron en el movimiento de la Escuela Nueva. Este movimiento aglutinó una gran diversidad de metodologías activas que compartían un rechazo a la escuela tradicional. Proponían una educación centrada en los intereses del niño, que fomentara la cooperación, la creatividad y el pensamiento crítico. El aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo se convirtieron en herramientas clave.
Las grandes teorías del aprendizaje
El siglo XX fue también el escenario del desarrollo de las grandes teorías del aprendizaje que hoy sustentan la práctica docente. El conductismo, con figuras como Skinner, se centró en el aprendizaje como una modificación de la conducta a través de estímulos y refuerzos. Más tarde, la teoría cognitiva cambió el foco hacia los procesos mentales internos. Jean Piaget revolucionó nuestra comprensión del desarrollo infantil con su teoría de las etapas del desarrollo cognitivo, explicando cómo los niños construyen activamente su conocimiento. Lev Vygotsky, con su teoría socioconstructivista, destacó el papel fundamental de la interacción social y la cultura en el aprendizaje, aportando conceptos clave como la zona de desarrollo próximo.
La crítica a la educación bancaria y la educación como liberación
En la segunda mitad del siglo, especialmente en América Latina, surgió una poderosa corriente crítica liderada por el pedagogo brasileño Paulo Freire. En su obra “Pedagogía del oprimido”, Freire denunció el modelo tradicional como una “educación bancaria”, en la que el docente “deposita” conocimientos en alumnos pasivos. En su lugar, propuso una educación problematizadora y dialógica, una herramienta para la concienciación y la transformación social. Para Freire, educar es un acto político de liberación.
Siglo XXI: desafíos y transformaciones
La llegada del nuevo milenio ha acelerado las transformaciones en todos los ámbitos de la vida, y la educación se encuentra en el centro de estos cambios. La globalización, la revolución digital y una creciente conciencia sobre la diversidad y la sostenibilidad plantean nuevos y complejos desafíos.
Inclusión, equidad y nuevas tecnologías
Conceptos como la educación inclusiva y la atención a la diversidad cultural se han vuelto centrales. Ya no basta con garantizar el acceso a la escuela; es necesario eliminar las barreras para el aprendizaje y asegurar que cada estudiante pueda desarrollar su máximo potencial. En este contexto, marcos como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) ofrecen estrategias para crear currículos flexibles que atiendan a la variedad de necesidades del alumnado.
La irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha redefinido los espacios y los tiempos del aprendizaje. Las herramientas TIC y, más recientemente, las herramientas de IA, ofrecen enormes posibilidades, pero también plantean retos relacionados con la brecha digital, la sobreinformación y la necesidad de desarrollar la ciudadanía digital. El rol docente frente a la IA se está reconfigurando hacia un curador de contenidos y un facilitador de habilidades complejas.
Nuevos paradigmas: neuroeducación y aprendizaje a lo largo de la vida
La neuroeducación emerge como un campo que busca tender puentes entre los descubrimientos de la neurociencia sobre cómo aprende el cerebro y la práctica pedagógica. Conceptos como la plasticidad cerebral, la importancia de las funciones ejecutivas y el papel de las emociones en el aprendizaje están influyendo en el diseño de nuevas estrategias de enseñanza.
Además, la idea de que la educación termina con la escolarización formal ha quedado obsoleta. El concepto de “aprendizaje a lo largo de la vida” se ha vuelto crucial en un mundo en constante cambio, donde la actualización de competencias es una necesidad permanente.
Finalmente, la pandemia de COVID-19 actuó como un catalizador inesperado, forzando una reconfiguración masiva y repentina de los sistemas educativos. Puso de relieve las desigualdades existentes pero también aceleró la adopción de modelos híbridos y de metodologías como la flipped classroom, abriendo un debate global sobre el futuro de la escuela.
Principales hitos y rupturas históricas
- De la oralidad a la escritura: En la antigüedad, la invención de la escritura permitió fijar y transmitir el conocimiento más allá de la memoria individual, dando lugar a las primeras formas de educación formal para élites como los escribas.
- La Paideia griega: Grecia introduce un quiebre al proponer la formación integral del ciudadano como fin de la educación, sentando las bases de la tradición humanista occidental.
- La invención de la Universidad: En la Edad Media, el surgimiento de las universidades crea un espacio institucional para la producción y sistematización del conocimiento superior, separándolo parcialmente del control monástico.
