NEM vs Competencias: Diferencias Clave entre la Nueva Escuela Mexicana y el Modelo Anterior

La educación en México ha navegado por diversas reformas en las últimas décadas, cada una con su propia filosofía y conjunto de herramientas. Para los docentes en el aula, estos cambios no son solo teóricos; impactan directamente en la planeación, la enseñanza y la evaluación. Hoy, nos encontramos en una transición significativa: el paso del consolidado modelo por competencias hacia la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Entender la diferencia en el NEM vs competencias no es un mero ejercicio académico, es una necesidad profesional para navegar el presente y futuro de la educación en el país.

Muchos docentes, directivos y estudiantes de pedagogía se preguntan: ¿qué es lo que realmente cambia? ¿Estamos ante una simple modificación de términos o una transformación profunda? Este artículo tiene como objetivo ofrecer un análisis detallado y comprensible, comparando los fundamentos, objetivos y prácticas de ambos modelos para que puedas identificar con claridad qué se queda atrás, qué se transforma y qué nuevos horizontes se abren con el Plan de Estudios 2022.

¿Qué es el modelo por competencias?

El modelo de educación por competencias se consolidó en México principalmente a partir de la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB) de 2006 y se reafirmó en los planes de 2011 y 2017. Su origen se vincula a tendencias educativas globales, influenciadas por organismos internacionales que buscaban hacer la educación más pertinente para las demandas del siglo XXI, especialmente las del mercado laboral.

La idea central de este modelo es la “competencia”, definida como la capacidad de movilizar un conjunto de recursos (conocimientos, habilidades, actitudes y valores) para resolver un problema en un contexto específico. En otras palabras, no basta con “saber”, es crucial “saber hacer”. El enfoque está en el desempeño observable y en que el estudiante sea capaz de aplicar lo aprendido en situaciones de la vida real.

Entre sus ventajas, este modelo impulsó un rol más activo del alumno y la necesidad de contextualizar el aprendizaje. Sin embargo, también recibió críticas por su posible sesgo tecnocrático, es decir, por reducir la educación a un entrenamiento para tareas específicas, y por fragmentar el conocimiento en una larga lista de “aprendizajes esperados” que a veces dificultaban una visión integral.

¿Qué es la Nueva Escuela Mexicana (NEM)?

La Nueva Escuela Mexicana (NEM), establecida en el Plan de Estudios 2022, representa un giro significativo. Nace de una crítica a los modelos anteriores, a los que considera neoliberales y poco sensibles a la diversidad y a las profundas desigualdades del país. Su propuesta se basa en los principios de la Nueva Escuela Mexicana, de fundamento marcadamente humanista y alineados con corrientes pedagógicas de corte sociocrítico.

La NEM busca formar ciudadanos con una sólida conciencia social, capaces de transformar su realidad con un sentido de justicia, libertad y respeto por la dignidad humana y la naturaleza. Su enfoque no está en el desempeño individual, sino en la construcción de comunidad. Para ello, propone una reorganización curricular basada en Campos Formativos y Ejes Articuladores, promoviendo la realización de proyectos interdisciplinarios que surjan de los intereses y problemas del contexto local. La comunidad, por tanto, deja de ser un simple escenario para convertirse en el núcleo del aprendizaje.

Comparativa general entre ambos modelos

Para entender mejor el alcance del cambio, comparemos punto por punto los pilares que sostienen cada modelo.

Fundamento Teórico

Modelo por competencias: Se apoya principalmente en teorías del aprendizaje como el constructivismo y el cognitivismo. El foco está en cómo el individuo construye conocimiento y lo aplica.
Nueva Escuela Mexicana: Su base es la pedagogía crítica y el humanismo. No solo se pregunta cómo se aprende, sino para qué se aprende, poniendo el énfasis en la transformación social y la justicia.

Objetivo Central

Modelo por competencias: Formar personas “competentes”, capaces de resolver problemas de manera eficaz y adaptarse a un mundo cambiante, con un fuerte acento en la empleabilidad y el desempeño.
Nueva Escuela Mexicana: Formar ciudadanos críticos, reflexivos y participativos, comprometidos con el bienestar de su comunidad y con la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.

Evaluación

Modelo por competencias: La evaluación por competencias se centra en el producto y el desempeño. Se evalúa si el alumno “logra” el aprendizaje esperado, a menudo a través de rúbricas que miden niveles de dominio.
Nueva Escuela Mexicana: Prioriza la evaluación formativa. Su objetivo es acompañar y mejorar el proceso. Es continua, situada y valora no solo el resultado, sino el camino recorrido, los avances y las dificultades.

Estructura del Currículo

Modelo por competencias: El currículum escolar está organizado por asignaturas, fragmentando el conocimiento. La conexión entre materias depende en gran medida del docente.
Nueva Escuela Mexicana: Se estructura en cuatro Campos Formativos que integran varias disciplinas. El conocimiento se articula a través de proyectos y ejes temáticos, buscando una visión holística y conectada de la realidad.