- La revolución de la imprenta: En el Renacimiento, la imprenta democratiza el acceso al libro y acelera la difusión de ideas, siendo un motor clave para la Reforma y la revolución científica.
- La escuela pública universal: La Ilustración y el siglo XIX conciben y materializan la idea de una escuela gestionada por el Estado, gratuita y obligatoria, como herramienta para construir la nación y formar ciudadanos.
- La centralidad del niño: A finales del siglo XIX y principios del XX, la Escuela Nueva produce una revolución copernicana en pedagogía, desplazando el foco del maestro y el contenido hacia el niño y sus procesos de aprendizaje.
- La revolución digital: A finales del siglo XX y principios del XXI, internet y las tecnologías digitales rompen las barreras del aula tradicional, obligando a repensar qué, cómo y dónde se aprende.
Autores y pensadores pedagógicos influyentes
A lo largo de la historia de la educación, numerosos pensadores han dejado una huella imborrable. Aquí mencionamos algunos de los más determinantes:
- Platón (427-347 a.C.): En la Antigua Grecia, propuso un sistema educativo ideal para formar a los líderes de su República, basado en la dialéctica y la búsqueda de la verdad. Fundó la Academia, un prototipo de la universidad.
- Jan Amos Comenio (1592-1670): Considerado el padre de la didáctica moderna. En pleno siglo XVII, defendió la “enseñanza para todos”, proponiendo un método gradual, intuitivo y basado en los ciclos de la naturaleza. Su obra “Didáctica Magna” es un pilar de la pedagogía.
- Jean-Jacques Rousseau (1712-1778): Figura clave de la Ilustración. Su “Emilio” revolucionó el pensamiento pedagógico al proponer una educación “natural” que respete el desarrollo del niño y lo proteja de los vicios sociales.
- Maria Montessori (1870-1952): Creó el método Montessori, un enfoque científico que promueve la autonomía y la libertad del niño a través de un ambiente preparado y materiales específicos que favorecen el autoaprendizaje.
- John Dewey (1859-1952): Filósofo pragmatista estadounidense, defendió la educación como una herramienta para la democracia. Abogó por el “aprender haciendo” (learning by doing) y la escuela como una comunidad en miniatura donde se resuelven problemas reales.
- Lev Vygotsky (1896-1934): Psicólogo soviético cuya obra, redescubierta décadas después, fue fundamental para el constructivismo social. Aportó ideas clave como la importancia del lenguaje y la interacción social en el desarrollo cognitivo.
- Jean Piaget (1896-1980): Biólogo y psicólogo suizo que estudió de forma exhaustiva el desarrollo del pensamiento en los niños, describiendo las etapas por las que pasan para construir su conocimiento del mundo.
- Paulo Freire (1921-1997): Pedagogo brasileño y máximo exponente de la pedagogía crítica. Concibió la educación como una práctica de la libertad, un diálogo para transformar la realidad y superar la opresión.
Recorrer la historia de la educación es como mirarnos en un espejo que refleja la evolución de la sociedad. Hemos pasado de una educación oral y elitista a un ideal de aprendizaje universal y a lo largo de la vida; de un modelo centrado en la transmisión de dogmas a uno que busca fomentar el pensamiento crítico y la autonomía. Cada etapa, desde la Paideia griega hasta los debates sobre inteligencia artificial, nos muestra que el acto de educar nunca ha sido neutral. Siempre responde a una visión del mundo, a un modelo de ser humano y a un proyecto de sociedad.
Comprender esta evolución nos proporciona un contexto invaluable para nuestra labor docente. Nos permite cuestionar prácticas que hemos normalizado, valorar los avances que tanto costaron conseguir y, sobre todo, nos invita a pensar críticamente nuestro presente. La historia no es un destino cerrado; es una conversación abierta de la que somos parte. Conocer el pasado de la educación es la mejor herramienta que tenemos para convertirnos en protagonistas conscientes de su futuro.
Glosario de Términos Clave
- Paideia: Ideal educativo de la Grecia clásica que buscaba la formación integral del ciudadano, cultivando mente, cuerpo y espíritu para la vida en la polis.
- Trivium y Quadrivium: Las siete artes liberales que componían el currículo educativo desde la Antigua Roma hasta la Edad Media. El Trivium incluía gramática, retórica y dialéctica; el Quadrivium, aritmética, geometría, astronomía y música.
- Escolástica: Corriente teológico-filosófica dominante en las universidades medievales, que buscaba reconciliar la fe cristiana con la razón, especialmente la filosofía de Aristóteles.
- Humanismo: Movimiento cultural del Renacimiento que revalorizó la cultura clásica grecolatina y puso al ser humano y la razón en el centro del universo (antropocentrismo).
- Escuela Nueva: Movimiento de renovación pedagógica de finales del siglo XIX y principios del XX que criticó la escuela tradicional y propuso modelos centrados en los intereses del niño, la actividad y la experiencia.
- Educación Bancaria: Término acuñado por Paulo Freire para criticar el modelo educativo tradicional, en el cual el educador “deposita” conocimiento en un estudiante pasivo, sin fomentar el diálogo ni el pensamiento crítico.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Por qué es importante para un docente de hoy estudiar la historia de la educación?
Estudiar la historia de la educación es fundamental porque nos ayuda a comprender el porqué de nuestras prácticas actuales. Muchas de las cosas que damos por sentadas en la escuela —la distribución del aula, la división por edades, el currículo— son el resultado de decisiones históricas y no verdades absolutas. Conocer esta historia nos da una perspectiva crítica para cuestionar, innovar y entender que nuestra labor como educadores es parte de una larga evolución. Enriquece los saberes docentes y nos permite resignificar lo que implica ser docente en el siglo XXI.
2. ¿Cuál podría considerarse el cambio más grande o la ruptura más importante en la historia de la educación?
Aunque hay muchos hitos importantes, una de las transformaciones más profundas fue el paso de una educación restringida a una élite (sacerdotes, nobles, escribas) al ideal de una educación universal, pública y obligatoria para todos los ciudadanos. Este cambio, impulsado por la Ilustración y consolidado en el siglo XIX con la creación de los estados-nación, redefinió por completo las funciones de la educación y la convirtió en un derecho fundamental y una herramienta de construcción social. Marcó la diferencia fundamental entre las diferencias entre educación y escolarización masiva.
3. ¿Cómo ha evolucionado el rol del docente a lo largo de la historia?
El rol del docente ha cambiado drásticamente según los fines de cada época. Pasó de ser un transmisor de textos sagrados o conocimientos técnicos (escriba, monje) a un guía moral y filosófico (en la Grecia clásica). En el siglo XIX se convirtió en un funcionario del Estado, encargado de unificar la nación. Con la Escuela Nueva, empezó a verse como un facilitador del aprendizaje del niño. Hoy, el rol se orienta hacia un curador de contenidos, diseñador de experiencias de aprendizaje y mediador entre el estudiante y un mundo lleno de información, donde el sujeto pedagógico es un agente activo.
4. ¿Qué es exactamente la “Escuela Nueva” y por qué fue tan revolucionaria?
La Escuela Nueva fue un amplio movimiento de renovación pedagógica que surgió a finales del siglo XIX y principios del XX como una reacción a la rigidez y el autoritarismo de la escuela tradicional. Su gran revolución fue provocar un “giro copernicano” en la pedagogía: poner al niño, y no al maestro o al contenido, en el centro del proceso educativo. Defendió que los niños aprenden mejor a través de la experiencia, la actividad, el juego y la cooperación. Promovió las metodologías activas y el aprendizaje por descubrimiento, sentando las bases de muchas de las corrientes pedagógicas que valoramos hoy.
5. ¿De qué manera la historia nos ayuda a enfrentar desafíos actuales como la integración de la inteligencia artificial (IA) en el aula?
La historia nos muestra que la educación siempre ha enfrentado y se ha adaptado a las revoluciones tecnológicas, desde la escritura y la imprenta hasta la radio y la televisión. Entender estos procesos nos da perspectiva. Nos enseña que la tecnología es una herramienta, no un fin en sí misma. En lugar de centrarnos solo en cómo usar la última aplicación, la historia nos invita a preguntar: ¿Qué propósito educativo cumple esta herramienta? ¿Cómo redefine el rol docente frente a la IA? ¿Qué habilidades genuinamente humanas (pensamiento crítico, creatividad, empatía) debemos proteger y fomentar? Conocer el pasado nos ayuda a pensar de manera más estratégica sobre el futuro de la educación y no solo reaccionar a la última novedad.
Bibliografía
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- Pineau, P., Dussel, I. y Caruso, M. (2001). La escuela como máquina de educar. Tres escritos sobre un proyecto de la modernidad. Paidós.