Rol del Docente y del Alumno

Modelo por competencias: El rol del docente es el de un facilitador o guía técnico que diseña situaciones para que los alumnos desarrollen competencias. El alumno es un agente activo que ejecuta tareas y demuestra su desempeño.
Nueva Escuela Mexicana: El docente es un mediador social y cultural, un intelectual que contextualiza el saber y acompaña procesos de reflexión crítica. El alumno es un sujeto histórico, participativo y con derecho a transformar su entorno.

Contextualización y Comunidad

Modelo por competencias: El contexto es importante como escenario para aplicar las competencias, pero no es el punto de partida ni el eje central del currículo.
Nueva Escuela Mexicana: El contexto (la comunidad-territorio) es el punto de partida y el núcleo del aprendizaje. Los proyectos y saberes surgen de las realidades locales. La participación familiar y comunitaria es fundamental.

Diferencias en la práctica docente

Más allá de los conceptos, ¿cómo se ve esta transición en el día a día del aula?

En la planeación: Se pasa de una planificación didáctica centrada en “aprendizajes esperados” y productos finales a una planeación por proyectos que nace de “problematizar la realidad”. El foco se mueve del resultado predefinido al proceso de investigación y construcción colectiva.
En la evaluación: La evaluación deja de ser un momento final para convertirse en un diálogo constante. La retroalimentación efectiva se vuelve más importante que la calificación. Se valora el error como oportunidad de aprendizaje y se promueve la autoevaluación y coevaluación.
En la participación estudiantil: Se busca ir más allá de la actividad guiada para fomentar un diálogo genuino. Se espera que los estudiantes no solo “hagan”, sino que opinen, cuestionen, propongan y participen en las decisiones que afectan su aprendizaje.
En el uso del contexto: El entorno deja de ser un ejemplo o un caso de estudio para convertirse en la fuente principal del currículo. Los problemas de la comunidad (la falta de agua, la gestión de la basura, la historia local) se convierten en potentes detonadores de aprendizaje.

Diferencias en el currículo y programas de estudio

La comparación entre los planes de estudio SEP 2011/2017 y el Plan 2022 evidencia la magnitud del cambio.

El modelo por competencias se organizaba por asignaturas (Español, Matemáticas, Ciencias Naturales, etc.) con sus respectivos objetivos de aprendizaje. Los contenidos curriculares eran prescriptivos y de aplicación nacional, con un margen limitado para la adaptación.

La NEM rompe con esta estructura. Los contenidos nacionales se presentan en los “programas sintéticos”, pero la verdadera innovación es la figura del “programa analítico”. Este es un documento que cada colectivo docente debe construir, donde se contextualizan los contenidos nacionales y se incorporan los saberes y problemáticas locales. Esto otorga al docente una autonomía y una responsabilidad curricular sin precedentes.

Cambios ideológicos y pedagógicos detrás de los modelos

La diferencia más profunda entre la NEM y el modelo por competencias no es técnica, sino filosófica. Cada modelo responde a una pregunta fundamental: ¿qué tipo de ciudadano queremos formar y para qué tipo de sociedad?

El modelo por competencias, en su versión más instrumental, busca formar un individuo productivo, eficiente y adaptable, capaz de competir en un mundo globalizado. Los valores promovidos son la eficacia, la resolución de problemas y el desarrollo personal.
La Nueva Escuela Mexicana busca formar estudiantes críticos y solidarios, comprometidos con la justicia social, la inclusión y el cuidado del medio ambiente. Los valores centrales son la cooperación, la comunidad, la equidad y la dignidad humana. La escuela como institución social adquiere un rol político y transformador.

Críticas y desafíos en ambos enfoques

Ningún modelo es perfecto. El modelo por competencias fue criticado por su riesgo de deshumanizar la educación, su excesiva estandarización a través de pruebas y su enfoque en habilidades para el mercado en detrimento de una formación humanística integral.

Por su parte, la NEM enfrenta enormes desafíos en su implementación. Entre ellos se cuentan la falta de formación docente adecuada para un cambio tan profundo, la ambigüedad en algunos de sus conceptos y las condiciones materiales de las escuelas, que a menudo no facilitan el trabajo por proyectos o la vinculación comunitaria.

Cómo adaptarse al cambio: consejos para docentes

La transición puede generar incertidumbre, pero también es una oportunidad para renovar la práctica.

Detecta lo que ya haces: Es probable que muchas de tus prácticas actuales (fomentar el diálogo, usar el contexto, trabajar en equipo) ya se alineen con la NEM. Reconócelas y poténcialas.
Empieza poco a poco: No intentes cambiarlo todo de golpe. Elige un proyecto pequeño para empezar o enfócate en transformar un aspecto de tu evaluación.
Lee críticamente: Acércate al Plan 2022 y a los materiales no como un manual de instrucciones, sino con una mirada crítica y reflexiva. Adáptalo, no solo lo apliques.
Busca redes de apoyo: El cambio es más fácil en colectivo. Apóyate en tu Consejo Técnico Escolar, busca grupos de docentes en línea y comparte dudas y experiencias.

El debate NEM vs competencias refleja una tensión más profunda en la pedagogía moderna: ¿educamos para adaptar al individuo a la sociedad existente o para darle herramientas para transformarla? La Nueva Escuela Mexicana apuesta claramente por la segunda opción.

Entender las diferencias entre ambos modelos es clave para evitar la simulación, es decir, seguir haciendo lo mismo de antes pero con nombres nuevos. Implica un cambio de mentalidad que pone a la comunidad en el centro y redefine el propósito de la educación. Te invitamos a reflexionar: ¿qué elementos de tu práctica se alinean más con un modelo u otro? ¿Qué paso, por pequeño que sea, puedes dar para empezar a aplicar la Nueva Escuela Mexicana en el aula? La respuesta a esa pregunta es el inicio de tu propio camino en esta transformación.

Glosario

Competencia: En el modelo anterior, es la capacidad de un individuo para movilizar conocimientos, habilidades, actitudes y valores y así resolver problemas en un contexto determinado. Su foco es el “saber hacer” observable.
Aprendizaje Esperado: Indicadores específicos y observables del modelo por competencias que definían lo que un alumno debía saber hacer al final de una secuencia didáctica o un bloque. Eran el principal referente para la planeación y evaluación.
Campo Formativo: En la NEM, es una de las cuatro grandes áreas que integran distintas disciplinas (por ejemplo, el campo de “Saberes y Pensamiento Científico” articula matemáticas, biología, física, etc.). Buscan superar la fragmentación del conocimiento.
Eje Articulador: Son siete temas transversales (Inclusión, Pensamiento Crítico, Igualdad de Género, etc.) que cruzan todos los Campos Formativos en la NEM. Su función es conectar el conocimiento con la realidad social y asegurar una formación humanista.
Programa Sintético: Documento oficial de la SEP para la NEM que establece los contenidos nacionales obligatorios para cada fase. Es el “qué” se debe enseñar a nivel nacional y el punto de partida para la planificación.
Programa Analítico: Documento de codiseño que cada escuela construye. En él, los docentes contextualizan el Programa Sintético, incorporan problemáticas locales y definen cómo y cuándo abordarán los contenidos. Es el ejercicio de la autonomía profesional.
Comunidad-Territorio: Concepto clave en la NEM que se refiere al espacio social y geográfico donde ocurre el aprendizaje. La comunidad no es solo el entorno de la escuela, sino una fuente activa de conocimiento y el destinatario de las acciones educativas.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. Con la NEM, ¿ya no debo enseñar los contenidos específicos de mi materia como las matemáticas o la historia?
No, los contenidos disciplinares no desaparecen; de hecho, siguen siendo fundamentales. La diferencia radica en que no se enseñan de forma aislada. Se integran dentro de los Campos Formativos y se utilizan como herramientas para comprender y abordar problemas reales a través de proyectos. El “Programa Sintético” establece los contenidos nacionales que debes abordar, y el “Programa Analítico” es donde decides cómo articularlos de manera interdisciplinaria.

2. Entonces, ¿todo lo que aprendí y apliqué del modelo por competencias ya no sirve para nada?
Al contrario, muchas de las habilidades que desarrollaste son transferibles y muy valiosas. La capacidad de diseñar actividades prácticas, de enfocar el aprendizaje en la aplicación del conocimiento (“saber hacer”) y de facilitar el trabajo de los estudiantes sigue siendo crucial. El cambio principal está en el propósito: ahora esas habilidades se orientan no solo al desempeño individual, sino a la construcción de comunidad y a la transformación social. Se trata de reorientar tus fortalezas pedagógicas, no de desecharlas.

3. La evaluación en la NEM parece muy abierta y subjetiva. ¿Cómo puedo asegurarme de que es justa y válida?
Aunque la evaluación formativa es el eje, no significa que sea arbitraria. La clave para que sea justa es la diversificación y la transparencia. Debes utilizar múltiples instrumentos de evaluación (observación, listas de cotejo, portafolios y proyectos, etc.) y, sobre todo, usar rúbricas claras que los estudiantes conozcan desde el principio. Involucrar a los alumnos en procesos de autoevaluación y coevaluación también aumenta la objetividad y la justicia del proceso, pues los hace conscientes de sus propios avances.

4. ¿Qué es exactamente el “Programa Analítico” y por dónde empiezo a construirlo?
El Programa Analítico es, en esencia, el currículum escolar contextualizado y diseñado por el colectivo docente de tu escuela. El punto de partida es el “Programa Sintético” (el documento nacional). A partir de ahí, el proceso es:

Analizar el contexto: Estudiar las características, necesidades y problemáticas de tus alumnos y de la comunidad.
Contextualizar: Decidir qué problemáticas o proyectos locales pueden servir para abordar los contenidos nacionales.
Codiseñar: Integrar contenidos locales que no están en el programa nacional pero que son relevantes para tu comunidad.
Secuenciar: Organizar y distribuir los contenidos y proyectos a lo largo del ciclo escolar.
Empieza por dialogar con tus colegas en el Consejo Técnico Escolar.

Bibliografía

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